miércoles, 18 de febrero de 2015

LA HAMBURGUESA FÓSIL Y LA COMIDA INDUSTRIAL El asunto de la comida es de lo más peliagudo, pues comer es un acto de máxima intimidad. Quienes tengan ciertas edades recordarán tiempos mejores y pitanza no tan maquillada, modificada, manufacturada.

Aspecto del producto a comienzos de 2013, mil días después
de salir de la cadena de montaje
Una fotógrafa de Nueva York lleva años sacando fotos de una hamburguesa de una marca multinacional, de la misma hamburguesa, la cual no modifica su aspecto ni muestra moho o indicios de putrefacción; de hecho, la cara del supuesto alimento no ha variado prácticamente nada seis u ocho años después de que saliera de la ‘cadena de montaje’; la presunta carne, las patatas, el panecillo…, se han vuelto duros como piedras, pero su apariencia permanece invariable; asegura la neoyorkina que su perro se interesó por el comistrajo un par de días, pasados los cuales el objeto dejó de oler a algo, de modo que el chucho perdió todo interés. Indagando por la red se descubre que no es caso único, que no son pocos los que han llevado a cabo un experimento similar; así, existe un vídeo creado por un buen señor que preservó un ejemplar del producto estrella de la famosa cadena ‘alimentaria’ durante nada menos que ¡19 años!, con idénticos resultados: el mondongo parece recién salido de fábrica. Otro guardó ese mismo producto durante un tiempo, lo olvidó durante años, más tarde lo encontró y, ¡milagro!, tenía la misma e invariable pinta que cuando lo archivó. Existen, en fin, otros testimonios y documentales con similar argumento y todos con el mismo resultado: fosilización de la pieza. Aseguran los expertos que tal prodigio se debe a la presencia de compuestos químicos como clorotolueno, cloroformo, xileno, estireno…, incluso insecticidas y pesticidas, transgénicos claro. En fin, que se usan químicos con los que se conservan los cadáveres en las facultades de Medicina.   

El caso es que, a veces, se dejan las sobras del cocido en el frigo y quedan escondidas detrás de las cervezas; días después son redescubiertas y, al ir a inspeccionar el hallazgo, se siente un golpe hediondo en las napias a la vez que el explorador contempla un espectáculo de fibras lanzadas desde la otrora comida hacia las paredes del envase…, todo envuelto en una nube con colores diversos…; cosa parecida ocurre con el filete ruso (equivalente hispano a la tal de Hamburgo).

Sí, parece evidente que la calidad de los comestibles ha bajado en relación directa a la industrialización del sector; cierto que (al menos en teoría) todo está muy controlado, revisado, homologado, pero esta ‘seguridad’ exige la incorporación de un sinfín de aditivos, elementos añadidos, cuerpos extraños que potencien artificialmente el sabor y logren que se conserve el buen aspecto, compuestos que proporcionen durabilidad a lo que en teoría es perecedero, técnicas dudosas... Y aunque aún no se haya demostrado que todos esos compuestos y manipulaciones repercuten en la salud, seguro que beneficiosos no son, y de algún u otro modo terminarán por causar su efecto.

La lista de experiencias que todo el que de vez en cuando hace algo en la cocina podría ser infinita. Por ejemplo, ¿cuánto hace que no se echa un filete a la sartén sin que se produzcan las vibrantes y engorrosas burbujas?; esto demuestra que la res estaba engordada artificialmente. En este sentido hay que recordar aquel análisis que se hizo al ciclista Alberto Contador, el cual desveló que el campeón tenía en su sangre 0,00000000005 gramos de anabolizante…; el caso es que si tal test se hace a cualquiera que haya consumido recientemente vacuno, porcino o aviar, el resultado seguro sería descalificante y sancionable en el ámbito deportivo.

Pero no sólo los productos cárnicos están afectados por la industrialización, la cual consigue abaratar precios a cambio de rebajar también la calidad, e incluso la salubridad. Unos ejemplos. Cuando hace cuatro o cinco décadas el ama de casa compraba un kilo de fresas, el aroma invadía toda la casa, haciendo imposible sorprender con el postre; hoy se puede pasar al lado de una montaña de fresas sin que el mínimo olor llegue a las fosas nasales, y además, al cortarlas suenan como si fueran manzanas. Si se compra en el súper un kilo de cacahuetes, a la hora de cascar y comer sólo se encontrarán piezas con uno o dos frutos, nada más; sin embargo, hace unos cuantos años un chaval se hacía con un cucurucho de maní (alguno decía ‘cacagüeses’) y se topaba con piezas de uno, dos, tres, cuatro y, alguna vez, hasta cinco frutos…; por alguna razón, la industrial encuentra más rentable producir exclusivamente sólo los de uno o dos. Hubo un tiempo en que al anunciar los plátanos de Canarias se explicaba, entre otras ventajas, que esta fruta no exigía el uso de cuchillo para separar la piel; despellejar hoy a mano una de estas amarillas piezas es prácticamente imposible sin aplastarla. ¿Alguien ha comido últimamente tomates con sabor a tomate?; seguro que los hay, pero no en fruterías tradicionales, mercados o autoservicios. Raro será, en resumen, el ciudadano que no tenga sus propias experiencias al respecto.          

Parece ejercicio de nostalgia, batallitas del abuelo Cebolleta, pero pocas cosas hay tan evidentes como la caída de la calidad de los alimentos desde que se ha impuesto la industrialización: de ellos han huido el sabor, el olor, la textura, la calidad…, por muy buena facha que presenten.     


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 15 de febrero de 2015

CLÁSICOS QUE SE ATREVIERON A CHAPURREAR EN ESPAÑOL La lengua materna de la música rock es, evidentemente, el inglés. Por eso, cuando los grupos o solistas angloparlantes cambian de idioma el resultado suele ser rarillo, chocante, y a veces hasta risible

Cuando en sus primeros conciertos en España The Clash daban los primeros acordes de 'Spanish bombs', surgía verdadera magia
Aun así, siempre ha habido nombres históricos del género que se han atrevido a soltarse y cantar alguno que otro de sus éxitos en idiomas ajenos, a veces con agradables consecuencias, otras convirtiendo la letra en incomprensible y algunas más produciendo sonrojo al oyente hispanoparlante; por ejemplo, quienes tengan cierta edad recordarán el dulce acento de Matt Monroe o de Nat King Cole cuando atacaban en español, pero también se puede uno horrorizar al escuchar a Bon Jovi o incluso Michael Jackson destrozando sus propias composiciones al tratar de darles forma en español. Sting, Scorpions y otros muchos también tradujeron sus éxitos. Elvis lo hizo con bastante más encanto y gracia que todos ellos. Menos mérito tienen artistas como Carlos Santana o Joan Báez, cuyos apellidos señalan su ascendencia. Por otro lado, también hay idiomas reñidos con el r & r, como el francés.



Más difícil es encontrar grandes estrellas que se atrevieran a escribir originales en castellano, aunque la cosa no pase de un estribillo o un par de versos; tampoco es muy habitual que acometan clásicos de la música en idioma cervantino. Entre los poquísimos que se despojaron de vergüenzas y prejuicios está el gran Willy DeVille, que no tuvo reparos a la hora de crear ese maravilloso recitado que incluye su ‘Spanish stroll’ (1977): “Rosita, dónde vas con mi carro, Rosita, ya te llevaste mi televisión y mi radio…”; el difunto chulapo estadounidense creó en 1983 otro estribillo magnífico con su contagioso ‘Demasiado corazón’; y ya en solitario (en 1995) fue más allá con ‘Así mi amor’ escrita íntegramente en español. No ha de extrañar su abierto horizonte, pues tenía sangre de indio algonquino, irlandesa y española (vasca, por más señas). Pasión, drama, emoción…, eso era Willy, y muchas veces encontró cómo transmitir en español todo ese caudal de sentimientos. Sí, había en él demasiado corazón.      

Bob Dylan también se dejó seducir en su ‘Romance in Durango’ (1976), donde se arranca con versos como: “no llores mi querida, Dios nos vigila (…), agárrame mi vida”; y luego mete insoslayables vocablos mexicanos e hispánicos como ‘Villa’, ‘tequila’ ‘fandango’, ‘torero’… El genial judío, cristiano y luego otra vez judío siempre ha tenido gran facilidad para componer partituras brillantes y textos inteligentes, aunque sea en idioma ajeno.


Hasta Queen cantó en español, aunque apenas fuera un par de versos; así, en 1982, el guitarrista Brian May quiso que uno de sus títulos fuera ‘Las palabras de amor’; sin embargo, apenas fue más allá del título y el verso “despacito mi amor”. Eso sí, con el inolvidable Freddy haciendo coros.

¡Cómo olvidar a The Clash y su emblemático ‘Spanish bombs’! (1979). Cuando en sus primeros conciertos en España iniciaban esta pieza, se producía un irresistible y general escalofrío, tanto que el público cantaba con el acento del difunto Joe Strummer aquello de “yo te cuero infinito, yo te acuera, oh my corazón”; y también se entendía Fredrico Lorca, Guardia Civil, señoritas, Costa Brava, Andalucía, Granada, mandolina, Costa Rica… Sí, el inquieto y combativo Strummer vivió en España, así que no se cortó a la hora de soltar algunas cosas que aprendió (dicen que cuando estaba en Granada pronunciaba muy bien el tan hispano ¡hombre!, cuando le ofrecían una caña).

Los no menos guerreros The Pogues hicieron algo parecido en su divertida ‘Fiesta’ (1988). Es una canción sobre los días de idem y borrachera que se pasan los ingleses durante el verano en España; esta vez es en Almería, donde piden “sin gas and con leche”, alardean de que para sacudirse la resaca “él bebe cincuenta gin-campari” y no se resisten a soltar un etílico “no romperán mis cojones”. ¡Quiénes más expertos en el arte del trasiego sin control que Shane McGowan y sus compadres! Por eso, a la hora de explicar ese típico y etílico comportamiento, nada mejor que esta ‘Fiesta’.

¿Y The Beatles? Pues también osaron visitar la lengua romance. Así, revisaron a su manera el ‘Bésame mucho’ (según la versión del chileno Lucho Gattica), pero Paul no se compromete a ir más allá del título; al parecer la tocaban en su prehistoria alemana y también debieron presentarla en las pruebas para las discográficas; luego el bajista la cantó en otras ocasiones. Asimismo, en el ‘Sun king’ (del ‘Abbey road’) embuten palabras inconexas en español e italiano. Ah!, y dice la leyenda que en Hamburgo cantaron ‘La cucaracha’, e incluso que existe una grabación, eso sí, ilocalizable.  

De todos modos, cuando se conecta con una canción, no hace falta traductor: la música es lenguaje universal.      


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 11 de febrero de 2015

¿HAY CABALLOS CON CABEZA Y CUERPO DE CONEJO? En un episodio de la serie Los Simpsons se anuncia un fenómeno asombroso: “¡Un caballo con cabeza de conejo y cuerpo de conejo!”, y cuando el animal echa a correr, se apostilla: “¡Se aleja galopando!”… Hay quien está dispuesto a creérselo.

Aunque parezaca increíble, hay quien cree ver un caballo con cabeza de conejo
 y cuerpo de conejo. 
Lo más sorprendente no es que haya individuos que traten de colocar una paparrucha de tal calibre, sino que haya personas (y no pocas) que estén dispuestas a creerse tal prodigio. Y sin embargo así es. Una farsa semejante se está representando en diversas partes del mundo: El pueblo venezolano, cuando votó al líder bolivariano, se creyó la superchería: “Un Salvador con cabeza de Hugo Chávez y cuerpo de Hugo Chávez”; y tan profundamente interiorizaron la maravilla, que les está resultando muy difícil darse cuenta de que no hay forma de cabalgar un conejo; a pesar de todo, los feriantes caraqueños siguen insistiendo en que el brioso corcel que hoy tira del país es el sucesor de aquel gran semental, o sea, que todos los males del país (desabastecimiento, corrupción, pobreza, delincuencia descontrolada) son culpa de los que se empeñan en ver conejos, cuando lo que hay son caballos aunque tengan cabeza y cuerpo de conejo.

El poder de sugestión de los impostores populistas debe resultar irresistible para muchos en ciertas circunstancias, pues aquellos siempre encuentran masas que les escuchen con devoción y con una total disposición a creer en sus palabras por muy disparatadas que sean. Los argentinos confiaron en que la solución a todo consistía en montar en “un caballo con cabeza de Perón y cuerpo de Perón”, y pasadas décadas, siguen tratando de galopar a lomos de conejos, con resultados lógicos y naturales. El problema es que los abundantes ejemplos sudamericanos se están extendiendo, hasta el punto de que en la vieja Europa, en Grecia, gran parte de su población ya ha digerido la idea: “unos políticos capaces y honestos con cabeza de charlatanes y cuerpo de charlatanes”; así, los recién llegados con el bálsamo de fierabrás acusan de todos sus males a los de fuera, cuando lo cierto es que en la histórica Hellas había personas de 60 años cobrando pensión de orfandad y hospitales públicos con cinco jardineros y sin jardín…, por ello no es de extrañar no quieran ver la viga en el ojo propio.

Los buhoneros han instalado su feria también en España. De este modo, los recién llegados a la política tratan de atraer al personal con las típicas arengas del feriante timador modernizado, cuya barraca se ha transformado en televisión: “Un Ghandi con cabeza de Iglesias y cuerpo de Iglesias”, o “unos genios de la política con cabeza de sectarios y cuerpo de sectarios”. Como era de esperar, no ha faltado gente ansiosa de creer. Y no le ha importado a esa gente que los mesías que van a salvar al país empiecen a estar manchados por asuntos dinerarios (y eso que aun no han tenido acceso a fondos públicos), ni que hayan negado la libertad de expresión a discrepantes (boicotearon e impidieron que políticos rivales dieran una charla en “su” universidad), ni que demuestren su fanatismo ciego viendo mensajes reaccionarios en pelis como ‘El rey león’ o ‘Peter Pan’ (el garfio del Capitán Idem, afirman, es un símbolo peyorativo de la hoz comunista…, y eso que el libro con tal personaje es anterior a la Revolución Rusa); nada de eso hace mella en el dogma de fe que los mesías de la política española han conseguido implantar en gran parte de la población (a la hora de la verdad la cosa no será tanto como anuncian las embaucadoras encuestas).      
            
En fin, si un animal tiene cabeza de conejo y cuerpo de conejo no podrá ser otra cosa. Del mismo modo, un político es un político, y no hay nada que se parezca más a uno que otro, independientemente de creencias, partidos y proclamas; todos, sin mirar siglas o nombres, recurrirán a las mismas tretas, trucos y manipulaciones, tal y como se está demostrando con los bisoños que van a arreglarlo todo con ‘la purga de Benito’. ¿Que pillan a uno de los suyos con pasta dudosa?, todos sin excepción reaccionan del mismo modo: “es mentira, yo no sabía nada, es un ataque a nuestro partido, etc”. Por poner un símil cotidiano, los políticos son como los futbolistas, ¿acaso un defensa no agarrará, empujará o trabará al delantero si el árbitro no mira?, pues los profesionales de la política harán igual. Lo verdaderamente inusitado es que, pase lo que pase, hay verdaderas multitudes dispuestas a creer a pies juntillas todo lo que diga su redentor…, aunque tenga cabeza de político y cuerpo de político.
  

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 8 de febrero de 2015

SIMON & GARFUNKEL: LA CARA MÁS LIGERA DEL ROCK La música rock no es sólo distorsión, potencia y rabia, sino que también admite canciones ligeras y casi desnudas de acompañamiento, como las de Simon & Garfunkel.

Simon & Garfunkel, la cara más etérea del rock
La década de los setenta del siglo pasado fue algo especial en el ámbito del rock, tanto que para muchos viene a ser su época dorada. Y no sólo por la gran cantidad de nombres que aquellos años dieron para los anales, sino por el sentimiento de complicidad que surgió entre todos los que entonces habían entrado en ese espacio musical. Así, pocas cosas eran más estimulantes y emocionantes que ir a casa de un amigo, o del amigo de un amigo, y pasarse una tarde mirando sus discos, escuchando esta o aquella, descubriendo grupos de los que sólo habías oído hablar; y charlar sobre ello, comentar, expresar sensaciones. Para situarse correctamente en la época hay que tener en cuenta dos aspectos: uno que en esos momentos apenas había medios de comunicación que se dedicaran al rock (alguna revista más bien marginal, escasos minutos en radio y escasísimos y escondidos en la tele); y dos, que no existía otra forma de escuchar música escogida que no fuera pinchando el disco de vinilo (las cintas de casete eran, por así decirlo, de tercera división). Por eso, una excelente manera de descubrir nuevas bandas era curiosear entre los singles y elepés de otro aficionado. De este modo, podía uno encontrarse con nombres de los que apenas sabía. No pocos cmprendieron entonces que, además de modelos graníticos y musculosos, había formas más ligeras de rock, finos estilistas que dejaban la melodía casi al desnudo.



Por ese camino se podía acceder a propuestas como la de Simon & Garfunkel. Eran apenas una voz, suave, casi de terciopelo, y una guitarra acústica; a veces una segunda voz y, ocasionalmente, más acompañamiento, pero siempre manteniendo un tono ligerísimo, cristalino, casi etéreo. Además, la cadencia y dicción resultaban tan nítidas que hasta los menos ‘viajaos’ se atrevían a con la letra… En realidad, para cuando se estrenaron los setenta este célebre dúo neoyorquino ya había registrado todas las canciones con las que crearon su personalidad, títulos emblemáticos que, pasado cerca de medio siglo, mantienen su poderoso y a la vez refinado encanto.

Sólo grabaron cinco álbumes de estudio, pero con tanta sustancia como para lanzar posteriormente un sinfín de compilaciones y directos. Y de esas cinco docenas escasas de canciones pueden extraerse seis (podrían ser muchas más) absolutamente históricas, melodías que una vez escuchadas son asimiladas por los correspondientes receptores cerebrales, haciendo que se queden ahí para siempre, para ser recordadas, tarareadas, recitadas, disfrutadas. ‘The sound of silence’ es una obra que hechiza desde el primer momento: un discreto apunte con eléctrica y dos voces componen un diseño melódico delicioso que se desarrolla luego con base más sólida; hay quien dice que está escrita como reacción al asesinato del presidente Kennedy, sin embargo, el autor (Paul Simon) afirma que la escribió en el baño y a oscuras, pues en esas circunstancias encontraba inspiración, pero sin nada premeditado. ‘Scarborough fair’ es una tonada medieval inglesa que ambos arreglaron, dotándola de una pasión serena, sabia, contenida; con Garfunkel deslizando un hilo de voz y Simon respondiendo, con esos punteos y arreglos diáfanos, el oyente se pone en el lugar del amante despechado que pide: “¿vas a la feria?, dile a la que fue el amor de mi vida…”; pensamientos y formas de otro tiempo que siguen siendo válidos hoy. Morbosa y seductora, ‘Mrs Robinson’ se asocia irremediablemente a la película ‘El graduado’. Otra melodía irresistible es ‘The boxer’, cuyo ‘la la la’ se pega de manera indeleble; el pobre boxeador recuerda y lamenta… ‘El cóndor pasa’ es una adaptación de una pieza de una zarzuela que el autor peruano Daniel Alomía Robles escribió en 1913; éste, a su vez, se había inspirado en una tonadilla tradicional de su país; Simon escribió una letra en inglés y convirtió el resultado en un éxito mundial. Finalmente, la insuperable ‘Bridge over trouble water’, un exquisito canto a la amistad incondicional, una preciosa partitura cargada de pasión y ‘buen rollo’.

Son, en fin, canciones que transmiten muy bien aquello de ‘paz y amor hermano’, fáciles de identificar y que gustan incluso a quienes no tienen gran interés por esto del rock. Con Simon & Garfunkel este género musical se sale de sus límites hasta hacerse comprensible y agradable de manera casi universal. La finura y gracilidad, la calma y sosiego que contagian los hacen aptos para todos los púbicos y edades.

Aunque suene nostálgico, la mágica sensación de encontrarse en edad temprana con sonidos que te acompañan el resto de tu vida (como los del dúo del moreno bajito y el rubio alto) es algo que, para bien o para mal, se ha perdido con la irrupción de las (fabulosas) herramientas digitales. Eran los años heroicos del rock, cuando no estaba tan asimilado ni era tan accesible, cuando la cosa tenía un punto de misterio y quien estaba dentro tenía sensación de formar parte de un colectivo muy especial.  


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 4 de febrero de 2015

`PROBLEMOS’ YA EXHIBE TODOS LOS VICIOS DE LA CASTA Revolucionado anda el mundo de la política en varios países europeos con el auge de los populismos. España no es ajena al fenómeno, de modo que el nuevo partido populista tiene a tirios y troyanos que no les llega la camisa al cuerpo.

El estilo bolivariano que algunos quieren instaurar aquí
Sin embargo, la realidad señala de modo inconfundible que la opción recién llegada no sólo no es la solución, sino que es en sí misma un problema, tanto por lo que muestra como por la conducta de sus nombres más significados. ‘Problemos’.

Esta nueva formación, a pesar de que aún (febrero 2015) ni siquiera ha debutado en el terreno electoral (sin contar el Parlamento Europeo que, como está comprobado, aquí no importa demasiado al personal), ya muestra todos los tics y recursos característicos de los gobiernos tendentes al totalitarismo. Así, presenta ese discurso populista y demagógico, esa plática inconcreta y dispersa (de hecho aun no han formulado una sola idea o propuesta), esa táctica tan típica del que, en el mejor de los casos, cree que con sólo ‘buenas’ intenciones todo se soluciona (eso sí, sólo son buenas si son suyas). Luego llega la obstinada señora Realidad y se impone; es decir, en el mitin se vociferan promesas cuasi revolucionarias en todos los ámbitos (social, económico, fiscal…), pero llegado el caso, hasta el más exaltado comprueba la imposibilidad de mantener proposiciones enfrentadas a lo posible. Asimismo, cuando se presenta cualquier contratiempo o acusación, el líder populista echa la culpa a otros: “vienen contra nosotros”, proclaman cuando uno de sus líderes es denunciado. Y cuando los problemas se vuelven abrumadoramente evidentes (como sucede ahora en Venezuela), no dudan en usar el mismo discurso: “la culpa la tienen el imperio (USA) y el capitalismo” o el Banco Central Europeo, la Troika, la banca, una mano negra o una confabulación internacional (o intergaláctica).

Pero hay más detalles que dejan ver de qué van estos ‘Problemos’. Por ejemplo, no se cortan en justificar los asesinatos etarras, evidenciando empatía con los terroristas y, por tanto, antipatía hacia las víctimas, pero a la vez, abominan de idénticos crímenes si el pretexto político para cometerlos es de signo contrario. Asimismo, no les tiembla la mano a la hora de purgar a todo aquel miembro del partido que ose discrepar del líder y su camarilla.
Y, por supuesto, está el asuntillo ese de que varios de sus dirigentes estén implicados en casos dudosos con la pasta de por medio. Así, está el tronco que cobraba una beca de una universidad sin aparecer por allí, y la novia del patrón, que siendo concejal no sabía que estaba asignando trabajitos a la empresa de su hermano. Pero lo mejor (de momento) es el otro jerarca de ‘Problemos’, que recibe un pastón por un informe por el que a un premio Nobel le hubieran pagado la décima parte, una cantidad que es el triple de lo que se lleva el expresidente Clinton por una conferencia; además, incumple con obligaciones tales como comunicar el negocio a la Uni para la que trabaja (¿) o entregar a ésta lo que estipula el contrato; se inventa una sociedad para eludir al fisco y no hay forma de entregarle la correspondiente citación… En fin, aplauden a los jueces que encausan a “la casta corrupta”,  pero si ellos se ven en el mismo fango que la susodicha, vuelven al “nos quieren amedrentar porque nos tienen miedo, la casta nos agrede porque no quiere que lleguemos al gobierno y solucionemos las necesidades y problemas de los ciudadanos”. Además, no sería de extrañar que al tirar de los hilos se llegue a más ovillos ¡Y eso que todavía no han tocado el poder, y eso que aun no han tenido dineros públicos a su alcance!

Al margen pero como dato colateral se puede subrayar la deserción de muchos de IU que atisban más futuro en el nuevo partido; y es que no falla: en cuanto ven una vía de agua, las ratas abandonan el barco.

Afirman los especialistas que la aparición de partidos populistas es la respuesta lógica ante el desencanto y desconfianza que provocan los partidos tradicionales; una reacción tan lógica como la de tener ganas de dar un puñetazo a quien te mienta la madre. Sin embargo, aunque puedan ser impulsos naturales, no quiere ello decir que llevarlos a cabo sea lo más razonable y provechoso.

De todos modos, si es cierto que varios ‘Problemos’ asesoraron a Venezuela, los hechos parecen demostrar que sus consejos no han sido muy eficaces… O sea, que si por algún insospechado giro del destino los mencionados alcanzaran el poder, traerán a España el estilo bolivariano, en cuyo caso este país ya conocerá lo que le espera.  

Un detalle final: en su reciente manifestación no se vio una sola bandera española ni, por supuesto, sonó el himno; es curioso pero este debe ser el único país del mundo donde un partido con aspiraciones no exhibe esos símbolos, pues hasta sus amigos y correligionarios venezolanos van con su bandera a todas partes.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 1 de febrero de 2015

EL ROMANTCISMO SERENO DE ALEJANDRO ‘COOPER’ Recientemente se ha editado el nuevo álbum del grupo leonés Cooper que, como todos los iniciados en el tema saben, es el proyecto de Alejandro Díez, otrora líder de los históricos Los Flechazos. ‘UHF’ es un mini álbum en vinilo con seis canciones.

Cooper propone otras formas de moverse en el universo de la música pop
Sí, el clásico y entrañable formato elepé sigue teniendo ese sabor único, sigue presidido por ese ritual que se degusta cuando se manejan objetos valiosos por sí mismos y por lo que representan. Por otro lado, hay especialistas que sostienen que el Cd terminará por quedarse obsoleto mientras que el disco de vinilo siempre será visto como algo especial y ajeno al avance tecnológico. En una palabra, el vinilo está impregnado de romanticismo, y por eso siempre estará unido a Alejandro en cualquiera de sus proyectos. 


La media docena de canciones que ofrece ‘UHF’ tienen, en mayor o menor medida y como no podía ser de otro modo según la trayectoria del personaje, ese delicioso toque ‘beatleliano’ que indica, sin la menor duda, una pasión incondicional para con las creaciones de los de Liverpool; así el sonido de las guitarras, las melodías y estribillos, los coros…, y todo con admiración y una preciosa sencillez que casi es humildad. Además, los temas toman adornos de otros momentos brillantes de la historia del pop, de modo que aquí se puede sentir a Elvis Costello y allí se aprecian otros tonos ‘new wave’, por este lado aparecen evidencias del ‘power-pop’ más atemporal y por aquel asoman cadencias y tintes de Oasis; y como quiera que los mencionados son incondicionales declarados de Beatles, de alguna manera se cierra el amplio círculo artístico de Álex. Pero además de todas esas influencias, los pasos anteriores del artista también dejan aquí su huella, es decir, el Alejandro de antes también influye en Alejandro de hoy. Sí, el exflechazo posee ese punto de romanticismo necesario para mantener la fidelidad hacia quienes le han servido de infalible referencia desde sus comienzos. Todo confluye y brilla en esta pequeña colección de grandes canciones (cinco más una).

Este nuevo trabajo de Cooper deja bien claro que está concebido por un artista que ha encontrado el equilibrio, un músico que trabaja desde la estabilidad que proporciona la familia como fuente de felicidad. Alejandro está en ese envidiable lugar, en esa madurez creativa que no deja de ser inconformista, inquieta, dispuesta. El veterano cantante, compositor y guitarrista ha encontrado la manera de acoplar la serenidad del hogar al romanticismo imprescindible para escribir canciones pop. Él es la demostración palpable de que no es necesario vivir en el exceso o en el escándalo, en la provocación o el desplante para concebir melodías atractivas y estribillos con alma; así, ha buscado y hallado en su interior la manera de sentir y expresar auténtico desamor y melancolía sin necesidad de experimentar la  desesperación. Es un artista y un hombre en plenitud.

Tampoco le quitan ya el sueño las ventas, la fama o el estrellato, y sin embargo, puede transmitir tanto o más que los que nadan en la angustia vital o en el irrefrenable deseo de protagonismo, más que los que obran impulsados por el deseo de números uno, de estadios rendidos, de ventas millonarias. No, esto no es prioritario para este gran conocedor del terreno que pisa, para este estudioso de la cultura pop que se declara fan antes que músico.

Siempre inquieto y apasionado, emprendedor ilusionado (él puso en marcha el festival ‘Purple Weekend’), activo (no se conforma con escribir y publicar canciones), viajero, honesto, tranquilo, romántico… y, seguro, feliz. Decía una de sus canciones para Los Flechazos: “Lo conseguí, soy feliz”.  

Todo está en el ‘UHF’.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 28 de enero de 2015

ZAPATERO: EL INEXPLICABLE TRIUNFO DE UNA MEDIANÍA El que fuera presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha vuelto a las primeras páginas por dos razones; una por reunirse con el líder político de un partido político rival, la otra por colocar a su hija en Real Madrid Televisión.

Sin pensar ni calcular consecuencias, sin maldad ni juicio,
Zapatero se fue a cenar con el enemigo
La segunda no tiene mayor relevancia, pues es la cosa más común. La primera tiene gran significación, puesto que da impresión de deslealtad irse a conferenciar con la mayor amenaza para su grupo político de toda la vida, y ello además a espaldas del cabeza de lista que, se supone, debería contar con su apoyo incondicional. Sin embargo, conociendo al personaje, como toda España lo conoce a estas alturas, hay que colegir que no lo ha hecho con aviesas intenciones, con maldad, ya que no es Zapatero este tipo de gente. No, el expresidente no es un personaje artero y sibilino, tampoco corrupto o codicioso, nada de eso, él es simplemente corto de entendederas, un hombre simple que actúa inconscientemente y sin calcular las consecuencias de sus actos. Así lo demostró cuando, ocupando tan importante  cargo, declaró que aceptaría cualquier decisión surgida del parlamento de Cataluña, cosa que dio un poderoso impulso al nacionalismo separatista, un impulso cuya inercia se mantiene a pesar del tiempo transcurrido. Lo corroboró cuando soltó en el Congreso, de improviso y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, que daría 400 euros a cada español, ocurrencia que dejó de piedra a su ministro de Hacienda (Solbes); esta majadería costó una millonada a las arcas públicas y no resolvió nada a nadie. Ratificó definitivamente su estrechez mental cuando se acercó a consolar a un familiar directo de una víctima del terrorismo con algo así como: “te entiendo muy bien, también mataron a mi abuelo”; como si perder a un padre, hijo o marido fuese lo mismo que perder a un abuelo veinte años antes de haber nacido… ¡Y qué decir de cuando negociaba con los asesinos a la vez que éstos asesinaban!

Su actitud irreflexiva, su forma de hablar y actuar es típica de una persona que no piensa lo que va a decir y hacer. Muchos leoneses que lo conocieron antes de ser un pez tan gordo, antes de que entrara en política, antes incluso de alcanzar la mayoría de edad, podrían contar unas cuantas anécdotas, situaciones y hechos desconcertantes acerca de este buen señor.

Como se sabe, él ha vivido casi toda su vida en León, una ciudad pequeña en cuyo centro todo el mundo termina por encontrarse y por saber de todo el mundo. Tendría el joven Zapatero unos 15, 17 años, cuando frecuentaba un bar llamado El submarino (era largo y estrecho) para echar la partida a las cartas; perdía casi siempre, claro, y por una causa u otra debía dinero a la mitad de los jugadores. Un día lo cazaron haciendo trampas y, como es lógico, le llamaron de todo y le dijeron que no volviera por allí, que nadie jugaría con él. El hecho no pasa de una tontería de adolescente; pero lo del día siguiente es muy revelador: a la hora de siempre allí apareció como si nada hubiera ocurrido. Anonadados, los demás le gritaron que a qué volvía, que era un tramposo…; él callaba y mostraba una grande y pasmada sonrisa, incomprensiblemente ajeno a la situación, evidenciando una sorprendente falta de recursos mentales para entenderla, como si no fuera capaz de asimilar lo vergonzante del trance. Los jugadores se volvieron a sus naipes y coincidieron en un rotundo y general “¡este tío es tonto!”.  
      
Tras terminar Derecho a trancas y barrancas y contra el pronóstico de sus más allegados (conocedores de su limitada capacidad de trabajo y voluntad) sustituyó a un profesor durante dos o tres meses. Los que tuvieron la suerte de acudir a sus clases afirman que era caótico, incapaz de terminar una explicación, se dispersaba y concluía muy lejos de la cuestión a tratar. Asimismo, una de sus alumnas cuenta cómo este profe le suspendió un examen del que salió contenta, de manera que cuando fue a pedir explicaciones comprobó que el hombre no había dado la vuelta a la página y, por tanto, no había leído todo el ejercicio…; el amigo Zapatero le dijo a la chica que no tendría problema con la nota.

Sin solución de continuidad el curioso y simplón personaje pasó del pupitre al sillón oficial, pues nunca estuvo verdaderamente incorporado al mercado laboral. Así, cuando ocupaba uno de sus primeros cargos, recibió a unos jóvenes que le fueron a pedir subvención para una iniciativa cultural. Cuentan los interesados que el tipo habló mucho más que los pedigüeños, glosó las excelencias de la cultura en general y las bondades del proyecto en particular. Sin embargo, una vez terminada la reunión, los solicitantes se preguntaron entre ellos en qué había acabado la cosa, es decir, no tenían claro si ese señor tan sonriente y parlanchín les iba a soltar la pasta o no…, en fin, que se marcharon recordando que primero les dijo que sí, luego que era casi imposible, después que tal vez y, finalmente, que no se preocuparan. Como era de esperar, el asunto cayó en el saco del olvido.  

No, Zapatero nunca fue calculador, astuto o sagaz, nunca capaz de sutilezas, y las trampas que a lo largo de su vida ha consumado no han tenido planificación y cálculo de beneficios; nada de eso, sus maniobras y marrullerías han sido producto más de la ausencia de intelecto que de verdadera maldad. Si a su imposibilidad para detenerse un segundo para pensar en los resultados de sus actos se suma su evidente falta de merecimientos (siempre receló del mérito), y a ello se añade su temor al esfuerzo, el resultado es la mediocridad. Lo malo es que, sin comerlo ni beberlo y aprovechando una situación excepcional, llegó nada menos que a presidente de gobierno. Como no podía ser de otro modo, la medianía guió al pueblo con resultados calamitosos en muy diversos campos. 
   
La última que se le ha ocurrido a esta especie de Ignatius J. Reilly ha sido agasajar, complacer en reunión supuestamente secreta al contrincante político. En alguien con más seso podría definirse el asunto como pura traición. En Zapatero, como en el protagonista de ‘La conjura de los necios’, es sólo sandez. Inopinada y desconcertante sandez.

La trayectoria vital del presidente emérito es una muestra de que es posible triunfar en la vida siendo alérgico al trabajo y careciendo de talentos y virtudes. 
  

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 25 de enero de 2015

PERVERTIDOS, INDESEABLES Y CRIMINALES EN EL MUNDO DEL ROCK Malos hay en cualquier sitio, y el mundo del rock no es excepción. No es que abunden, pero hay depravados y cobardes, hay violentos y asesinos, hay verdaderas hienas humanas escondidos tras la guitarra eléctrica.

El rock también tiene sus demonios, sus depravados, su hombre del saco.
La maldad está presente en todas partes, y así como hay buena gente en cualquier capa de la sociedad o entre los más diversos campos profesionales, igualmente se encuentran malas personas en todo sitio o colectivo. Y tal sucede también en el universo de la música rock, que no está exento de sus dosis de abyección y ruindad. Lógicamente se dan casos de traición y deslealtad, de robos y estafas, de engaños, mentiras y otras típicas y comprensibles debilidades humanas, pero esto es otra cosa, esto es algo que traspasa los límites de la criminalidad más sucia. Eso sí, afortunadamente, no son pocos los hechos y personas que poner en el otro lado de la balanza.

Dentro de los más asquerosos y miserables de la historia del rock & roll, sin duda indignos de ser recordados, hay auténticos pervertidos asquerosos como Gary Gliter, Ian Watkins o Roy Harper. Son tres callas crudelísimos, tres pederastas que no deberían salir nunca de presidio. El primero, otrora estrella del glam, ha sido acusado y condenado unas cuantas veces por todo tipo de actos depravados con menores en varios lugares del planeta; incluido en el Registro de Ofensas Sexuales como ‘de los más peligrosos criminales’ y extraditado de un país a otro al no querer acogerlo ninguno, este degenerado viene ejerciendo sus fechorías desde hace décadas: al parecer, en los setenta del siglo XX ya estaba en eso junto al locutor de la BBC Jimmy Saville, cuyas infamias se descubrieron una vez muerto. Ian Watkins (líder de un grupo de cierto éxito en los noventa) ha sido condenado a 35 años de prisión por numerosos cargos de abusos a niños menores de trece años, e incluso a un bebé ¡de once meses!; ni los animales se salvaron de sus instintos animales; el juez afirmó que esta bestia de dos patas “es un riesgo para mujeres y niños” y añade términos como “profundidades de la depravación”. Roy Harper (autor folk, amigo de los Led Zepellin y los Pink Floyd) está siendo juzgado tras ser sido denunciado por forzar a niñas de entre once y dieciséis años, y todo apunta a que pasará unos cuantos años a la sombra (sean los que sean, son pocos comparado con el daño hecho). De la misma calaña que esos tres degenerados es John Phillips, de The Mamas & The Papas, que introdujo a su hija Mckenzie en las drogas y, peor, en el mundo del sexo.

No falta en el planeta de la música rock la figura del cobarde despreciable que golpea y maltrata física y psicológicamente a su mujer. Destacan en este malvado y canallesco apartado dos envilecidos desalmados como Ike Turner o Bobby Brown. El primero zurró y vejó a la gran Tina Turner durante años, hasta el punto de que la ‘Reina Ácida’ intentó suicidarse con pastillas; saturado de cocaína, Ike pegaba o abandonaba a su mujer e hijos como no lo hace ninguna alimaña de cuatro patas; en más de una ocasión Tina hubo de refugiarse en casas de amigos e incluso llega comprarse una pistola; finalmente consiguió el divorcio de semejante protoser. Bobby Brown hizo prácticamente lo mismo con Whitney Houston, de cuyo éxito se aprovechó y, a cambio, la molía a palos y la indujo a las drogas, las cuales, finalmente, la llevaron a la muerte. Ambos son reconocidos como ‘wifebeaters’ que viene a ser ‘golpeaesposas’.

En otro escalón se puede situar a los pistoleros. Aquí caben desde el iracundo productor Phil Spector, encarcelado por asesinato, hasta los raperos-gángster, aunque el rap no puede ser considerado música (no es tal si no se puede tararear ni admite instrumentales) y, ni por asomo, rock. También tienen querencia a las armas y al olor a pólvora un tipo de dudoso talento como Kid Rock u otro con más meritoria trayectoria como Ted Nuggent; sin embargo, éstos ‘sólo’ se divierten matando pumas, osos…; seguro que se camuflan en un tendejón y, con fusil de mira telescópica, tiran contra los animales a unos metros de distancia para luego exhibir su trofeo como si hubieran realizado una proeza.

Sí, la maldad está en todas partes, como la bondad. Pero una cosa es estafar a un colega, plagiar descaradamente, traicionar a un amigo, engañar a quien confía en ti u otros pecados incruentos (incluso ser un bocazas engreído como Morrisey), y otra es abusar de niños y, en fin, ejercer la más sucia y cobarde violencia.  

Ojalá el rock los borre de su memoria.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 21 de enero de 2015

LA ‘PREOCUPANTE’ CUESTIÓN DEL PIROPO Sorprende que con los fregados en que está metido el poder judicial, algunos de sus integrantes pierdan tiempo y energías en banalidades como el piropo. Lo siguiente será sacar a colación si son galgos o son podencos.


Piropos callejeros de este jaez están más en desuso que
 los curas de esta imagen de Catalá-Roca
Hace unos días salió en todos los periódicos: el Consejo General del Poder Judicial, por medio de la presidente del Observatorio de Violencia de Género, Ángeles Carmona’, se lanzó a todas las portadas al declarar que “el piropo es una invasión a la intimidad de la mujer (…), y nadie tiene derecho a hacer un comentario sobre el aspecto físico de la mujer”. Y para demostrar la importancia del problema desveló que en El Cairo las mujeres van con auriculares para no escuchar lo que continuamente les dicen los hombres; en principio no parece que el ejemplo de la capital de Egipto sirva para España, pues nada tiene que ver lo que pasa allí con lo que hay en las calles españolas; además, tampoco puede decirse que el principal problema de las mujeres en los países musulmanes sean los piropos…, en fin que, puestos a elevar la voz por el género femenino en estos lugares, es fácil encontrar otros motivos muchísimo más graves…

Sea como sea, el asunto demuestra un par de cosas. Primero que en ese consejo general no deben tener mucho que hacer, pues es fácil encontrar numerosas causas de mayor interés y provecho para la población por las que elevar la voz. Segundo, que quienes integran esta cuadrilla están lejos de la calle, ya que la cosa no puede estar más en desuso; la imagen de viandantes y obreros diciendo vulgaridades y ordinarieces a ‘Mari’ se ve menos que el Nodo. Así, lo que muestra el vídeo de la mujer que, paseando por Nueva York, es piropeada, mirada de soslayo y aludida toscamente (si es que no está manipulado), es prácticamente imposible que suceda aquí (seguro que este vídeo ha influido en la ocurrencia de la señora del observatorio); y además, hay otro vídeo similar en el que el protagonista es un hombre. Asimismo es fácil observar que las féminas han adoptado en las últimas décadas actitudes y comportamientos hasta hace poco exclusivos de los hombres, como la costumbre de soltar tacos continuamente y proferir amenazas e insultos groseros, o como el auge de las fiestas con ‘stripers’ masculinos exclusivas para mujeres; en ese sentido, también se han soltado la melena a la hora de tirar flores y lisonjas a los chicos (a veces con varonil zafiedad), aunque sólo en ambientes de confianza y familiaridad.

Hay que entender que se refiere la consejera Carmona a quien se dirige a una desconocida por la calle; es decir, no tendrán igual consideración las zalamerías y cucamonas a una desconocida en la acera que los cumplidos, más o menos bastos, a la compañera de trabajo que devuelve una sonrisa. ¿Y decir a una mujer cosas como ‘¡qué ingeniosa eres!’ no es, en realidad, una alusión evidente a su intimidad? Si se reflexiona detenidamente sobre el asunto, se puede concluir que hay más atentado a lo estrictamente íntimo cuando un desconocido se te acerca y te pregunta por qué partido votarás o cuál es la radio que más te gusta; estos abordajes callejeros sí que son, sin duda, mucho más atentatorios a la intimidad que el piropo (no confundir con la grosería, que es más insulto que otra cosa), puesto que, en puridad, las palabras zafias y rastreras se refieren no a la intimidad, sino exclusivamente a la superficialidad, a lo que se ve por fuera. En todo caso, el ya muy inhabitual (y más bien palurdo) ‘¡tía buena!’ a una desconocida sentará mal a unas y no tan mal a otras, pero parece exagerado darle importancia judicial, salvo que la cosa no se quede ahí y se convierta en verdadero acoso, que ya es otro cantar.

Otro aspecto desde el que analizar el tema es el de la comparación con otras controversias más o menos relacionadas. Por ejemplo: si la libertad de expresión incluye infamar, denigrar, menospreciar, insultar a otras personas, instituciones o religiones, ¿el piropo debería tener idéntica consideración y ser valorado como libertad de expresión?; o lo que es lo mismo, largar una grosería a la viandante solitaria ¿es cosa peor que vocear, editar, publicar que la única iglesia que ilumina es la que arde o que los banqueros son todos ladrones? ¿No invade más el derecho personal el insulto? ¿Y la invasión telefónica, casera o callejera sobre gustos y preferencias, o propagandística, a que se somete al ciudadano? Asimismo, si el piropo es considerado evidencia punible de machismo ¿no deberían verse con idénticos ojos las groseras y explícitas imágenes que la publicidad vierte continuamente en televisión?

En fin, que levantar tanta polvareda por cuestión tan escasa supone una desproporción casi hilarante. Sobre todo teniendo en cuenta la levedad con que el poder judicial mira otros actos más gruesos, incluso delitos graves.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 18 de enero de 2015

LOS CLÁSICOS Y LAS MODAS EN ESTO DEL ROCK Y EL POP Si un grupo o canción sigue escuchándose por más años que pasen es porque tiene algo más que moda. Y precisamente porque lo que está de moda pasa rápidamente, lo que permanece se convierte en clásico.

Los auténticos clásicos no pierden con el paso del tiempo
“Menuda antigualla”, dijo una adolescente cuando en la radio sonaba una de los Beatles; preguntada por sus preferencias, proclamó orgullosa que lo bueno y moderno es Katy Perry, Taylor Swift o Melendi. Otro joven de veintitantos, con pendientes varios en la oreja y barbita rala, se mofó del espacio que los medios de comunicación daban a la muerte de Joe Cocker y otros “viejos fósiles”, cuando la música más auténtica y “de nuestro tiempo”, gritó, es el rap (y eso que difícilmente esto puede ser considerado música, ya que no se puede tararear ni admite instrumentales). El atrevimiento engreído de la mocedad es hasta cierto punto disculpable (afortunadamente también hay jovenzuelos que descubren con admiración a los grandes clásicos), sin embargo, existen muchos ya entrados en años que sostienen sin pudor que Mecano fueron mejores y más influyentes que cualquier grupo del “paleolítico”, refiriéndose así a los sesenta del siglo pasado.

Una de las características de la música pop y rock es su urgencia, la velocidad con que se suceden los éxitos, lo fácilmente que se pasa de la cumbre al abismo; de este modo, existe una industria que manufactura música de usar y tirar, canciones y discos (pronto ya ni esto) con poco más valor que cualquier otro producto, como un paquete de pañuelos de papel, que se utilizan, se desechan y, por supuesto, se olvidan porque se pueden comprar otros iguales. Por eso, los nombres que consiguen superar la barrera del tiempo, los que conectan con generaciones sucesivas, no hacen sino consolidar su valor, ya que demuestran haberse situado por encima de las modas y gustos pasajeros. Son los que alcanzan el estatus de clásico. Así, lejos de quedarse anticuados, los años los verifican y consolidan, y al contemplarlos con la perspectiva de los años parecen incluso agigantarse. En fin, que no puede olvidarse que la principal característica de aquello que está de moda es que pasará de moda, mientras que lo que verdaderamente tiene ingenio y talento no depende de los gustos y, por tanto, ni está ni pasa de moda.

Curiosamente, ni el púber más ingenuamente arrogante y con más espinillas en la cara calificaría de pasado de moda a Beethoven, aunque de él conozca poco más que el nombre y el consabido ‘ta, ta, ta, taaa’ con que empieza su quinta sinfonía; ningún chavalote de cuarenta se atrevería siquiera a comparar al Capitán Alatriste con Don Quijote; nadie con un mínimo de criterio diría que las películas de ‘Torrente’ son más graciosas que las de los Hermanos Marx. Sin embargo, con la música más joven, la surgida hace unos sesenta años, la cosa cambia, y tal vez porque cualquiera se siente un iniciado en la materia, se la menosprecia o ensalza en función de su fecha de aparición y no según sus cualidades. Pero el caso es que al final, el tiempo termina por colocar a cada uno en su sitio, y sólo perdura aquello que contiene algo más que formas, adornos o estilos momentáneos.

Los discos de los clásicos se siguen vendiendo, sus canciones aparecen en el cine y la televisión, sus melodías se integran en películas y series proporcionando desde ambientes especiales a referencias temporales; sin embargo, ¿cuántos números uno efímeros, cuántos artistas que estuvieron de moda venden algo pasados unos años? No hará falta mencionar nombres.

En esto del arte, la historia sólo reconoce el mérito.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 14 de enero de 2015

SI LOS ATENTADOS DE PARÍS SE HUBIERAN PERPETRADO AQUÍ… Desafortunadamente para los estúpidos fanáticos que han asesinado en Francia a dibujantes, policías y a quien se les puso delante, Francia no es España

No hace falta ser Charlie para condenar atrocidades como esta
En la Galia de hoy han arraigado algunos conceptos que no terminan de entenderse en la actual Iberia. Si esos asquerosos pistoleros acéfalos hubieran elegido una revista española, contarían de entrada con un buen número de apoyos. Así, los amigos de los etarras les aplaudirían y los que pueden y similares los justificarían; por ejemplo, el cretino de Toledo ha llegado a asegurar que la imagen del fanático desalmado que remata a un moribundo es un montaje, y además ha justificado los atentados señalando que “occidente mata millones cada día” (y eso que en el mundo mueren unas 52 millones de personas al año), son palabras de un auténtico catedrático en estupidología práctica que culpa a occidente de todas las desgracias de este mundo, por lo que (según él) cualquier ataque contra cualquier occidental es justificable. Y por otra parte, y mucho peor, de haberse producido esa monstruosidad en España, no sería descabellado pensar que los asesinos podrían contar con la benevolencia de los jueces de la Audiencia Nacional, los cuales encontrarían razones y resquicios legales para rebajar penas y conceder beneficios, es más, no sería disparate aventurar (según los antecedentes) que sopesarían encausar a los policías alegando (por ejemplo) haber causado situaciones de enorme estrés a los pobres islamistas, y que el cerco y muerte de los acosados asesinos había sido una acción desproporcionada.

De este modo, si las matanzas hubieran sido aquí, los terroristas hubieran sido tratados de héroes por unos y de poco menos que víctimas por la caterva de grandes estrellas de la toga que, incomprensiblemente, alzan la voz siempre a favor de los agresores, aunque jamás se les ha escuchado una palabra por las víctimas y sus familiares; no se dan cuenta (o sí, vaya usted a saber) de que cada beneficio que otorgan al criminal supone una bofetada al muerto y su entorno… A veces se puede tener la impresión de que los aristócratas de lo judicial se sienten sólo eso, jueces, desertando de su condición de personas… Es una butade, pero dejando volar la imaginación cabe preguntarse ¿para qué pagar a estos figurones (los patricios de la judicatura), para qué mantenerlos en nómina cuando unos cuantos programas de ordenador podrían dictar sentencia con idéntica inhumanidad? ¿A qué obedece esa actitud de velar sólo por el derecho del matón?; es un misterio; puede ser síndrome de Estocolmo, miedo, cierto sentimiento de culpa por tener una vida fácil, temor a parecer muy duros y por tanto ser tachados de fachas, ansias de sentirse protagonistas y estupendísimos…, aunque lo más probable es que haya un poco de todo. Uno de los peligrosos delincuentes liberados gracias al empeño de la AN por hacer cumplir una disposición no vinculante, no obligatoria, de la Unión Europea, fue detenido semanas después acusado de asesinato: ¿alguno de los sumo-sacerdotes de ese Sanedrín, algún Caifás o Anás sentirá algún remordimiento?  

Por otro lado, da envidia la postura de los franceses, ya sean políticos o ciudadanos de a pie: ante un hecho tan salvaje como un atentado terrorista todos se han unido (sólo faltó la extrema derecha), pues entienden que el ataque va contra su país y sus libertades, algo mucho más importante que las militancias políticas. Tristemente, en España se hubiera utilizado políticamente el bárbaro acto. Tal situación se produjo tras los atroces atentados contra los trenes de Madrid en 2004. Una prueba: recientemente se han enzarzado en disputa líderes de dos partidos políticos que se atribuyen la convocatoria de las concentraciones, ilegales, que entonces se produjeron ante la sede de un tercer partido con el fin de responsabilizarlo de aquella masacre. Es decir, quienes pretenden gobernar el país y, por tanto, ser los garantes de la legalidad, alardean sin pudor de haberse pasado la susodicha por el forro, demostrando así que están dispuestos a todo (incluyendo el aprovechamiento de la muerte de casi 200 compatriotas) en pos de sus fines políticos.

Finalmente es preciso recordar que la revista satírica francesa tiene derecho a existir y publicar, y ello aunque a muchos ciudadanos sus chistes les parezcan groseros y chabacanos, a veces carentes de ingenio, otras simplones e incluso pueriles, y siempre maniqueos. Sin embargo, la salvajada contra dicha publicación es inadmisible: los guionistas y dibujantes tienen todo el derecho a ser vulgares y malhablados, a señalar y ridiculizar a quien les parezca, incluso a ofender y provocar. Y si alguien cree que se pasan de la raya que los denuncie. Claro que para esto es preciso tener cerebro.     
   

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 11 de enero de 2015

EL REY ES OCTOGENARIO. EL MITO ELVIS ES ETERNO Hubiera cumplido ochenta años si el hombre siguiera vivo. Pero lo que permanece es el mito. La inconfundible voz suena a diario en todo el mundo y su recuerdo siempre es actualidad: su primera grabación se ha vendido por 300.000 dólares

Elvis en los años 50 del siglo XX, cuando revolucionó algo más que la música_ hoy sería octogenario
De vivir el hombre, el mito sería muy distinto y, seguro, estaría… desteñido, decolorado, desfigurado. Hoy, la mitología del rock, y de todo el siglo XX, señala a Elvis como algo más que un músico, hoy es simplemente El rey. De acuerdo en que no fue el ‘inventor’ del rock & roll, de eso se encargaron Berry, Lewis, Haley, quienes a su vez tomaron lo que hicieron otros y dieron el siguiente paso; tampoco configuró las estructuras que el nuevo género musical utilizaría posteriormente hasta hoy; sin embargo, el mérito de Elvis fue hacer de imprescindible puente multifunción. 

El rey (este monarca no precisa decir de dónde ni de qué lo es) fue la pieza que logró dar continuidad entre una época y la siguiente, es decir, a pesar de que los más reaccionarios abominaban de esa música y esos bailes, no fueron pocos los entrados en años que reconocieron que el tipo cantaba muy bien y entonaba a la perfección, que poseía una voz armoniosa y, en fin, que transmitía emociones…, como todo gran artista; en España muchos cuarentones y cincuentones de los primeros sesenta aceptaban de buen grado las virtudes de este nuevo cantante…, aunque no acabaran de tragar algunas de sus canciones. Asimismo, Elvis logró otra proeza aun más difícil, pues consiguió que la música de negros, los ritmos surgidos en los peores ambientes, en los lugares de perdición, fueran asumidos por toda la sociedad, sobre todo por la dominante población blanca de USA; antes de él todo estaba perfectamente compartimentado y aislado, pero al poco de ofrecer sus primeros conciertos la mentalidad cambió en Estados Unidos y, por extensión, en todo el planeta. Elvis lo hizo: el rock pasó de los suburbios y locales exclusivamente negros a todo el planeta.


De su vigencia basta una muestra. Hace unos días se subastó la primera grabación de Elvis, un disco de acetato (parecido y previo al vinilo) con el tema ‘My happines’’, que grabó en Menphis en julio de 1953, meses antes de encarar eso de la música como algo más que una afición (su primer disco publicado fue el ‘That´s all righ’, un año después); en aquellos años era cosa normal presentarse en un estudio de grabación, cantar una canción y llevarse el disco en el acto pagando muy poco. Sea como sea, en torno a este disco hay más de una versión: unos dicen que lo grabó con los cuatro dólares que le prestó un amigo, pero como en su casa no había tocadiscos, allí quedó sin que nadie le hiciera caso, así que dicho amigo lo recuperó; otros que el propio Elvis pagó los cuatro pavos y le regaló el disco a su madre por su cumpleaños. El caso es que ese disco es una pieza única, ya que nunca fue publicado como tal: no hay más copias. Hace unos días, coincidiendo con la fecha exacta del 80 aniversario de su nacimiento, se subastó esa singularidad de la historia de la fonografía en la emblemática mansión de Graceland (junto con otros tesoros), donde alcanzó la cifra de 300.000 dólares.

Parece imposible escribir sobre Elvis Presley y aportar algo mínimamente novedoso, pues es uno de los protagonistas de la historia del siglo XX que más atención ha suscitado en todo el mundo; por no hablar de que se trata del hombre más fotografiado desde que existen fotos (o al menos empata con el que más). A pesar de todo… En pocas palabras, Berry y los demás crearon, pero sin el Rey el rock & roll llevaría décadas de retraso, ya que él fue el encargado de darle la imprescindible difusión planetaria. No es atrevido afirmar que sin Elvis el rock sería algo mucho más pálido, menos emocionante y atrevido, algo totalmente distinto y carente de todos los matices y atractivos que hoy lo adornan. ¡Ah, y cómo bailaba El rey! 

El hombre sería un octogenario. El mito es eterno.


CARLOS DEL RIEGO