miércoles, 6 de febrero de 2013

EL HOMO HABILIS Y MARY LEAKY El buscador Google ha rendido homenaje a la arqueóloga británica Mary Leaky al cumplirse un siglo de su nacimiento. Ella y su marido Louis fijaron el comienzo de la trayectoria del hombre al encontrar y dar nombre al más antiguo de los representantes del género Homo

Aspecto que pudo tener el
 Homo Habilis (F. Facchini)
Mary Leaky observando las huellas
de Laetoli























El apellido Leaky es sinónimo de Arqueología, de Prehistoria, de especies humanas extinguidas, de los ancestros del hombre de hoy. Como el buscador Google anuncia (6-II-13), se cumple un siglo del nacimiento de Mary Leaky, esposa de Louis y madre de Richard, todos ellos reconocidos arqueólogos e impulsores del estudio de las familias humanas que han existido y se han extinguido.

Todo el aficionado a la Prehistoria sabe que los Leaky llevaban muchos años trabajando en la garganta de Olduvai (Tanzania), buscando y encontrando gran cantidad de fósiles; cuentan que su hijo Richard se quería apropiar de alguno, pero siempre le decían que se buscara su propio fósil, sin embargo, cuando el chaval encontró algo se lo quitaron inmediatamente. Pero fue en 1959 cuando dieron con un yacimiento que resultaría determinante, trascendental para trazar el árbol genealógico del hombre. En el estrato más profundo del mismo (correspondiente a 1,8 millones de años) encontraron un cráneo y otros fósiles de un antepasado remoto llamado australopiteco (que quiere decir mono del sur), mientras en el inmediatamente superior (1,7 millones de años) hallaron varios fragmentos de cráneo, una mandíbula y huesecillos de la mano. Vieron diferencias morfológicas entre uno y otro individuos, pero lo que resultó determinante para anunciar el descubrimiento de una nueva especie fue el hecho de que los huesos del espécimen más joven tenían asociadas unas muy primitivas herramientas de piedra, algo que no aparecía al lado de los fósiles de ningún australopiteco. Dedujeron, por tanto, que si esta especie era capaz de tallar rudimentarios útiles, bien podía entrar en el exclusivo club Homo, así que le denominaron Homo Habilis. Años más tarde, algo más al norte, hallaron los trozos de un cráneo que, reconstruido, coincidía con aquel (luego han aparecido más fósiles), con lo que la nueva especie adquirió su propia personalidad; dientes más pequeños, mayor capacidad craneal, menos protuberancia ósea encima de los ojos…, fijaron las características del primer representante del género Homo.

Ciertamente resultaría dificilísimo para el hombre de hoy (Homo sapiens sapiens) reconocerse en los habilis aunque fuera mínimamente, pues su aspecto era aun bastante simiesco; sin embargo, caminaba totalmente erguido, su pie era casi igual que el del sapiens…, y construía herramientas utilizando otras herramientas, algo que no ha hecho ningún animal que haya caminado sobre la Tierra excepto todos los pertenecientes al género Homo. Algunos animales utilizan piedras o ramas como herramientas, pero a lo máximo que llegan es a modificar ligeramente las segundas y, en ningún caso, usan otros útiles para dar forma al utensilio (han anunciado estudios con chimpancés que parecían golpear una piedra contra otra, pero eran animales cautivos entrenados durante años que repetían mecánicamente gestos aprendidos). Sin embargo, sin la menor duda el habilis hizo sus instrumentos valiéndose de otras piedras con las que golpeó la principal a fin de obtener una arista cortante, un filo con el que acceder más fácilmente al alimento, lo que significa que previamente hubo de ver representado en su mente aquello que iba a fabricar. Esto quiere decir que aquel remotísimo antepasado pensó, dedujo y anticipó, facultades exclusivas del hombre.

Ahora uno se puede preguntar ¿por qué sólo una de las diversas especies de australopiteco dio ese paso evolutivo?, ¿por qué ninguna otra especie evolucionada del australopiteco y contemporánea del habilis hizo lo que éste al menos por pura imitación?, ¿ese trascendental avance fue algo surgido del propio individuo o recibió alguna ‘ayuda externa’? Es oportuno recordar que las denominadas ‘huellas de Laetoli’ demuestran que los prehomínidos caminaban erguidos hace 3,7 millones de años. Son huellas de pisadas que dejaron tres individuos bípedos (con pie muy parecido al actual) sobre ceniza volcánica que luego se endureció; el espécimen más pequeño caminó sobre las impresiones en la ceniza que iba dejando el más grande. Fueron descubiertas por la propia Mary Leaky ya en los 70 del siglo pasado cuando (cuentan) jugaban a lanzarse boñigas secas de elefante…

Louis y Mary Leaky tuvieron el honor de hallar al más remoto antepasado (a la luz de lo conocido hoy) de la única especie de dicho género que sobrevive. Pero como ocurre con cada descubrimiento, el hallazgo planteó (plantea) más interrogantes que los que resuelve.

CARLOS DEL RIEGO


martes, 5 de febrero de 2013

LA SOBERBIA FANÁTICA DE ALGUNOS CIENTÍFICOS Dos profesores han publicado un libro que sostiene el disparate de que la Tierra es el centro del universo y todo gira en torno a ella. Muestran soberbia por atreverse a postular sin conocimiento y fanatismo por permitir que las creencias guíen el trabajo científico. Pero también se puede llegar al desvarío por un camino opuesto.

Solo un fanático o un ignorante puede afirmar que todos los cuerpos del universo
giran en torno a la Tierra

Hay veces que la soberbia de los científicos resulta absolutamente impropia de quien tiene que basarse exclusivamente en aquello que pueda probar, ya sea en la pizarra, en el laboratorio o con los hechos. Que el concepto del universo es algo que de momento se escapa al conocimiento humano es más que evidente; no hay quien pueda demostrar nada de nada respecto al origen, tamaño, tendencia, límites, edad, funcionamiento… Y sin embargo, hay algunos físicos, matemáticos o astrónomos que se atreven a realizar afirmaciones que de ningún modo pueden probar, a proclamar grandes descubrimientos apoyándose sólo en teorías más o menos plausibles pero que no pasan del plano teórico. La última sandez propalada por malos científicos (al menos en este caso) la protagonizan un físico y un matemático que trabajan en centros docentes españoles; estos dos señores han editado un libro titulado ‘Sin embargo no se mueve’ (parodia de las palabras de Galileo ‘Sin embargo se mueve’) en el que sostienen la teoría del geocentrismo, o sea, afirman sin rubor que la Tierra es el centro del universo, y que es el sol y todo el resto de objetos cósmicos los que dan vueltas alrededor del tercer planeta del sistema solar, enclavado en un extremo de la galaxia Vía Láctea, perteneciente al grupo local de galaxias… Parece increíble que un físico y matemático (como los autores) ignore la ley de la gravitación: dos cuerpos se atraen más cuanto más masa tengan y cuanto más cerca estén, por lo que pensar que un cuerpo tan pequeño como la Tierra atrae a una estrella gigantesca situada a mil millones de años luz es un dislate que no se encuentra ni en la ficción más calenturienta. Sin embargo, viendo la trayectoria y publicaciones de Gorostizaga, el principal responsable de del libro, la cosa no puede extrañar, ya que es un firme defensor del creacionismo (todo fue creado, no hay evolución), de que la Tierra sólo tiene 6.000 años (en realidad en torno a 4.000 millones) y otras incongruencias de auténtico fanático de la religión. Es decir, este profesor universitario cae en el peor de los errores del científico, que es el prejuicio, la creencia previa, el contrasentido de permitir que su fe guíe sus investigaciones. Y de este modo incurre en otro fallo: intentar compaginar fe y ciencia, un auténtico imposible en sí mismo (si se puede demostrar científicamente no hay lugar para la fe, y si no se puede probar, la ciencia ha de abstenerse de manifestar opinión del mismo modo que se abstiene de pretende demostrar la existencia de extraterrestres).   

Al menos en gran parte de las parroquias españolas de hace 30 ó 40 años los curas explicaban que el Génesis y otros textos bíblicos no han de tomarse como obras históricas o científicas, enseñaban que esos libros están construidos a base de metáforas y alegorías que pudieran entender aquellas personas de hace más de dos milenios (lógico, si se les hubiera hablado de Big Bang, de la expansión del universo o las reacciones nucleares dentro de las estrellas no hubieran entendido), e insistían en que no hay que tomarse al pie de la letra lo de “El primer día creó Dios…”; es decir, incluso los clérigos de hace décadas separaban la religión de la ciencia. Es más, hasta el Vaticano ha admitido la Teoría de la Evolución.

Lo peor es que desde el otro extremo se usan parecidos modos. El célebre Stephen Hawkins lanzó el año pasado un libro en el que pretendía demostrar la inexistencia de Dios basándose en la teoría del Big Bang; es decir, el en otros momentos brillante científico también se dejó llevar por su ateísmo para alcanzar la conclusión que previamente buscaba, o sea, resbaló en el mismo lugar del mismo terreno que aquel Gorostizaga, pues permitió que su creencia (la ausencia de tal en este caso) guiara sus pasos. La esencia del razonamiento de Hawkins es que no existían ni el tiempo ni el espacio antes del Big Bang, por lo que al no existir tiempo no puede existir ningún ser; asimismo afirma el sabio británico que de la nada surgió una partícula de infinita densidad que al explotar dio origen al universo. Las objeciones son evidentes: ¡qué es eso de que no había nada y de repente había algo!..., eso se llama milagro, y si hay milagro…; ¿y cómo saber si ese Big Bang fue el primero y el último?, ¿cómo saber si no se han producido (o se están produciendo) otros big Bang lejos del alcance de los más modernos radiotelescopios?… No hay forma de contestar a estas preguntas.

En uno y otro caso hay evidencias de soberbia al pretender explicar conceptos absolutamente inexplicables a día de hoy; queda clara la vanidad del hombre y del científico al intentar dar sentido a enunciados tan contradictorios como ‘el principio del tiempo’ o ‘los confines del universo’ con las herramientas y conocimientos disponibles; rebosa fatuidad y endiosamiento pensar que el actual cerebro humano puede abarcar tamaños y distancias siderales. En fin, que sólo alguien con el ego del tamaño de la misma galaxia trataría de enunciar las leyes que rigen en planetas, estrellas, agujeros negros, cuásars y muchos otros cuerpos, entes o elementos que sin duda existen más allá de lo que los radiotelescopios pueden ver. Y se puede llegar a ese disparate por caminos totalmente opuestos.
                
CARLOS DEL RIEGO

lunes, 4 de febrero de 2013

EL IRRESTIBLE ATRACTIVO DE LA TRAMPA Tal vez por sentirse superior, quizá como vestigio del pasado humano en la naturaleza, es posible que por un equivocado sentido de la justicia o por simple avaricia y maldad, pero el caso es que el engaño y la trampa están profundamente arraigados en la naturaleza del hombre

El genial Ibáñez muestra en sus desternillantes historietas diversas variantes del espíritu tramposo del hombre

Los papeles de Bárcenas (sean auténticos o falsos, pues en este caso también habría tramposos), el nepotista gallego que contrató a cientos de amigos y familiares, el escándalo de los Ere de Andalucía, lo del Urdangarín, el asunto del vástago del ex honorable, el amaño internacional de partidos de fútbol, los Eufemianos Fuentes y Armstrongs (todos presuntos, que en portugués quiere decir jamones, que tienen que ver con los chorizos)…, y eso sólo en la prensa del día (4-II-13) y en asuntos de alcance, puesto que si se indaga o se tira de hemeroteca se podrían llenar cien Quijotes con la sola enumeración de los casos. Todos aquellos son lances de personajes de relevancia y con acceso a grandes cantidades de dinero, pero con total seguridad eso se produce en igual proporción en escalones más bajos de la sociedad, la única diferencia es que la repercusión es nula si el chorizo es un tipo de a pie, mientras que es de portada si lleva traje y es titular de algún cargo de relieve; claro que también hay otra diferencia importante: lo que este último se suele llevar multiplica por cien, por mil, por cien mil lo que consiga distraer el humilde chanchullero.

Sea como sea, da la impresión de que la trampa tiene un atractivo especial e irresistible para el ser humano (¿quién no se quedó con las vueltas del recado cuando era niño?). El tramposo, tahúr, timador, descuidero, carterista o trincón de corbata de seda se siente intelectualmente superior, se cree el listo, el triunfador sobre el engañado, el pringao, el panoli, el perdedor; y suele justificarse pensando que la víctima también ha colaborado (pues hay quien cree que no puede haber mentira sin que alguien se la crea, lo que convierte al engañado en cómplice el embustero, piensa el embaucador), o convenciéndose de que el primo se merece que aligeren su cartera porque tiene mucho (si es un gran almacén no exige medalla de milagro), o con la excusa de que el primavera seguro que también había robado lo suyo… Encontrar pretextos para justificarse a sí mismo por haber engañado es otro deporte que se practica masivamente en todo el planeta desde hace milenios. 

Si se paga con un billete de 20 y al recoger la vuelta se comprueba que ésta es de 50, ¿cuántos sacarían de su error al vendedor?, ¿cómo se siente el que ha conseguido guindar un caro perfume en unos grandes almacenes?, ¿y el industrial que defrauda?, ¿y el futbolista que simula o el deportista que se droga? ¿y el conductor que se salta la señal?, ¿y los que encuentran el modo de escaquearse del trabajo?, ¿y los que pagan y cobran sin que medie justificante de la transacción?, ¿y el que simplemente se cuela en la cola del pan? …, claro que también hay trampas legales, como por ejemplo las que llevan a cabo todo tipo de administraciones cuando cobran y exigen al ciudadano varias tasas e impuestos por el mismo servicio, pero este es otro tema.

El clásico timo español de la estampita o cualquier otra variedad se basa tanto en la codicia del timado como en su disposición inequívoca para hacer trampas y aprovecharse del que, al final, saldrá trasquilado, lo que indica que a pie de calle el fullero y el engañabobos son especies tan abundantes como en cualquier otro entorno.

¿Y por qué estará tan adherida a la idiosincrasia de la persona la trampa, la mentira, la traición, el chanchullo, el tongo? Quizá porque la naturaleza tiende siempre al ahorro de energía, por ejemplo, el carnívoro robará la pieza al que la ha cazado como tenga oportunidad, y así economizará esfuerzos de cara al incierto futuro, e igualmente el chimpancé le arrebatará el plátano al colega de inferior rango al mínimo descuido; ese ahorro, ese aprovechamiento de la oportunidad es básico en el funcionamiento del ser vivo en el entorno silvestre… Por su parte, el hombre tratará de llevarse lo más que pueda trabajando lo menos que pueda, sudando lo menos posible, actitud que bien podría ser un vestigio de cuando el homo sapiens estaba incorporado a la naturaleza… Como puede verse, pretextos, excusas, coartadas para hacer trampas se pueden encontrar allá donde se busquen; sea como sea, la persona ha demostrado una gran destreza a la hora de perfeccionar los modos de la jugarreta y el enredo, ha elevado a la categoría de arte la artimaña, la estratagema, el fraude, el engaño. Bien puede afirmarse que sólo se es humano si se miente y maquina en beneficio propio y luego se desprecia, se insulta y se acusa a quien hace lo que uno hizo. Y aunque hay otras especies animales que también utilizan trucos, la hipocresía no ha sido detectada en la naturaleza.

Todavía se recuerda aquella genial viñeta de ‘13 Rue del Percebe’ del gran Ibáñez en la que el tendero tramposo intentaba colar un yunque en la bolsa de las lentejas diciendo a la sorprendida señora: “Bueno, todo el mundo sabe que las lentejas tienen mucho hierro…”

CARLOS DEL RIEGO


domingo, 3 de febrero de 2013

LA OBRA MAESTRA DE PINK FLOYD La primera mitad de la década de los setenta del siglo pasado fue muy brillante e imaginativa, variopinta, atrevida y, en muchos casos, genial. Y en medio de un sinfín de discos y grupos extraordinarios sobresale una de las obras maestras del rock, ‘The dark side of the moon’, editado por Pink Floyd en 1973

The dark side of the moon.

Ante todo, aquel momento fue algo único, irrepetible, puesto que jamás tendrán el rock y el pop tanto por delante. La perspectiva que da el tiempo permite valorar lo que aquellos años significaron para la música popular, pues muchas de las bandas de entonces se han convertido en leyenda, en referencia. Pink Floyd publicó ‘The dark side of the moon’ hace 40 años, pero a pesar de la velocidad de cambio en modas y sonidos, algunas de sus canciones se escuchan hoy con asiduidad y son reconocidas en el acto incluso por los jóvenes.  


En España muchos aun estaban digiriendo a Beatles y Rolling Stones y miraban con curiosidad y extrañeza a tipos estrafalarios como Bowie o los Slade. Los más iniciados ya tenían noticias de Pink Floyd, que era una banda de rock psicodélico, progresivo, sinfónico, incluso había quien la tildaba despectivamente como ‘rock de laboratorio’, pero también estaba quien afirmaba que su música entraba muy bien al coincidir el ritmo con los latidos del corazón…; sin embargo la mayoría del personal, profanos en la materia, utilizaba este nombre para hacer guasas del tipo: “¡anda pinfloi, o pinflui, o pinflai, no pongas esa música ratonera!

La portada es de lo más reconocible de la historia del rock, con el prisma y la luz, motivos de unas pegatinas que incluía el álbum y que muchos aun conservan. Con Alan Parson a los mandos (que luego publicaría sus propios discos e incluso alcanzaría algún que otro éxito), este álbum monumental tiene una intención conceptual que para el aficionado español medio quedó en muy segundo plano, si es que lo entendió. El disco (que no tiene cortes) se abre con ‘Speak to me’ y ‘Breathe’, cuya textura sonora viene a adelantar las líneas estilísticas de todo el trabajo; ambientes atmosféricos, uso combinado de sintetizadores (analógicos, claro) con guitarras y baterías, y cantidad de efectos, risas, voces… ‘On the run’ se antojaba en su momento un prodigio tecnológico, e incluso hoy resulta muy tecno, con sonidos enigmáticos y lejanas e inquietantes conversaciones, con un latido de corazón al fondo y un atenuado sonido final que parece perderse en la lejanía…, para dar paso a una explosión de relojes, ‘Time’, una canción hipnótica, irresistible, con larga entrada que desemboca en un ritmo medio y melodía fácil que (ingenuos años setenta en España) algunos chapurreaban en pretendido inglés; la combinación de guitarras y teclados, de coros y voces solitarias da un resultado verdaderamente mágico. Sin solución de continuidad aparece un ‘reprise’ de ‘Breathe’ corto, etéreo, fugaz. Y termina esta cara A con un piano cargado de pesimismo sereno y reflexivo con ‘The great gig in the sky’, una pieza semiinstrumental con una voz alta y a veces desesperada coronando otro medio tiempo que va in crescendo para luego detenerse e ir languideciendo…

La Cara B se inicia con uno de los momentos cumbre de toda la Historia del Rock, ‘Money’, un tema emblemático, una pieza muy bien surtida de matices, de ideas novísimas, con un par de cambios rítmicos magistrales, estimulantes, electrizantes, con un saxo duro, rasposo, penetrante, un tratamiento de guitarras que evidencian clase y personalidad y con un solo escalofriante, uno de esos que nadie que ame el rock ha dejado de tocar con el ‘air guitar’; se trata, en fin, de una composición que llega hasta dentro y hace hervir la sangre siempre, por más veces que se escuche. El huracán se calma con la preciosista ‘Us and them’, adornada con un saxo envolvente, casi de terciopelo, y una voz que avanza de modo casi cansino hasta llegar a un coro majestuoso y a unas voces que van y vienen…, no fueron pocos los que se atrevieron a cantar en inglés siguiendo las letras del interior de la carpeta, dada la cadencia lenta de esta pieza verdaderamente deliciosa. ‘Any colour you like’ es otro instrumental que combina jazz-rock con progresivo y psicoledia y se encadena con ‘Brain damage’, tema con melodía contenida y que habla del protagonista del disco, el lunático, pues eso de la cara oscura de la luna no se refiere al satélite, sino al trastornado al que “veré en la cara oscura de la luna”; coros y voces y risas enigmáticas se intercalan en una melodía simple y evocadora. El disco termina con ‘Eclipse’, una letanía que echa el telón con los latidos del corazón.

La intención del álbum se centra en el hombre y sus estados de ánimo, sus obligaciones y deseos, sus bajezas y enfermedades, sus sufrimientos y envejecimiento, ansiedades y tensiones, tiempo, dinero, aliento, nosotros, ellos…, todo con un tono filosófico no exento de pesimismo.

Han pasado cuatro décadas (el disco se terminó en enero y salió en marzo de 1973) que, lejos de desgastarlo, no han hecho otra cosa que revalorizarlo, elevar su categoría, evidenciar su calidad, agrandar su leyenda. Es prácticamente imposible encontrar un amante del rock que no se derrita al reconocer estas canciones que, curiosamente, siempre tienen una cara oscura que todos anhelan descubrir.

CARLOS DEL RIEGO


viernes, 1 de febrero de 2013

ALGUNOS MÁRTIRES DE LA EXPLORACIÓN ESPACIAL Algunos de los que dejaron su vida a bordo de una nave tienen su sitio en la gloria y son recordados, pero otros que hicieron posible esos viajes, aunque nunca fueron al espacio, siguen estando en el limbo de los genios sin reconocimiento, como el ucraniano Korolev, el rival soviético de von Braun

Korolev, derecha, con Yuri Gagarin, que fue el primer hombre en viajar al espacio tripulando la nave Vostck, diseño del genial Korolev.


Hace justo diez años que se producía la catástrofe del transbordador espacial estadounidense Columbia al regreso de una misión fuera de la Tierra. Retransmitida por televisión, la tragedia fue vista en todo el mundo. Las imágenes del desmembramiento de la nave encogen aun hoy el corazón, pues dentro iban siete astronautas que sabían con seguridad que iban a morir 40 segundos antes de la explosión. No hay que olvidar que la exploración espacial es y siempre ha sido prolija en accidentes y en pérdidas humanas (y materiales, pues el Columbia costó varios miles de millones de dólares), auténticos mártires de la ciencia, aunque muchos de esos mártires jamás tripularon una nave. Tal es el caso de uno de los mayores genios del siglo XX, el ucraniano Sergei Korolev (o Koroliov), cuya breve trayectoria vital (59 años) es pródiga en éxitos profesionales y tecnológicos y también en terribles desventuras personales. 
  
Korolev (1907-1966) fue un visionario y un genial pionero de la investigación espacial, pero tuvo la desdicha de vivir en la terrible Unión Soviética de Stalin. Desde niño mostró verdadera pasión por el vuelo. Apenas era adolescente cuando diseñó un planeador que fue aceptado y construido. Desde entonces no hizo otra cosa más que estudiar, investigar y proyectar ingenios que permitieran al hombre liberarse de la gravedad terrestre. Estudió y desarrolló motores y trabajó en la búsqueda de los mejores combustibles. Formó parte de los grupos que iniciaron seria y rigurosamente, con proyectos viables, la era de la investigación y las naves espaciales; trabajador, detallista y meticuloso, disciplinado y perfeccionista, Korolev era en 1938 un brillantísimo ingeniero con muchos proyectos en su cabeza.

Los restos del Columbia segundos después de la explosión.
Pero entonces se produjo otra de las aterradoras purgas de Stalin, que significaban la detención y deportación (o ejecución) inmediata del apresado, sin acusación ni juicio ni nada por el estilo, de forma que con una confesión arrancada a palos se enviaba al desgraciado a cualquiera de los gulag de Siberia. Tal cosa le pasó a Korolev; al parecer fue uno de sus colaboradores, el especialista en motores Valentín Glushko, quien lo delató. ¿Lo traicionó por envidias y celos?, ¡quién sabe!, aunque lo más probable es que, tras un par de horas en manos del NKVD (antecesor del KGB), Glushko estuviera dispuesto a acusar a su padre. De todas formas, ambos científicos dieron con sus huesos en Siberia, y tuvieron suerte, puesto que prácticamente todos los que formaban el grupo de investigación (el RNII) fueron ejecutados entre 1937 y 1939; meses después fueron trasladados a una prisión para intelectuales, pues el Kremlin deseaba aprovechar a sus científicos de cara a la guerra contra Alemania. Korolev pasó ‘sólo’ cinco meses en el gulag de Kolyma, tiempo suficiente para perder casi todos los dientes, para sufrir una dolorosísima fractura de mandíbula, para padecer escorbuto, para recibir palizas diarias, pasar frío siberiano y hambrunas, para contraer incluso afecciones cardiacas. Volvió al trabajo, pero con su salud definitivamente quebrada. Pero lo que peor le tuvo que sentar es que le obligaran a volver a trabajar a las órdenes de su delator, Glushko, aunque Korolev se mostró siempre distante, desconfiado de todos, cauteloso y temeroso de que lo asesinaran (por los muchos secretos que conocía) o, peor aun, que vinieran una noche a detenerlo para enviarlo otra vez a Siberia. Nunca superó la traumática experiencia de aquellos cinco meses en aquel infierno helado.

Aun con esos miedos, Korolev no dejaba de demostrar su genialidad, siendo el diseñador de algunos de los aviones soviéticos que intervinieron en la guerra. Al acabar ésta, el ucraniano tenía nuevos proyectos para misiles balísticos, pero lo que a él le interesaba era el espacio, y en 1957 puso en órbita el primer ingenio humano que orbitó la tierra, el Sputnik, un proyecto que fue fruto de la recién aparecida rivalidad USA-URSS; apenas un mes después llegó el éxito con la perrita Laika a bordo del Sputnik II. Luego logró que el Luna 2 se estrellara contra la luna. Sus éxitos le habían proporcionado un gran peso en el aparato soviético, pero por razones de seguridad su nombre era totalmente desconocido tanto en la Unión Soviética como en el resto del mundo (no pudo recoger el premio Nobel). Para entonces ya mantenía una rivalidad silenciosa y a miles de kilómetros de distancia con von Braun. En 1961 logró uno de sus mayores éxitos, uno de sus grandes anhelos, poner por primera vez en la Historia de la Humanidad un hombre en el espacio; a bordo de la Vostok, Korolev llevó a Yuri Gagarin a orbitar la Tierra, y lo trajo sano y salvo. También puso a la primera mujer en órbita, Valentina Tereskova, en otro de sus diseños, el Vostok 6. Entre sus principales proyectos estaba llevar un hombre a la luna y naves no tripuladas a Marte y Venus, y parte del proyecto Soyuz es obra suya. A bordo de otro de sus diseños, la Vosjod, una evolución de la Vostock, Aleksei Leonov dio el primer paseo espacial.

Pero los meses en el gulag ya pasaban factura, de manera que padecía múltiples problemas cardiovasculares y digestivos, se le detectó un tumor y padeció varios infartos. Murió en el quirófano en 1966.

¿Qué hubiera sido de la investigación espacial si un genio como Korolev no hubiera sido maltratado y hubiera tenido a su alcance todos los recursos y tecnología de von Braun? ¿Habrían llegado los soviéticos a la luna antes que los estadounidenses? ¿Hubiera hecho avanzar la tecnología tanto como para que las naves como la Columbia fueran más seguras?

Uno de los grandes genios del siglo XX sigue siendo un perfecto desconocido. Pero además de genio, también era hombre. Estuvo casado dos veces, manteniendo siempre, además, una o más amantes fijas; su primera mujer se divorció a causa de su infidelidad y él se casó con su amante, pero para entonces ya tenía otra u otras concubinas.

Una ciudad rusa, un cráter en la luna y otro en Marte, un asteroide…, llevan su nombre.

Hace diez años el transbordador espacial Columbia se desintegraba en el aire; sus tripulantes son recordados cada año al menos en su país, donde tienen el rango de héroes. Todo el mundo sabe de von Braun, pero Sergei Korolev, que también fue un mártir de la ciencia espacial y un talento extraordinario, sigue siendo un perfecto desconocido.

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 31 de enero de 2013

CORRUPCIÓN ES A POLÍTICA LO QUE DOPING A CICLISMO Existe el convencimiento generalizado de que todos o casi todos los ciclistas se dopan, del mismo modo que todos o casi todos los políticos (y sus partidos) meten mano a la caja. Se dirá que es injusto generalizar (lo es), pero lo cierto es que casi a diario unos y otros se empeñan en dar argumentos a los que afirman que todos son iguales

Existe el convencimiento generalizado de que el dóping abunda tanto en el ciclismo como la corrupción en la política

En las últimas décadas ha sido muy raro el mes que transcurriera sin alguna noticia relacionada con la corrupción de los políticos, es algo qua ya no sorprende y que se da por seguro (o casi) incluso entre las opiniones más moderadas. Por buscar una analogía siempre tan de actualidad como la de los servidores públicos trincones, se puede decir que la deshonestidad de esta clase privilegiada equivale al dopaje en el ciclismo. Así, a día de hoy (febrero 2013) el sentimiento generalizado es que, si no todos, la mayoría de los ciclistas utilizan o han utilizado sustancias y procedimientos prohibidos y catalogados como doping; e igualmente hay convencimiento general de que, si no todos, sí casi todos los equipos ciclistas integran a más o menos sospechosos, imputados o ya castigados. Pues en el terreno político ocurre lo mismo: existe la sensación en amplísimas mayorías de la población de que cerca de la totalidad de los que se dedican a esta actividad están más o menos pringados; y por supuesto, es evidente que no hay partido que no haya tenido que dar muchas explicaciones, tragarse sapos y hacer frente escándalos financieros. Parece absolutamente ocioso empezar a recordar casos en los que han estado implicados cargos públicos adscritos a todas las formaciones políticas, y del mismo modo los gerentes y máximos dirigentes de las mismas; curiosamente éstos siempre se escudan en aquello de que “yo no sabía nada”, es decir, en este caso no tienen reparos en hacerse pasar por mindundis y autoproclamarse cantamañanas que no se enteran de nada y a los que todos engañan.

Una vez pillado, el corrupto-dopado primero niega y proclama indignado su inocencia aun con pruebas abrumadoras en su contra; después hay veces que amenaza con tirar de la manta, con enchufar el ventilador para que la suciedad salpique a muchos, tal vez tratando de perderse en una muchedumbre de caraduras, pero a la larga sus palabras son mucho ruido y pocas nueces. Y también es común entre el ciclista y el gobernante tratar de justificarse asegurando que todos lo hacían y lo hacen, y que quien no se metiera gasolina prohibida o echara mano a la caja no tenía nada que hacer ya fuera en la carretera o en los pasillos, despachos y salones de las instituciones.

Sea como sea, que los presuntos servidores públicos están a la que salta es evidente. Unos se lo llevan a la tremenda, pensando estúpidamente que nadie notará nada nunca, pero otros son más sibilinos y arteros, puesto que simplemente aceptan sobresueldos y complementos de todo tipo bajo una apariencia legal, siendo la cosa algo así como una sisa institucionalizada y regularizada por ley; de este modo se puede dar el esperpento de que el presidente del gobierno cobre un suplemento destinado a diputados sin residencia en Madrid mientras vive en el palacio presidencial con todos los gastos pagados…, esto es una inmoralidad que bien puede señalarse como corrupción legalizada e institucionalizada. Sería una auténtica sorpresa, en todo caso, que hubiera un partido de ámbito nacional que no se hubiera visto imputado en corrupciones, corruptelas o ilegalidades, pero está claro que todos participan de las legales.
Eso sí, a diferencia de los ciclistas, los gobernantes tienen el privilegio de otorgarse beneficios y asignarse sueldos y pluses sin que haya quien se oponga, puesto que, curiosa aunque no sorprendentemente, jamás se produce la mínima discrepancia entre los partidos y sus representantes cuando se debate en torno a los dineros que han de percibir los integrantes de la casta privilegiada.     

Pero lo peor de tan común asunto, lo verdaderamente desalentador es que, en caso de que los chorizos sean cazados, al final no pasa nada, se soluciona todo entre abogados, jueces y fiscales que se reúnen en oscuro aquelarre con quién sabe qué intenciones. Pero al terminar la cosa, el sinvergüenza se va tan tranquilo: paga una multa, dos años de libertad vigilada, amenaza de cárcel a la próxima, inhabilitación..., y ese es todo su castigo, puesto que jamás devuelven el dinero robado. Será por eso que gustan tanto las películas en las que los malos pagan sus fechorías: porque en la vida real eso no pasa casi nunca, y por eso el ciudadano quiere ver al malo pasarlo mal aunque sea en la ficción.  

CARLOS DEL RIEGO



martes, 29 de enero de 2013

LA (PARA ALGUNOS) ESTIMULANTE VISIÓN DE LA VIDA AJENA A los programadores de una emisora de televisión se les ha ocurrido retransmitir bodas en directo, emisión que, como todo ‘reality show’, apela al sentimiento de bienestar que produce en amplios sectores de la audiencia el hecho de no ser uno el que esté ahí mostrando las entretelas

Contemplando las bajezas de otros el espectador del 'reality' se siente mejor y minimiza las suyas.

Las principales cadenas de televisión, de la tres a la seis aunque no sólo, compiten no sólo por la audiencia y los anunciantes como cualquier otra, sino que luchan encarnizadamente entre ellas para ver cuál ofrece el programa más grosero y vulgar, más zafio y soez, más bruto e ignorante…, en una palabra, utilizan todos los recursos a su alcance con el fin de proponer lo más mediocre. Y para ello, nada mejor que los ‘reality shows’, o sea, los programas que ofrecen la realidad con más o menos guión; los hay de todo tipo y variedad, en todos los países y en múltiples emisoras de televisión.

Lo que buscan principalmente esos espacios televisivos son tacos e insultos, ataques personales, violencia verbal e incluso física y todo tipo de situaciones escabrosas o morbosas, y a todo esto, sexo lo más explícito posible. Con esos mimbres los ideólogos y productores de los engendros consiguen lo que quieren, que es provocar escándalo a base de lo más tópico, lo más fácil: sexo y violencia, que son los recursos de los guionistas y productores mediocres y carentes del mínimo talento, de igual modo que los malos humoristas basan sus chistes en tacos y sexo.

La última genialidad de los fanáticos de los índices de audiencia (más falsos que Lance Armstrong) es retransmitir bodas en directo así como todos los preparativos previos, lo que significa poner en pantalla y darle así carácter de extraordinario a lo ordinario, a lo cotidiano. ¿Quién puede tener el mínimo interés en seguir las peripecias que terminan con la firma de unos contrayentes desconocidos?, no es que si éstos fueran célebres la cosa tendría más atractivo, pero al menos se entendería su seguimiento por parte de los admiradores de los novios. Sin embargo, lo cierto es que esos programas tienen abundante público, eso sí, un público con algo (o mucho) de cotilla, chismoso y correveidile, un público que disfruta contemplando las intimidades ajenas como quien tiene el privilegio de ver algo prohibido, tal vez solazándose al pensar que esos que salen ahí tienen más y mayores problemas que quien mira, y eso les hace sentirse mejor… A cuento viene recordar una anécdota en torno a la película ‘Freaks’ (en España ‘La parada de los monstruos’), dirigida por Todd Browning en el año 1932; trata de un circo en el que los artistas presentan enormes deficiencias auténticas, malformaciones y terribles taras físicas, sin efectos especiales (sólo en el plano final), de modo que hay un hombre sin brazos ni piernas que es capaz de encender un cigarrillo, varios microcéfalos (con cabeza de alfiler, ‘pinheads’, como la canción de Ramones), siameses, un tipo sin piernas que camina con los brazos, una mujer sin brazos que se las arregla, otra barbuda, un ser mitad hombre y mitad mujer…, pues el caso es que a lo largo del rodaje, los unos les tenían lástima a los otros, cada uno de ellos aseguraba que de padecer lo que cualquiera de los demás actores se suicidaría, ya que cada uno se sentía mejor observando las desgracias de los otros, cada uno estaba convencido de que lo suyo era poca cosa y una terrible desgracia lo que padecían los otros. Pues tal es lo que debe mover a las personas que se sientan a contemplar programas en los que aparecen personas que muestran lo más ordinario, lo más vulgar de su existencia: al mirarlos, seguro que los espectadores compadecen a esos que salen en la tele del mismo modo que compadecen a los chimpancés que en el zoo hacen lo mismo que los atrapados en el ‘reality’ (o sea, pelearse, copular, comer y dormir), y al compadecerlos, debe aumentar su autoestima.

Ese concepto de la telebasura se materializa a la perfección con aberraciones como la de retrasmitir bodas, que puede tener secuelas como televisar exámenes y oposiciones, juntas de accionistas, dar la cola para presentar la declaración de la renta, el cocinado de los huevos fritos, defecaciones varias o la espera del autobús en la parada…, divertidísimo, instructivo, ingenioso.

Es evidente que esas cadenas de televisión no van a reparar en moralidades con tal de ganar puntos en los índices de audiencia, más aún, harán lo imposible por ser la que más bajo caiga, la que muestre más ordinariez, chabacanería y bajeza.

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 28 de enero de 2013

TIMOS DEL GOBIERNO: EL DE LOS AUTÓNOMOS Entre los casi infinitos subterfugios y triquiñuelas que utiliza el gobierno (cualquiera en cualquier parte del mundo) para exprimir al ciudadano está el timo del autónomo, figura atropellada y tiranizada que tiene más obligaciones y menos contraprestaciones que un esclavo

El autónomo, al menos gran parte de ellos, vive en la incertidumbre y la injusticia.

La ministra del ramo ha anunciado, como si de un gran hallazgo económico y generador de empleo se tratara, reducir la cotización de jóvenes que de forma autónoma pongan en marcha un negocio, y dejarla en 50 euros mensuales durante seis meses; y más allá, las mujeres de menos de 35 años tendrán luego un 30% de descuento los dos primeros años, mientras que los hombres sólo accederán a dicha bonificación hasta los 30 años.

Primero, es evidente la discriminación por cuestión de sexo y edad; por un lado, ser mujer tiene ventajas frente al hombre, y por el otro si la persona cuenta 39 años, nada, de nada, ¡joróbate viejo!

Y en segundo lugar, y mucho peor, es el hecho de que hay que tener ganas, ilusión y seguridad ciega en la empresa que se va a abrir para darse de alta como autónomo. Seguro que existen actividades en las que merece la pena (sobre todo las cercanas al poder), pero muchas otras, precisamente las que no generan más allá de 1000 ó 1.500 euros brutos al mes, significan un negocio ruinoso para el autónomo-primo. De entrada, Hacienda retiene un 15% del total, y luego hay que pagar no menos de 250 euros al mes; si el total bruto ha sido de 1000 euros, el autónomo-panoli estará cotizando un 40%. Y a ello hay que añadir que antes o después habrá que hacer frente a media docena de ventanillas y soltar para permisos, licencias, impuestos y tasas de todo tipo, pues cada administración exige su parte. Además, apenas tiene ningún derecho, puesto que tendrá que pagar con independencia de si el mes ha salido bien o sólo ha conseguido hacer 500 euros, y qué decir si se pone enfermo y no puede trabajar, entonces no sólo no tiene derecho a desempleo, sino que está obligado a seguir cotizando; por supuesto, si va de vacaciones ha de entregar. Lo dicho, darse de alta como autónomo es una auténtica locura, y en ese sentido se recuerdan los lamentos de uno que se inscribió como pringao, o sea, autónomo, en el sector del metal, un buen hombre que abrió una chapistería con dos empleados y que declaraba que “diez meses al año mis empleados, que ganan menos de 1.100 euros, ingresan más que yo…, y muchas noches me despierto bruscamente pensando en que soy un perfecto imbécil, que estoy trabajando para el inglés y, al menos en ese momento, me encantaría encerrarme un cuarto de hora en una habitación a solas con cualquier miembro del gobierno o con cualquier político, para que nos diéramos mutuamente nuestras razones”. ¿No sería más lógico y justo aplicar un porcentaje sobre los ingresos totales? ¿Es posible que la legión de sabios, asesores, técnicos, expertos de que se rodean los ministros sean tan ineptos?

Normas como las que rigen al autónomo (sobre todo al que trabaja él sólo y para una o dos empresas) son las que abonan los impulsos defraudadores y la economía sumergida. Y si además se piensa que esos impuestos van a ir en gran parte a pagar sobresueldos, complementos, dietas, viajes y otros privilegios feudales con que se obsequian los gestores…  

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 27 de enero de 2013

KRAFTWERK, EL GRUPO QUE INVENTÓ LA MÚSICA TECNO El emblemático álbum ‘The Man Machine’ del grupo alemán Kraftwerk cumple 35 años, pudiendo ser considerado como el de la consolidación definitiva de un nuevo estilo caracterizado por el uso de la tecnología más avanzada


Kraftwerk y sus álter ego robóticos
Uno de los géneros musicales que más éxito ha tenido en las últimas décadas es el tecno y todos sus derivados (house, hard, electro, ambient, minimal, progresive, drum & bass, trance…), que ha invadido casi todos los reductos del rock y del pop. Desde que dio sus primeros pasos la música electrónica no ha dejado de crecer, siempre animada por el deseo de la exploración, de buscar nuevos modos y sonidos aprovechando el avance imparable de la tecnología. Pero nada de eso hubiera sido posible sin la aparición del grupo alemán (de Duseldorf) Kraftwek, el cual surge dentro de una corriente muy específica y prácticamente exclusiva de Alemania.

Así, puede afirmarse que la prehistoria del tecno y la música electrónica es más alemana que el hombre de Neandertal. Todo comienza a finales de los sesenta del siglo pasado en varias ciudades germanas (Duseldorf, Colonia, Berlín) donde surgen muchos grupos que se dedican a fabricar experimentación, de modo que la prensa los mete en un cajón de sastre que da en llamar, despectivamente, ‘kraut rock’, y en el que entran cantidad de nombres que tuvieron su momento y que siguen siendo considerados los pioneros del género; se trata de bandas como Can (experimentación, improvisación en influencias sicodélicas o jazzísticas), Amon Düül II (escisión de los radicales y violentos Amon Düül), Tangerine Dream (con sonido más lírico, más sofisticado y etéreo, menos mecánico o industrial que los demás), Popol Vuh (que combina lo étnico con lo electrónico), Klaus Schulze, Neu!... Pero será el grupo formado por Ralf Hütter y Florian Schneider, Krafwerk, el que tomara el camino más viable y, al final, el que ha perdurado y producido más.

En Kraftwerk están casi todos los recursos, todos los tics de todos los subgéneros de lo que se puede aglutinar dentro del término ‘música electrónica’: modificación de voz, secuencias obsesivas de percusión electrónica, efectos sonoros, experimentación, sintetizadores…, incluso en sus comienzos ya se ocuparon de diseñar aparatos o mejorar los existentes. Sólo hay que escuchar ‘Autobahan’ o ‘Trans Europe Express’ para entender a la perfección el proceso que lleva directamente a la música electrónica, y más concretamente al tecno-pop, al pop electrónico. Y es precisamente con ‘The Man Machine’, publicado hace 35 años, cuando cristaliza la idea, cuando el concepto tecno adquiere sentido, personalidad, entidad propia, cuando echa a andar definitivamente un género musical totalmente nuevo y, por tanto, con infinitas posibilidades.

Y es que este ‘El hombre máquina’, además de innovación y vanguardia, además de experimentación y tecnología, presenta algunas estupendas melodías que, si fueran sacadas de contexto, de ese envoltorio tecnológico, serían perfectamente posibles con sólo voz y guitarra. El mejor ejemplo es la siempre fresca ‘The model’, pieza dotada de una melodía tremendamente pegadiza, con acompañamiento aparentemente simple y de una eficacia y precisión muy germánicas y, en fin, un resultado claro, cristalino, perfectamente pulido y perfectamente hipnótico; se trata de una canción modélica, un patrón infalible para cualquiera que desee manipular aparatos electrónicos. También sigue esa fórmula, consistente en una melodía fácil coronando un delicado y a la vez sólido edificio tecnológico, el tema que abre el disco, el excelente ‘The robots’, cuyas secuencias melódicas han sido pirateadas con descaro por grupos de todo pelaje. ‘Spacelab’ es tecno cien por cien en sus bases, en sus arreglos, en sus voces, en sus variaciones…, pero también permite espacio para una armonía melódica que entra hasta dentro gracias a su claridad, a su sencillez, a su ingenio, hasta el punto de que en sus seis minutos de duración están apuntados no pocos recursos, estructuras y matices que son usados hoy día por cualquiera que tire de tecnología.

La pieza que da título al disco y ‘Neon Lights’ caminan por un sendero más experimental, pero sin ser nunca cargantes, sin perder nunca un encanto especial. Son temas que muchos han tildado de excesivamente mecánicos, tal vez fríos, incluso alguien ha señalado que les falta alma, pero nada de eso, tienen alma, aunque sea de silicio y metal, un alma como la que desarrollan los cerebros electrónicos de Asimov. Y por último, ‘Metropolis’, otra maravilla de este disco seminal que muestra la plenitud de una idea artística, la de la música electrónica en general, pues ecos de esta pieza se pueden ver con nitidez en muchos grupos posteriores, desde New Order hasta Chemical Brothers.

Así como el rock nace en Estados Unidos y el pop en Inglaterra, el tecno tiene su cuna en Alemania, y Krafwerk siempre ha sido el más brillante de aquella escuela.

Achtung, das ist Deutschland!

CARLOS DEL RIEGO


jueves, 24 de enero de 2013

CÓMO ADOPTAR LO PEOR DE LAS ECONOMÍAS DE DERECHAS Y LO PEOR DE LAS DE IZQUIERDAS SIN TOCAR NADA DE LO BUENO QUE TENGAN Que los gobiernos (todos los de todo el mundo y en todas las épocas) terminan por integrarse de iluminados es una verdad empírica, demostrada desde la experiencia, y por eso nadie debe sorprenderse al ver cómo se dictan normativas tributarias dignas de Los Simpson

Siempre cavilando nuevas formas de meter la mano en el bolsillo del panoli, o sea, ciudadano.

El actual gobierno de España da impresión de estar obsesionado, desesperado por recaudar a costa de lo que sea, aunque sea la ruina para la gran mayoría; tal decisión se parece un poco al del que se propone firmemente ahorrar y, para ello, decide dejar de gastar en comer, ir al médico, ducharse… El problema del actual gabinete dirigente es que está eligiendo y aplicando todo lo malo de las economías de izquierdas y todo lo malo de las de derechas, y por el contrario, no ofrece nada bueno ni de unas ni de otras. Lo bueno de las políticas de izquierdas es que prestan muchos servicios y lo malo es que exigen unos impuestos altos, mientras que lo bueno de las derechas es que tienen impuestos bajos y lo malo que proporcionan pocos servicios. Pues bien, el conciliábulo de ingenieros e iluminados ocurrentes en que se han convertido los politicastros ahora en el trono (cosa que ocurre desde que se inventó el poder) han conseguido imponer normativas que significan muchos impuestos (típico de izquierdas) y menos servicios (típico de derechas), lo indeseable de esto y lo perverso de lo otro. O sea, no puede haber tomado peor decisión, pero tampoco ha de causar sorpresa, sobre todo teniendo en cuenta que desde el carro del privilegio es casi imposible ver qué es lo que pasa a ras de suelo, y por tanto se gobierna sin tener ni la más remota idea de cuáles son las verdaderas necesidades del personal. Sólo interesa la macroeconomía, de manera que puede que un día las cuentas salgan como desean los contables siniestros mientras el 90% de la población sólo sobrevive.

Al parecer, la electa patulea está tramando cobrar por usar las carreteras nacionales, no ya por las autopistas o autovías, sino por las generales y, quién sabe, tal vez también por las vecinales. Para empezar, bueno sería recordar que las carreteras se han pagado con los impuestos, y que se sigue pagando un impuesto de circulación y otro de carburantes, que se traga con timos como el de la itv, la ora, los triángulos o el chaleco reflectante, que te ponen multas por obligación (la Guardia Civil ha informado que existen sanciones para el agente que no pone un mínimo de multas)…, de forma que si ahora se inventan otra penalización para conductores estarán cobrando varias veces por lo mismo, y en todo caso, si ahora hay que pagar por el uso de una carretera que ya pagó y por la que sigue pagando todo contribuyente, que retiren el impuesto de circulación. Parece lógico pensar que si te arrebatan servicios te quiten tributos, del mismo modo que si te aumentan la fiscalidad lo sensato, legal y digno es que te den más prestaciones. Pero no, los del rostro granítico se llevan hasta la calderilla de debajo de los sillones, y a cambio te quitan en sanidad, seguridad, infraestructuras…

Y como la cosa siga por este camino, que nadie se extrañe si el alcalde Quimby, perdón, el presidente Rajoy, y sus Wigum, perdón, Montoros, tengan la ocurrencia de cargar con impuestos el uso de la raya discontinua, que será doble en caso de que sea continua, y triple si es doble continua; e igualmente un tributo por mirar las señales (con recargo del 10% si son luminosas), por utilizar los conos, por los pasos de peatones, por los semáforos (10% menos si están intermitentes), por los cebreados, las pinturas amarillas, los guardarraíles, los arcenes y cunetas…, engaños, timos, extorsiones, estafas. Todo en este mundo es cuestión de medidas, es decir, impuestos razonables y servicios razonables es lo deseable, mientras los excesos siempre son indeseables.

El alcalde Quimby impuso una tasa por ponerse pantalones bombachos, que se transformó en un gravamen por no llevar esa prenda al comprobar que nadie la vestía. El problema es que el amigo de la pronunciación siseante está demostrando que apenas le separan un par de centímetros de Homer. Debe ser que, como el señor Burns, la caterva de rajoys quiere comprarse otro rascador de marfil. 

CARLOS DEL RIEGO



miércoles, 23 de enero de 2013

INTENTOS DE JUZGAR EL PASADO Un juez de Barcelona ordena investigar los bombardeos perpetrados por la aviación italiana sobre la capital catalana durante la Guerra Civil Española…, por si acaso se puede acusar a algún centenario. Se antoja un desproporcionado esfuerzo la puesta en marcha de una maquinaria costosísima para tan paupérrimas perspectivas

Seguro que nadie puede decir qué aviones perpetraron este bombardeo. Y es que los hechos de hace 80 años han de ser cosa de historiadores y no de jueces.

Pues sí, al parecer no tienen nada mejor que hacer. Según el juzgado y el juez de Barcelona, no hay ninguna causa que investigar, juzgar y solucionar, no hay ninguna persona a la que resolver su problema y, por eso, hay que dedicar recursos humanos y materiales en buscar culpables centenarios. Según dice la noticia, la Audiencia de Barcelona obligará a la investigación y esclarecimiento de los hechos ocurridos entre 1937 y 1939…, lo que evidentemente es un brindis al sol, una acción vana, un gasto de tiempo que podían dedicar a agilizar los muchos procesos que tienen empantanados desde hace años y que, evidentemente, deberían tener preferencia. ¿Acaso no hay ningún crimen más reciente que investigar?

Una vez en marcha el proceso ¿a quién van a acusar?, ¿a Italia para que pida perdón?, ¿es que existe en el mundo alguna nación, ciudad o territorio, partido o ideología política, ejército o estado que no sea responsable de todo tipo de crímenes en su pasado más o menos remoto? Según explica la nota, se intentará averiguar si alguno de los pilotos que arrojaron las bombas sigue vivo, en cuyo caso se pedirá su extradición, pero claro, si tenía 25 años en 1937 (cuando se produjeron los primeros bombardeos) ahora tendrá 100, lo que impide toda acción contra él. El comunicado también habla de acusar a Italia de una acción ilegal de una potencia con la que no se estaba en guerra, y también de que no respetó tratados y convenciones; hay que recordar que en España hubo presencia militar de otros países (Alemania, Unión Soviética), y eso de que fue un acto que no contempló los documentos y convenios internacionales al respecto…, que se mencione una guerra en la que uno de los bandos (no ya los dos) respeta la Convención de La Haya, Ginebra o similares, que se señale una guerra tan civilizada que las matanzas se producen siguiendo escrupulosamente la normativa. No, nada de eso existe ni existirá, pues desgraciadamente la guerra es muerte indiscriminada, brutal, ciega, y ningún ejército se ha arriesgado ni se arriesgará jamás a perder guerra, batalla o escaramuza por contemplar la normativa internacional sobre las contiendas armadas; y si algún jefe militar incumple sus órdenes por aquel motivo será acusado, al menos, de alta traición, lo que en tiempo de guerra significa el paredón.

Por otro lado, los pilotos que arrojaron las bombas (que son los ahora buscados) cumplían órdenes, o sea, si se hubieran negado hubieran sido ellos los ejecutados; en todo caso habría que buscar y juzgar a quien dio aquella orden, del mismo modo que se juzga a quien ordena el fusilamiento y no a los integrantes del pelotón, pues si estos rehúsan disparar pasarán directamente al paredón a acompañar a los reos.  
 
Este tipo de iniciativas muestra un trasfondo político más que evidente, puesto que los bombardeos sobre ciudades durante la guerra española los perpetraron los dos bandos; los ataques ejecutados por los nacionales son de sobra conocidos (Guernica, Barcelona, Madrid, Durango…), pero no así los cometidos por los aviones republicanos (Córdoba, Zaragoza, Cabra, Valladolid, Cáceres…), de modo que no tienen sus víctimas la misma consideración que las que cayeron bajo las bombas franquistas.

Nadie niega la barbarie cometida por esos aviadores italianos y por, en general, todos los que tomaron parte activa en la guerra, pero sí que sería bueno que la empatía fuera idéntica para con todos los inocentes muertos, estuvieran donde estuvieran.

En todo caso, ¿merece la pena poner en marcha un sistema tan costoso (jueces, funcionarios, policías, abogados, fiscales…) para conseguir una simple declaración?, ¿no sería mejor prestar atención a todo lo que ocurre actualmente? Los jueces (al menos muchos de ellos) protestan por el atasco que tienen, y sin embargo gastan tiempo, personal y dinero en revisar hechos ocurridos hace casi 80 años (cosa que debe dejarse al historiador, no al político ni al juez). Y con todo ello ¿qué se va a conseguir?, nada o algo rayano en la nada, por lo que habría que exigir a esos empleados públicos la responsabilidad de haber despilfarrado dinero del contribuyente en nada a sabiendas de que nada se iba a obtener.

CARLOS DEL RIEGO

VEGETARIANOS Por moda, salud, esnobismo, mejoría de la línea o por pensamiento animalista, la costumbre de dimitir de alimentos de procedencia animal se propaga, sobre todo tras la avalancha de personajes célebres que declaran zampar sólo vegetación

No pocos serían felices siendo enteramente vegetales

El aserto que afirma que somos lo que comemos no puede ser más cierto. De hecho, si se piensa, ninguna acción es más íntima que comer, nada nos penetra tanto. Y por eso el tema de la alimentación se ha situado entre los más atendidos entre la población. Que si los ingredientes o las fechas de caducidad, que si los bajos en calorías o los específicos para diabéticos, los envasados o los del día, los ecológicos o los industriales…, nadie compra y come sin prestar atención expresa a algunas de las infinitas variantes que presenta la oferta alimenticia; es más, la población de nutricionistas aficionados se ha disparado. De este modo, aunque la práctica de engullir exclusivamente vegetales renunciando a animales viene de lejos y es habitual en ciertas culturas, en las últimas décadas ha arraigado en las sociedades avanzadas, sobre todo desde que personajes habituales de los medios de comunicación proclaman su doctrina.

Afirman los partidarios de mantenerse a base de vegetación que todo son beneficios para la salud y/o que nadie tiene derecho a matar y comer animalitos. Esto último sería discutible, pero aquello aun más. Así, cuando se pregunta a un centenario por sus hábitos siempre señala aquello de “siempre he comido de todo”, y tal aconsejan los profesionales del tema. Además, el sistema digestivo humano está preparado para acoger y procesar flora y fauna, es omnívoro, y si se le niega algo tarde o temprano lo notará.

Y entre los que llevan su creencia al extremo están los veganos, que renuncian a todo aquello que un día formara parte de cualquier bestezuela parda o que signifique incomodidad para los bichos; por cierto, no está claro si la amnistía que declaran incluye a todos los que forman parte del reino animal o se excluyen insectos, arácnidos, reptiles... Seguro que estas personas (que están en su pleno derecho de comer lo que les dé la gana) se creen moralmente superiores a los demás, seguro que se sienten elevados por encima del común y miran al carnívoro con desprecio o condescendencia, seguro que se piensan mejores personas…, poco menos que santos en la tierra.
Este tipo de pensamiento animalista y naturista suele utilizar también el argumento de que el hombre es el único animal que consume leche en edad adulta…, cosa absolutamente lógica, ya que el toro tendría que ir a las fuentes si quisiera un traguito, algo que no está en su instinto y, seguro, la vaca se opondría, mientras que el homo sapiens ha aprendido a ordeñar, envasar, transportar, calentar y mezclar eso tan exclusivo de los mamíferos. Asimismo también hay quien atribuye efectos perversos a cualquier lácteo, aunque jamás se presentan pruebas concluyentes; y es que los iluminados abundan entre quienes viven obsesionados por la pitanza, a la que acusan de ser la causante de todos los males del ser humano.

En todo caso la tendencia a prescindir de un tipo de alimento es típica de sociedades opulentas donde no falta de nada, es decir, allí donde haya hambre no se va a despreciar ni pan duro ni una paletilla de cordero. 

Algunos de quienes practican esta especie de variante del buenismo, en fin, querrían llegar a lo que aquel vegano que salió en los Simpson y que presumía de no comer nada que arrojara sombra.  
    
CARLOS DEL RIEGO

lunes, 21 de enero de 2013

EL DILEMA DE LOS INDÍGENAS FRENTE A LAS SOCIEDADES AVANZADAS Casi a diario se tienen noticias de expolios y matanzas de indígenas del Amazonas, indefensos ante el poder económico y el político. De seguir así las cosas en poco tiempo habrán sido exterminados o absorbidos, pero si se les proporciona formación para defenderse, también serán absorbidos por las ciudades y su cultura se perderá


¿Debe exigirse a los indios el cumplimiento de los Derechos Humanos o permitir que vivan al margen de cualquier derecho?
Con el apoyo de los diversos gobiernos, ya sean cómplices activos o mirando hacia otro lado, los indios de la cuenca amazónica están viendo cómo sus poblaciones son expulsadas, acorraladas y, finalmente, diezmadas. Empresas de todo tipo (petroleras, madereras, mineras…) ven a los indígenas como si no fueran más que otros animales de la selva, y los matan con tanto pesar y remordimiento como quien caza. Así las cosas, los directivos de aquellas exigiendo resultados a toda costa, los operarios actuando sobre el terreno con toda la crueldad del mundo, los políticos que aceptan expolios y asesinatos a cambio de financiación y soborno…, son algunos de los culpables de una situación de acorralamiento que sufren organizaciones tribales en Sudamérica y África.

El problema principal es que los empresarios cuentan con experimentados gabinetes jurídicos especializados que, usando infinitas tretas legales y aprovechando puntos oscuros y recovecos de la ley, van presentando proyectos a los gobiernos, los cuales aceptarán esas propuestas bajo ese inmenso, arbitrario y difuso paraguas llamado ‘beneficio para la sociedad’, que en realidad quiere decir beneficio para la empresa, para el político y para su partido. Y por el contrario, los indios están incorporados a la naturaleza, de modo que jamás podrían competir en los tribunales contra aquellos equipos de abogados, con lo que su defensa queda en manos de la buena voluntad de los gobiernos (¿?) y en las asociaciones de voluntarios, que harán lo que puedan, lo cual será poco si enfrente tienen enormes grupos empresariales y el poder de un gobierno.

Los territorios que ocupan desde hace muchos siglos los nativos han de ser legalmente suyos, pero claro, no tienen escrituras de propiedad ni ningún documento que acredite ante el juez que ellos son los legítimos propietarios, con lo que están jurídicamente desamparados. ¿Sería aconsejable ofrecer a los aborígenes educación académica?, ¿la aceptarían?, ¿tienen derecho los niños de las tribus a ser escolarizados?, si las respuestas fueran afirmativas su cultura estaría condenada, y de ser negativas estaría condenada su cultura y ellos mismos. Asimismo, se sabe que se producen violentísimos enfrentamientos entre diferentes tribus (con asesinatos, secuestros…), por lo que cabe la cuestión ¿hay que exigirles el cumplimiento de los Derechos Humanos? No están incorporados a la cultura del siglo XXI, es decir, nada saben de democracia, leyes, igualdad, derechos…, por lo que actúan al margen de lo que se exige en las sociedades avanzadas, sin embargo, la Declaración de los Derechos Humanos especifica clarísimamente que todos los hombres tienen idénticos derechos, y por tanto las mismas obligaciones, así que ¿los naturales de tribus primitivas y los que viven de, por y en la naturaleza están exentos de derechos como la educación? Y una más, si un grupo de occidentales en aquellas latitudes ven a varios indios matando a otros, ¿deberían intervenir y tratar de detener la pelea y defender al débil?, o por el contrario ¿han de evitar inmiscuirse y dejar que la matanza siga su curso como si de leones y cebras se tratara? ¿y si esa escena se produce en una ciudad europea?  

En principio se tiende a pensar que lo ideal es dejarlos vivir según sus modos y costumbres aunque muchas de sus conductas fueran castigadas si se realizaran en una ciudad, se prefiere creer que es mejor no alterar su vida y permitir que continúen en el Paleolítico; pero un día llegarán los empresarios y sus abogados tras haber ‘convencido’ al poder político y aquellos estarán indefensos, sin más ayuda que la de voluntarios y oenegés. Y la realidad es esta, múltiples tribus, etnias e indios de diversas partes de Sudamérica son agredidos a diario por los mercenarios al servicio de grandes multinacionales sin que apenas haya quien levante la voz por ellos.

Si la tendencia se mantiene, en pocos años los nativos que vivan en lugares interesantes para la industria (la que sea) serán exterminados o, como mínimo, expulsados, con lo que su cultura se perderá y ellos serán fagocitados por la sociedad. Pero si adquieren formación suficiente para defenderse, en pocos años habrán sido absorbidos por las naciones y las ciudades, con lo que su cultura se perderá. Sea como sea, el futuro de aquellas sociedades primitivas tiene los días contados.   
           
CARLOS DEL RIEGO