Clamó contra los desahucios pero sacó partido de ellos para comprar un piso de cinco millones. |
Un alto cargo de la Junta de Andalucía, Diego
Valderas, está siendo acusado de haber comprado una vivienda procedente de
desahucio siendo un abanderado de los desahuciados y enemigo declarado de los
desahuciadores, o sea los bancos; además, pagó por el piso en cuestión cinco
millones, cuando el propietario (el banco) exigía ocho al desahuciado si quería
recuperar el inmueble. No se trata de que haya cometido delito, infracción,
ofensa o fechoría, nada de eso, se trata de que hizo exactamente aquello que a
otros reprocha.
El caso tiene varios aspectos. Por un lado tenemos
que un comunista aprovecha el momento y la circunstancia para conseguir el
mejor precio, tal y como hace cualquier capitalista, es decir, utiliza los
métodos que reprocha a otros y, en fin, de boquilla dice una cosa y en la
práctica hace la contraria. La contradicción se agrava si se contempla el hecho
de que este señor es hoy un declarado enemigo de los bancos que embargan
viviendas, cuando él no dudó en sacar partido de la oferta de un banco que
desalojó al anterior propietario; y no se trata de que cuando se produjo la
compra (1995) la situación era distinta a la actual, sino de que queda feo e
hipócrita tirar hoy contra las entidades financieras que le quitan la casa al
ciudadano moroso olvidándose que un día él aprovechó la oportunidad de un
desahucio. Y tampoco se puede pasar por alto el hecho de que hay tener una
posición económica algo más que holgada para poder pagar cinco millones de euros
por un piso, ¿cómo tiene que ser la casa para que costara eso hace 18 años?,
¿cuánto hay que pagar al mes hasta llegar a cinco millones sin contar
intereses?, unos catorce mil mensuales para cerrar la hipoteca en 30 años (sin
intereses), ¿o pagó al contado?; es un precio al alcance de muy pocos, tan sólo
de auténticos capitalistas, ya que si se es comunista no se pueden utilizar las
reglas, recursos y ventajas del capitalismo en beneficio propio sin caer en la
hipocresía. Aunque Valderas diga que es una cosa, sus actos lo contradicen.
Este es el problema de los que a diario están dando
lecciones de honradez y justicia social en base a una pretendida superioridad
moral proporcionada por ser ‘de izquierdas’: que caen en lo mismo que denuncian.
A esto se podría añadir que este señor lleva nada menos que 34 años (desde los
26) viviendo de la política, enlazando cargo tras cargo sin haber trabajado pie
a tierra en todo ese tiempo, lo que viene a significar que ya piensa y actúa
como un político, es decir, está a varios metros por encima del suelo al igual
que todos los de todos los partidos. Y por si alguien se ha olvidado, bueno
será recordar que este miembro de IU fue de los que aprovecharon el pacto con
el PP para quitar sillones al Psoe y ocupar él uno de los más importantes (y
remunerados) en el Parlamento Andaluz. Parecen suficientes evidencias como para
llegar a aventurar que se trata de un personaje de moralidad elástica.
En contra de la extendida creencia de que son buena
gente quienes piensan como nosotros y sinvergüenzas los que creen lo contrario,
este episodio viene a demostrar que la gente es honrada o trincona, íntegra o
corrupta independientemente de sus simpatías políticas, es decir, seguro que
hay personas honestas y gentuza con más pliegues que una camisa tanto a un lado
como al otro.
CARLOS DEL RIEGO
Estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices, pero son cinco millones de pesetas lo que pagó, no de euros.
ResponderEliminarUf, ya me parecía raro que nadie hiciera mención al coste del piso en cuestión; no eran euros sino pesetas. Mea culpa y gracias por la aclaración..., me has evitado futuros ridículos. Saludos
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