martes, 21 de mayo de 2013

EN ASTURIAS SE PROHIBIRÁ DECIR NAVIDAD O SEMANA SANTA Parece difícil, pero los políticos siempre encuentran modo novedoso de hacer el ridículo. En Asturias una iluminada está tratando de modificar el origen de las vacaciones, que existen precisamente porque se llaman como se llaman

La Navidad existe porque se llama así, y no se pueden tapar tradiciones y bagajes culturales por decreto.

Por más que se repita, por más que pueda parecer exageración, no hay duda de que Einstein tenía razón cuando afirmó que “hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y del universo no estoy seguro”. Buena muestra de ello ha dado la consejera de Educación de Asturias, que ha enviado una circular a los colegios del Principado para que a partir del próximo curso dejen de llamarse a las cosas por su nombre, concretamente la susodicha va a prohibir en los colegios (hay que suponer que sólo en los públicos) que a las vacaciones de Navidad se les llame vacaciones de invierno y a Semana Santa vacaciones del segundo trimestre (mucho no se ha esforzado en la búsqueda de nuevas denominaciones).
En el fondo lo que hay es una verdadera obsesión, una obcecación maniática con todo lo que huela a religión, de forma que cuando el que tiene el bastón de mando padece escasez neuronal da a luz necedades de este tamaño. Así, ahora el fanático ya no es el creyente sino el ateo, pues es éste el que quiere imponer (la Historia es pendular). Sin embargo, por mucho que se pretenda cambiar el modo de llamar a las fiestas, la realidad es que esas fechas se llaman como se llaman, y es así desde que se vienen celebrando, o sea, existen porque se llaman así, Navidad y Semana Santa; y esta realidad no se puede cambiar del mismo modo que no se puede cambiar aquello que ya ha sucedido.
Visto desde otra perspectiva se puede afirmar que los asturianos bien contentos han de estar, puesto que al parecer no tienen verdaderos problemas, ya que es en cosas tan importantes como esta en que gastan su tiempo (pagado por todos a precio de oro) los dilectos políticos; en fin, éstos no tienen cosas más importantes que hacer. También viene al pelo otro ejemplo tomado de la Historia; tras la proclamación de la II República Española, los integrantes de aquel Parlamento se tiraron días, semanas, debatiendo si reprobar al exiliado Alfonso XIII (un tipo infame por otra parte), que había huido con armas y bagajes; es decir, con el país en un estado calamitoso, con asuntos urgentísimos que atender en prácticamente todas las áreas, los señores diputados gastaron tiempo y dinero, ilusiones, ganas, ideas, discusiones, pasiones… en algo que, finalmente, se tradujo en la nada más absoluta, pues declarar al Borbón traidor o similar no acarreó ningún beneficio social, económico o político ni a la República ni a los españoles. Y es que los políticos (asturianos o coreanos) siempre encuentran maneras de desprestigiarse a sí mismos y de perder el tiempo de un modo ciertamente eficaz, en lugar de atender a resolver lo del paro, la minería, la corrupción política, el medio ambiente, infraestructuras…    
Hay que recordar que esta consejera (¿de verdad alguien se fiaría de sus consejos?) ya intentó sandez de semejante calibre en época de Zapatero, cuando quiso sustituir padre y madre por ‘progenitor a’ y ‘progenitor b’ a la hora de inscribir a los niños en el Registro Civil. Y seguro que le pareció una idea genial, una idea que iba a mejorar la vida de todos los ciudadanos.
Esta de los nombres obligatorios es medida fascistoide y sectaria, pues intenta imponer ideología y contentar a quienes comulgan (esta palabra también ha de ser eliminada) con dicha ideología; pero lo peor es la inutilidad del intento, pues la gente va a seguir llamando a las cosas como las han llamado siempre y, por otro lado, en cuanto cambie la tortilla política y sean los contrarios los que manden, se volverá a oficializar la terminología que ahora pretende erradicarse por decreto. No deja esto de recordar aquel patético intento de cambiar los nombres de los meses que se trató de imponer durante los años de la Revolución Francesa (la Historia es maestra), de modo que en lugar de enero, febrero…, se pretendió que se dijera pluvioso, nivoso, brumario, termidor…; es más, se puso un nombre a cada día del año para sustituir a los de los santos. La cosa duró diez o doce años aunque, en realidad, nunca caló en la población.
Pero aun se puede ir un paso más allá en la carrera de la necedad, pues si el aludido personajillo-consejera fuera coherente también enviaría orden a los municipios con nombres de origen religioso para que buscaran denominación sin ese carácter; o sea, que vayan pensando rebautizar La Cruz de Illas, La Magdalena, los varios San Andrés, San Esteban, San Juan, San Martín…, en total en torno a cien localidades. Y, por supuesto, habría que borrar la cruz de la bandera de Asturias, así como las cruces de los monumentos y cualquier referencia religiosa; igual que las fiestas, la mayor parte de las cuales son San Mateo, San José, Santa Rita, Sacramentu, San Blas, Santo Espíritu, Santa Bárbara…, y sin olvidar la fiesta patronal del Principado, que es la Virgen de Covadonga. Ni que decir tiene que las canciones navideñas, belenes y similares quedan prohibidas.
Es como si pretendieran borrar el pasado y elaborar uno nuevo, olvidar las raíces de Asturias y sustituir su Historia por algo que se adaptara a la doctrina partidista, cada vez más tendente al dogma sectario; no se trata ya de religión, sino de negar la realidad. Moleste a quien moleste, las tradiciones, usos y costumbres son las que son y tienen el origen que tienen. Y los orígenes, folclores y acervos culturales no se pueden cambiar por decreto.  

CARLOS DEL RIEGO   

domingo, 19 de mayo de 2013

EUROVISIÓN, PARAÍSO HORTERIFORME Dejando a un lado que la música no se puede computar y que un concurso de canciones no es como uno de lanzamiento de peso, lo del Festival de Eurovisión más que musical parece certamen de extravagancias, ocurrencias, excesos sin gracia y, finalmente, una competición de horteradas en su más estricto sentido


Puesta en escena kitsch, chillona, ordinaria, tópica y sin el menor sentido del gusto
No deja de tener mérito que el Festival de Eurovisión se venga celebrando ininterrumpidamente desde hace más de medio siglo, pero casi se puede terminar ahí lo meritorio del evento. La edición de 2013, la número 57, ha sido una excelente muestra de lo que es hoy esta cita, pues la categoría de la música ha sido muy muy escasa, las puestas en escena resultaron ridículas, casi sonrojantes, y lo de las votaciones, de auténtica carcajada. Eso sí, la visualización de este aquelarre de mal gusto ha debido hacerse con cautela, en pequeñas dosis, puesto que una excesiva exposición a tan extrema vulgaridad puede ocasionar severas consecuencias a la salud mental del espectador.

La indumentaria de la encargada de conducir el espectáculo fue de aurora boreal, un monumento a la fealdad. Tras ella se sucedieron horteradas de tamaño colosal; muchas de las chicas aparecían vestidas como de princesas de cuento de hadas y tratando de parecer tales, mientras que ellos se presentaron ataviados con una mezcla entre ilusionistas y camareros. Muchos de los participantes quisieron añadir otros elementos con los que llamar la atención, como el tipo de King Kong-vikingo-Santiagosegura, los de la urna de cristal, los tipos sado-macho que parecían tocar grandes tambores, las que iban como de azafatas…, ¡y qué decir de algunos de los chicos, que parecían imitadores de David Bustamante!..., claro que lo del tronco de Rumanía (que, por cierto, sí sabía cantar) en plan Drácula con traje de los chinos o lo de los de Bielorusia, rayan lo ofensivo. En realidad, salvo tres o cuatro que se salieron del horterismo general apostando por la discreción, este Eurovisión ha sido todo un canto al mal gusto, a la vulgaridad y la ordinariez, al colorido ‘kitsch’, al exceso sin el mínimo atisbo de encanto, a la ausencia de algo parecido al arte…, en fin, el festival ha superado todos los récords, todos los límites de la macarrada, de lo grosero, mediocre y trillado. En lo visual bien puede decirse que fue un desatino de dimensiones cósmicas, algo parecido a un concurso de disfraces disparatados, una competición-exhibición de caricaturas y bufonadas, generalmente muy ingenuas, casi infantiles.
Algunos parecían imitadores de David Bustamante.
Ah!, pero todo ello se queda en pecata minuta contemplando las coreografías y puestas en escena, que obligan a pensar que a quienes han perpetrado tales desaguisados les falta un hervor. Qué canto a la vulgaridad y la chabacanería, qué simpleza, qué medianía, qué impostura. Cierto que en este tipo de certamen lo que se busca es llamar la atención como sea, intentar que el jurado (o lo que haya) se acuerde de uno, pero hasta en esto existe un límite, y cuando se traspasa la cosa resulta hilarante, si no de vergüenza ajena.     

La parte musical (las canciones) estuvo a la altura del resto. O baladitas cursis o infame chunda-chunda, todo fácil y fácilmente previsible, sin pizca de chispa, belleza o (ni por asomo) elegancia. Había pasajes en los que daba la impresión de repetirse la misma canción, como si todas las piezas hubieran sido obras de dos o tres autores que trabajaron contrarreloj. ¿Alguien puede recordar algún estribillo? ¿Alguien cree que alguna de estas composiciones tendrá recorrido en las listas de éxitos o de ventas? ¿Alguien puede tararear alguna de las ganadoras en ediciones anteriores? Nada de esto, ni cantantes ni canciones mostraron algo de imaginación, ningún destello de inspiración pudo atisbarse en el escenario sueco, donde sí abundaron las letras metidas a matajunta en partituras verdaderamente toscas.

Pasan los años y se suceden las ediciones, pero a pesar de la popularidad alcanzada en las últimas, la horterada sigue siendo la reina en esta especie de romería, en este auténtico festival de la patata tempranera que ni siquiera tiene el encanto de lo decadente y morboso. Al revés, la masificación propiciada por las redes sociales e internet le han colocado un añadido de chabacanería y tópicos fáciles. Todo es colorines chillones que, lógicamente, se pegan con aquello que significa estilo, clase o distinción.
Lo del apartado de las votaciones fue de traca. Tan evidente era la componenda, el complot entre países vecinos, que el comentarista adivinaba una y otra vez a dónde irían los votos; así los de las repúblicas ex-soviéticas (Rusia, Arzerbayán, Armenia, Bielorrusia…) que con total descaro se repartían los sufragios como buenos hermanos, igual que los nórdicos (Suecia, Noruega, Dinamarca…); lógicamente Serbia y Croacia siguen siendo, de momento, agua y aceite incluso en ocasión tan trivial. 

Eso sí, este vetusto concurso de cantantes ha servido para enterrar a posibles intérpretes; no hay más que echar un vistazo a los representantes que ha enviado España en los últimos años, que luego de obtener posiciones muy retrasadas parecen haberse retirado del escenario para los restos; y si esto ha sucedido con uno de los países participantes, seguro que idénticamente ha sucedido en otros. Mejor y más compasivo es no mencionar nombres.

Pero a pesar de todo hay mucha gente que disfruta con Eurovisión y que se reúne para ver, criticar, comentar, alabar o denostar, es decir, el festival gusta, por lo que tiene todos los derechos y legitimidades para seguir en antena. Al menos puede tomarse como una referencia. De mal gusto, pero referencia.
  
CARLOS DEL RIEGO   

jueves, 16 de mayo de 2013

UN MENÚ CON CUCARACHAS, ESCORPIONES, GUSANOS, LARVAS… Es la más reciente necedad procedente de un organismo público: como somos muchos en el planeta y hay pocos alimentos, se aconseja comer coleópteros, himenópteros, ortópteros y otras especies de bichos de seis patas, antenas y alas. ¡Qué tonterías se atreven a decir los ociosos!

Cómo resistirse a unas orugas tan jugosas

Desde la  FAO, uno de los más inútiles organismo de la cada vez más inútil ONU, vienen ahora recomendando al personal que, ante la previsible (según ellos) falta de alimentos en el futuro, empiece a probar los insectos (y arácnidos como el escorpión). Son muy nutritivos y fáciles, limpios y baratos de producir e incluso resultan deliciosos, en fin que todo son beneficios; lo que llama la atención es que no hayan llegado a tan brillante conclusión antes, puesto que, que se sepa, los insectos existen desde hace algún tiempo, y casi desde el primer momento han servido de comida en muchos lugares. Por tanto, ¿a qué viene ahora tan estrambótica ocurrencia?, ¿acaso piensan que con ella van a resolver los problemas de alimentación en los países más necesitados?, nada de eso, la realidad es que esta entidad se ve obligada de vez en cuando a decir algo que llame la atención para demostrar que está ahí, para hacer ver al contribuyente que hace algo, que el muchísimo dinero que cuesta no es un total despilfarro.

No hay por dónde echarle mano a este monumento a la estulticia. Se puede decir que, según la propia ONU, el planeta produce suficientes alimentos para toda la población actual (y más), de manera que lo que la susodicha organización debería hacer es preocuparse por volver eficaz la distribución o tratar de recoger y canalizar los excedentes, aportando soluciones concretas y no limitarse a exigir a los estados “políticas solidarias” y vaguedades similares. También cabe la objeción de que, si se empieza a manufacturar insecto de modo industrial, seguro que la producción iría al tercer mundo mientras en occidente se seguirían zampando chuletas; y como quiera que los crujientes bichitos se pueden fabricar en casa, pronto estarían las viviendas infestadas de patas y antenas sueltas, de exoesqueletos y de restos defecados, pues los insectos atraerán inevitablemente a sus depredadores. ¡Habría que ver a estos jerarcas de vida regalada engullendo termitas y orugas y atendiendo a su granja casera de escarabajos! Recuerdan a aquellos fenómenos que iban de ciudad en ciudad alertando del deterioro ambiental y aconsejando modos de evitarlo…, mientras viajaban en avión y automóvil, vehículos que apenas contaminan.  
   
Afirman los iluminados de esta organización de necios ufanos que sólo hay que superar el factor asco (sentimiento exclusivamente humano), y que no se debe ser tan escrupuloso con el condumio, ya que en muchos lugares del mundo (España incluida) el personal se echa al coleto gasterópodos (caracoles), y que el pescado crudo cada día tiene más adeptos; sin embargo, a la mayor parte de la población le repelen las babosas con concha igual que los peces sin cocinar. Por eso, afirmar que “muchos resultan deliciosos” es como decir que todo el mundo tiene los mismos gustos sin pararse a pensar que lo que a uno le parece delicioso a otro le resulta repugnante, y viceversa. Además, si ya hay lugares donde se cocinan larvas (o se engullen vivas) eso no quiere decir que haya que imitar tal comportamiento; y por otro lado, también existen individuos que se pirran por un buen saco de abono, gentes que se comen la tierra a puñados, humanos que encuentran deliciosa la comida del gato o el pienso del perro, personal que se chupa los dedos con tarántulas asadas o con ranas crudas… 
  
¿Cuál será la próxima necedad de entidad tan estéril como la ONU para solucionar el problema de la alimentación?, ¿qué tal proponer zamparse a los muertos en lugar de dejarlos como pasto de gusanos? ¿y los fetos recién exterminados y extraídos?, al fin y al cabo, una vez fiambre, la persona no es más que carne muerta, y si el no nacido no es (según muchos) persona, ¿qué problema habría? Desvaríos, burradas y monstruosidades semejantes son propias de mentes desocupadas, sobrevaloradas, alejadas de la realidad y terriblemente costosas. ¿Pero alguna vez han resuelto estos algún problema, conflicto, hambruna o emergencia humana?

Plato del día: una paella de moscas, chinches y grillos, hamburguesa de carne de termita y saltamontes, revuelto de abejas y larvas de polilla, y de postre, crujientes pinzas de escorpión con chocolate caliente y helado de cabezas de hormigas soldado del Amazonas cubierto de huevas de cucaracha. Con tales delicatesen ¿quién quiere una fabada, un cocido o un solomillo con patatas? Por cierto, ¿protestarán los vegetarianos y exigirán respetar los derechos de estos animalitos?    
   
CARLOS DEL RIEGO   

martes, 14 de mayo de 2013

EL ATRACTIVO SEÑUELO DE LA MASIFICACIÓN Una de las más potentes armas que usan los expertos en publicidad y propaganda para convencer al público es precisamente la masificación, es decir, convertir la integración en la manada en el único camino a la felicidad

Hay personas que, como las sardinas, sólo se sienten felices y seguras
en medio de la multitud.

La estrategia se ha utilizado infinidad de veces: “Cien millones de personas no pueden equivocarse”, “visto por cincuenta millones”, “ha vendido cinco millones de ejemplares”… Este modelo de reclamo propagandístico tiene un enorme éxito, pues de modo tácito (aunque a veces explícitamente y con todas las letras) viene a decir al receptor que si no entra en esa masa, si no forma parte de esa multitud, estará marginado, señalado, anticuado… Tal es el propósito de los arteros muñidores del mensaje a divulgar: conseguir que el consumidor entienda y asimile que o compra el producto en cuestión o será una especie de peligroso inadaptado, un tontorrón que no se entera.

Sin embargo lo que predomina es lo contrario, o sea, que el individuo vaya corriendo voluntariamente a integrarse en el rebaño, no por temor a quedarse atrás, sino por terror a verse fuera de la mayoría…, como las sardinas que se sienten inevitablemente atraídas por el anonimato y la seguridad del banco (donde pasan desapercibidas), y perdidas lejos del mogollón.

Y lo curioso es que hay veces que las cosas no pueden presentarse más contradictorias, como en el caso de las modas en el vestir. Muchos llevan o han llevado pantalones muy caídos pensando que así están manifestando una postura inconformista, contestataria, cuando en realidad lo que hacen es sumarse a la mayoría, ya que la mayoría conformista y manejable es la que sigue la moda ciegamente. En este terreno de la vestimenta se ven verdaderos desacatos cuando la persona se suma invariablemente a la actualidad textil sin importarle si le es apropiada o si le sienta como un martillazo en el dedo; así cincuentonas rechonchas con muslos de levantador de pesas que lucen ropa apretada y escasa y piercing-grano en torno a la boca, así hombres cercanos a la jubilación que van tan ufanos en camiseta de tirantes y luciendo una escuálida y forzada coleta, la cual no es sino un pequeño haz trenzado con las últimas pilosidades que quedan en los laterales de su cráneo. ¿Por qué se aderezan y endomingan de tal guisa?, para estar a la última y así sentirse dentro del rebaño, o para verse joven e incluso atractivo, aunque los resultados objetivos sean muy distintos a los que percibe en el espejo (viene al pelo la anécdota de la niña que, observando a la señora pintarse, peinarse y retocarse durante horas, le pregunta que para qué lo hace, y la dama responde que para estar más guapa, a lo que la chiquilla replica ¿y por qué no lo estás?). Pero cuidado, todo quisque tiene derecho y legitimidad para cubrirse y adornarse como le venga en gana aunque vaya hecho un adefesio, aunque cause risa o vergüenza ajena (y por eso lo de ‘ande yo caliente…’).

Lo verdaderamente pernicioso es la mella que hacen aquellos señuelos casi intimidatorios entre los más vulnerables, niños y adolescentes (por cierto, hay mentes adolescentes con 30 años), que necesitan sentirse integrados, que precisan formar parte de algo y que, por tanto, caen fácilmente en las artimañas e insidias audiovisuales de los maestros de la manipulación de masas, que convierten así al joven en presa fácil de convencer; y además, en caso de que el producto anunciado sea inaccesible, su campaña de márketing puede causar angustia y sentimiento de marginación (esto se produce, sobre todo, con los dispositivos electrónicos y las marcas, de manera que unos meses después de la compra el chaval ya está reclamando el nuevo modelo, obligado por la coacción a que le somete la propaganda comercial). En fin, que el quinceañero (tenga la edad que tenga) sólo se sentirá bien dentro del hormiguero, y para formar parte de la mayoría no tendrá inconveniente en obedecer y confundirse así con el resto de las obreras.

Desgraciadamente la amenaza de quedarse fuera de la manada surte un poderoso efecto, cosa que conocen a la perfección los estudiosos de la ciencia desarrollada y modernizada por Goebbels, que consiste en convencer a la gente de que necesita lo que no necesita y de que su única posibilidad es incorporarse a la tropa.

CARLOS DEL RIEGO   

lunes, 13 de mayo de 2013

MARAVILLAS DEL ROCK OLVIDADAS EN EL ÁNGULO OSCURO DE LA HISTORIA Algunos de los grandes clásicos siempre están presentes, vuelven una y otra vez ya sea para este spot o para aquella película, pero hay otros que, a pesar de mostrar la misma talla, rara vez salen del rincón para situarse justo bajo los focos

El gran Phil Lynnot, líder de Thin Lizzy.

El éxito, como es sabido, es caprichoso. Piezas musicales que evidencian talento y virtuosismo no tienen garantizada la recompensa, la mayor parte de las veces por aparecer en un momento inoportuno y otras simplemente por no terminar de conectar, por no conseguir ‘química’ con el oyente; con el paso del tiempo muchas de estas terminan por ser reconocidas, recuperadas, con lo que al final el autor se lleva un premio, tardío y disminuido, pero premio.

Todo buen aficionado podría recitar una docena de grandes títulos de la historia del rock que apenas consiguieron algo de relevancia en su momento; claro que también se da el caso del que prefiere que ‘su’ grupo se haya quedado en el estatus de ‘grupos de culto’, es decir, que no se haya masificado (comercializado, dirían los más radicales).

Blue Oyster Cult es uno de los grandes del rock duro norteamericano. Imprescindible de los setenta del siglo pasado, la banda neoyorquina apenas ha dejado la actividad desde que diera sus primeros pasos al inicio de la década, aunque en realidad su producción empieza a perder brillo a mediados de los ochenta. Sus dos emblemáticos guitarristas, ‘Buck Dharma’ (Donald Roeser) y Eric Bloom, son lo que se dice dos héroes legendarios del rock. Y aunque para muchos sea un grupo alejado de los puestos altos de las listas y de los rankings, algunas de sus obras sí que están en la élite del género, como la inigualable ‘Don´t fear the ripper’, ‘Burning for you’, ‘Godzilla’ o ‘Carer of evil’, pero resulta sorprendente que una cumbre del hard-rock como ‘Cities on flame with rock & roll’ pase desapercibida para la mayoría. Al igual que la gran parte de su producción el texto coquetea con lo esotérico, con lo tortuoso, con lo críptico, pero su fuerte son esas guitarras cargadas de pesada elegancia, de metal ligero…, son heavy en su más puro significado, y enciende la llama hoy igual que cuarenta años atrás. Desde el riff inicial se palpa la tensión, con el diálogo de guitarras, con los momentos de batería, el solo (y los alardes) de Dharma, escalofriante, modélico, cien por cien hard, . ¡Cómo es posible que esta pieza no esté en los altares del género!

Todavía en la década de los setenta pero en un momento totalmente nuevo, los británicos The Only Ones fueron uno de los grupos de punk-new wave (las fronteras estaban realmente difusas y, en realidad, tenían más del rock sicodélico de los sesenta, como el de los primeros Pink Floyd, que de otra cosa) que pasaron pronto a formar parte de ese apartado llamado ‘bandas de culto’, tal vez porque apenas duraron cinco o seis años y sólo sacaron tres álbumes o por los problemas con las drogas, pero curiosamente su gran canción, ‘Another girl another planet’, no deja de aparecer en todos los recopilatorios tanto de punk como de new wave; sea como sea, en aquellos momentos bastaba mencionar a los Only Ones para pasar por un experto. La canción comienza enigmática y se desarrolla en un tono inquietante, con guitarras muy altas, voces aparentemente lastimadas, cansadas, y textos que parecen hablar de una chica pero que todo indica que se refieren a la droga, pues hay “viajes espaciales en mi sangre”, y “siempre te pones bajo mi piel”, “contigo estoy en otro planeta” o “siempre coqueteo con la muerte” (y su autor, Peter Perret, tuvo muchos problemas con la heroína). El ambiente general es intensísimo, potente y muy vehemente…, ¡y qué extraordinario sólo de guitarra a cargo de John Perry con su aspecto alucinado!

La lista de grandes canciones que apenas escapan de la oscuridad del rincón podría ser interminable y, evidentemente, cada uno guarda en su corazoncito algunas piezas con las que siempre ha mantenido conexión a pesar del paso del tiempo. Por ejemplo ahí está la apasionada ‘Whisky in the jar’ del malogrado (¡malditas drogas!) Phil Lynott al frente de los inolvidables Thin Lizzi. O el demoledor heavy a la americana de ‘Stranglehold’ del ‘pistolero’ Tedd Nuggent. Y qué tal el divertido ‘Jack the Ripper’ del disparatado Screamin´ Lord Sutch, el elegante ‘Alone again or’ de Love, el sorprendente ‘Oh well’ de los primerísimos Fleetwood Mac, el ’25 or 6 to 4’ de Chicago…, y tantísimas otras grandes canciones de la historia del rock que rara vez obtienen los focos que merecen. Y cada uno tiene su lista.

CARLOS DEL RIEGO   

jueves, 9 de mayo de 2013

EL DISPARATE DE LA SENTENCIA DE LA OPERACIÓN PUERTO: OTRA ASTRACANADA Como tratando de abundar en el despropósito en que se convierten numerosas sentencias judiciales, la encargada de esclarecer esa operación contra el dopaje ha interpretado pruebas y hechos como lo haría Groucho Marx

Está claro quiénes son los más contentos con la sentencia-astracanada

La impresentable sentencia dictada por la juez de la Operación Puerto ha dejado, primero, boquiabierto a todo el mundo, y después ha desatado la indignación, el enfado y, en algún caso, la sospecha. Claro que hay algunos que han acogido el fallo con enorme alegría: los tramposos (doctores, directores y corredores). Esta especie de aristarco con traje de cuervo, cuyo nombre responde a las siglas JPS, no se ha resignado a tener un rol secundario en la función, sino que aprovechando que cámaras de medio mundo estaban enfocando a su alrededor, ha querido más papel en esta tragicomedia, tratando de situarse en el centro del escenario con gran algarabía por parte de los presuntos; se hace así evidente que la tal pertenece al gremio togado, puesto que al igual que casi todos sus colegas no calza zapatos, sino pedestales, peanas de mármol, tal es su afectación y tal la superioridad con que consideran a quienes miran desde lo alto de su torre de marfil. El caso es que contra todo sentido común y sintiéndose en la cima del mundo, la señora impide en su veredicto que se sepa a qué impostores pertenecen las bolsas de sangre con aditivos ilegales. ¿Cuáles serán los métodos y procesos mentales de una persona para sostener tesis en contra de todos los expertos del mundo? ¿Cómo se habrá sentido al verse tan original? ¿Se pasará una hora o dos diciéndose ante el espejo ‘qué importante eres’? 

Las argumentaciones que la autora del fallo ha esgrimido para evitar bochorno y pena a los deportistas fulleros son absolutamente ridículas, ciertamente disparatadas (y asó lo señalan no pocos expertos, ministros incluidos); por ejemplo explicar que, dado que cuando se llenaron las bolsas con la sangre de los deportistas la cosa no era delito, no hay por qué desenmascararlos; se ha rebatido tal interpretación diciendo simplemente que no se les va a llevar a la vía penal, sino que el asunto no saldrá del ámbito deportivo. Y así, con enorme facilidad, se han ido refutando todas y cada una de las marxistas (de Groucho, no de Karl) conclusiones de esta gran benefactora de los ‘eufemianos’ (con jueces así ¿quién necesita defensores?).

Lógicamente voces más que autorizadas han discrepado de la magistrada, desde deportistas (Nadal ha declarado que beneficia a los tramposos, y Calderón algo parecido) hasta  políticos (el ministro Wert habla de profunda discrepancia jurídica), pasando por los expertos (la directora de la agencia antidopaje tilda la sentencia de inexplicable). Lo peor es que el esperpento dictado por JPS es algo así como un gol en propia meta, como un tiro en la línea de flotación del deporte español que, hay que recordar, está inmerso en una durísima batalla por llevar los Juegos Olímpicos a Madrid, y puesto que el sentir que existe en muchos países sobre el anti doping en España es, como mínimo, de duda, la del traje negro ha podido dar la puntilla a la aspiración olímpica. Los peor pensados tienen así bandeja para presentar la sospecha de aconchabamiento con alguna de las candidaturas rivales… No extrañará que el presidente del Comité Olímpico Español declare sin ambages que lo fallado por JPS “es una auténtica vergüenza”.

Se ha anunciado la presentación de recursos y apelaciones contra ese fallo disparatado, de forma que si otro juez viniera a contradecir lo que aquella ansiosa de foco escribió, en puridad y siguiendo por el terreno abierto por la susodicha, pudiera ella ser acusada a su vez, pues su interpretación de los hechos y las leyes fácilmente podría considerarse por algunos como colaboración necesaria con el fraude en el deporte. ¡Pero si sólo ha inhabilitado a Fuentes por un año a pesar de quedar demostrado que puso en riesgo la salud de muchas personas y que comerció con sustancias ilegales! ¿Se presta o no a la sospecha la postura de su señoría? Lance Armstrong se tirará de los pelos por no haberse entregado y confesado en España, pues ahora estaría compitiendo por esas carreteras.
    
En fin que si todo queda como está habrán ganado los farsantes y los delincuentes gracias a la incomprensible tergiversación de lo probado. Sea como sea, para Madrid el daño ya está hecho, y los Juegos de la XXXII Olimpiada serán Tokyo 2020 o Estambul 2020. Al final JPS conseguirá su propósito: se la recordará cuando se hable de los juegos que no vinieron.

CARLOS DEL RIEGO   

martes, 7 de mayo de 2013

LOS FRAUDES EN LA SUBVENCIÓN DE CLASES DESFAVORECIDAS El gobierno da dinero a algunas minorías para que escolaricen a sus hijos y les compren los libros de texto, sin embargo, una vez ingresada la ayuda, ni los llevan a clase ni compran los manuales

El mejor camino para la integración es la escolarización.

Una de las grandes causas del exceso de gasto público es, evidentemente, la subvención y sus abusos, descontroles y despilfarros. Ciertamente, desde hace siglos los españoles siempre han sido muy proclives cobijarse bajo la ‘seguridad’ del estado, y por eso uno de los tradicionales grandes anhelos del celtíbero es vivir y cobrar de la administración, aunque también abundan los que no tienen escrúpulo en defraudar; y lo malo es que esta figura es más que común en todos los estratos de la sociedad, desde las más elevadas esferas políticas hasta quien percibe prestación, pensión, ayuda, subsidio… Claro que, en realidad, raro es el ciudadano del cualquier país del mundo que se resiste a engañar al fisco si tiene oportunidad; sin ir más lejos, en plena crisis griega se supo que había gente cobrando la pensión de personas muertas hacía 20 años, o que individuos de 60 estaban percibiendo un subsidio de orfandad.

Todo el que tiene un mínimo interés por el asunto está convencido de que entidades como partidos políticos o sindicatos deberían quedar exentas de cualquier ayuda económica de procedencia pública, y del mismo modo clubes deportivos profesionales o actividades industriales como el cine (que no es la única actividad cultural existente aunque sí la más beneficiada con el dinero de todos).

Pero existen otras subvenciones que se dan en pequeñas cantidades y que, al menos hasta ahora (V-2013), han escapado a cualquier control. Sin duda en todas partes hay caraduras dispuestos a engañar y llevarse dinero público, pero casi nadie se vanagloria de ello en público, a voces. Por ejemplo: para estimular la escolarización de ciertas minorías el gobierno da dinero a los padres para lleven al colegio a sus hijos, sin embargo, se sabe de directores de institutos que han recibido amenazas por negarse a firmar certificados de asistencia aun cuando los escolares no iban a clase; este caso se ha dado sobre todo con la etnia gitana, de modo que algunos padres calés despotricaban en público contra aquellos directores que no les proporcionaban la firma con la que seguir cobrando; ¿pero los chicos han asistido a clase?, se preguntaba al airado progenitor, a lo que éste contestaba que algunas veces, y añadía que al director ¿qué más le da firmar ese papel si el dinero no es suyo?... De igual modo las ayudas para libros (denegadas a muchas familias que también las necesitan), que son utilizadas para cualquier cosa menos para comprar los manuales, de forma que cuando el escolar acude a clase lo hace sin tan imprescindible material, siendo imposible su correcta formación.

Sin entrar a valorar si es lícito dar a unos lo que a otros se niega (y no solamente se trata de estas pequeñas cantidades) parece una auténtica burla que se entregue dinero para que se cumpla una obligación, pero si además ni siquiera se cumple dicha obligación, resulta intolerable, escandaloso, que aun así se haga efectiva la ayuda. No hay que olvidar que si lo único que se hace para integrar a colectivos desfavorecidos es regalar (dinero, vivienda, material…), se les está trasmitiendo la idea de que no es necesario trabajar, contribuir, puesto que ahí estará siempre el dinero público a cambio de nada. Y por esto, cuando el director no firma un certificado fraudulento de asistencia se gana los insultos y amenazas; y por esa misma razón, los padres del niño sin escolarizar se indignan en público con aquel director y exigen la complicidad del personal, y por eso no terminan de comprender la obligación de cumplir las reglas, de someterse a la ley como hacen en su inmensa mayoría los ciudadanos de a pie.
     
De todos modos hay casos y casos, y no son sólo esas clases desfavorecidas las que protagonizan fraudes, estafas, trampas, engaños contra el dinero público. Eso seguro.

CARLOS DEL RIEGO  

domingo, 5 de mayo de 2013

ROCK CON CARGA POLÍTICA E IDEOLÓGICA Siempre ha habido autores que han usado la música para extender ideas. Y como no podía ser de otro modo, el rock, en tanto que cultura juvenil, siempre ha tratado de mostrar disconformidad; de ahí al texto con intención política apenas hay un paso. Por eso, casi todos, antes o después, han ido por ahí. Lo difícil es salirse de lo tópico, fácil y basto, como hicieron The Alarm o Angelic Upstarts

The Clash es un perfecto ejemplo de grupo preocupado por lanzar un mensaje político en sus (excelentes) canciones, gracias al malogrado Joe Strummer
(con gorra)

La música rock siempre ha sido vehículo ideal para lanzar mensajes de todo tipo, de modo que aunque la mayor parte de las veces hable de las cosas que en realidad preocupan a los veintitantos, hay muchas ocasiones en que el autor escribe de otras cosas que exigen mayor compromiso. Siempre ha habido cantantes protesta, compositores con temáticas sociales y costumbristas, grupos que ofrecen textos airados y exaltados contra las clases altas y, por supuesto, también bandas y letristas que se han atrevido a lanzar discursos eminentemente políticos envueltos en guitarras distorsionadas. La lista de los grupos y solistas que han hecho política desde el escenario es muy larga, y si se quiere poner un comienzo tal vez nadie mejor que el gran Woody Guthrie, que en los años de la Gran Depresión y el ‘Dust bowl’ (las tormentas de polvo surgidas tras terrible sequía en los estados del sur y medio oeste de USA) comenzó a labrar su leyenda, primero en California y luego en Nueva York; él fue quien inspiró a Dylan y a Pete Seeger y seguro que también tuvo que ver en Neil Young y otros. Desde que el autor de ‘This land is your land’ cantó a los pobres, a los trabajadores y los inmigrantes y contra los patronos y los fascistas (su guitarra mostraba la leyenda ‘This machine kills fascists’), la denuncia política siempre ha tenido quien la representara con clase e inspiración en el universo del rock; y ahí están muchas letras de The Clash y casi todas de los Manic Street Preachers, algunas de U2 y de REM, de los Creedence y de Rage Against The Machine, e incluso Beatles y Rolling Stones también han dado un paseo por esos caminos. Asimismo los grupos de punk y sus variantes casi siempre están inmersos en tales temáticas, pero su calidad es generalmente muchísimo más baja, sus canciones son muy burdas y maniqueas, bastas y sin gracia, muchas veces pretenciosas y con ínfulas mesiánicas, cargadas de tópicos y destinadas a un público ya convencido y que no quiere escuchar otra cosa. Y también están los cantautores en castellano (del gran Víctor Jara al no tanto León Gieco), pero eso generalmente no es rock.




Y no se puede arrinconar el asunto de la incongruencia, es decir, despotricar contra el capitalismo y la burguesía pero vivir como un burgués capitalista muy acomodado; o pontificar contra banqueros y políticos a la vez que se aprovechan las ofertas del banco donde se guardan los (pingües) ingresos y se firman contratos con gobiernos locales o regionales; o idear encendidas defensas de los pobres y aguerridas proclamas contra los ricos mientras se vive en mansiones exclusivas con seguridad privada. Pero en fin, el rock siempre ha sido incongruente y contradictorio.

Hacer rock con carga política sin caer en lo fácil y demagógico no es fácil, y mucho menos si dicha carga ha de ser envuelta en una buena canción con melodía sencilla y fácil de asimilar; es decir, lo difícil es escribir una buena letra con trasfondo político a la vez que estrofas y estribillos capaces de enganchar aun sin texto. Dos canciones que combinan un texto cargado de ideas políticas con rock sólido y atractivo pueden ser (cada uno tendrá las suyas, lógicamente) el ‘Solidarity’ de Angelic Upstairs y el ‘The deceiver’ de The Alarm, dos piezas arrebatadoras, pasionales y construidas sobre rotundas bases rock.

‘The deceiver’ viene a significar algo así como ‘el impostor’. Es un tema publicado por el grupo británico (galés) The Alarm para su álbum ‘Declaration’ (1984). El grupo de Mike Peters siempre hizo canciones muy ideologizadas y siempre prestando gran atención a las melodías. Además de ‘The deceiver’ también son de conocimiento imprescindible piezas como ‘Sixty eight guns’, ‘The bells of Rhymney o ‘The chant has just began’… ‘The deceiver’ comienza con una armónica lejana que rompe en cortes de batería e inmediatamente la voz; desde el primer momento manda una melodía deliciosa, tan vehemente que casi obliga a apretar los puños; de repente parece parar y, nuevamente, dos golpes de caja la vuelven a poner en marcha; toda ella invita a sumarse a los coros o a la voz solista, a tocar el air guitar o a marcar poderosamente el ritmo. El texto no precisa tacos ni dedos acusadores, pero se entiende todo, y entre sus versos destacan pensamientos como “eres el poder y la gloria, como la ascendencia y caída del Imperio Británico”, palabras acusatorias como impostor o manipulador, o delatoras como “tu presunción me pone enfermo”, “eres la codicia y el engaño”, “tus promesas se van a la basura” o “muerdes las manos que te alimentan”. No se menciona directa o explícitamente, pero se deduce con facilidad de que ese impostor (deceiver), ese manipulador mentiroso y codicioso no puede ser otro que el político.

Los ingleses Angelic Upstarts (Novatos Angelicales) son asimismo paradigma de grupo de rock impregnado de ideología. Surgido en plena vorágine punk (en el 77), la banda se asoció inmediatamente al movimiento ‘Oi!’ (que es una modificación de ‘hey’ o ‘hi’, hola), el cual tuvo relación con los skinheads; aquí la cosa está tremendamente confusa, puesto que la ideología que subyace en estos movimientos va de la extrema derecha a la extrema izquierda, de hecho, hay skins de ideología fascista y racista (dispuestos a apalear al primero que se descuide) y otros (llamados redskins) anarquistas, revolucionarios y comunistas, pero todas las vertientes skin y Oi! coinciden en el gusto por la pelea callejera y el rock a toda velocidad. Angelic Upstarts (sobre todo su líder, Mensi) fue desde su comienzo antirracista y antifascista, pero paradójicamente su mejor canción, ‘Solidarity’, es una canto de hermanamiento con los obreros polacos del sindicato Solidaridad, dirigido por Lech Walesa, que entonces se rebelaban contra la dictadura comunista del general Wojciech Jaruzelsky, jefe del partido comunista polaco y de las fuerzas armadas, y autor de leyes represivas que desembocaron en muertes, desapariciones y encarcelamientos por causa política o racial. O sea, contrariamente a la tendencia general, el tirano que arrebata la libertad aquí es el comunismo, y el grupo antifascista se revela también anticomunista…, sorprendente. ‘Solidarity’ es un auténtico himno; comienza suave y poco a poco va subiendo de intensidad, las notas de sus estrofas y estribillos se suceden casi lógicamente, con una cadencia más bien lenta mientras se sujetan las guitarras, pero explotan cuando éstas se ven liberadas por el redoble rompedor; toda ella mantiene una tensión irresistible gracias a un canto inspiradísimo, fácil de retener e imposible de olvidar…, es una canción que se agarra para siempre. Cuando uno escucha esta pieza una vez la tarareará el resto de su vida. La letra comienza dejando bien claro su simpatía con los obreros polacos y el mencionado sindicato; habla de unidad, de darse la mano contra el tirano para que aprenda la lección; “dales esperanza, dales fuerza, dales fe” repite varias veces, y otras tantas se vuelve poética e incluso romántica, “como una vela ardiendo en la noche oscura, estaréis en nuestras almas y en nuestras mentes”.

Son dos excelentes ejemplos de que se puede hacer rock con intención ideológica, política y social sin que deje de ser estrictamente rock, son dos piezas que serían igual de buenas aunque hablaran de cualquier otra cosa. 
              
CARLOS DEL RIEGO

viernes, 3 de mayo de 2013

JASON COLLINS BUSCA EN OTRO SITIO LA FAMA QUE NO ENCONTRÓ EN LA CANCHA La declaración del veterano jugador de la NBA tiene un fin evidente: alcanzar esos minutos de gloria a los que, según se ha dicho, todo mortal tiene derecho

Tras 12 grises años en la NBA, Jason Collins (de rojo) no ha querido irse sin dejar huella, aunque por motivos ajenos al juego

La noticia explotó hace unos días en la prensa de todo el mundo: un jugador de la NBA declara a los cuatro vientos su homosexualidad, pero sintomáticamente esa explosión ha sido como de gaseosa, pues Jason Collins ya no es noticia. Muchos homosexuales han alabado el gesto en voz alta destacando la valentía del pívot, pero en ‘petit comité’ no dudan en afirmar que lo que este señor ha buscado es, en realidad, sus quince minutos de gloria. Está a punto de terminar su carrera deportiva, en la que ha pasado por seis equipos (casi todos segundones y alejados de finales), pero nunca había obtenido ninguna repercusión mediática, no fue nunca MVP (jugador más valioso), nunca se acercó a alguna final ni sus números tienen el menor brillo.

Echando un vistazo a sus estadísticas queda más que patente que ha sido un jugador mediocre e intrascendente para sus equipos: 3,6 puntos por partido (en sus mejores momentos no llegó a 7), 3,8 rebotes, 0,5 tapones…, y ello a pesar de haber jugado una media superior a 20 minutos por partido, aunque en los últimos años esos minutos han sido cada vez menos, hasta llegar a los 4,8 de esta temporada en los Washington Wizzards; por hacer una comparación deportiva, Paul Gasol (pívot como Collins y también con 12 años en la NBA) promedia más de 18 puntos y más de 9 rebotes por partido. En fin, que rara vez este 7 pies (o sea 2,13 metros de altura, por 2,15 de Gasol) fue uno de los destacados de su equipo, y nunca paso de ser un jugador gris, totalmente apartado de los focos y los micrófonos, algo que debe ser francamente duro, cruel, para un jugador de la potente liga estadounidense. Jugadores con estadísticas similares son Kevin Kunnert, Randy Denton, JaVale McGee o Joel Przybilla…, nombres con nulo peso en la historia de la liga de baloncesto más poderosa y, por tanto, absolutamente desconocidos; y Collins no quería dejar la NBA sin llamar la atención.

Y así, viendo cada vez más cerca el fin de su presencia en la cancha sin haber disfrutado nunca de un poco de protagonismo, no quiso irse sin esos minutos de fama a los que todo mortal tiene derecho, y como no ha demostrado ningún mérito real para lograr esos deseados instantes, decidió que lo mejor para cobrárselos era hacer una declaración que, sin duda, sería noticia en todo el mundo. 
Por otro lado, esa información que acaba de proporcionar el pívot importa tanto al espectador como si revelara que prefiere las pelis del oeste a las de zombies, o sea, a la gran mayoría de los que leen la prensa les trae al pairo con quién se empareje ese señor, que muy pronto volverá al anonimato…, salvo que ese momento de protagonismo lleve al bueno de Collins a algún que otro contrato para hacer este o aquel programa, pues finalmente ha conseguido la relevancia que tan adversa le fue bajo los tableros.

Es curioso cómo gran parte de los homosexuales esgrimen como mérito su condición(no todos, pues hay muchos ciudadanos de a pie con dicha opción que despotrican de los que están todo el día agitando esa bandera), de manera que con una mano exigen normalidad y aceptación pero con la otra tratan de diferenciarse y remarcar la diferencia.

Lo de tildar al jugador de valiente es otra exageración, pues agresiones a homosexuales por ser tal no son más que las sufridas por mendigos, negros, mujeres, niños…, o sea, los prehomínidos dispuestos a la violencia y la discriminación necesitan muy poco para ejercer de australopiteco; y del mismo modo lo de señalar ‘lo importante’ de su declaración, pues eso no va a cambiar la opinión que los descerebrados tienen para con los que piensan o prefieren algo diferente.

En fin, Collins ha buscado lejos de la cancha el protagonismo que no encontró en ella. Y afirmar tal cosa no es “homofobia” (hay que insistir, homo significa igual, y fobia quiere decir odio o miedo, por lo que homofobia significa realmente odio o miedo al igual, de modo que tildar a alguien de “homófobo” es lo mismo que decir que odia o teme a los que son como él, cuando en realidad se pretende decir todo lo contrario), pues nadie ha pedido perseguir, discriminar o esconder a los gays.

Sea como sea, Jason Collins ha logrado su verdadero propósito: minutos de fama. 

CARLOS DEL RIEGO

martes, 30 de abril de 2013

INDIGNANTES SENTENCIAS, INDIGNANTES JUECES Una abrumadora mayoría de la población va de la perplejidad a la indignación al conocer sentencias judiciales que van contra toda lógica y, lo que es peor, contra las pruebas y los argumentos. Pero nada les ocurre, pues es tal el poder de sus señorías que pueden sentenciar como les parezca como dejar en prácticamente nada las acusaciones contra personajes como el torero José Ortega Cano o el doctor Eufemiano Fuentes


Eufemiano Fuentes sale del trance sin un rasguño, como era de esperar.
Varias causas judiciales de gran alcance mediático arrojan sus primeros desenlaces, dejando bien claro que la justicia no es igual para todos, ya que, apoyados en poderosos, agresivos y caros equipos de abogados, y gracias a la predisposición de los jueces a quitar pena al acusado de renombre por muy claras que sean las pruebas y por muy graves que hayan sido sus delitos, los presuntos serán castigados con poco más que un par de semanas sin postre. Claro que los mismos delitos perpetrados por ciudadanos de a pie tendrían diferente consideración por parte de esos personajes que, en realidad, tienen tal poder que pueden sentenciar lo que les venga en gana (por no hablar de la presunción, engreimiento y afectación en que permanentemente viven sus señorías).
Su señoría no quiso saber quiénes más estaban implicados y se negó a que se pusiera nombre a cada bolsa de sangre
El caso Ortega Cano es evidencia de injusticia. Condujo, según testigos y pruebas (desechadas) en estado de embriaguez, provocó un accidente y causó una muerte. Sin embargo, el magistrado no admite las evidencias de la presunta cogorza que el torero llevaba: ni las pruebas médicas (el picapleitos consiguió que el que falla dudara sobre la cadena de custodia), ni las declaraciones de los testigos (todos coincidentes), ni las de los policías que acudieron al lugar del siniestro; es curioso, cuando el acusado es Juan Nadie la declaración de la policía es dogma de fe para el juez, pero si éste está ante una cara famosa las cosas cambian. El caso es que el juez opina, busca recoveco para dar una explicación a su veredicto y ya está; si luego viene otro colega que desmonta tal interpretación, puede cambiar el sentido de la sentencia, pero nadie reprochará al primero su mala praxis, imprecisión, equivocación o metedura de pata. Lógico sería que si un segundo togado resuelve que lo que resolvió el primero fue un yerro, debería acusársele de haber dictado sentencia errónea, y por tanto castigársele igual que (por ejemplo) al médico que se deja confundir por los síntomas y emite un diagnóstico incorrecto.

De gran repercusión internacional es el caso de la Operación Puerto. El médico Eufemiano Fuentes está acusado de diseñar planes de dopaje para deportistas y de suministrarles las sustancias dopantes. El togado que ha instruido la causa ha sido tan benévolo en su decisión que sólo le ha faltado dar una palmadita en la espalda al doctor Fuentes y demás acusados. Pero lo peor es que se ha negado a facilitar las bolsas de sangre con las que se podría identificar a docenas y docenas de tramposos, ha impedido que se clarifique la cosa, que la justicia llegara hasta el final…, al actuar así alguien podría llegar a la conclusión de que el hombre de la toga negra está siendo un obstáculo para desenmascarar delincuentes…, talmente como si se detiene a un gran narcotraficante pero el tribunal no permite que se investiguen sus archivos, que llevarían a la identificación de muchos de los distribuidores de la droga.

Y la cantaora Isabel Pantoja no ingresa en prisión por un delito que hubiera dado con cualquier prójimo en la trena. Y el homicida Oscar Pistorius (que dio plomo a su novia) ya puede abandonar el país y, seguro, no pasará una sola noche entre rejas; lo cual demuestra que la casta judicial es idéntica aquí y en Ciudad del Cabo.

Y todavía se recuerda al señor juez que rebajó pena al violador porque al terminar su crimen le dio un vaso de agua a la víctima…, o aquel otro que casi exime al agresor sexual porque la mujer llevaba pantalones ajustados. ¡Y nadie elevó la voz contra estos arbitruchos miopes!

Y a todo esto los asesinos de Marta del Castillo siguen riéndose gracias a políticos y jueces. ¡Qué horror!   

      
CARLOS DEL RIEGO


domingo, 28 de abril de 2013

VERSIONES FAMOSAS, ORIGINALES DESCONOCIDOS El capítulo de las versiones, dentro del universo del pop y el rock, es verdaderamente apasionante. Hay canciones muy populares y que todo el mundo tararea que son atribuidas a quien las convirtió en éxito, sin embargo, sus verdaderos autores permanecen en un injusto olvido

El genial y malogrado Hank Williams.

Lo realmente difícil y meritorio de una canción es precisamente crearla, componer la música y escribir la letra; interpretarla está al alcance de casi todos..., más o menos, ya que desafinando como un perro o entonando como un tenor todo el mundo puede cantar. Sin embargo, raro es el grupo o solista que no incluye alguna que otra adaptacioncilla en su repertorio. Desde que todo comenzó alrededor del reloj los que han tenido talento han ideado melodías y versos para que todo el mundo las cantara bajo la ducha o en el coche; pero también ha habido artistas que vieron otras posibilidades en las creaciones de aquellos, modificando aquí, arreglando allá, cambiando este ritmo o introduciendo nuevos instrumentos, convirtiendo aquella pieza en algo casi nuevo. La mayor parte de las veces el original supera toda reinterpretación, pero hay algunas (escasas) ocasiones en que la nueva visión adquiere personalidad propia y se sitúa casi (casi) a la misma altura que el modelo; y también se produce el caso raro en que un tema pasa desapercibido en la voz de su creador hasta que otro le da un vuelco y la convierte en éxito; entonces es el que ‘vampiriza’ el que se lleva los honores, e incluso el gran público le llega a atribuir hasta los méritos de la composición.

La lista de grandes versiones es verdaderamente extensa, y todo buen aficionado tiene un rinconcito en su ventrículo musical donde guarda sus preferidas. Aquí van algunas.

Uno de los grandes éxitos de la historia del rock es el tema ‘Jet airlainer’, todo un emblema con el que Steve Miller Band vendió millones de discos y que se sigue escuchando actualmente por todas partes. Sin embargo pocos de los que la disfrutan a diario saben que la canción la escribió un olvidado pero genial músico llamado Paul Pena. La trayectoria vital de este hombre haría una excelente película con el binomio talento-mala suerte como hilo conductor. Con orígenes en Cabo Verde, Pena nació (en Boston en 1950) con glaucoma congénito, lo que le fue dejando progresivamente ciego hasta perder totalmente la vista a los 20 años. Antes su padre y su abuelo lo habían llevado a Cabo Verde, donde rápidamente asimiló los ritmos tradicionales, y luego estuvieron una temporada en Portugal y en España, donde el joven Paul descubrió y estudió el flamenco hasta convertirse en un virtuoso guitarrista. De nuevo en USA compartió escenario con algunos de los grandes nombres del rock americano de los sesenta y primeros setenta. Grabó un par de discos (más otro en 2000) y dejó, sobre todo, una de las piezas imperecederas en la historia del rock, ‘Jet airliner’, que apareció en su extraordinario segundo disco, ‘New train’, grabado en 1973 pero editado en 2000.


La canción la tomó Steve Miller para su grupo y, en 1977, la hizo un éxito imperecedero; Miller demostró una gran integridad al no dejar de pagar los correspondientes derechos de autor a Pena, que así vivió desahogadamente hasta su muerte. Ésta se produjo en 2005, pero lo cierto es que pudo llegar mucho antes, pues la lista de sus desgracias y enfermedades parece no tener fin: además de ciego era diabético y padecía cáncer de páncreas que, a pesar de los tratamientos, derivó en pancreatitis (inflamación del páncreas, algo gravísimo)…, y por si fuera poco, en 1997 se incendió la habitación donde dormía, inhalando tal cantidad de gases tóxicos que estuvo cuatro días en coma. Paul Pena, en fin, tenía una sensibilidad asombrosa, era creativo, lúcido, inspirado y tenía un oído musical (afirman quienes lo conocieron) que dejaba pasmado. La canción habla de aviones (claro), pero también de los ojos y las lágrimas, y de que antes de llegar al cielo hay que pasar por el infierno…

Otro caso en el que el talento viene asociado a la mala fortuna es el del genial Hank Williams. Considerado como uno de los mejores autores de country, Williams influyó a pesar de su corta carrera en cantantes y compositores de múltiples géneros, incluyendo el rock & roll. Desde niño quiso ser músico, y siendo chaval se plantaba ante las puertas de una emisora de radio cantando y tocando la guitarra, hasta que los dueños de la emisora le invitaron a entrar y actuar; su talento hizo el resto. Grabó casi 500 canciones y utilizó varios seudónimos (por ejemplo Ramblin´ Man, como la canción de los Allman Brothers). Nació con espina bífida oculta, lo que le causo dolores toda su vida; además, en 1951 sufrió una caída que le incrementó el dolor hasta un punto que, desgraciadamente, lo convirtió en morfinómano. Los excesos le provocaron problemas cardiacos que le llevaron a la muerte con sólo 29 años; al parecer, Williams (muy enfermo, drogado y, seguro, muy bebido) viajaba en el asiento de atrás de su Cadillac en la noche del 1 de enero del 53, el conductor le dijo que iba a parar a cenar algo, pero Hank dijo que él no bajaría del coche…, y esas fueron sus últimas palabras, pues cuando el chófer volvió siguió conduciendo creyendo que el músico dormía, hasta que paró a echar gasolina y se dio cuenta de que el autor de ‘Jambalaya’ estaba muerto; afirman los testigos que cuando la policía revisó el coche encontró muchas latas de cerveza e infinidad de papeles con letras de canciones. Entre las innumerables piezas de mérito que concibió está la mencionada ‘Jambalaya’, todo un canto a la diversión en los pantanos de Louisiana (incluyendo el pastel de cangrejo). Es un tema dinámico, pegadizo, originalísimo, inconfundible a pesar de las casi infinitas versiones que ha conocido, entras las que hay que señalar la de Carpenters, cristalina, delicada, ligera, deliciosa, o la de John (Creedence) Fogerty, mucho más enérgica y rasposa, más sucia y pantanosa pero tan irresistible como la original o la que cantó la malograda Karen Carpenter.

Otro caso curioso es el del gran éxito de los españoles Los Diablos, que en 1970 sacaron ‘Un rayo de sol’, tema que es reconocido por todo el que tenga cierta edad y por muchísimos nacidos después. Sin embargo muy pocos saben que no se trata de una pieza original, sino que es una adaptación de un tema titulado ‘Fernando’, cuyos autores eran dos hermanos portugueses que vivían en Bélgica y que lideraban el desconocidísimo grupo de northern soul y blues Jess & James. Éstos, a pesar de haber firmado piezas de auténtico mérito, nunca gozaron de éxito, mientras que el rayo en cuestión fue el trampolín de Los Diablos.
Las canciones que perduran, las que traspasan las fronteras de su época tienen un algo especial, y sus autores, sean o no reconocidos y apreciados, siempre tendrán su sitio; y volverán a la vida cada vez que alguien, en algún lugar, entone, tararee, cante, silbe o toque aquello que un día crearon.

CARLOS DEL RIEGO