El entrenador y el jugador no se dirigen la palabra desde hace meses. |
Tiene el entrenador de fútbol José
Mourinho una personalidad digna de estudio. En los tres años que lleva en
España no ha dejado de ser portada, de protagonizar enfrentamientos verbales y
físicos, de mentir descaradamente, de amenazar, de manipular, de utilizar
personas y entidades en su propio beneficio…, no le ha importado pasar por
encima de quien fuera con tal de alcanzar su objetivo. Ahora ha dado otro paso
en su camino a la ruindad al relegar a un jugador tan emblemático y contrastado,
tan íntegro como Iker Casillas.
El técnico portugués está
acostumbrado a mentir; por ejemplo cuando entresaca y publicita las decisiones
arbitrales que le han perjudicado pero silencia las que le benefician, es
decir, sólo cuenta una parte de la verdad, la mitad, y cuando sólo se dice la
mitad de la verdad se está mintiendo. Además, antes de la elección del Mejor
Entrenador, al no tener claro su triunfo
se negó a asistir a la gala aduciendo que tenía que quedarse a trabajar; sin
embargo, unos días después de la entrega afirmó que no había acudido porque
sabía de manejos para tergiversar la elección…, cosa sorprendente al no conocerse
ni el ganador ni cómo se había votado; en todo caso la contradicción, el
embuste, es evidente. En realidad, la pataleta de niño malcriado viene a cuento
de que la federación internacional ha señalado a otro y no a él como el mejor,
y eso es de imposible digestión para el envidioso soberbio.
Son muchas las mentiras contrastadas
que ha largado el personaje, la más reciente decir que quitaba a Casillas
porque su suplente, Adán (al que usó y manipuló), estaba mejor, pero al poco
ficha a otro y sienta a Adán; y ahora, aprovechando una lesión, ha mandado al
portero campeón del mundo a la grada, pues ni siquiera lo convoca como suplente
ni lo piensa hacer. Sorprende que haya ponderado varias veces el trabajo del
portero recién fichado, Diego López, cuando en casi tres temporadas nunca ha
dicho una palabra elogiosa de Casillas, de hecho, cuando éste tuvo actuaciones
sobresalientes el portugués se limitó a afirmar que ese era su trabajo, que
para eso estaba, nada más. La tirria y rencor hacia el futbolista es casi
escandalosa: no piensa contar con él en lo que resta de temporada, pues dice
que López lo está haciendo muy bien y no hay por qué cambiar…, pero si quien se
hubiera perdido varios partidos por lesión fuera Ronaldo, en cuanto estuviera
sano volvería a la titularidad por más que quien le hubiera suplido se hinchara
a marcar goles. La falsedad de sus argumentos es manifiesta.
Parodiando sus propias palabras
¿por qué?, ¿por qué esa inquina hacia el futbolista madrileño? Viendo
antecedentes todo apunta a los celos, a la imposibilidad de asimilar que haya
alguien más querido que él en su entorno, a no soportar que en su propio equipo
exista alguno que acumule más cariño que él…, y por supuesto jamás permitirá
que cualquier compañero de club acapare mayor protagonismo. Por eso liquidó a
Valdano, por eso menospreció a Pedro León hasta que logró su salida del club (hay
que recordar que en su momento los periodistas le insistieron sobre éste, lo
que significó su ostracismo); alguien dijo algo bueno de Toril y su reacción
fue furibunda; Casillas viene siendo admirado desde hace años…, mientras
Mourinho esperaba pacientemente su oportunidad.
También se puede recordar el
episodio del periodista Antón Meana: el luso y otros cuatro lo encierran en una
sala del estadio Bernabéu como si fuera una checa (lugar donde se interrogaba y
torturaba en la España republicana) para amedrentarlo; o el de Vilanova:
primero le niega a pesar de conocerlo perfectamente al haber trabajado con él,
y más tarde le agrede a traición, volviéndose y dando inmediata y cobardemente
la espalda a una posible reacción defensiva.
Además, como es sabido, no permite
que nadie le contradiga, es decir, más que lealtad él ordena fanatismo, más que
compañerismo reclama seguidismo ciego, más que fidelidad exige sectarismo tribal,
y no soportará la mínima discrepancia o crítica (Ronaldo o Ramos dijeron una
palabra más alta que otra y… ¡al banquillo!) ni que nadie de su entorno se
comporte deportiva y elegantemente con un rival. Y así, culpando a los otros, a
todos los demás de todo lo malo que le afecta a él y a sus intereses (que
coinciden ocasionalmente con los del club), ha conseguido partidarios
incondicionales, adeptos absolutos, como demuestra el hecho de que madridistas
de toda la vida defienden hoy al personaje incluso por encima del equipo y sus
intereses: ha captado fanáticos para la secta Mourinho (el sistema es el
favorito de los dictadores) que no dudan en atacar furiosamente a quien se
enfrenta o critica a su líder, a su caudillo; y además, los integrantes de la secta
justifican cualquier acción del guía y niegan la evidencia, y cuando la acción
del káiser es indefendible, buscarán y encontrarán disculpas y porqués. Dicen
que los resultados le dan la razón, pero muchos otros antes lograron tanto o
más sin usar esos modos. Este tipo quiere convertir el Real Madrid en Corea del
Norte con él como Kim Jong Un; afortunadamente hay tantos madridistas sensatos
como extremistas ‘mourinhistas’.
Con todo ello se puede trazar un
perfil bastante aproximado del personaje y del tipo de persona que es José
Mourinho: cobarde y mentiroso, manipulador y soberbio, ególatra y endiosado y,
a la vez, carente del pudor necesario para no alabarse y ensalzarse pública y continuamente
(no deja pasar oportunidad para destacar sus logros personales, pues siempre
antepone sus objetivos a los de la entidad); pero curiosamente se siente
perseguido por todos, personas y entidades, aquí y en cualquier lugar.
Es como si este hombre hubiera
sufrido alguna carencia afectiva en la infancia y, por eso, ahora no soporta a
nadie a su alrededor que sea más querido o acapare más atención, es como si
tuviera clavada la frustración de no haber sido una estrella en el césped y,
hoy, aprovecha cualquier contingencia para vengarse y descargar su irritación y
rencor permanentes con el profesional que recibe elogios…, sobre todo si éste
no es de los que le siguen ciegamente.
Obsérvese que José Mourinho goza
de una existencia privilegiada: trabajo interesante y nada monótono,
protagonismo casi a diario en los medios y reconocimiento mundial, ingresos
astronómicos y millones de fans, salud para él y su familia…, y sin embargo da
la impresión de estar siempre insatisfecho, de sentirse infeliz y perseguido,
parece no estar nunca mínimamente contento y alegre y se muestra como un
protestón profesional que quiere pasar por víctima… ¿Por qué?, ¿por qué no es
feliz teniendo más que el 99’99% de los mortales? Pues sencillamente porque,
por lo que sea, en el fondo no está contento consigo mismo, y por tanto no
valora todo lo que tiene y todo lo que la vida le está dando.
Por sus palabras y hechos bien se
puede sostener que es de las peores personas que han intervenido en el fútbol
español. Y eso que ha habido muchos que han mostrado comportamientos tan
indignos y vergonzosos, pero es difícil encontrar alguno que le supere en
cantidad.
CARLOS DEL RIEGO
Me parece que cualquier estudiante de psiquiatría podría escribir su tésis doctoral estudiando la personalidad de este personaje. Seguramente le darían el título "Suma cum laude" :)
ResponderEliminarTe dejo mi blog, por si quieres pasarte :)
http://miblogjmartinezaznar.blogspot.com.es/
Sin duda este tipo es digno de estudio. Ahora mismo echo un vistazo.
EliminarGracias. Saludos