Cooper propone otras formas de moverse en el universo de la música pop |
Sí, el clásico y entrañable formato elepé sigue
teniendo ese sabor único, sigue presidido por ese ritual que se degusta cuando
se manejan objetos valiosos por sí mismos y por lo que representan. Por otro
lado, hay especialistas que sostienen que el Cd terminará por quedarse obsoleto
mientras que el disco de vinilo siempre será visto como algo especial y ajeno
al avance tecnológico. En una palabra, el vinilo está impregnado de
romanticismo, y por eso siempre estará unido a Alejandro en cualquiera de sus
proyectos.
La media docena de canciones que ofrece ‘UHF’ tienen,
en mayor o menor medida y como no podía ser de otro modo según la trayectoria
del personaje, ese delicioso toque ‘beatleliano’ que indica, sin la menor duda,
una pasión incondicional para con las creaciones de los de Liverpool; así el
sonido de las guitarras, las melodías y estribillos, los coros…, y todo con admiración
y una preciosa sencillez que casi es humildad. Además, los temas toman adornos
de otros momentos brillantes de la historia del pop, de modo que aquí se puede
sentir a Elvis Costello y allí se aprecian otros tonos ‘new wave’, por este
lado aparecen evidencias del ‘power-pop’ más atemporal y por aquel asoman
cadencias y tintes de Oasis; y como quiera que los mencionados son
incondicionales declarados de Beatles, de alguna manera se cierra el amplio
círculo artístico de Álex. Pero además de todas esas influencias, los pasos
anteriores del artista también dejan aquí su huella, es decir, el Alejandro de
antes también influye en Alejandro de hoy. Sí, el exflechazo posee ese punto de
romanticismo necesario para mantener la fidelidad hacia quienes le han servido
de infalible referencia desde sus comienzos. Todo confluye y brilla en esta
pequeña colección de grandes canciones (cinco más una).
Este nuevo trabajo de Cooper deja bien claro que está
concebido por un artista que ha encontrado el equilibrio, un músico que trabaja
desde la estabilidad que proporciona la familia como fuente de felicidad.
Alejandro está en ese envidiable lugar, en esa madurez creativa que no deja de
ser inconformista, inquieta, dispuesta. El veterano cantante, compositor y
guitarrista ha encontrado la manera de acoplar la serenidad del hogar al
romanticismo imprescindible para escribir canciones pop. Él es la demostración
palpable de que no es necesario vivir en el exceso o en el escándalo, en la
provocación o el desplante para concebir melodías atractivas y estribillos con
alma; así, ha buscado y hallado en su interior la manera de sentir y expresar auténtico
desamor y melancolía sin necesidad de experimentar la desesperación. Es un artista y un hombre en
plenitud.
Tampoco le quitan ya el sueño las ventas, la fama o
el estrellato, y sin embargo, puede transmitir tanto o más que los que nadan en
la angustia vital o en el irrefrenable deseo de protagonismo, más que los que
obran impulsados por el deseo de números uno, de estadios rendidos, de ventas
millonarias. No, esto no es prioritario para este gran conocedor del terreno
que pisa, para este estudioso de la cultura pop que se declara fan antes que
músico.
Siempre inquieto y apasionado, emprendedor
ilusionado (él puso en marcha el festival ‘Purple Weekend’), activo (no se
conforma con escribir y publicar canciones), viajero, honesto, tranquilo,
romántico… y, seguro, feliz. Decía una de sus canciones para Los Flechazos: “Lo
conseguí, soy feliz”.
Todo está en el ‘UHF’.
CARLOS DEL RIEGO
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