Parece decir 'no quiero nada con vosotros pero me llevo vuestra pasta, primos' |
Como viene siendo habitual desde hace ya unos
cuantos años, los cineastas españoles (directores y actores sobre todo) no
pierden ocasión para ‘hacer amigos’; así, de vez en cuando uno u otro se suelta
la lengua y grita groserías contra sus posibles clientes, o se muestran
desdeñosos con el sitio donde viven y trabajan. El último desatino dialéctico
ha llevado al director Fernando Trueba a las portadas; tal vez buscando ese
protagonismo (¿tiene película que vender actualmente?), el individuo este ha
dejado claro que, en caso de guerra, él se pondría de parte del enemigo de su
país, o sea, que de haber estado allí, se hubiera enfundado el traje de traidor
para servir a Napoleón; y que prefiere que gane cualquiera antes que España en
los terrenos deportivos; y que nunca se ha sentido español… Curiosamente, a la
vez que dejaba patente su ingratitud y su desnaturalizado sentir, trincaba el
dinero de esos españoles a los que tanto desprecia y de los que no quiere saber
nada (cosa que lleva haciendo desde hace años).
Pero la frase que más indignación ha provocado es
esa en la que afirma no haberse sentido nunca español. Y sin embargo, con sus
palabras está mostrándose como un tipo de español absolutamente paradigmático,
un típico español. Sí, aunque cueste creerlo, es abundante la especie de
español para el que todo lo de su país es lo peor: su Historia y sus
costumbres, su cultura y sus tradiciones, sus héroes y grandes personajes, sus
victorias y derrotas en el campo de batalla, sus políticos, sus manufacturas,
sus deportistas…; lo que venga del extranjero es, según esa especie, mejor que
cualquier cosa o persona de aquí. Seguro que es difícil encontrar en todo el
mundo tanta gente que deteste a España como la que hay en la susodicha. En este
país muchos de sus naturales minimizan o niegan cualquier acción meritoria que,
a lo largo de la Historia, hayan protagonizado asturianos, extremeños o
andaluces; gran parte de la población de la vieja Hispania se sonríe con
satisfacción cuando se airean derrotas y vergüenzas patrias (idénticas, por
otro, lado a las de países con tanta Historia); sobran los ejemplos de
españolitos dispuestos a glosar las bondades de lo foráneo y a despreciar por
sistema cualquier ‘made in Spain’; es más, si un extranjero (político,
deportista, empresario) lleva a cabo una marrullería se le tilda de listo y
astuto, mientras que si la misma la ejecuta un español se le llama miserable y
sucio tramposo.
Como quiera que el tal Trueba arremetió en público y
a voz en grito contra España (entrando también en el apartado histórico), como
quiera que no pierde ocasión de regodearse en su sentimiento antiespañol…, y
como quiera que esa postura y ese modo de pensar se da en España desde hace
siglos, es fácil concluir que el dudoso personaje (que insulta a quienes le dan
trabajo y efectivo) no es sino un perfecto representante de un sector de
españoles. Resumiendo, el maleducado director es, muy a su pesar y a despecho
de sus verdes verborreas, un típico español; al menos uno de los más ilustrativos ejemplos de una forma de ser
genuinamente española. Afortunadamente, la mayoría no adoptan esa postura ante
su país.
Además, al darse cuenta de que quien escupe hacia
arriba suele recibir en su cara lo que salió de su boca, el personajillo en
cuestión ha tratado de desviar el objetivo de sus invectivas: que si era en
plan de cachondeo, que no quería el escándalo, que buscaba ser ingenioso… Sin
embargo, este modo de escurrir el bulto es también cien por cien español; como
lo es el lloriqueo constante para conseguir más y más subvenciones, o esa queja
que pretende que los gobiernos le suelten la pasta porque su actividad es
superior a la de los demás; e igualmente es habitual aquí sentirse ofendido si los
insultados reaccionan contra un producto ofertado por quien insulta, puesto que
es muy español identificar ofensa con libertad de expresión, de modo que, en su
caso, los españoles no tienen derecho a dejar de ir a ver sus pelis a pesar del
desprecio que él manifiesta por ellos. Esa conducta es pura idiosincrasia
española. Y todo eso es Fernando Trueba.
Este asunto parece emular una escena de los
Simpsons: “No quiero tu sucio dinero”, decía Homer en tono despectivo mientras
se metía los billetes en el bolsillo... Pensándolo bien, se puede llegar a la
conclusión de que este sujeto no puede tener más luces que Homer Simpson.
Trueba es, recordando aquella canción de 1989 de Los
Coyotes , ‘típico español’.
CARLOS DEL RIEGO
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