The Clash es un perfecto ejemplo de grupo preocupado por lanzar un mensaje político en sus (excelentes) canciones, gracias al malogrado Joe Strummer (con gorra) |
La música rock siempre ha sido vehículo ideal para lanzar
mensajes de todo tipo, de modo que aunque la mayor parte de las veces hable de
las cosas que en realidad preocupan a los veintitantos, hay muchas ocasiones en
que el autor escribe de otras cosas que exigen mayor compromiso. Siempre ha
habido cantantes protesta, compositores con temáticas sociales y costumbristas,
grupos que ofrecen textos airados y exaltados contra las clases altas y, por
supuesto, también bandas y letristas que se han atrevido a lanzar discursos
eminentemente políticos envueltos en guitarras distorsionadas. La lista de los
grupos y solistas que han hecho política desde el escenario es muy larga, y si
se quiere poner un comienzo tal vez nadie mejor que el gran Woody Guthrie, que
en los años de la Gran Depresión y el ‘Dust bowl’ (las tormentas de polvo surgidas
tras terrible sequía en los estados del sur y medio oeste de USA) comenzó a
labrar su leyenda, primero en California y luego en Nueva York; él fue quien
inspiró a Dylan y a Pete Seeger y seguro que también tuvo que ver en Neil Young
y otros. Desde que el autor de ‘This land is your land’ cantó a los pobres, a
los trabajadores y los inmigrantes y contra los patronos y los fascistas (su
guitarra mostraba la leyenda ‘This machine kills fascists’), la denuncia
política siempre ha tenido quien la representara con clase e inspiración en el
universo del rock; y ahí están muchas letras de The Clash y casi todas de los
Manic Street Preachers, algunas de U2 y de REM, de los Creedence y de Rage
Against The Machine, e incluso Beatles y Rolling Stones también han dado un
paseo por esos caminos. Asimismo los grupos de punk y sus variantes casi
siempre están inmersos en tales temáticas, pero su calidad es generalmente
muchísimo más baja, sus canciones son muy burdas y maniqueas, bastas y sin
gracia, muchas veces pretenciosas y con ínfulas mesiánicas, cargadas de tópicos
y destinadas a un público ya convencido y que no quiere escuchar otra cosa. Y
también están los cantautores en castellano (del gran Víctor Jara al no tanto
León Gieco), pero eso generalmente no es rock.
Y no se puede arrinconar el asunto de la incongruencia, es
decir, despotricar contra el capitalismo y la burguesía pero vivir como un burgués
capitalista muy acomodado; o pontificar contra banqueros y políticos a la vez
que se aprovechan las ofertas del banco donde se guardan los (pingües) ingresos
y se firman contratos con gobiernos locales o regionales; o idear encendidas
defensas de los pobres y aguerridas proclamas contra los ricos mientras se vive
en mansiones exclusivas con seguridad privada. Pero en fin, el rock siempre ha
sido incongruente y contradictorio.
Hacer rock con carga política sin caer en lo fácil y
demagógico no es fácil, y mucho menos si dicha carga ha de ser envuelta en una
buena canción con melodía sencilla y fácil de asimilar; es decir, lo difícil es
escribir una buena letra con trasfondo político a la vez que estrofas y
estribillos capaces de enganchar aun sin texto. Dos canciones que combinan un
texto cargado de ideas políticas con rock sólido y atractivo pueden ser (cada
uno tendrá las suyas, lógicamente) el ‘Solidarity’ de Angelic Upstairs y el
‘The deceiver’ de The Alarm, dos piezas arrebatadoras, pasionales y construidas
sobre rotundas bases rock.
‘The deceiver’ viene a significar algo así como ‘el
impostor’. Es un tema publicado por el grupo británico (galés) The Alarm para
su álbum ‘Declaration’ (1984). El grupo de Mike Peters siempre hizo canciones
muy ideologizadas y siempre prestando gran atención a las melodías. Además de
‘The deceiver’ también son de conocimiento imprescindible piezas como ‘Sixty
eight guns’, ‘The bells of Rhymney o ‘The chant has just began’… ‘The deceiver’
comienza con una armónica lejana que rompe en cortes de batería e
inmediatamente la voz; desde el primer momento manda una melodía deliciosa, tan
vehemente que casi obliga a apretar los puños; de repente parece parar y,
nuevamente, dos golpes de caja la vuelven a poner en marcha; toda ella invita a
sumarse a los coros o a la voz solista, a tocar el air guitar o a marcar
poderosamente el ritmo. El texto no precisa tacos ni dedos acusadores, pero se
entiende todo, y entre sus versos destacan pensamientos como “eres el poder y
la gloria, como la ascendencia y caída del Imperio Británico”, palabras
acusatorias como impostor o manipulador, o delatoras como “tu presunción me
pone enfermo”, “eres la codicia y el engaño”, “tus promesas se van a la basura”
o “muerdes las manos que te alimentan”. No se menciona directa o
explícitamente, pero se deduce con facilidad de que ese impostor (deceiver),
ese manipulador mentiroso y codicioso no puede ser otro que el político.
Los ingleses Angelic Upstarts
(Novatos Angelicales) son asimismo paradigma de grupo de rock impregnado de
ideología. Surgido en plena vorágine punk (en el 77), la banda se asoció
inmediatamente al movimiento ‘Oi!’ (que es una modificación de ‘hey’ o ‘hi’,
hola), el cual tuvo relación con los skinheads; aquí la cosa está tremendamente
confusa, puesto que la ideología que subyace en estos movimientos va de la
extrema derecha a la extrema izquierda, de hecho, hay skins de ideología
fascista y racista (dispuestos a apalear al primero que se descuide) y otros
(llamados redskins) anarquistas, revolucionarios y comunistas, pero todas las
vertientes skin y Oi! coinciden en el gusto por la pelea callejera y el rock a
toda velocidad. Angelic Upstarts (sobre todo su líder, Mensi) fue desde su
comienzo antirracista y antifascista, pero paradójicamente su mejor canción,
‘Solidarity’, es una canto de hermanamiento con los obreros polacos del
sindicato Solidaridad, dirigido por Lech Walesa, que entonces se rebelaban
contra la dictadura comunista del general Wojciech Jaruzelsky, jefe del partido
comunista polaco y de las fuerzas armadas, y autor de leyes represivas que
desembocaron en muertes, desapariciones y encarcelamientos por causa política o
racial. O sea, contrariamente a la tendencia general, el tirano que arrebata la
libertad aquí es el comunismo, y el grupo antifascista se revela también
anticomunista…, sorprendente. ‘Solidarity’ es un auténtico himno; comienza suave
y poco a poco va subiendo de intensidad, las notas de sus estrofas y
estribillos se suceden casi lógicamente, con una cadencia más bien lenta
mientras se sujetan las guitarras, pero explotan cuando éstas se ven liberadas
por el redoble rompedor; toda ella mantiene una tensión irresistible gracias a
un canto inspiradísimo, fácil de retener e imposible de olvidar…, es una
canción que se agarra para siempre. Cuando uno escucha esta pieza una vez la
tarareará el resto de su vida. La letra comienza dejando bien claro su simpatía
con los obreros polacos y el mencionado sindicato; habla de unidad, de darse la
mano contra el tirano para que aprenda la lección; “dales esperanza, dales fuerza,
dales fe” repite varias veces, y otras tantas se vuelve poética e incluso
romántica, “como una vela ardiendo en la noche oscura, estaréis en nuestras
almas y en nuestras mentes”.
Son dos excelentes ejemplos de que
se puede hacer rock con intención ideológica, política y social sin que deje de
ser estrictamente rock, son dos piezas que serían igual de buenas aunque
hablaran de cualquier otra cosa.
CARLOS DEL RIEGO
antes Punk ahora Rap, quizá no tocaran bien, pero las letras y los espasmos nos movían. Sobre todo fueron años divertidos, estábamos en contra de la sociedad por estar en algún sitio, fue bonito mientras duró nuestra edad de 20 años.
ResponderEliminarHas dado plenamente en el clavo en tus reflexiones. Con 20 años hay que protestar por algo. Y sí, aquello fue muy bonito.
EliminarGracias, saludos