Grabado que representa el sitio de Barcelona, donde Rafael Casanovas luchaba 'por la libertad de toda España'. |
La Diada de Cataluña viene a conmemorar una derrota,
igual que en otros lugares de España como Castilla y León, donde la fiesta de la
comunidad ensalza y recuerda un sonoro, inútil y trágico fracaso. Ambas
confrontaciones tienen en común el trasfondo: dinero, impuestos, primeros
causantes en los dos casos.
Curiosamente estos dos episodios de la Historia de
España tienen idéntico ‘casus belli’ que el de otra revolución social de mayor
alcance: la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Sí, al final lo que
cuenta, lo que mueve a las masas, lo que lleva al personal a la calle fusil en
mano es el vil metal.
Al morir sin descendencia Carlos II en 1700 aparecen
dos aspirantes al trono de España, uno francés y otro austriaco. Como quiera
que Francia e Inglaterra estaban enfrentadas casi siempre, la segunda toma
partido por el pretendiente austriaco, el archiduque Carlos, firmando un pacto con
Países Bajos y Austria para oponerse a la unión borbónica franco-española, ya
que ésta supondría un gran freno a sus pretensiones comerciales y territoriales
en América. El francés, Felipe V de Borbón, lógicamente iba a dar preeminencia
a Francia en ese atractivo, suculento y novísimo comercio americano, de modo
que cuando el gabacho fue proclamado Rey de España a inicios del siglo XVIII la
bolsa inglesa fue presa del pánico y sufrió una terrible caída. Inglaterra no
iba a consentir un Borbón en el trono de España.
Por otro lado, en aquella Cataluña integrada en el
Reino de Aragón (junto al de Castilla base de España) las altas burguesías
urbanas y los potentes comerciantes catalanes hacían buenos negocios con
Inglaterra y Provincias Unidas (Países Bajos), los cuales serían imposibles si
el Borbón se hacía con la corona española, así que maniobraron para ponerse de
parte del austriaco junto a Inglaterra. Además, a mediados del siglo anterior
Cataluña había formado parte de Francia unos años, durante los cuales
comprobaron que los borbones franceses exigían más impuestos y daban menos
libertad que los austrias. Y por último, Felipe siempre quiso unificar
basándose en que todo el mundo pagara igual, no que unas regiones tuvieran un
régimen y otras otro. Por todo ello, las clases dominantes en Cataluña tenían
claro que había que ponerse en contra del franchute, pues les quitaría
privilegios (de origen medieval) y les haría aflojar la mosca. A ello se pueden
añadir otras causas, como el despotismo de Felipe (no mayor que el del
archiduque austriaco) o las odiosas exigencias de militarización.
Pero Inglaterra (siempre dispuesta a la traición si
puede sacar provecho), firmó un pacto secreto con Francia por el que se le
permitiría el comercio con América; y además, murió el rey de Austria, con lo
que el archiduque Carlos ya tenía el trono que anhelaba y ya no necesitaba
luchar por el de España. Y así, los que aun resistían al Borbón en Cataluña se
quedaron solos, abandonados y traicionados por sus aliados, con lo que sólo era
cuestión de tiempo su derrota.
Castilla y León (en realidad sus políticos) también
ha elegido una derrota como día grande a celebrar. Su guerra perdida fue la de
los Comuneros (1520-22) y también tuvo un origen meramente monetario. Al llegar
Carlos I al trono quitó privilegios medievales a los grandes terratenientes,
nobleza y burguesías urbanas, o sea, les dijo que a pagar todo el mundo, cosa
que los más pudientes no iban a consentir. Dijeron que el levantamiento era
contra el absolutismo del hijo de Juana ‘La loca’, contra la imposición de
extranjeros en los altos cargos…, nada de nada, ¿acaso no llevaba siglos la
población soportando monarquías absolutas?, ¿de verdad importaba al pueblo
llano si quien mandaba y ordenaba era español o foráneo? El ‘casus belli’ fue
la negativa a pagar de los que más tenían, los cuales no tuvieron dificultad en
embaucar a unos cuantos cabecillas que a su vez arrastraron a parte de la
población.
E igualmente la Guerra de Independencia de Estados
Unidos (1775-83). Cuando Inglaterra impuso nuevos impuestos (la Ley del Timbre
o la que gravaba diversos productos procedentes de la metrópoli como el té)
sirvió en bandeja motivo para que los que tenían la sartén por el mango en las
colonias (Georges Washington inclusive) sublevaran al pueblo para así hacerse
con el poder en el prometedor nuevo territorio. De este modo, la firme
oposición a pagar tributos se convirtió en el origen de la revuelta que
desembocó en el nacimiento de Estados Unidos. Por cierto, una vez conseguida la
independencia pasaron a la segunda fase: el exterminio sistemático y
recompensado de la población autóctona…, al fin y al cabo eran ingleses,
emigrados, pero ingleses.
En fin que el principal motivo de no pocas
revoluciones con el pueblo como protagonista es la pasta, el dinerito…, la pela
y quienes más tienen.
CARLOS DEL RIEGO
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