Cuentan los periódicos que en Inglaterra (y en otros lugares) aumentan los casos de niños y adolescentes que exigen ser tratados como animales… Así, se informa que muchos de ellos dicen ser gatos, y maúllan y se enfadan si no se refieren a ellos como felinos domésticos (¿erizarán el pelo, arquearán el lomo y bufarán?). Pero lo peor es el caso de una profesora que discutió e insultó a una niña en clase porque ésta trataba como niña a una compañera que decía sentirse gatita
Esto está en la línea del pensamiento tan ¿progresista? de que cada uno es lo que quiere ser, no lo que es, es decir, lo que uno quiere ser se acepta y normaliza por encima de lo que la naturaleza, la ciencia y la evidencia muestran; y quien discuta que cualquiera es lo que quiere ser y no lo que empíricamente es, será tachado, de entrada, de fascista, y luego de todo el lote: homsexófobo, tránsfobo, machista, maltratador, racista, eco-terrorista, anti animalista… En realidad es lo mismo que los individuos que con unos atributos como el caballo de Santiago exigen ser tratados como mujeres y participar en competiciones deportivas de mujeres; y también es lo mismo que los que se dicen comunistas o socialistas pero exhiben todos los símbolos capitalistas (propiedades inmobiliarias, gruesas cuentas bancarias, acciones, bienes de consumo…). En parte de la sociedad actual se ha instalado la idea de que el individuo es lo que quiere ser, no lo que la naturaleza o la realidad han determinado que sea. Y pronto se verán personas de cuarenta o cincuenta que se ‘sienten’ niños y exigirán privilegios y obligaciones de niño, o alguien que atraca un banco y cuando lo pillan dice que no se ‘siente’ ladrón, sino que sólo retiró dinero sin tener cuenta corriente en este banco.
Una maestra en un colegio de Inglaterra (siguiendo órdenes de la dirección) defendió el derecho de una alumna a ser tratada como gata, y para ello no dudó en insultar a otra alumna que (asistida por la verdad y la lógica) dijo que no, que la niña es una niña y no una gata. Y al parecer no se trata de un caso aislado de desequilibrio, sino que son cada día más los chavales que se creen y exigen ser tratados como animalitos, hasta el punto de enfadarse si son tratados como personas. Bueno, siguiéndoles la corriente, deberían ser alimentados con comida de gato en un plato en el suelo, deberían hacer sus necesidades en un arenero de gatos, deberían darles una bola de lana en lugar de móvil, deberían ir desnudos por la vida, subirse a un árbol al ver un perro, caminar a cuatro patas, dejar de hablar… y no volver a la escuela porque los animales no van a clase. Lo de la maestra es peor, pues está enseñando mentiras a sus alumnos, a los que dice que si uno se cree el Niño Jesús hay que adorarlo con devoción, o que si otro dice que los molinos son gigantes…
Lo malo será cuando uno de estos niños
y adolescentes que no van a permitir que la realidad se imponga a su voluntad
de ser lo que quieren ser se crean pájaros y traten de volar…, o peces y traten
de respirar bajo el agua. Es una especie de demencia consciente y, además,
consentida e incluso estimulada por los guardianes de la única verdad
aceptable, la cual no tiene que coincidir con la verdad científica, y si
chocan. rechazan la realidad.
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