Paul conserva las ganas e ilusión para seguir tocando. |
Es Paul McCartney un hombre rico, multimillonario,
posesor de derechos de miles de canciones (incluyendo exitosos musicales),
tiene enorme prestigio y reconocimiento en todo el mundo, acumula un sinfín de
premios y distinciones, su nombre estará siempre asociado a la banda más
importante de la historia del pop (y sin duda de todo el siglo XX), es autor de
algunos títulos inmortales que ya pertenecen a la cultura mundial, ha vendido
millones y millones de discos…, en fin, lo que se dice una leyenda viva. Así,
¿qué le impulsa a seguir en escena, a sentarse a escribir canciones y crear
melodías, a colgarse la guitarra ante el micro y cantar? Tiene ya 71 años, pero
a diferencia de otros, no quiere saber nada de retirada, de apartarse y dejar
paso, de recluirse a recordar viejos tiempos, o sea, que no piensa en la
jubilación. Es más, publica ahora (noviembre 2013) un nuevo disco, ‘New’, un
álbum que hace honor a su título con material flamante y recién horneado; con
éste son ya dos docenas los discos de Paul desde que The Beatles dejaran de
existir, y a ello hay que añadir las bandas sonoras, recopilatorios, discos de
clásica, directos… Sí, la pregunta es oportuna, ¿de dónde saca energía, ganas y
talento para hacer un nuevo álbum? Guste
o no guste, hay que reconocer que este tipo tiene mucho mérito.
En realidad Paul siempre fue el más profesional y,
probablemente, el más trabajador de los cuatro de Liverpool, y así ha sido
desde que en 1970 se hizo oficial la disolución, ya que jamás ha dejado pasar
demasiado tiempo entre disco y disco, entre gira y gira. Es evidente, su vida
es la música, la composición, el estudio de grabación, el escenario; ya sea con
su bajo al cuello, la acústica sobre sus rodillas o sentado ante el teclado, este
septuagenario se convierte en un mito viviente llamado Paul McCartney, uno de
los nombres clave en la cultura popular de la pasada centuria.
No es preciso recordar que junto a Lennon ya se
mostró como un brillante e inspirado compositor, pero es que una vez sin aquel al
lado también ha construido piezas fácilmente calificables de excelentes,
empezando por la primera que grabó tras la separación, la subyugante y triste
‘Another day’, que a poco que se hubiera retrasado dicha disolución hubiera
sido otro gran éxito de The Beatles.
Lejos de apoltronarse, de dejar su trabajo, su
vocación, el gran Macca ha acelerado el paso al reincorporarse al camino, pues
su vigesimocuarto (o quinto) disco de estudio sin escarabajos deja bien claro
que el tipo mantiene la tensión y que no ha perdido empuje ni inspiración.
‘New’ no ofrece, en realidad, casi nada nuevo, es decir, no se mete en
vericuetos extraños, no hace experimentos con la electrónica o el rap, no
delira, no pierde el norte, sino que hace lo que sabe hacer como nadie:
componer buenas melodías, arreglar con gusto y personalidad, con estilo, y
presentar todo con sencillez, sin grandes aspavientos que distraigan la
atención (cosa que suelen hacer los que no confían en sus canciones).
Tras unas primeras escuchas queda clara una cosa: se
trata de una colección de cortes muy cercanos al ‘espíritu beatle’, bien
terminados, directos y con algunas piezas excelentes. Si hubiera que destacar
algún título tal vez fuera ‘Everybody out there’, una canción magnífica en
términos absolutos, puro talento, dinámica gracias a una permanente presencia
de la acústica, dotada con atractiva melodía…, es a pesar de todo muy McCartney
sin Lennon. El primer single es homónimo del álbum, y aunque no ha tenido buena
acogida ni buenas críticas, hay que decir que posee el encanto ingenuo de la
primera etapa de Beatles. ‘Appreciate’ aporta un grado importante de
atrevimiento, de sorpresa, pues su ambientación llama la atención desde el
primer momento. Otra canción sobresaliente es ‘Early days’, tratada en clave
folk con un resultado ligero y protagonismo
para las acústicas y las voces. ‘Save us’, ‘I can bet’ o la sensacional ‘Road’
son también destacables en un disco verdaderamente recomendable. Hay que
señalar que algunos temas (curiosamente varios de los mejores) han sido
producidos por Gilles Martin, el hijo del emblemático productor de The Beatles
Georges Martin.
Este Macca es un infatigable creador, de esos que
parecen tener un almacén infinito de canciones. Conserva la voz en muy buen
estado (no hay que olvidar que tiene setenta y una castañas y lleva cantando
casi sesenta), la cabeza nunca se ha movido de sus hombros ni sus pies se han
separado del suelo, grandes méritos para haber vivido tanto tiempo en primer
plano y en un universo que desgasta y consume tanto como el del rock &
roll.
Ojalá haya Pau McCartney para muchos años…, ya
veremos qué tal es lo que edite cuando pase de los ochenta.
CARLOS DEL RIEGO
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