martes, 19 de febrero de 2013

TODOS LOS PARTIDOS UTILIZAN LOS MISMOS RECURSOS Al igual que los futbolistas, abogados o empresarios, los partidos políticos y quienes los manejan recurren a idénticos subterfugios aunque eso signifique sortear o saltarse la ley

Todos los partidos políticos tienen idénticas estructuras y modos de funcionamiento, como las sectas

Uno de los dos partidos políticos mayoritarios en España está siendo acusado de financiación ilegal, como en otro momento lo fue el otro; además pesan sobre estas y otras formaciones sospechas de movimientos ilegales de dinero así como de nepotismo y de reparto de destinos, cargos, prebendas y favores, estando todo ello en relación directa con la cantidad de poder que el partido sea capaz de acumular.
Todos los partidos y quienes los dirigen funcionan del mismo modo, igual que todos los futbolistas recurren a la marrullería cuando el árbitro no mira, igual que todas las empresas usan de la contabilidad creativa o paralela para ingresar más y cotizar menos, igual que los abogados mienten y niegan la evidencia en beneficio de su cliente, igual que el conductor se pasa el semáforo ahora que no le ve nadie; es decir, todos funcionan de igual modo, todos usan las mismas artimañas, todos responden igual ante situaciones iguales…, no hay nada más parecido a un partido político que otro partido político independientemente de ideologías y convicciones.
Puede que haya muchos políticos honrados, al menos cuando llegan, al menos al principio. Pero pasado un tiempo se engranan en la maquinaria poco a poco, día a día, intriga a intriga, con lo que sin darse cuenta entran en ese funcionamiento viciado, tramposo, llegando a creerse que se actúa al margen de la ley ‘un poquito’, pero como el beneficio es para el partido (que es el verdadero), y por tanto para toda la sociedad, está justificado el chanchullito; y si hay quien muestra escrúpulo ante la maquinación, basta con un poco de adoctrinamiento, unas conversaciones y una sutil presión de los de arriba para acabar con cualquier vestigio de honradez. Los partidos funcionan así, un poco como las sectas: hay que hacer lo que dicen los líderes sin rechistar, sin valoraciones morales y apoyando incondicional y ciegamente las estrategias diseñadas por los expertos manipuladores. Y no hay manera de escapar a eso, puesto que si a pesar de todo alguien se resiste a plegarse a los ardides dudosos de la dirección, de un modo u otro se le coloca donde sus ojos no vean para que su corazón no sienta. Y si alguien no está en el ajo, si alguien no ha visto nada es porque deliberadamente ha mirado para otro lado. Así se mueven los engranajes de estas cofradías de pensamiento oficialista y sectario, estas agencias de colocación de afiliados que han sido superadas por la evolución de la sociedad, que han quedado más desfasadas que el sistema VHS de vídeo o la máquina de escribir, pero que se resistirán al cambio y lucharán para no perder sus cuotas de poder y mangoneo, pues aun no se han enterado de que las cosas han cambiado.
Si se demostró en el pasado que un gran partido pasó por encima de la ley en el terreno económico (y otros), y ahora los indicios apuntan a que el otro ha hecho lo mismo, es fácil deducir que todos se conducirán de idéntica manera, sobre todo si están en disposición de tomar el poder (aunque esto no es imprescindible). En fin, que si este bando recurre a esto hay que tener por seguro que aquel recurrirá a lo mismo, no porque todos sus integrantes sean iguales, sino porque la mecánica de las estructuras del partido, idéntica en unos y en otros, obliga a que todos terminen funcionando 


inevitablemente del mismo modo.
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 17 de febrero de 2013

PAUL COLLINS, EJEMPLO DE GENIO AL QUE NO SE HACE MUCHO CASO Es una situación que se ha dado siempre: músico de gran categoría que no termina de contactar con el gran público, lo que le lleva inevitablemente al segundo plano, al cajón de los ‘malditos’ o al olvido. El neoyorquino Paul Collins es un artista con mucho talento cuyo período de fama fue injustamente corto, lo contrario que su trayectoria

Paul Collins, imprescindible del power-pop.j

En los casi sesenta años de vida que tienen el rock y el pop ha habido muchos grandes creadores que apenas han obtenido algo de reconocimiento, músicos cuya valía artística no se ha correspondido con su popularidad y niveles de ventas. Y esto ha sucedido en prácticamente todas las décadas; de este modo se pueden recordar nombres desconocidos para el gran público y apenas recordados por los grandes especialistas, como Duane Eddy, Phil Ochs, Chris Farlow, Nick Lowe, Graham Parker, Michelle Schoked, Billy Bragg y muchísimos otros, personajes que en su momento tuvieron unos minutos de gloria limitada, pero nunca alcanzaron cifras y presencia significativas ni en las listas ni en directo ni en los medios especializados. Muchos de ellos pasaron a engrosar el capítulo de ‘malditos’ o el de ‘músicos de culto’, aunque algunos ni siquiera eso. No pocos continuaron su camino en un discreto segundo plano encajando su propuesta en los circuitos de salas de pequeño aforo; los menos optaron por quitarse de los focos y poner su talento al servicio de otros; e incluso hubo quien simplemente desapareció del universo musical.
El cantante, compositor y guitarrista neoyorquino Paul Collins tuvo unos minutos de fama mundial, siendo durante unos instantes una de las puntas de la ‘new wave’ americana para, en poco tiempo, pasar a un segundo y dignísimo escalón en el terreno de las ventas, pero manteniéndose siempre en la primera división del pop-rock si se atiende sólo a la calidad artística. Su primer álbum con The Beat es un modelo, un ejemplo perfecto de cómo deben combinarse las más inspiradas melodías pop con las guitarras más enérgicas y los ritmos más contundentes para conseguir canciones absolutamente irresistibles, tanto hoy como cuando vieron la luz por vez primera (hace más de tres décadas); prácticamente todas sus canciones son singles sin discusión, pero si hubiera que elegir, impagables son ‘Rock & roll girl’, ‘Don´t wait up for me’, ‘Different kind of girl’ (pieza a la altura de, por ejemplo, Lennon-McCartney), ‘Work a day world’ o ‘Let me into yuor life’; son melodías muy pegadizas, sencillas y directas con estribillos encantadores, con un sonido poderoso y muy dinámico, ritmos casi siempre ágiles y arreglos muy guitarreros…, un trabajo ejemplar. Ese primer disco sigue estando entre los mejores de su estilo, y aunque aquel momento fue su momento, lo cierto es ni siquiera entonces alcanzó las ventas que sin duda merecía. Los siguientes mantuvieron al grupo en buena posición, pero nada más, y eso que ‘The kids are the same’ es extraordinario y el mini Lp ‘To beat or not to beat’ vuelve a regalar otros dos pares de delicias power-pop como ‘All over the world’ o ‘Always got you on my mind’.


Paul Collins Beat desaparece como grupo al terminar los ochenta del siglo pasado, aunque Paul ha mantenido la banda siempre viva al estar permanentemente de gira, recorriendo el mundo de escenario en escenario, su hábitat natural, donde se muestra explosivo y donde más lucen sus canciones. Eso sí, en solitario ha ido publicando discos en los que demuestra ese talento natural para escribir estrofas y estribillos brillantes, hechizantes, chisporroteantes, algo sólo al alcance del verdadero genio.

Curiosamente es en España donde más reconocimiento y aplauso ha obtenido; aquí se ha casado un par de veces, aquí tiene su segunda residencia y su base de operaciones para Europa, españoles son los integrantes de su banda cuando gira por el viejo continente, y en Madrid fue donde protagonizó un hecho que aun hoy se sigue recordando con verdadera emoción. Resulta que The Beat estaba en España de promoción (hicieron un play back en televisión), de modo que durante una entrevista Paul afirmó que le encantaría tocar en vivo, a lo que alguien respondió que podían pasarse por un local llamado Escalón, donde actuaban Ejecutivos Agresivos, y si les apetecía…; allí se fueron y, ante la sorpresa general, subieron al escenario y se pusieron a tocar, con instrumentos y equipo de sonido ajenos e insuficientes, sin prueba de sonido, sin contrato, sin cobrar y como teloneros de un grupo que daba su segunda actuación…, quienes allí estaban no creían lo que estaban viendo: ¡artistas profesionales improvisando una actuación, con material prestado y por amor al arte!, era la prueba fehaciente de que quien lleva el rock en el alma no necesita gran cosa para ofrecer un gran concierto.  
 
Nunca fue Paul Collins Beat (o The Beat) un gran vendedor, pero la ilusión por la guitarra, la pasión por el escenario y la confianza y convencimiento de estar haciendo buena música le proporcionan combustible de muchos octanos para continuar dando alta energía a quienes gustan de lo mejor, a los que quieren rock de verdad, no cuentos de hadas.            

(A la memoria de Javi Morán)
CARLOS DEL RIEGO





viernes, 15 de febrero de 2013

AVISOS DE LA FRAGILIDAD DE ESTE INSIGNIFICANTE PLANETA Los pedruscos cósmicos tienen a medio planeta pendiente del cielo; uno explota en el cielo y el otro pasa cerca, pero hay constancia de que otros ya han caído y, con certeza matemática, seguirán cayendo. Es otra demostración de que vivimos en un pequeño oasis permanentemente amenazado

Debe ser poco tranquilizador ver esto en el cielo; la pregunta ahora no es si caerá algo, sino cuándo caerá

Un meteorito se desintegra en capas altas de la atmósfera provocando con su onda expansiva escasos daños y cientos de heridos leves en un área bastante grande. Además, a eso de las 22 horas de hoy (15-II-13) podrá verse con prismáticos o telescopio, si las condiciones lo permiten, el paso de otro muy cercano a la Tierra; éste mide unos 50 metros, viaja a unos 28.000 km/h y, en caso de impacto, sus efectos serían como los de una bomba atómica. Y siempre está la amenaza de Apofis, otro cuerpo celeste bastante más grande (más de 300 metros de largo) que volverá por aquí en 2029 y 2036; afortunadamente la posibilidad de que éste choque contra el planeta son menos de una entre un millón, pero si por errores de cálculo o variación inesperada de su trayectoria impactara en la Tierra, alteraría la geografía, pues podría destruir un país entero. Claro que mucho peor lo pasaron los animales que ya estaban aquí a finales del período Cretácico, cuando desaparecieron los dinosaurios (por cierto, esto no explica totalmente la extinción de estos lagartos, pues los había del tamaño de una gallina y también se extinguieron, mientras otros animales del mismo tamaño sobrevivieron). Y también hay constancia de lo que se desintegró cerca de tierra en la región siberiana de Tunguska en 1908,  devastando una zona amplísima (destruyó más de 80 millones de árboles) y causó dos muertes.

Por ahí fuera hay millones y millones de pedruscos que pululan por el Sistema Solar, y aunque las probabilidades de que alguno de tamaño considerable se acerque con peligro para quienes ahora viven son ínfimas, la realidad es que tarde o temprano algo caerá y causará sus efectos, y si es lo suficientemente grande…, adiós. El que acabó con los dinosaurios sería de unos 10 kilómetros y mató a la mitad de todo lo que vivía entonces. Así pues, ¿qué pasaría si se nos viniera encima una piedra (o un trozo de metal) de 100 kilómetros de longitud?; la atmósfera, que desintegra o rompe los asteroides a causa de la fricción, no serviría de ayuda, pues cuando un extremo del bólido tocara tierra el otro aun estaría en el espacio; seguramente el planeta se rompería, lo que supondría un cierto  contratiempo para quienes vivieran.

En todo caso, lo que dicen estas indeseadas y periódicas visitas (la pregunta no es si algo caerá, sino cuándo caerá) es que la Tierra es una pequeña e insignificante mota de polvo perdida en una zona exterior de la galaxia y siempre en peligro de recibir alguna pedrada catastrófica. Por eso resultan incomprensibles la soberbia, la vanidad, el desprecio del semejante y el racismo, las ínfulas de superioridad y otros graves defectos exclusivamente humanos, porque pensándolo bien, si el planeta es una insignificancia cósmica, entonces ¿qué es y qué significa un hombre (aunque sea el más importante del mundo) a escala astronómica? La respuesta es evidente: nada, menos que un protozoo para la Tierra. En este sentido viene al pelo recordar lo que manifestaron muchos astronautas que tuvieron la suerte de ver a la vez el polo y el ecuador, pues varios (en varios años) afirmaron sentir algo único al ver la belleza de la Tierra y luego mirar al otro lado, hacia la incomprensible inmensidad, y entendieron la suerte de este trocito minúsculo de tierra y agua y de todos los que aquí están; muchos afirmaron que allí, cualquier problema, deseo o inquietud humana se ve de un tamaño microscópico.

Más vale que esto se asuma cuanto antes.

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 14 de febrero de 2013

LA INSOPORTABLE RELATIVIDAD DE LA JUSTICIA Evidentemente no hay una Justicia, sino que hay aparatos judiciales distintos y con opiniones, valores, principios distintos, lo que hace que el mismo acto con la misma víctima y el mismo agresor tenga distinta consideración en función del lugar de los hechos y de pareceres subjetivos

Es más que probable que Pistorius no ingrese en la cárcel por matar
 de cuatro tiros a su novia.

Teóricamente la Justicia es una, objetiva e igual para todos, pero como ha de ser administrada por personas, sujetas por tanto a todo tipo de subjetividades, produce sentencias dispares para el mismo hecho, incluso dentro de la misma sociedad.

Varias casos saltan las primeras páginas estos días. El atleta Oscar Pistorius mata a su novia, un clérigo saudí a su hija de cinco años, un padre al conductor borracho que atropelló mortalmente a sus dos hijos…, y como guinda, un caso resuelto judicialmente: acusadores y defensores se han puesto de acuerdo en que un hombre que mató de 30 puñaladas a su esposa no incurrió en ensañamiento y por tanto se le rebaja la pena.

El primero, el cuatrocentista paralímpico Pistorius, contará con una cohorte de excelentes abogados que utilizarán toda la elocuencia, retórica y verborrea manipuladora para convencer al juez (o al jurado) de que, en realidad, ella fue la culpable, y su defendido no es sino una víctima. Si es considerado culpable su pena será tan nimia que no ingresará en la cárcel.

El segundo, el fanático religioso, ya ha salido de la cárcel a pesar de que ha reconocido que usó un bastón y descargas eléctricas contra la niña. En este caso, la mayor parte de la sociedad saudí está de parte del infanticida, pues allí la mujer es poco más que un animal propiedad del hombre y, por otro lado, como es un clérigo que lo hace todo pensando en Dios contará con la aprobación de los fanáticos. Seguro que no va a la cárcel.
En Texas, un conductor borracho embistió y mató a dos niños (12 y 11 años) que ayudaban a su padre a la puerta de casa; éste, viendo a sus hijos en el suelo (uno muerto en el acto, el otro poco después), cogió la pistola y descerrajó un tiro en la cabeza al doble homicida que, lógicamente, se fue casi a la vez que los niños. No es cosa de aplaudir la reacción de David Barajas (el padre justiciero), pero sí que se puede afirmar que el borracho se lo merecía. Siendo hispano lo tiene mal en USA, pero como obró con la razón oscurecida es posible que no pase más de diez añitos en la trena; además, como el borracho muerto también era hispano… Aunque no hay que olvidar en Texas rige la pena de muerte.

El último caso tiene lugar en España. Un tipo mató a su mujer de 30 puñaladas, pero tal acción no ha sido considerada ensañamiento, ya que, dicen los fiscales, el tipo quería matar, pero como las puñaladas fueron rápidas y mortales, no hay ensañamiento…, o sea, este agravante depende de si eres preciso a la hora de clavar y de lo raudo que seas manejando el cuchillo, no de las veces que lo claves; pero lo mejor es que afirma el fiscal que las puñaladas no buscaban hacer un “daño innecesario y desproporcionado”, de donde se deduce que los 30 navajazos fueron necesarios y proporcionados… Lo insólito es que acusadores y defensores están de acuerdo, por lo que le será pedida menor pena, de 23 a 17 años. Siendo el sistema español tan beneficioso para el agresor, si le caen tres lustros largos el asesino redimirá cerca de la mitad por buena conducta y trabajo, al poco tendrá permisos de fin de semana y a los cinco años más o menos estará en la calle en libertad (vigilada, condicional o como sea). Él a buscar nueva víctima, la esposa en el cementerio y los encargados de la justicia a rascarse la espalda unos a otros encaramados en sus pedestales. Jueces, acusadores y defensores se han puesto de acuerdo para buscar lo mejor para el navajero, y no le ponen una medalla y le dan una pensión vitalicia porque lo impide la crisis, que si no… ¿Y alguien se acuerda de la víctima y de sus hijos?   
       
Todo es cuestión del parecer de personas, lo que convierte la Justicia (sobre todo en casos de gran trascendencia) en una incógnita, en algo absolutamente relativo y parcial y, por tanto, desesperante, insoportable e injusto, con mucha dependencia del acaso y del que tiene la última palabra. Y si hay políticos y gentes con poder por el medio, la cosa se puede volver hilarante y a la vez indignante.

CARLOS DEL RIEGO


martes, 12 de febrero de 2013

LA DERIVA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS HACIA LOS JUEGOS FLORALES El cada vez más perdido y manipulado Comité Olímpico Internacional tiene previsto suprimir una disciplina tan olímpica y cargada de simbolismo como la lucha grecorromana, y hacer sitio a otras como el golf. Bochornosa decisión de un organismo cada día más dudoso

Según van las cosas en el COI esto (que no está exento de mérito) podría entrar en el programa olímpico.

El Comité Olímpico Internacional da otro paso en su camino hacia la indignidad. La última que se les ha ocurrido a Rogge y su caterva de caraduras aprovechados es eliminar la lucha de los juegos tras Brasil 2016; excluir la lucha grecorromana del programa olímpico es algo así como hacerlo con el lanzamiento de disco, puesto que luchar está en los Juegos Olímpicos desde la primera edición de la que se tiene noticia, la del año 776 antes de Cristo. Sólo auténticos analfabetos olímpicos, sólo aquellos que no hayan entendido nada pueden atentar contra algo que es eminentemente tradición, espíritu propio y milenario ajeno a modas, preferencias, oportunismos, televisiones y mercadotecnia. Sin embargo la inclusión o exclusión de una disciplina en el calendario olímpico obedece a cualquier cosa excepto a cuestiones deportivas, cosa que se viene observando desde hace tiempo, pero que se ha disparado desde que el belga tomó las riendas.   

Ciertamente el Olimpismo no ha hecho más que dar tumbos, caminar como un borracho, deambular sin rumbo en los doce años que Jaques Rogge lleva en la presidencia del COI. Regatista olímpico sin paso por el podio, este cirujano se vengó de aquellas ausencias entrenándose en los pasillos, medrando por los despachos y pegándose a los jefes hasta alcanzar, uno tras otro, los diversos cajones que conducen a la medalla de oro del burócrata, la presidencia del organismo con más afiliados del planeta. Este compatriota de Tintín entregó los Juegos Olímpicos a Pekín sin valorar la situación dictatorial y de ausencia de Derechos Humanos que impone el partido único, y para ello adujo que no conviene mezclar política con deporte, lo que quiere decir que, en su momento, hubiera dado los juegos a la Sudáfrica de la segregación racial; asimismo cedió ante las cadenas de televisión para modificar los horarios, y se ha bajado sistemáticamente los pantalones ante la NBA, que se niega a que los jugadores de baloncesto norteamericanos sean sometidos a controles antidoping. Rogge calla y concede.

Y como no quiere política en los juegos (cosa imposible desde el momento en que hay himnos y banderas) prohibió cualquier homenaje a los participantes israelíes asesinados en Munich 1972, sin darse cuenta de que aquellos fueron atletas olímpicos asesinados en la villa olímpica y, por tanto, bien se merecían un recuerdo en los 40 años del terrible suceso. Demostrando mezquindad o escasez de luces, Rogge no supo distinguir entre un acto político y unas palabras en memoria de aquellos que tan rematadamente mal protegieron sus antecesores en el cargo; seguro que no deseaba molestar a los musulmanes siguiendo la estúpida política de intentar apaciguar al agresor y luego darle las gracias por que no te agrede. Eso sí, ha permitido que atletas con extremidades artificiales o asesinos (el grapo Sebastián Rodríguez) desfilen por el estadio.

Y ahora llega el camino de la vulgarización y el desalojo de los verdaderos y más auténticos deportes olímpicos para dar entrada a especialidades impuestas por la actualidad, los gustos y las exigencias del mercado y las cadenas de televisión. El primero en caer será la lucha grecorromana que, junto al atletismo (carrera, salto, lanzamiento), es la práctica más antigua y clásica del deporte olímpico, pero pronto irán otros. 
  
El programa olímpico en tres o cuatro ediciones podría estar integrado por las siguientes disciplinas: fútbol playa, voley playa, fútbol sala, gimnasia sobre patines, escalada, concurso de baile (tango, rock & roll, salsa, clásica, break dance, hip hop…), skate, BMX y patines en línea en el medio tubo, rampas, figuras…, kite surf, squash, padel, wushu y capoeira, torneo poético, certamen de performances, ejercicios circenses, aerobic, spinning… y golf. Se mantendrán la gimnasia rítmica y la natación sincronizada (que no dejan de estar mucho más cerca del baile que del deporte) por lo bien que dan en televisión, y el atletismo, baloncesto y natación porque tienen aseguradas buenas audiencias. De este modo, los Juegos Olímpicos se convertirán en unos muy bonitos y culturales juegos florales, y perderán su esencia, que es la épica, la lucha hasta el último aliento, el cuerpo a cuerpo en unos ejercicios cargados de simbolismo y consagrados por la historia, por la tradición, por el clasicismo. ¡Y qué es más clásico que la lucha grecorromana!

Los JJ OO han de tener su propia personalidad y no dejarse zarandear por las preferencias del momento, por lo que el número de deportes olímpicos ha de ser cerrado, y como mucho admitir disciplinas de exhibición. Si no es así, pronto serán una manifestación más cultural que deportiva, con lo que llegará un momento en que se impondrá lo artístico, de modo que será medalla de oro quien ejecute de modo más bonito su ejercicio, algo que ya no es deporte. 
                     
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 10 de febrero de 2013

ESTRELLAS SIN ESTRELLA. CADÁVERES NO MUY BIEN PARECIDOS En escena y ante los focos eran estrellas del rock con todo su encanto, pero cuando volvían a casa eran básicamente infelices, les perseguían las desgracias o no eran capaces de vivir con un mínimo de orden. Dentro de la larga lista de rockeros muertos, Roy Orbison, Ian Dury alcanzaron la madurez combinando el éxito con la desgracia personal, mientras Ian Curtis apenas tuvo tiempo de nada, sólo de convertirse en mito



Ian Curtis, el malogrado cantante de Joy Division.
La historia de la música pop y rock está plagada de artistas muertos prematuramente; según un estudio publicado hace unos años, más de mil músicos y cantantes de renombre dentro del universo rock dejaron este mundo antes de tiempo. Las causas son variadas, aunque una importante mayoría se fueron a causa de los excesos, drogas y alcohol sobre todo; accidentes de todo tipo, asaltos, suicidio, enfermedades y desgracias varias completan la larga lista de ‘pretextos’ utilizados por los muertos del rock para irse (el último en incorporarse a ella es Reg Presly, de The Troggs, que dejó para siempre ‘Wild thing’ y ‘Love is all around you’, entre otras). Durante los años del punk y siguientes cundió la frase “vive deprisa, muerte pronto y tendrás un cadáver bien parecido” y, desgraciadamente, tanto antes como después de acuñarse dicha consigna muchos siguieron el consejo, la mayoría sin pretenderlo. Brillaron mucho durante muy poco tiempo y con eso les sirvió para tener un cadáver (o sea, un recuerdo) siempre cargado de atractivo. Pero también hay otro tipo de caídos por la causa, están los que vivieron una vida de estrella sobre el escenario y de padecimientos y calamidades lejos de los focos, como Roy Orbison e Ian Dury, y también los que apenas tuvieron tiempo de brillar en vida pero se convirtieron en iconos tras su adiós definitivo, pues fue entonces cuando se entendió y difundió su valía, como Ian Curtis, de Joy División.



Roy Orbison (1936-1988) estuvo en esto del rock desde el primer momento, pues fundó su primer grupo con apenas 13 años y en 1956 (cuando el rock atisbaba su primera luz) ya saboreó el éxito con ‘Ooby dooby’. Durante los cuarenta años que estuvo en el escenario (con mayor o menor repercusión pero siempre con gran reconocimiento de otros artistas) Roy regaló rock & roll y rockabilly, pop, rock y canción melódica con una clase excepcional, con un gusto delicioso, un estilo inconfundible y una voz alta, fina y cristalina. ‘Only the lonely, ‘Oh pretty woman’ o ‘You got it’ son algunos de sus muchos títulos imperecederos. Aquejado de problemas en la vista, Roy vivió los años sesenta entre el triunfo profesional y la catástrofe personal: en el 66 su primera mujer murió en accidente de tráfico y poco más de dos años después se incendió su casa mientras él estaba de gira, muriendo entre las llamas dos de sus tres hijos, uno de nueve y otro de seis años. Su familia se desintegró pero él siguió poniendo buena cara (el espectáculo debe continuar) hasta que a finales de los ochenta, cuando había vuelto al estrellato (dentro del supergrupo Travelling Wilburys), el corazón le falló. En diciembre de 1988, tras cumplir su agotadora agenda promocional en la que quedó patente su deteriorado aspecto, murió de un fulminante infarto.

Ian Dury (1942-2000) lo tuvo mal desde niño. Contrajo la polio a los siete años cuando se bañó en un estanque contaminado; tras larguísima convalecencia se quedó raquítico y con brazo y pierna izquierdos casi paralizados. Como solía ser, padeció todo tipo de burlas, acoso y maltrato en todos los colegios donde fue matriculado, donde sus compañeros lo tenían como al último mono; en los internados el pobre Ian debió pasar las de Caín, recibiendo palos y humillaciones a diario por ser el más débil y el de más fácil menosprecio. Todo ello lo convirtió en un tipo amargado y con más taras y minusvalías morales que las que mostraba su físico. Pero tras infinitos avatares y adversidades (como que cuando iba a publicar su primer disco quebró la discográfica) alcanzó el triunfo con canciones extraordinarias, llenas de intensidad, descaro, personalidad, rabia, intención, con ambientes de pub-rock, punk y new wave; ‘Hit me with your rythm stick’, ‘Sex & drugs & rock & roll’, ‘Sweet Gene Vincent’, ‘Wake up and make love with me’ son una muestra de su larga lista de grandes canciones…, aunque él solía afirmar que sólo había escrito siete buenas letras. Mientras, su vida cotidiana era cualquier cosa menos feliz y satisfactoria, pues bebía y se ponía agresivo, pegón, malvado, rabioso, frustrado, brutal, golpeaba a su compañera (a todas las que tuvo) y faltaba, insultaba y se metía con todo el que se le ponía por delante (entonces su bastón era un arma), de modo que más de una vez se llevó un buscado puñetazo. Al final se tranquilizó, el cáncer que se le diagnosticó disipó su amargura y, afirman, cambió su humor. Su vida intensa, dolorida y luminosa al tiempo, terminó tranquilamente, serenamente en su casa en marzo de 2000. Dicen que acababa de iniciar una autobiografía, pero sólo escribió el escueto comienzo: “Hola zoquetes”.

Ian Curtis (1956-1980) padecía epilepsia con fuertes convulsiones y espasmos (a veces en pleno concierto), pérdidas de conocimiento, depresión, agorafobia (miedo al desamparo, temor al propio miedo), sufrió tratamientos médicos inadecuados y varios intentos de suicidio. En plena efervescencia punk formó el grupo Warsaw, que aunque no era punk sí utilizaba recursos punk y también poseía la energía rabiosa del género. Luego, con Joy Division, alcanzó la plenitud artística. Con la voz siempre grave y profunda de Ian, el grupo hablaba de desesperación, abandono, pesimismo, oscurantismo, desánimo, amargura.., jamás un atisbo de alegría o ilusión. Sin embargo, las canciones de Curtis en Joy Division resultan apasionantes, hipnóticas, impactantes, únicas, inconfundibles, inimitables y mil veces imitadas. Sólo publicó dos discos (el segundo póstumo) y sus éxitos comerciales llegaron tras su muerte, sobre todo con la bellísima y descorazonadora ‘Love will tears us apart’; además, piezas como ‘Heart & soul’, ‘Decades’, ‘Atmosphere’ o ‘She´s lost control’ siguen asombrando y estremeciendo por su singularidad, su oscuridad, su romanticismo desesperado y tortuoso. En mayo de 1980 estuvo viendo la película ‘Stroszek’ del alemán Werner Hertzog (que trata de un artista que se suicida), luego puso el disco ‘The Idiot’ de Iggy Pop y acto seguido se ahorcó en la cocina de su casa con la cuerda de tender. Sus enfermedades y la separación de su mujer Deborah fueron, oficialmente, los detonantes de la fatal decisión que, en realidad, es la de los románticos más clásicos.
No todo es vino y rosas en el mundo del rock. 
       
CARLOS DEL RIEGO

jueves, 7 de febrero de 2013

UN JUEZ LEGITIMA LAS AMENAZAS E INSULTOS DE GORDILLO Ya hay pocas cosas con las que un juez pueda sorprender al emitir sus fallos o al intentar explicar disparates como el que acaba de protagonizar un tal Pasquau, que ha archivado la denuncia contra el alcalde de Marinaleda tras las coacciones, amenazas e insultos que el tal Gordillo protagonizó durante una jornada de huelga

La coacción es delito según el Código Penal,
pero algunos jueces relativizan el acto y la ley.

Otro auténtico fenómeno, otro ingeniero que se cree el más estupendo, otro juez que encuentra el modo de retorcer el sentido de las palabras, de distorsionar el significado de una acción y unas amenazas para emitir fallo contra toda lógica. Este funcionario se llama Pasquau y ha tenido a bien afirmar que los hechos realizados por el alcalde fascistoide de Marinaleda están justificados por el derecho de huelga.

Queda probado que el politicastro irrumpió en un establecimiento amenazando con que si no cerraban “tiramos todo lo que hay por ahí … Me has entendido ¿no?”, cosa admisible según el magistrado porque fue en Mercadona, que tiene mucho volumen de negocio; es decir, dependiendo de dónde se amenace el acto es o no delito. Así, si un piquete se presenta amenazante en un juzgado para que jueces, fiscales, abogados y funcionarios dejen de trabajar utilizando las mismas palabras que en el supermercado ¿tendría la misma consideración?   

Además, el político en cuestión, que se cree iluminado por la única verdad y por tanto legitimado para pasar por encima de las leyes que a él le parezcan, insultó en una oficina y amenazó en otro establecimiento diciendo “la próxima vez echaremos a todo el que esté dentro. Por las buenas o por las malas”, entre otros acciones similares. Siempre acompañado por una numerosa, aguerrida y vociferante escolta. ¿Qué hubiera fallado el juez si todo lo hubiera protagonizado, acto por acto y palabra por palabra, un grupo de extrema derecha? Por cierto, ¿no existe el derecho a trabajar incluso en día de huelga?

El Código Penal señala como delito en el artículo 315.3 “coaccionar a otras personas a iniciar o continuar con una huelga”. Aquel juez (como tantos otros de infausto recuerdo y cuyas acciones o inacciones produjeron daños irreparables), ha buscado la manera de legitimar acciones recogidas expresamente en el Código Penal. Su principal argumento es que los actos se produjeron en el ámbito de una huelga general, lo que viene a significar que ese día las leyes se vuelven laxas y no hay que hacer mucho caso de ellas.

Si las acciones intimidatorias y amenazantes del alcalde y diputado son legitimadas por personajes como aquel juez, no podrá extrañar que empiecen a proliferar los altercados de este tipo; cualquiera que piense que este comercio, aquella gasolinera o esa empresa ‘explota a los trabajadores’, o que los motivos para el asalto y la amenaza son muy loables tendrá precedentes legales para irrumpir e insultar amparado por la ley; y si eso se legaliza se estará a unos centímetros de la violencia (se ha descubierto una bomba casera en la Catedral de la Almudena de Madrid que, se cree, fue puesta por los antisistema, que sólo han ido un pasito más allá que Gordillo, sólo han dado el siguiente paso).     

Hay que recordar que la mayoría de los jueces de Alemania justificaron los asaltos a las tiendas de judíos durante el nazismo (o miraron a otro lado), y muchos utilizaron argumentos relativistas, como el que ha utilizado este arbitrucho miope. No hay comparación posible entre unos y otros actos, pero sí en la búsqueda de los argumentos necesarios para llegar a la conclusión deseada. Y esto se puede hacer con la conciencia tranquila, sin tener sensación de estar obrando mal. En los dos casos. Pero ningún hombre (incluyendo jueces y alcaldes) tiene la verdad en exclusiva.

Este magistrado del tribunal andaluz ha echado otra palada más al saco del descrédito de su oficio, que rebosa casi tanto como el de los políticos. Cuando un juez ha de emitir sentencia hay que esperar cualquier cosa, incluso los torpes intentos de explicar lo inexplicable con sutilezas, argucias de leguleyo, interpretaciones subjetivas y arbitrarias. No son pocos los jueces que provocan indignación y sonrojo.  

CARLOS DEL RIEGO


miércoles, 6 de febrero de 2013

EL HOMO HABILIS Y MARY LEAKY El buscador Google ha rendido homenaje a la arqueóloga británica Mary Leaky al cumplirse un siglo de su nacimiento. Ella y su marido Louis fijaron el comienzo de la trayectoria del hombre al encontrar y dar nombre al más antiguo de los representantes del género Homo

Aspecto que pudo tener el
 Homo Habilis (F. Facchini)
Mary Leaky observando las huellas
de Laetoli























El apellido Leaky es sinónimo de Arqueología, de Prehistoria, de especies humanas extinguidas, de los ancestros del hombre de hoy. Como el buscador Google anuncia (6-II-13), se cumple un siglo del nacimiento de Mary Leaky, esposa de Louis y madre de Richard, todos ellos reconocidos arqueólogos e impulsores del estudio de las familias humanas que han existido y se han extinguido.

Todo el aficionado a la Prehistoria sabe que los Leaky llevaban muchos años trabajando en la garganta de Olduvai (Tanzania), buscando y encontrando gran cantidad de fósiles; cuentan que su hijo Richard se quería apropiar de alguno, pero siempre le decían que se buscara su propio fósil, sin embargo, cuando el chaval encontró algo se lo quitaron inmediatamente. Pero fue en 1959 cuando dieron con un yacimiento que resultaría determinante, trascendental para trazar el árbol genealógico del hombre. En el estrato más profundo del mismo (correspondiente a 1,8 millones de años) encontraron un cráneo y otros fósiles de un antepasado remoto llamado australopiteco (que quiere decir mono del sur), mientras en el inmediatamente superior (1,7 millones de años) hallaron varios fragmentos de cráneo, una mandíbula y huesecillos de la mano. Vieron diferencias morfológicas entre uno y otro individuos, pero lo que resultó determinante para anunciar el descubrimiento de una nueva especie fue el hecho de que los huesos del espécimen más joven tenían asociadas unas muy primitivas herramientas de piedra, algo que no aparecía al lado de los fósiles de ningún australopiteco. Dedujeron, por tanto, que si esta especie era capaz de tallar rudimentarios útiles, bien podía entrar en el exclusivo club Homo, así que le denominaron Homo Habilis. Años más tarde, algo más al norte, hallaron los trozos de un cráneo que, reconstruido, coincidía con aquel (luego han aparecido más fósiles), con lo que la nueva especie adquirió su propia personalidad; dientes más pequeños, mayor capacidad craneal, menos protuberancia ósea encima de los ojos…, fijaron las características del primer representante del género Homo.

Ciertamente resultaría dificilísimo para el hombre de hoy (Homo sapiens sapiens) reconocerse en los habilis aunque fuera mínimamente, pues su aspecto era aun bastante simiesco; sin embargo, caminaba totalmente erguido, su pie era casi igual que el del sapiens…, y construía herramientas utilizando otras herramientas, algo que no ha hecho ningún animal que haya caminado sobre la Tierra excepto todos los pertenecientes al género Homo. Algunos animales utilizan piedras o ramas como herramientas, pero a lo máximo que llegan es a modificar ligeramente las segundas y, en ningún caso, usan otros útiles para dar forma al utensilio (han anunciado estudios con chimpancés que parecían golpear una piedra contra otra, pero eran animales cautivos entrenados durante años que repetían mecánicamente gestos aprendidos). Sin embargo, sin la menor duda el habilis hizo sus instrumentos valiéndose de otras piedras con las que golpeó la principal a fin de obtener una arista cortante, un filo con el que acceder más fácilmente al alimento, lo que significa que previamente hubo de ver representado en su mente aquello que iba a fabricar. Esto quiere decir que aquel remotísimo antepasado pensó, dedujo y anticipó, facultades exclusivas del hombre.

Ahora uno se puede preguntar ¿por qué sólo una de las diversas especies de australopiteco dio ese paso evolutivo?, ¿por qué ninguna otra especie evolucionada del australopiteco y contemporánea del habilis hizo lo que éste al menos por pura imitación?, ¿ese trascendental avance fue algo surgido del propio individuo o recibió alguna ‘ayuda externa’? Es oportuno recordar que las denominadas ‘huellas de Laetoli’ demuestran que los prehomínidos caminaban erguidos hace 3,7 millones de años. Son huellas de pisadas que dejaron tres individuos bípedos (con pie muy parecido al actual) sobre ceniza volcánica que luego se endureció; el espécimen más pequeño caminó sobre las impresiones en la ceniza que iba dejando el más grande. Fueron descubiertas por la propia Mary Leaky ya en los 70 del siglo pasado cuando (cuentan) jugaban a lanzarse boñigas secas de elefante…

Louis y Mary Leaky tuvieron el honor de hallar al más remoto antepasado (a la luz de lo conocido hoy) de la única especie de dicho género que sobrevive. Pero como ocurre con cada descubrimiento, el hallazgo planteó (plantea) más interrogantes que los que resuelve.

CARLOS DEL RIEGO


martes, 5 de febrero de 2013

LA SOBERBIA FANÁTICA DE ALGUNOS CIENTÍFICOS Dos profesores han publicado un libro que sostiene el disparate de que la Tierra es el centro del universo y todo gira en torno a ella. Muestran soberbia por atreverse a postular sin conocimiento y fanatismo por permitir que las creencias guíen el trabajo científico. Pero también se puede llegar al desvarío por un camino opuesto.

Solo un fanático o un ignorante puede afirmar que todos los cuerpos del universo
giran en torno a la Tierra

Hay veces que la soberbia de los científicos resulta absolutamente impropia de quien tiene que basarse exclusivamente en aquello que pueda probar, ya sea en la pizarra, en el laboratorio o con los hechos. Que el concepto del universo es algo que de momento se escapa al conocimiento humano es más que evidente; no hay quien pueda demostrar nada de nada respecto al origen, tamaño, tendencia, límites, edad, funcionamiento… Y sin embargo, hay algunos físicos, matemáticos o astrónomos que se atreven a realizar afirmaciones que de ningún modo pueden probar, a proclamar grandes descubrimientos apoyándose sólo en teorías más o menos plausibles pero que no pasan del plano teórico. La última sandez propalada por malos científicos (al menos en este caso) la protagonizan un físico y un matemático que trabajan en centros docentes españoles; estos dos señores han editado un libro titulado ‘Sin embargo no se mueve’ (parodia de las palabras de Galileo ‘Sin embargo se mueve’) en el que sostienen la teoría del geocentrismo, o sea, afirman sin rubor que la Tierra es el centro del universo, y que es el sol y todo el resto de objetos cósmicos los que dan vueltas alrededor del tercer planeta del sistema solar, enclavado en un extremo de la galaxia Vía Láctea, perteneciente al grupo local de galaxias… Parece increíble que un físico y matemático (como los autores) ignore la ley de la gravitación: dos cuerpos se atraen más cuanto más masa tengan y cuanto más cerca estén, por lo que pensar que un cuerpo tan pequeño como la Tierra atrae a una estrella gigantesca situada a mil millones de años luz es un dislate que no se encuentra ni en la ficción más calenturienta. Sin embargo, viendo la trayectoria y publicaciones de Gorostizaga, el principal responsable de del libro, la cosa no puede extrañar, ya que es un firme defensor del creacionismo (todo fue creado, no hay evolución), de que la Tierra sólo tiene 6.000 años (en realidad en torno a 4.000 millones) y otras incongruencias de auténtico fanático de la religión. Es decir, este profesor universitario cae en el peor de los errores del científico, que es el prejuicio, la creencia previa, el contrasentido de permitir que su fe guíe sus investigaciones. Y de este modo incurre en otro fallo: intentar compaginar fe y ciencia, un auténtico imposible en sí mismo (si se puede demostrar científicamente no hay lugar para la fe, y si no se puede probar, la ciencia ha de abstenerse de manifestar opinión del mismo modo que se abstiene de pretende demostrar la existencia de extraterrestres).   

Al menos en gran parte de las parroquias españolas de hace 30 ó 40 años los curas explicaban que el Génesis y otros textos bíblicos no han de tomarse como obras históricas o científicas, enseñaban que esos libros están construidos a base de metáforas y alegorías que pudieran entender aquellas personas de hace más de dos milenios (lógico, si se les hubiera hablado de Big Bang, de la expansión del universo o las reacciones nucleares dentro de las estrellas no hubieran entendido), e insistían en que no hay que tomarse al pie de la letra lo de “El primer día creó Dios…”; es decir, incluso los clérigos de hace décadas separaban la religión de la ciencia. Es más, hasta el Vaticano ha admitido la Teoría de la Evolución.

Lo peor es que desde el otro extremo se usan parecidos modos. El célebre Stephen Hawkins lanzó el año pasado un libro en el que pretendía demostrar la inexistencia de Dios basándose en la teoría del Big Bang; es decir, el en otros momentos brillante científico también se dejó llevar por su ateísmo para alcanzar la conclusión que previamente buscaba, o sea, resbaló en el mismo lugar del mismo terreno que aquel Gorostizaga, pues permitió que su creencia (la ausencia de tal en este caso) guiara sus pasos. La esencia del razonamiento de Hawkins es que no existían ni el tiempo ni el espacio antes del Big Bang, por lo que al no existir tiempo no puede existir ningún ser; asimismo afirma el sabio británico que de la nada surgió una partícula de infinita densidad que al explotar dio origen al universo. Las objeciones son evidentes: ¡qué es eso de que no había nada y de repente había algo!..., eso se llama milagro, y si hay milagro…; ¿y cómo saber si ese Big Bang fue el primero y el último?, ¿cómo saber si no se han producido (o se están produciendo) otros big Bang lejos del alcance de los más modernos radiotelescopios?… No hay forma de contestar a estas preguntas.

En uno y otro caso hay evidencias de soberbia al pretender explicar conceptos absolutamente inexplicables a día de hoy; queda clara la vanidad del hombre y del científico al intentar dar sentido a enunciados tan contradictorios como ‘el principio del tiempo’ o ‘los confines del universo’ con las herramientas y conocimientos disponibles; rebosa fatuidad y endiosamiento pensar que el actual cerebro humano puede abarcar tamaños y distancias siderales. En fin, que sólo alguien con el ego del tamaño de la misma galaxia trataría de enunciar las leyes que rigen en planetas, estrellas, agujeros negros, cuásars y muchos otros cuerpos, entes o elementos que sin duda existen más allá de lo que los radiotelescopios pueden ver. Y se puede llegar a ese disparate por caminos totalmente opuestos.
                
CARLOS DEL RIEGO

lunes, 4 de febrero de 2013

EL IRRESTIBLE ATRACTIVO DE LA TRAMPA Tal vez por sentirse superior, quizá como vestigio del pasado humano en la naturaleza, es posible que por un equivocado sentido de la justicia o por simple avaricia y maldad, pero el caso es que el engaño y la trampa están profundamente arraigados en la naturaleza del hombre

El genial Ibáñez muestra en sus desternillantes historietas diversas variantes del espíritu tramposo del hombre

Los papeles de Bárcenas (sean auténticos o falsos, pues en este caso también habría tramposos), el nepotista gallego que contrató a cientos de amigos y familiares, el escándalo de los Ere de Andalucía, lo del Urdangarín, el asunto del vástago del ex honorable, el amaño internacional de partidos de fútbol, los Eufemianos Fuentes y Armstrongs (todos presuntos, que en portugués quiere decir jamones, que tienen que ver con los chorizos)…, y eso sólo en la prensa del día (4-II-13) y en asuntos de alcance, puesto que si se indaga o se tira de hemeroteca se podrían llenar cien Quijotes con la sola enumeración de los casos. Todos aquellos son lances de personajes de relevancia y con acceso a grandes cantidades de dinero, pero con total seguridad eso se produce en igual proporción en escalones más bajos de la sociedad, la única diferencia es que la repercusión es nula si el chorizo es un tipo de a pie, mientras que es de portada si lleva traje y es titular de algún cargo de relieve; claro que también hay otra diferencia importante: lo que este último se suele llevar multiplica por cien, por mil, por cien mil lo que consiga distraer el humilde chanchullero.

Sea como sea, da la impresión de que la trampa tiene un atractivo especial e irresistible para el ser humano (¿quién no se quedó con las vueltas del recado cuando era niño?). El tramposo, tahúr, timador, descuidero, carterista o trincón de corbata de seda se siente intelectualmente superior, se cree el listo, el triunfador sobre el engañado, el pringao, el panoli, el perdedor; y suele justificarse pensando que la víctima también ha colaborado (pues hay quien cree que no puede haber mentira sin que alguien se la crea, lo que convierte al engañado en cómplice el embustero, piensa el embaucador), o convenciéndose de que el primo se merece que aligeren su cartera porque tiene mucho (si es un gran almacén no exige medalla de milagro), o con la excusa de que el primavera seguro que también había robado lo suyo… Encontrar pretextos para justificarse a sí mismo por haber engañado es otro deporte que se practica masivamente en todo el planeta desde hace milenios. 

Si se paga con un billete de 20 y al recoger la vuelta se comprueba que ésta es de 50, ¿cuántos sacarían de su error al vendedor?, ¿cómo se siente el que ha conseguido guindar un caro perfume en unos grandes almacenes?, ¿y el industrial que defrauda?, ¿y el futbolista que simula o el deportista que se droga? ¿y el conductor que se salta la señal?, ¿y los que encuentran el modo de escaquearse del trabajo?, ¿y los que pagan y cobran sin que medie justificante de la transacción?, ¿y el que simplemente se cuela en la cola del pan? …, claro que también hay trampas legales, como por ejemplo las que llevan a cabo todo tipo de administraciones cuando cobran y exigen al ciudadano varias tasas e impuestos por el mismo servicio, pero este es otro tema.

El clásico timo español de la estampita o cualquier otra variedad se basa tanto en la codicia del timado como en su disposición inequívoca para hacer trampas y aprovecharse del que, al final, saldrá trasquilado, lo que indica que a pie de calle el fullero y el engañabobos son especies tan abundantes como en cualquier otro entorno.

¿Y por qué estará tan adherida a la idiosincrasia de la persona la trampa, la mentira, la traición, el chanchullo, el tongo? Quizá porque la naturaleza tiende siempre al ahorro de energía, por ejemplo, el carnívoro robará la pieza al que la ha cazado como tenga oportunidad, y así economizará esfuerzos de cara al incierto futuro, e igualmente el chimpancé le arrebatará el plátano al colega de inferior rango al mínimo descuido; ese ahorro, ese aprovechamiento de la oportunidad es básico en el funcionamiento del ser vivo en el entorno silvestre… Por su parte, el hombre tratará de llevarse lo más que pueda trabajando lo menos que pueda, sudando lo menos posible, actitud que bien podría ser un vestigio de cuando el homo sapiens estaba incorporado a la naturaleza… Como puede verse, pretextos, excusas, coartadas para hacer trampas se pueden encontrar allá donde se busquen; sea como sea, la persona ha demostrado una gran destreza a la hora de perfeccionar los modos de la jugarreta y el enredo, ha elevado a la categoría de arte la artimaña, la estratagema, el fraude, el engaño. Bien puede afirmarse que sólo se es humano si se miente y maquina en beneficio propio y luego se desprecia, se insulta y se acusa a quien hace lo que uno hizo. Y aunque hay otras especies animales que también utilizan trucos, la hipocresía no ha sido detectada en la naturaleza.

Todavía se recuerda aquella genial viñeta de ‘13 Rue del Percebe’ del gran Ibáñez en la que el tendero tramposo intentaba colar un yunque en la bolsa de las lentejas diciendo a la sorprendida señora: “Bueno, todo el mundo sabe que las lentejas tienen mucho hierro…”

CARLOS DEL RIEGO


domingo, 3 de febrero de 2013

LA OBRA MAESTRA DE PINK FLOYD La primera mitad de la década de los setenta del siglo pasado fue muy brillante e imaginativa, variopinta, atrevida y, en muchos casos, genial. Y en medio de un sinfín de discos y grupos extraordinarios sobresale una de las obras maestras del rock, ‘The dark side of the moon’, editado por Pink Floyd en 1973

The dark side of the moon.

Ante todo, aquel momento fue algo único, irrepetible, puesto que jamás tendrán el rock y el pop tanto por delante. La perspectiva que da el tiempo permite valorar lo que aquellos años significaron para la música popular, pues muchas de las bandas de entonces se han convertido en leyenda, en referencia. Pink Floyd publicó ‘The dark side of the moon’ hace 40 años, pero a pesar de la velocidad de cambio en modas y sonidos, algunas de sus canciones se escuchan hoy con asiduidad y son reconocidas en el acto incluso por los jóvenes.  


En España muchos aun estaban digiriendo a Beatles y Rolling Stones y miraban con curiosidad y extrañeza a tipos estrafalarios como Bowie o los Slade. Los más iniciados ya tenían noticias de Pink Floyd, que era una banda de rock psicodélico, progresivo, sinfónico, incluso había quien la tildaba despectivamente como ‘rock de laboratorio’, pero también estaba quien afirmaba que su música entraba muy bien al coincidir el ritmo con los latidos del corazón…; sin embargo la mayoría del personal, profanos en la materia, utilizaba este nombre para hacer guasas del tipo: “¡anda pinfloi, o pinflui, o pinflai, no pongas esa música ratonera!

La portada es de lo más reconocible de la historia del rock, con el prisma y la luz, motivos de unas pegatinas que incluía el álbum y que muchos aun conservan. Con Alan Parson a los mandos (que luego publicaría sus propios discos e incluso alcanzaría algún que otro éxito), este álbum monumental tiene una intención conceptual que para el aficionado español medio quedó en muy segundo plano, si es que lo entendió. El disco (que no tiene cortes) se abre con ‘Speak to me’ y ‘Breathe’, cuya textura sonora viene a adelantar las líneas estilísticas de todo el trabajo; ambientes atmosféricos, uso combinado de sintetizadores (analógicos, claro) con guitarras y baterías, y cantidad de efectos, risas, voces… ‘On the run’ se antojaba en su momento un prodigio tecnológico, e incluso hoy resulta muy tecno, con sonidos enigmáticos y lejanas e inquietantes conversaciones, con un latido de corazón al fondo y un atenuado sonido final que parece perderse en la lejanía…, para dar paso a una explosión de relojes, ‘Time’, una canción hipnótica, irresistible, con larga entrada que desemboca en un ritmo medio y melodía fácil que (ingenuos años setenta en España) algunos chapurreaban en pretendido inglés; la combinación de guitarras y teclados, de coros y voces solitarias da un resultado verdaderamente mágico. Sin solución de continuidad aparece un ‘reprise’ de ‘Breathe’ corto, etéreo, fugaz. Y termina esta cara A con un piano cargado de pesimismo sereno y reflexivo con ‘The great gig in the sky’, una pieza semiinstrumental con una voz alta y a veces desesperada coronando otro medio tiempo que va in crescendo para luego detenerse e ir languideciendo…

La Cara B se inicia con uno de los momentos cumbre de toda la Historia del Rock, ‘Money’, un tema emblemático, una pieza muy bien surtida de matices, de ideas novísimas, con un par de cambios rítmicos magistrales, estimulantes, electrizantes, con un saxo duro, rasposo, penetrante, un tratamiento de guitarras que evidencian clase y personalidad y con un solo escalofriante, uno de esos que nadie que ame el rock ha dejado de tocar con el ‘air guitar’; se trata, en fin, de una composición que llega hasta dentro y hace hervir la sangre siempre, por más veces que se escuche. El huracán se calma con la preciosista ‘Us and them’, adornada con un saxo envolvente, casi de terciopelo, y una voz que avanza de modo casi cansino hasta llegar a un coro majestuoso y a unas voces que van y vienen…, no fueron pocos los que se atrevieron a cantar en inglés siguiendo las letras del interior de la carpeta, dada la cadencia lenta de esta pieza verdaderamente deliciosa. ‘Any colour you like’ es otro instrumental que combina jazz-rock con progresivo y psicoledia y se encadena con ‘Brain damage’, tema con melodía contenida y que habla del protagonista del disco, el lunático, pues eso de la cara oscura de la luna no se refiere al satélite, sino al trastornado al que “veré en la cara oscura de la luna”; coros y voces y risas enigmáticas se intercalan en una melodía simple y evocadora. El disco termina con ‘Eclipse’, una letanía que echa el telón con los latidos del corazón.

La intención del álbum se centra en el hombre y sus estados de ánimo, sus obligaciones y deseos, sus bajezas y enfermedades, sus sufrimientos y envejecimiento, ansiedades y tensiones, tiempo, dinero, aliento, nosotros, ellos…, todo con un tono filosófico no exento de pesimismo.

Han pasado cuatro décadas (el disco se terminó en enero y salió en marzo de 1973) que, lejos de desgastarlo, no han hecho otra cosa que revalorizarlo, elevar su categoría, evidenciar su calidad, agrandar su leyenda. Es prácticamente imposible encontrar un amante del rock que no se derrita al reconocer estas canciones que, curiosamente, siempre tienen una cara oscura que todos anhelan descubrir.

CARLOS DEL RIEGO


viernes, 1 de febrero de 2013

ALGUNOS MÁRTIRES DE LA EXPLORACIÓN ESPACIAL Algunos de los que dejaron su vida a bordo de una nave tienen su sitio en la gloria y son recordados, pero otros que hicieron posible esos viajes, aunque nunca fueron al espacio, siguen estando en el limbo de los genios sin reconocimiento, como el ucraniano Korolev, el rival soviético de von Braun

Korolev, derecha, con Yuri Gagarin, que fue el primer hombre en viajar al espacio tripulando la nave Vostck, diseño del genial Korolev.


Hace justo diez años que se producía la catástrofe del transbordador espacial estadounidense Columbia al regreso de una misión fuera de la Tierra. Retransmitida por televisión, la tragedia fue vista en todo el mundo. Las imágenes del desmembramiento de la nave encogen aun hoy el corazón, pues dentro iban siete astronautas que sabían con seguridad que iban a morir 40 segundos antes de la explosión. No hay que olvidar que la exploración espacial es y siempre ha sido prolija en accidentes y en pérdidas humanas (y materiales, pues el Columbia costó varios miles de millones de dólares), auténticos mártires de la ciencia, aunque muchos de esos mártires jamás tripularon una nave. Tal es el caso de uno de los mayores genios del siglo XX, el ucraniano Sergei Korolev (o Koroliov), cuya breve trayectoria vital (59 años) es pródiga en éxitos profesionales y tecnológicos y también en terribles desventuras personales. 
  
Korolev (1907-1966) fue un visionario y un genial pionero de la investigación espacial, pero tuvo la desdicha de vivir en la terrible Unión Soviética de Stalin. Desde niño mostró verdadera pasión por el vuelo. Apenas era adolescente cuando diseñó un planeador que fue aceptado y construido. Desde entonces no hizo otra cosa más que estudiar, investigar y proyectar ingenios que permitieran al hombre liberarse de la gravedad terrestre. Estudió y desarrolló motores y trabajó en la búsqueda de los mejores combustibles. Formó parte de los grupos que iniciaron seria y rigurosamente, con proyectos viables, la era de la investigación y las naves espaciales; trabajador, detallista y meticuloso, disciplinado y perfeccionista, Korolev era en 1938 un brillantísimo ingeniero con muchos proyectos en su cabeza.

Los restos del Columbia segundos después de la explosión.
Pero entonces se produjo otra de las aterradoras purgas de Stalin, que significaban la detención y deportación (o ejecución) inmediata del apresado, sin acusación ni juicio ni nada por el estilo, de forma que con una confesión arrancada a palos se enviaba al desgraciado a cualquiera de los gulag de Siberia. Tal cosa le pasó a Korolev; al parecer fue uno de sus colaboradores, el especialista en motores Valentín Glushko, quien lo delató. ¿Lo traicionó por envidias y celos?, ¡quién sabe!, aunque lo más probable es que, tras un par de horas en manos del NKVD (antecesor del KGB), Glushko estuviera dispuesto a acusar a su padre. De todas formas, ambos científicos dieron con sus huesos en Siberia, y tuvieron suerte, puesto que prácticamente todos los que formaban el grupo de investigación (el RNII) fueron ejecutados entre 1937 y 1939; meses después fueron trasladados a una prisión para intelectuales, pues el Kremlin deseaba aprovechar a sus científicos de cara a la guerra contra Alemania. Korolev pasó ‘sólo’ cinco meses en el gulag de Kolyma, tiempo suficiente para perder casi todos los dientes, para sufrir una dolorosísima fractura de mandíbula, para padecer escorbuto, para recibir palizas diarias, pasar frío siberiano y hambrunas, para contraer incluso afecciones cardiacas. Volvió al trabajo, pero con su salud definitivamente quebrada. Pero lo que peor le tuvo que sentar es que le obligaran a volver a trabajar a las órdenes de su delator, Glushko, aunque Korolev se mostró siempre distante, desconfiado de todos, cauteloso y temeroso de que lo asesinaran (por los muchos secretos que conocía) o, peor aun, que vinieran una noche a detenerlo para enviarlo otra vez a Siberia. Nunca superó la traumática experiencia de aquellos cinco meses en aquel infierno helado.

Aun con esos miedos, Korolev no dejaba de demostrar su genialidad, siendo el diseñador de algunos de los aviones soviéticos que intervinieron en la guerra. Al acabar ésta, el ucraniano tenía nuevos proyectos para misiles balísticos, pero lo que a él le interesaba era el espacio, y en 1957 puso en órbita el primer ingenio humano que orbitó la tierra, el Sputnik, un proyecto que fue fruto de la recién aparecida rivalidad USA-URSS; apenas un mes después llegó el éxito con la perrita Laika a bordo del Sputnik II. Luego logró que el Luna 2 se estrellara contra la luna. Sus éxitos le habían proporcionado un gran peso en el aparato soviético, pero por razones de seguridad su nombre era totalmente desconocido tanto en la Unión Soviética como en el resto del mundo (no pudo recoger el premio Nobel). Para entonces ya mantenía una rivalidad silenciosa y a miles de kilómetros de distancia con von Braun. En 1961 logró uno de sus mayores éxitos, uno de sus grandes anhelos, poner por primera vez en la Historia de la Humanidad un hombre en el espacio; a bordo de la Vostok, Korolev llevó a Yuri Gagarin a orbitar la Tierra, y lo trajo sano y salvo. También puso a la primera mujer en órbita, Valentina Tereskova, en otro de sus diseños, el Vostok 6. Entre sus principales proyectos estaba llevar un hombre a la luna y naves no tripuladas a Marte y Venus, y parte del proyecto Soyuz es obra suya. A bordo de otro de sus diseños, la Vosjod, una evolución de la Vostock, Aleksei Leonov dio el primer paseo espacial.

Pero los meses en el gulag ya pasaban factura, de manera que padecía múltiples problemas cardiovasculares y digestivos, se le detectó un tumor y padeció varios infartos. Murió en el quirófano en 1966.

¿Qué hubiera sido de la investigación espacial si un genio como Korolev no hubiera sido maltratado y hubiera tenido a su alcance todos los recursos y tecnología de von Braun? ¿Habrían llegado los soviéticos a la luna antes que los estadounidenses? ¿Hubiera hecho avanzar la tecnología tanto como para que las naves como la Columbia fueran más seguras?

Uno de los grandes genios del siglo XX sigue siendo un perfecto desconocido. Pero además de genio, también era hombre. Estuvo casado dos veces, manteniendo siempre, además, una o más amantes fijas; su primera mujer se divorció a causa de su infidelidad y él se casó con su amante, pero para entonces ya tenía otra u otras concubinas.

Una ciudad rusa, un cráter en la luna y otro en Marte, un asteroide…, llevan su nombre.

Hace diez años el transbordador espacial Columbia se desintegraba en el aire; sus tripulantes son recordados cada año al menos en su país, donde tienen el rango de héroes. Todo el mundo sabe de von Braun, pero Sergei Korolev, que también fue un mártir de la ciencia espacial y un talento extraordinario, sigue siendo un perfecto desconocido.

CARLOS DEL RIEGO