Yello, suizos, germanohablantes y a la vez cálidos y divertidos, y con algunas canciones muy famosas. |
Esto del rock es un invento americano que asimilaron
como propio los ingleses antes que nadie; por eso, no puede extrañar que las
listas de éxitos (grandes y menores) estén copadas por grupos y solistas
angloparlantes. A pesar de ello, en algunas ocasiones surgen grupos de
procedencia más o menos exótica que se asoman a los gustos globales y les
arrebatan pequeños espacios, ocasionales dosis de protagonismo. La lista no es
muy larga en términos relativos y, tal vez, comience en los sesenta, cuando
tuvieron su momento Les Surf, un grupo vocal procedente de Madagascar que hizo
carrera en países de habla hispana y francesa; por otro lado, se podría incluir
a artistas como la islandesa Björk (o su grupo original, The Sugarcubes) por
aquello de ser islandesa, pero…
Exótico, infrecuente e incluso inusitado fue el
grupo estadounidense Redbone, integrado por indios shoshone y yaqui mexicanos y
formado en California a finales de los sesenta (hay que recordar que
formaciones mexicanas y chicanas ha habido siempre en la costa oeste de USA,
pero no integradas exclusivamente por nativos americanos). Con un sonido
eminentemente rock pero cargado de muy diversas influencias (rythm & blues,
jazz, latino…), Redbone tocó el triunfo con su segundo disco y con dos
excelentes canciones, ‘The witch queen of New Orleans’ y ‘Come & get your
love’, que llegó al número 5 y vendió más de un millón de copias; asimismo es
reseñable su reivindicativa ‘We were all wounded at Wounded Knee’, que rememora
la masacre sufrida por los sioux lakota en 1890 a manos del infausto Séptimo de
Caballería (ya sin Custer). Tal vez sea ‘The witch queen…’ la más
representativa de su singular propuesta, con su inicio tribal y primitivo, con
sus coros que parecen algún canto sagrado y con unas guitarras ciertamente
vibrantes. ¡How!
Totalmente opuesto al anterior en todos los sentidos
es el dúo Yello. Son suizos y siempre han estado del lado de la música
electrónica, aunque con guiños de todo tipo, como su querencia por los sonidos
hispanoamericanos (como en la trepidante ‘La habanera’). Y a pesar de ser
perfectos desconocidos para el gran público, alrededor de un tercio de la
población mundial escucha casi a diario una de sus canciones…, sí, cuando
Duffman aparece en cualquier episodio de Los Simpsons siempre suena el tema ‘Oh
yeah’ de Yello; del mismo es tremendamente popular su ‘The race’, que se
escucha como tema principal de alguna película con monjas a la carrera…, y
también fue usado como sintonía de un programa de radio. Su fórmula casi
siempre se cimenta en bases electrónicas, ritmos más bien calientes con mucho
bajo y arreglos de viento-metal y una voz grave y generalmente tratada. El
resultado es verdaderamente curioso, atractivo, sorprendente, divertido…, algo
totalmente opuesto a lo que se pudiera pensar de dos suizos germanohablantes.
Otro lugar de procedencia extraño en el mundo del rock
es Austria, sin embargo, de allí son Opus, que obtuvieron éxito internacional
con ‘Live is life’ a mediados de los ochenta del siglo XX, y de igual modo
Falco, un gran compositor que dejó (antes de morir, de modo misterioso en 1998) algunas piezas que hicieron carrera,
como el ‘Der Komissar’ (¿hay alguien a quien se le parezcan esta y el ‘U can´t
touch this’ de MC Hammer?) o ‘Rock me Amadeus’, en las que combina rock, rap,
pop con buenas dosis de ingenio e imaginación. Por cierto, otro nombre teutón
con mérito y escasísimo reconocimiento es Rheingold, un trío típico de la
‘nueva ola alemana’ que hizo canciones que merecen ser recordadas, como ‘Fluss’
o ‘Dreiklangsdimmensionen’; lo mismo se puede decir de Peter Schilling (más
techno) y su ‘Major Tom’, que parece continuar con el personaje de Bowie donde
éste lo dejó.
Todos ellos superaron el hándicap de su procedencia
y todos hicieron tan buenas canciones que, en caso de haber sido de Londres o
Nueva York, sin duda hubieran sido auténticos números uno a escala mundial…,
alguno casi lo consiguió.
CARLOS DEL RIEGO
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