Este es el deseo común a todos los gobernantes que son y en el mundo han sido. |
Los que se dedican a la cada vez más odiada actividad
política parecen volverse más locos, más tontos a cada crisis que se presenta;
y da igual que los integrantes de esta dudosa casta sean de un país o de otro,
de una ideología o de otra, pues no hay nada que se parezca más a un político
que otro, independientemente de credos, nacionalidades o estatus social. La más
reciente ocurrencia de estos oscuros personajes para atajar los problemas
económicos ha sido perpetrada por los mandamases de Chipre; como es sabido, los
politicastros de allí anunciaron que sisarían algo más de un 6% a todas las
cuentas corrientes de menos de 100.000 euros y casi un 10% a las de más, pero
luego, ante la previsible contestación popular, se echaron atrás y anunciaron
que no distraerían nada de las cartillas con saldos inferiores a 20.000, pero
que habría menguas para las que tuvieran más en la cartilla. Y ahora parece que
la cosa puede quedarse en papel mojado. Sea como sea, aquellos cantamañanas
(que no serán mucho peores que los de aquí, los de allá y los de acullá)
demuestran ser poco profesionales y muy negligentes, pusilánimes y tornadizos,
ya que han demostrado no estar convencidos de la medida, pues si lo estuvieran
y hubieran estudiado todas las posibilidades la mantendrían a pesar de las
protestas, pero como en realidad no hacen sino dar palos de ciego, se la
envainan sin el menor rubor al menor contratiempo.
El caso es que, nuevamente, ante un problema generado por
ellos recurren al ciudadano para solucionarlo, a pesar de ser ellos (ellos,
distintos a nosotros), los que se presentaron voluntarios para mandar, los
culpables de la situación. Y es así porque si se ha producido crisis económica
por el estallido de las burbujas, si son los especuladores los que producen la
inestabilidad, si los banqueros y empresarios con antifaz producen agujeros o
llevan contabilidades paralelas, si se evade dinero a diestro y siniestro y hay
fraude fiscal a gran escala, si se blanquean capitales…, es culpa de los que
mandan, pues el hecho de que se produzcan esas irregularidades es muestra de la
ineficacia, de la ineptitud, de la dejadez de los políticos, es decir, ellos sin
duda tienen toda la culpa, pues no han sabido combatir esos delitos a pesar de
contar con todos los recursos legales. En pocas palabras, los que se
presentaron voluntariamente para mandar no han hecho su trabajo, pues han
permitido que especuladores, blanqueadores y trincones en general se lo lleven
tranquilamente, impunemente; y cuando la cosa se vuelve insostenible (como en
Chipre ahora) los verdaderos culpables de la situación (los empoltronados) cargan sobre los
ciudadanos el peso de la solución y recurren al hurto legal, metiendo mano en
sus cartillas de ahorro, sustrayendo, escamoteando, sisando… Pero peor aún que
hurtar al ciudadano con tan incomprensible descaro es el hecho de que los
integrados en la secta política están convencidos de que han hecho lo correcto,
de que el pueblo debe darles las gracias…, cuando en justicia deberían
desaparecer, esconderse en el desierto para siempre.
Por otro lado, los siniestros covachuelistas de Bruselas (y
de otros poderosos organismos) exigen al gobierno de Chipre que saque algo más
de cinco mil millones de donde sea si es que quieren que les entreguen los diez
mil millones precisos para el rescate; para un profano en contabilidad la cosa
chirría, ya que parece tonto exigir cinco para dar diez en lugar de dar cinco
directamente; así las cosas, en caso de que los preclaros estadistas chipriotas
consumen el hurto anunciado, ¿a dónde irán los cinco mil millones birlados al
ciudadano?, ¿saldrán del país en dirección a la Unión Europea?, ¿se quedarán
allí para que el gobierno los ‘administre’?,
¿desaparecerán para siempre?
Sea como sea, cuando las cuentas de tu vecino veas sisar…
CARLOS DEL RIEGO
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