jueves, 2 de enero de 2020

MARQUÉS DE LA ENSENADA, ¿EL MEJOR POLÍTICO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA?

Ensenada fue un político honesto, trabajador, eficaz e inteligente, una especie rarísima.


Se viven tiempos en que los políticos viven en permanente desprestigio, y no porque no se lo tengan más que bien merecido. Protagonizan escándalos bochornosos sin que la vergüenza asome a sus caras, muestran una falta de integridad pasmosa y una capacidad de engaño, contradicción e incoherencia reñidas con cualquier rasgo de honestidad; y eso sin hablar de corrupción. España ha padecido este tipo de dirigentes desde hace siglos, por lo que es difícil encontrar un político honesto, trabajador y eficaz, como fue el Marqués de la Ensenada.  

Aunque sea difícil de creer, España sí ha contado con algún político responsable, eficaz, trabajador y honesto a lo largo de su Historia. Ahora que la mayoría de los políticos de todo el mundo tienen la política como única preocupación y objetivo, atendiendo sólo a su carrera y a su partido, es oportuno recordar a quien hizo todo lo contrario: buscar el bien común, el bien del país y sus habitantes. Es el caso de Zenón (o Cenón) de Somodevilla y Bengoechea, el marqués de la Ensenada (1702-1781), que trabajó para tres de los cuatro reyes de España del siglo XVIII, ocupando los cargos más importantes y llevando a cabo infinidad de reformas y mejoras que abarcaron desde la Hacienda hasta la Astronomía. Anteponiendo siempre lo más práctico, Ensenada (hijo de un hidalgo venido a menos) no quiso derribar la casa vieja hasta tener construida la nueva, es decir, sus planes y reformas siempre fueron ideados desde lo posible, no desde lo utópico e inalcanzable. 

Dicen las crónicas que era inagotable, tremendamente vitalista, con una capacidad de trabajo extraordinaria (se acostaba muy tarde y se levantaba muy temprano), era muy metódico (sus horarios eran estrictos y los cumplía a rajatabla), muy inteligente (siempre estaba analizando la situación para buscar la mejor solución), muy patriota y deseoso de “contar con un ejército y una marina decentes para que España no sea subordinada de la Francia en tierra y la Inglaterra en el mar”. Era culto, muy auto-exigente y sólo pensaba en el bien común; él mismo decía que no pensaba en sí mismo porque tenía muchas otras cosas en que pensar, y por el mismo motivo jamás se casó ni tuvo hijos. Cuentan que, durante el reinado de Fernando VI, éste apenas tenía tiempo de leer todos los proyectos que casi a diario le presentaba su inagotable secretario (cargo equivalente a ministro). También entraba en sus planes “estar en paz con todos y en guerra con nadie”.

Tal vez su obra más conocida sea el Catastro de Ensenada, que fue algo así como un registro de todas las propiedades y propietarios del reino con el fin de recaudar impuestos de modo mucho más justo; es un trabajo estadístico e histórico monumental que, con el tiempo, se ha convertido en imprescindible documento de aquella España; en ese sentido también cambió leyes para quitar privilegios a la nobleza. Desgraciadamente, la oposición de ésta impidió que estas dos leyes reformadoras de Ensenada fueran ejecutadas en su totalidad. Sí se llevaron a cabo infinidad de reformas por él ideadas, que abarcaban terrenos tan dispares como obras y bosques, agricultura, nuevos tipos de impuestos (mucho más justos, proporcionados y eficaces), navegación fluvial y marítima, hidrología (creó el Canal de Castilla), carreteras y urbanismo; asimismo puso en marcha fábricas en varios puntos de España, se preocupó por fundar un archivo histórico, por la difusión de obras literarias en lenguas clásicas, favoreció el comercio con América eliminando el monopolio y vigilando el fraude (los beneficios se dispararon)... Creó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando e ideó y puso en marcha el Giro Real, antecedente del Banco de San Carlos, que dio aire a la economía española. También llevó a cabo un ingente trabajo en Justicia, defensa, costas... Instituyó la Academia de Medicina y el Observatorio Astronómico.

Astutamente realizó intercambios de científicos y gentes ilustradas con otros reinos y naciones europeas, invitó a estudiosos y especialistas, e incluso envió algo así como espías a otros países para que observaran las novedades tecnológicas en navegación, técnica, ingeniería o armamento. Y en el colmo de la audacia, mandó a Inglaterra a un agente experto en la materia con la misión de enterarse de todas las mejoras y adelantos que en el campo de la navegación disfrutaban los barcos y astilleros ingleses para aplicarlos inmediatamente a los navíos españoles.

En el terreno militar también destacó enormemente, hasta ser considerado peligroso por el gobierno inglés. Puso en marcha arsenales y astilleros, de modo que en poco tiempo España consiguió una flota tan potente como para plantar cara a la inglesa. Por si fuera poco, Ensenada logró que el centro de poder de toda Europa se situase en Madrid, donde los embajadores de todo el continente trabajaban a destajo; así se enteró de todos los entresijos que pudieran afectar a España en el terreno político, militar y económico.

Por todo ello, por ese caudal de proyectos, por esa cascada de realidades con que Ensenada mejoró notablemente España, los ingleses hicieron todo lo posible para que fuera destituido, y así, el embajador inglés Benjamin Keene (junto a nobles y políticos españoles) urdió una intriga que condujo a su destitución (se le encontraron unos planes para atacar colonias inglesas de los que no tenía conocimiento el rey, pero que no eran más que apuntes, ideas sin desarrollar). De este modo, Keene escribió a sus superiores en tono de alivio: “España no construirá más barcos”, lo que le valió una condecoración de su gobierno. Si la grandeza de una persona se mide por el poder de sus enemigos, el marqués de la Ensenada fue muy grande, pues su principal enemigo era nada menos que Inglaterra.
Como puede verse (la enumeración de todos sus méritos ha de ser esquemática, pues de lo contrario se necesitarían cientos de páginas), España sí que ha tenido algunos buenos políticos, lo que quiere decir que lo importante es la persona, no el partido, la ideología, las tendencias y preferencias, los credos o la forma de pensar. Si el gobernante es honrado, eficaz, trabajador e inteligente y antepone el beneficio del país a todo lo demás, el resultado será indiscutible. Pero por esto abundan tan poco en la historia personajes de esta talla. Y es que sería difícil encontrar mil políticos españoles que, entre todos, pudieran presentar tantos méritos.

Pero a pesar de su valía y eficacia, el riojano Zenón de Somodevilla también tiene su cara oscura, y no es otra que la llamada Prisión General de Gitanos o Gran Redada (1749). Ideada por el Obispo de Toledo y aprobada por Fernando VI, fue ejecutada por Ensenada. A través de una ley se detuvo a unos 10.000 gitanos, de los que los mayores de siete años fueron enviados a astilleros y arsenales para trabajo forzoso, mientras que los menores y las mujeres fueron obligados a trabajos de todo tipo en cárceles y fábricas. Ya desde el principio hubo mucha confusión, con recursos y juicios con resultados contradictorios, con detenciones en un lugar y puestas en libertad en otro... La ley se derogó 14 años más tarde y provocó infinidad de problemas judiciales, de reubicación, de asimilación... A pesar de que este tipo de persecución se había promulgado y ejecutado muchas otras veces, aun no se ha aclarado de forma definitiva y concluyente el por qué de esta operación y por qué tomó parte un ilustrado de la categoría de Ensenada. Hasta los hombres más eminentes tienen cadáveres en el armario.

En un último acto de generosidad, en su testamento legó casi todas sus posesiones a beneficencia e instituciones públicas. ¿Alguien sería capaz de mencionar a un político que haya hecho tanto por España en los últimos quinientos años?

CARLOS DEL RIEGO
(Actualización de texto de V-2012)

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