Retrato de Francisco Villagrá
Cuando se piensa en
el descubrimiento y conquista de los territorios americanos acuden a la memoria
los nombres de los grandes capitanes, de los legendarios conquistadores de
imperios. Sin embargo, pocas veces se tienen en cuenta a los personajes ‘secundarios’
que fueron determinantes para que aquellos consiguieran sus objetivos. Uno de
estos gloriosos subalternos fue Francisco Villagrá, de Astorga, que se
convirtió en el brazo derecho de Pedro Valdivia, conquistador de Chile
Colón, Cortes y
Pizarro son los primeros en que se piensa cuando se trata de los años del
descubrimiento y conquista de América. Así, injustamente se tiende a olvidar a
quienes estaban al lado de aquellos primeros espadas, a pesar de que su concurso
resultó decisivo para conseguir los objetivos
conquistadores. La exploración y conquista de Chile es bastante menos
conocida que la de México o Perú, y sin embargo tiene igual mérito. El
extremeño Pedro Valdivia lideró aquella asombrosa empresa, y para ello contó
con la eficacia y fidelidad de un hidalgo leonés, Francisco Villagrá.
Francisco Villagrá (o
Villagrán, como escriben a veces los cronistas) nació en Astorga, en 1507 o
1511. Soldado desde muy joven, tomó parte en diversas acciones bélicas (incluso
luchó en Túnez contra Barbarroja) hasta que en 1537 embarcó para América. Este
era un recurso que ofrecía muchas posibilidades, sobre todo para segundones,
hidalgos sin fortuna y gentes sin nada mejor; hay que recordar que a América
apenas fueron soldados, pues en las guerras de Europa el soldado profesional
conseguía unos salarios que la aventura americana no aseguraba, es decir, los
que se embarcaban tenían poco que perder aquí y mucho que ganar allí, aunque
era viajar hacia lo desconocido.
En 1540 Pedro
Valdivia se dirige hacia lo que hoy es Chile con un ejército de seis españoles,
seis, y unos dos mil indios aliados; un contingente al que se le unen algunos
restos de expediciones fracasadas; en total eran menos de 150 españoles, entre
los cuales estaba una partida mandada por Francisco Villagrá. El intrépido
leonés se ganó la confianza de Valdivia y resultó fundamental en la conquista
de Chile. Encabezó expediciones a tierras desconocidas, atravesó el desierto de
Atacama, cruzó los Andes, descubrió el Cuyo argentino, llegó a ser gobernador de Chile por mandato
real...
Al año siguiente Pedro
Valdivia funda varias ciudades, entre ellas Santiago del Nuevo Extremo (o Nueva
Extremadura), que será Santiago de Chile y de la que Francisco Villagrá será
regidor. En 1545 Valdivia pone al leonés, su hombre de máxima confianza, al frente de
una ambiciosa expedición cuyo objetivo era llegar por tierra al estrecho de
Magallanes. Sin embargo, el astorgano hubo de volverse ante las insuperables dificultades
que presentan los Andes, la selva, los ríos torrenciales…, y los araucanos,
pueblo fuerte, belicoso y temido. En el transcurso de una batalla (de las
muchas en que tomó parte) contra este mítico pueblo, lo derribaron del caballo,
lo rodearon y, cuando los araucanos se disponían a acribillarlo, trece de sus soldados
consiguieron hacerles frente y salvarlo; apenas repuesto y sin tomarse un
respiro, Villagrá empuñó su espada y, como si nada hubiera pasado, volvió a la
lucha. ¡Hay que tener arrestos!
Cuando en 1548
Valdivia parte hacia Perú para combatir a otros españoles rebeldes, deja a Villagrá
como Teniente de Gobernador de Chile, cargo en el que se mostrará muy enérgico,
prudente pero decidido y seguro de tomar siempre la decisión más conveniente; allí
estuvo apoyado por su primo Pedro Villagrá e Inés Suárez, mujer de Valdivia. El
comerciante y cronista Pedro Sánchez de Hoz trató de organizar una rebelión, pero
Villagrá la descubrió, lo detuvo, lo interrogó y mandó que le cortaran la
cabeza, aunque perdonó al resto de conspiradores. A su vuelta, Valdivia se
muestra satisfecho y premia sus servicios con el título de Teniente de Capitán
General “por haber tenido tan buena cuenta y razón”.
En 1551, con un ejército
de 200 hombres traspasa la cordillera con la intención de encontrar un camino
desde Santiago hasta Santa María de los Buenos Aires (lo que hoy es la capital
argentina), descubriendo la región argentina del Cuyo (en el centro oeste del
país). Luego vuelve a Chile.
Pero el pueblo
araucano no dejaba de combatir a los españoles. En 1553, mandados por el jefe
Lautaro, derrotan, torturan, matan y se comen a Valdivia, retomando varios
fuertes, puestos fortificados y ciudades recién fundadas. Cuatro años más tarde,
ya nombrado corregidor y justicia mayor por la Audiencia de Lima, Villagrá vuelve enfrentarse al temible ejército
araucano capitaneado por Lautaro, que conocía muy bien las tácticas de los
españoles, pues había servido al lado de Valdivia; esta vez vencen los
españoles y muere Lautaro, con lo que el leonés entra en Santiago aclamado como
un héroe.
Aquella victoria se
produjo días antes de la llegada de García, el hijo del virrey de Perú (Andrés
Hurtado de Mendoza), que encarcela a Villagrá en Lima, acusándolo de asumir el
mando sin legitimidad y de haber robado
el oro del rey. En 1558, recién entronizado Felipe II, llega un documento por
el que se nombra a Villagrá gobernador de Chile; sin embargo, Hurtado de Mendoza
lo oculta durante años manteniendo preso a Villagrá; finalmente, en 1661, el
usurpador no puede esconder la carta por la que Felipe II lo destituye y ordena
dejar el mando a Villagrá, que queda como Gobernador de Chile; por desgracia,
el barco que lo trae desde Lima trae también una epidemia que diezmó a indios y
españoles
Pero Francisco
Villagrá era hombre de acción, y sólo un año después organiza otra expedición,
ahora hacia Patagonia, pero su salud se ha deteriorado mucho a causa de la gota
(lo transportaban en camilla), así que encarga la misión a dos de sus
capitanes, que fundarán en su nombre (y en el del rey) las ciudades de Resurrección
y San Juan de la Frontera. Finalmente, el hijodalgo astorgano murió allí, en
Chile, en junio de 1563
De él habla Pedro
Valdivia en sus cartas al Emperador Carlos I; en 1547 le escribe: “Allí proveí
al capitán Francisco de Villagrá, mi maestro de campo, porque le tenía por
verdadero servidor y vasallo de V.M. y celoso de su cesáreo servicio, por mi
lugarteniente general, para que atendiese la guardia, pacificación y
sustentación de las ciudades de Santiago y La Serena y los vasallos de V.M”. Es
evidente el alto concepto que Valdivia tenía del leonés, uno de los
protagonistas de la conquista y soldado distinguido y reconocido por su valor,
fidelidad y eficacia.
¡Aquello eran
aventuras!
CARLOS DEL RIEGO
(Con información de
las obras de Aurelia Cabero y Francisco J. Rodríguez)
No hay comentarios:
Publicar un comentario