A pesar de verse obligado a pasar unos días en el taller, Jagger lleva muy bien sus tres cuartos de siglo. |
Es una de las personas más famosas del
planeta, de modo que cuando genera alguna noticia, el nombre de Mick Jagger
aparece en las portadas de la prensa mundial. Tal cosa acaba de ocurrir
(IV-19), ya que el eterno cantante de los Rolling Stones, al igual que muchos
de su edad, ha tenido que pasar por quirófano para que le ‘reparen’ el corazón.
Camino ya de convertirse en octogenario, Jagger podría contar infinitas
‘batallitas’
Las grandes estrellas del rock, llegadas
a cierta edad, están sujetas a las mismas debilidades que el común de los
mortales, incluso más, ya que la mayoría han bailado muchísimas veces sobre el exceso,
con lo que suelen presentar más ‘desgaste’ que la mayoría. Mick Jagger no es el
único, de hecho podría hacerse una larga lista de grandes nombres del rock que
han tenido que poner sus rockeras vidas en manos de los galenos. En todo caso,
los 75 años largos del ‘rollingstone’ han dado para mucho.
Como los más iniciados saben, Mick
Jagger nació en plena Segunda Guerra Mundial, en 1943, cuando Londres recibía
casi a diario una lluvia de bombas, un auténtico ‘huracán de fuego cruzado’,
como dice el primer verso del ‘Jumpin´ Jack Flash’. Cuenta él que, como no
había tele ni otras diversiones, su familia se entretenía montando pequeños
festivales de música y baile en casa. Luego empezó a frecuentar ‘malas
compañías’, o sea, gente metida en eso del rock & roll, afición que fue en
aumento en contra de la opinión de papá y mamá (profes ellos). Aunque siempre
tuvo de rebelde, la familia le mantuvo dentro de los límites, algo que mucho
después reconoció: “Cuando eres joven y tienes cerca a la familia, eso te ayuda
a no perder la cabeza después”.
Pero eso sería mucho más tarde. Con poco
más de veinte años Mick ya anunciaba lo que iba a ser. En 1964 los Stones
aterrizaron en Estados Unidos. Él recuerda que ciudades como Nueva York o Los
Ángeles le parecieron “maravillosas”, pero el resto le hizo torcer el gesto.
Dijo: “Era una sociedad muy represiva y cargada de prejuicios, empezando por el
racismo, que estaba en todas partes. Además, la actitud de la mayoría de la
gente era retrógada, con un pensamiento muy anticuado. En este sentido la
sociedad estadounidense me sorprendió por su estrechez mental”. No, no parece
haber tenido una buena primera impresión, aunque pronto comprendió que tener
éxito en Estados Unidos era tenerlo en todo el mundo.
En la larga y agitada historia de Jagger
y los Stones hay abundantes malos tragos, pero tal vez el peor se produjo allí,
en Usa, en el festival de Altamont, California, en 1969. Alguien tuvo la pésima
idea de contratar a los motoristas ‘Hell´s Angels’, los Ángeles del Infierno,
como servicio de seguridad. Con tales matones dotados de autoridad, la cosa
acabó como tenía que acabar: muertos y heridos. Uno de sus hombres de confianza
explicó que “Jagger estaba destrozado, abatido, igual que los demás cuando se supo
lo del asesinato”. Él mismo explicó: “Fue una de las experiencias más horribles
de mi vida…, y no dejaba de pensar en lo mal que lo tenían que haber pasado las
familias de los muertos”. También tuvo palabras gruesas para los ‘angelitos’ de
marras, los cuales se sintieron tan ofendidos que quisieron hacerle pagar su
desprecio: el FBI informó posteriormente que los matones motorizados planearon
asaltar su casa de Long Island y matarlo, pero la cosa quedó en nada, pues los
moteros cambiaron ‘el cerdo’ (la Harley) por un barquito para acceder a la
casa, y como se desató una tormenta tuvieron que volver nadando, o casi. El
tema que sonaba en el momento de mayor violencia en Altamont era ‘Sympathy for
the Devil’, por lo que el cantante asoció la canción con el suceso, a causa de
lo cual pasó mucho tiempo antes de que volvieran a tocarla.
Muchas otras veces los acompañó el
escándalo, algunas asociado a las letras de sus canciones. Una vez preguntaron
a Jagger en qué estaba pensando cuando escribió ‘Brown sugar’, él dijo: “Pues
no lo sé, de verdad, no lo sé. Recuerdo que la escribí en Australia, pero no
recuerdo dónde ni muchísimo menos qué tenía en la cabeza”. Otras veces dijo que
se refería a una chica, y de todos modos se le puede creer cuando afirma no recordar.
Lo que sí tiene bien presente es que casi todos sus títulos emblemáticos surgieron
estando de gira: “En esos momentos te sientes inmerso en tu grupo y tu música;
creo que es el mejor momento para escribir. Acabas el concierto, vas al hotel,
comes algo, te tomas unas cervezas y luego, en la habitación, te pones a
escribir y todo sale. Yo era capaz de escribir una docena de canciones en un
par de semanas de gira. El viaje me proporcionaba muchas ideas”. Aunque otros
fueron “producto de la imaginación calenturienta de adolescente”.
Keith Richards, el ‘stone’ más calavera,
lleva junto a él desde… “No puedo recordar cuándo lo conocí”. El caso es que la
relación con un tipo con tal querencia al droguerío como Richards no debe ser
fácil, tal vez de ahí venga su célebre mutuo sentimiento de amor-odio. Lo que
resulta sorprendente es que la pareja haya durado tanto, sobre todo por el
choque de egos, que tantos dardos verbales mutuos ha producido; y también por
lo de las drogas. “No sé como manejé la cosa, nunca es fácil tratar con adictos
a las drogas, puesto que sólo piensan en la siguiente dosis y lo demás es muy
secundario”. Sorprendentemente, “Aunque cuando se metía heroína era difícil
estar y trabajar con él, por muy colocado que estuviera no perdía creatividad,
pero se volvía muy lento. Todo esto afectó al grupo. Pero nunca he hablado
seriamente con él sobre este asunto, no sé qué siente ni qué recuerda”.
Otro de sus compañeros, Brian Jones,
también vuelve una y otra vez, como un fantasma del pasado, a la cabeza de
Jagger. Muerto en extrañas circunstancias en su piscina en agosto de 1969,
Jones era el más salvaje de los Stones, ingería todo lo que pudiera colocar y
abusaba de todo lo que caía en sus manos. El cantante recuerda que “la última
vez que se le vio interesado, implicado de lleno en la banda fue durante la grabación
de ‘No expectations’, en mayo del 68”, y es que “era muy paranoico, lo peor que
te puede pasar en este mundo”. Llegó un momento en que Brian era incapaz de
sujetar la guitarra, por lo que Jagger y los otros decidieron prescindir de él,
despedirlo. “Quizá fui algo infantil, pero éramos tan jóvenes…, y él se había
vuelto celoso, manipulador…”.
Siempre ha tenido fama de mujeriego, y
parece que bien ganada. Alguno de sus biógrafos asegura que ha salido con unas
¡4.000 mujeres! (más de 70 cada año si empezó con 20; ¡qué capacidad de
trabajo, qué constancia!), algunas con tanto renombre como Margaret Trudeau
cuando era esposa del presidente de Canadá Pierre Trudeau. O Carla Bruni, que
había tenido otros amantes como Eric Clapton o el mismísimo Donald Trump; sin
embargo parece que fue Jagger quien más dentro le llegó, ya que cuando Mick le
dijo que volvía con su esposa Jerry Hall, Carla creyó que "nunca lo superaría”.
Luego de separarse de Hall, Mick se fijó en otra famosa, Angelina Jolie. El
descanso le vendrá bien.
Sorprende que con tanta vida social no
soporte las entrevistas, y cuando accede exige que no pase de veinte minutos y
que sólo trate de música. “Es que ya no lo necesito, así que ¿por qué voy a
pasar por ello? Además, parece que la gente quiere que siempre seas como en
1969, como si con ello volvieran a aquel momento”.
Lo que está claro es que ha sabido
mantenerse, de modo que, con las reparaciones necesarias, habrá Mick Jagger
durante mucho tiempo.
CARLOS DEL RIEGO
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