Decenas de miles de judíos se salvaron de este horror gracias a españoles |
Se cumplen estos días 75 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz por el ejército soviético. Fue uno de los centros de la industria de la muerte creada por los nazis para exterminar millones y millones de judíos en lo que puede considerarse como uno de los mayores horrores cometidos jamás por el hombre. Pero a pesar de la eficaz maquinaria puesta en marcha por aquel régimen genocida, hubo judíos que consiguieron salvarse, muchos gracias a la valentía y humanidad de unos cuantos españoles. Lo que puede sorprender es lo que dijeron los judíos acerca de la España de Franco
Parece oportuno
recordar que, en aquellos momentos negros de la historia del género humano, no
sólo hubo maldad inmensa, sino que también hubo abundantes casos de enorme
bondad, la protagonizada por todos aquellos que salvaron una o miles de vidas
inocentes. Y entre estos benefactores (Irena Sendler, Wallenberg, Schindler…), como
es sabido, hubo no pocos españoles, los cuales, además de salvar vidas,
informaron de lo que estaba pasando.
Muy conocida es,
afortunadamente, la hazaña del diplomático Ángel Sanz Briz, que desde la
embajada española en Budapest, y gracias a su inteligencia, valentía y
decisión, libró a más de cinco mil judíos de la cámara de gas; este héroe
aragonés ideó el modo de proporcionar pasaporte español a judíos descendientes
de sefardíes, y luego a todos los judíos que se lo pidieron.
Menos conocidos son
otros españoles que igualmente no se quedaron de brazos cruzados ante la
barbarie nazi. Quienes más ‘poder’ tenían para arrebatar combustible a las
cámaras de gas eran, lógicamente, los diplomáticos, un cuerpo de servidores
públicos que en aquellos trágicos años mostraron un aplomo y una integridad que
sigue siendo emocionante. Es de justicia recordar a Sebastián Romero Radigales,
destinado en Atenas, que salvo a cientos; Eduardo Propper de Callejón, que
desde la embajada en París logró que muchos judíos perseguidos por el gobierno
pro nazi de Vichy pasaran a España; José Ruiz Santaella, que junto a su esposa
Carmen Schrader se las arregló para salvar a tres mujeres judías en el sitio
más peligroso para ocultar hebreos, el mismísimo Berlín de los años cuarenta; Julio
Palencia Tubau, que se enfrentó con dos narices a los nazis en Bulgaria (éstos
lo calificaron como “antialemán y amigo de judíos”) a favor de muchos
sefarditas y otros semitas, e incluso peleó para que no ejecutaran a uno y, al
no lograrlo, adoptó a sus hijos, que lograron salir del país y reencontrarse
con su madre; Bernardo Rolland de Miota, cónsul en París, que llevó a cabo
diversas acciones para librar a un centenar destinado a la cámara de gas; y
también Fernando Canthal Girón desde Milán, Miguel Ángel de Muguiro desde Budapest,
José Rojas Moreno desde Bucarest; Juan Schwartz Díaz-Flores desde Viena… Igualmente
hicieron otros españoles de a pie, que lograron poner a salvo a cientos, tal
vez miles; por ejemplo las hermanas gallegas Touza, Lola (llamada ‘La madre’),
Amparo y Julia, que se encargaron de esconder y facilitar la huida de no menos
de quinientos fugitivos, que llegaban a su pueblo, Ribadavia, preguntando por
‘La madre’. Y seguro que hay más cuyos nombres y actos heroicos no dejaron
testigos. Todos, todos merecen el recuerdo y el reconocimiento.
Algo mucho menos
conocido es el agradecimiento que los judíos han expresado hacia la España de
Franco (incluso hacia el propio dictador), a la que reconocen haber salvado a
entre 40.000 y 60.000 judíos. El
filósofo, politólogo e historiador alemán Patrik von zur Mühlen escribió en su
libro ‘Huída
a través de España y Portugal’ (1992): “España hizo posible que más de 50.000 disidentes y judíos escaparan de
los nazis”.
Shlomo Ben Ami, que fuera Ministro de
Asuntos Exteriores de Israel (2000-2001) y embajador de Israel en España
(1987-1991), declaró en el año 1991 a la revista ‘Época’: “El poder judío no fue capaz de cambiar la política del
presidente Roosevelt hacia los judíos durante la II Guerra Mundial. El único
país de Europa que de verdad echó una mano a los judíos fue un país en el que
no había ninguna influencia judía: España, que salvó más judíos que todas las
democracias juntas».
En su libro ‘La banalidad del bien. La historia de
Giorgio Perlasca’ (1991), el médico, periodista y escritor italiano Enrico Deaglio (que fue editor del periódico comunista
‘Lotta continua’), afirma inequívocamente: “Aunque el papel de la España franquista en las operaciones de
salvamento de los judíos europeos ha sido casi totalmente silenciado, fue
decididamente superior al de las democracias antihitlerianas. Las cifras varían
entre los 30.000 y los 60.000 judíos liberados del holocausto”.
El ‘The American Sephardi’ publicó, con motivo del aniversario del fallecimiento de Franco, esta
reflexión: “Al margen de cómo le juzgará la Historia (a Franco), lo que sí es
seguro que en la historia judía ocupará un puesto especial. En contraste
con Inglaterra, que cerró las fronteras de Palestina a los judíos que huían del
nazismo y la destrucción, y en contraste con la ‘democrática’ Suiza que
devolvió al terror nazi a los judíos que llegaron llamando a sus puertas
buscando ayuda, España abrió su frontera con la Francia ocupada, admitiendo a
todos los refugiados sin distinción de religión o raza. El profesor Haim Avni,
de la Universidad Hebrea, que ha dedicado años a estudiar el tema, ha llegado a
la conclusión de que España logró salvar al menos a 40.000 judíos, vidas que se
salvaron de ir a las cámaras de gas alemanas, bien directamente a través de
intervenciones españolas de sus representantes diplomáticos, o gracias al hecho
de que España les abriera sus fronteras. (…) Según las leyendas hebreas, en el
Libro de la Muerte se escriben los nombres de los tiranos y de los enemigos de
Israel. Y el de sus protectores y amigos en el de la Vida. Pues bien, Francisco
Franco tiene su nombre en el Libro
de la Vida. En las sinagogas de Estados Unidos todos los 20 de noviembre se reza
un responso, o kadish, en memoria del
hombre que libró a tantos hebreos del holocausto (…) y que ni buscó ni
obtuvo ningún beneficio por ello”.
El rabino Chaim Lipschitz, del semanario hebreo ‘Torah
Vodaath and Mesivta’, de Nueva York, manifestó en
la revista Newsweek en febrero
de 1970: “Tengo pruebas de que
el jefe del estado español salvó a más de sesenta mil judíos durante la II
Guerra Mundial. Ya es hora de que alguien dé las gracias a él y a España por
ello”.
Son palabras textuales de los
interesados (y hay que dar por seguro que ningún judío diría nada bueno de
alguien sin motivo): España salvó más vidas que todas las democracias juntas.
Lo dicen ellos, los judíos, las víctimas.
CARLOS
DEL RIEGO
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