Dicen que el ser humano se define por sus obras, por sus actos hacia los demás. En el devenir político de Che Guevara hay acciones verdaderamente asquerosas, criminales, puro fascismo (matar al disidente), pero es que también dejó por escrito cuál era su forma de pensar. Cartas, declaraciones, memorias e incluso grabaciones (como el famoso discurso ante la Onu: “Hemos fusilado, seguimos fusilando y continuaremos fusilando”) definen a la perfección el tipo de hombre que fue: un totalitario fascistoide convencido de estar legitimado para eliminar a cualquiera que se le opusiera, e incluso a quien fuera sospechoso. Sus propias palabras dicen quién era.
‘El carnicero de la Cabaña’ disparaba cobardemente contra sus soldados u oficiales, ordenándoselo a sus fanáticos o apretando el gatillo personalmente. Se encargó de encarcelar y ‘reeducar’ a los homosexuales, ordenó ejecutar a todo disidente (o a quien lo pareciera) al estilo Stalin, reprimió con dureza hitleriana a la prensa que no le era afín (hasta eliminarla), prohibió el rock & roll y nunca escondió su evidente racismo. Sorprende que a pesar de todo haya quien exhiba una camiseta con su efigie.
Pero lo que queda es lo escrito, el papel, el documento. Por ejemplo, respecto a la guerra fría dijo: “Nunca debemos establecer la coexistencia pacífica. En esta lucha a muerte entre dos sistemas tenemos que llegar a la victoria final incluso si cuesta millones de víctimas”. Tal le dijo al periodista Sam Rusell, del periódico socialista ‘Daily worker’ en 1962. Dicho de otro modo, que murieran millones para satisfacer su idea se la traía al pairo.
Enemigo declarado de la libertad, gritó cual energúmeno sin cerebro: “Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”. Evidente e incontestable argumento fascista-comunista.
Racista convencido y orgulloso, escribió en sus diarios de viaje: “El negro es indolente y soñador, se gasta sus pesitos en cualquier frivolidad o en ‘pegar unos palos’ [o sea, emborracharse]. (…) Los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana que han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño, han visto invadidos sus reales por un nuevo ejemplar de esclavo: el portugués”. ¡Qué le habrían hecho los portugueses, todos los portugueses!
El odio era su motor: “Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. Un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro. (…) El odio es el elemento central de nuestra lucha. El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así”. Muchos siguen venerando, a pesar de todo, su “divina presencia”, como le cantó el cubano Carlos Puebla.
El tirón del Che entre la juventud que se cree de izquierdas es aún muy potente. Sin embargo, Che dijo: “Los jóvenes deben abstenerse de cuestionamientos ingratos de los mandatos gubernamentales, y deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuo”. Perfecta descripción del comunismo.
En febrero de 1957 ejecutó personalmente al campesino Eutimio Guerra, ya que sus compañeros se negaban. En su diario de Sierra Maestra dejó escrito: “Al proceder a requisarle sus pertenencias no podía sacarle el reloj amarrado con una cadena al cinturón. Él me dijo 'Arráncala, chico, total…’ Eso hice y sus pertenencias pasaron a mi poder. Acabé el problema dándole en la sien derecha un tiro de pistola 32 (calibre), con orificio de salida en el temporal izquierdo. Boqueó un rato y quedó muerto”. En una carta a su padre escribió al respecto: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar.”
Todo está escrito de su puño y letra, así lo pensaba y así lo anotó. Falta total de humanidad, una mente fanatizada y ocupada por el odio, una persona esclavizada por la ideología fascista-comunista y dispuesta a liquidar a todo el que lo mirara mal. Ese era el comandante Che Guevara, cuya efigie muchos exhiben como si hubiera sido un defensor de la libertad, el amor y la justicia.
CARLOS DEL RIEGO
I un carnicero criminal que presumía de sus delitos y de su identidad fascista! Hoy todavía se ensalza su imagen. Como se decía antes!! Que DIOS nos coja confesados.!!!
ResponderEliminarUn día se le verá como lo que fue, un asesino fanático. Graciaas
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