Cuesta ver a los estrafalarios Gene Simmons y Paul Stanley, de Kiss,ejerciendo de judíos, pero la realidad es que lo son |
El rock & roll no sabe de etnias,
pueblos, creencias, culturas…, y por eso hay grandes figuras de cualquier
procedencia. Por ejemplo del judaísmo. Así, no pocos rockeros de primera fila comparten
orígenes con el judío más importante de la Historia, Jesús de Nazaret. Por otro
lado, sin embargo, la ascendencia semítica no parece haberles influido (al
menos aparentemente) en su carrera artística
Casi todo el mundo conoce algo de la
historia del judaísmo, e igualmente sería fácil mencionar a algunos de los
judíos que han dejado huella en la Historia. Entre estos están varias de las figuras del
rock & roll, que serán recordados por músicos y no por hebreos.
Tal vez sea Bob Dylan el más famoso de
los que reúnen la condición de semita y de gran personaje del rock. Su linaje
es cien por cien judío. Sus abuelos hablaban yiddsh y sus padres eran
practicantes muy activos, y de niño pasaba sus vacaciones en un campamento para
judíos. No extrañará, por tanto, que en algunas de sus letras se note un
profundo conocimiento de la tradición judía. Pero, como es sabido, a finales de
la década de los setenta se convirtió al cristianismo, aunque pocos años
después retornó a sus ancestrales creencias. Finalmente se ha definido a sí
mismo como un cristiano judío comprometido. La respuesta debe estar en el
viento.
Cualquier interesado en este negocio del
rock & roll sabe de Ramones, aunque tal vez no sea tan conocido que su
cantante era judío. Sí, Jeffrey Ross Hyman, Joey Ramone, lo era. Al parecer,
sus padres se conocieron en un centro de reunión de Nueva York frecuentado por
judíos solteros al término de la Segunda Guerra Mundial. No consta que Joey
fuera un devoto practicante, sin embargo, tal vez en privado se pusiera el kipá
y leyera la Torá, ya que en 2005 (cuatro años después de su muerte) recibió uno
de los Premios de la Música Judía. Era menos judío que punk-rocker, igual que
Sheena.
Otro judío triunfador en el planeta del
rock es Paul Simon. Según uno de sus allegados, Simon tuvo la ‘típica infancia
de un judío de Nueva York’; apasionado de la música y del béisbol, él mismo
contó que escuchaba por radio los partidos de los Yakees junto a su padre
(judío de ascendencia húngara, como su madre). En pocas de sus canciones hay
referencias al judaísmo, y casi nunca ha manifestado abiertamente si es o no
creyente (a diferencia de Dylan o Leonard Cohen). Sin embargo sí que ha
cumplido con el precepto de viajar a Jerusalén; durante su más reciente visita
le obsequiaron con un ‘shoffar’, un instrumento musical de los rituales judíos.
Tal vez lo toque cuando cruce ese puente sobre aguas turbulentas.
Marc Bolan, líder de T-Rex y una de las
grandes figuras del glam rock, era hijo de un camionero de ascendencia judía askenazi
y procedencia polaco-rusa llamado Simeon Feld (la askenazi es una rama judaica
que, tras la diáspora, se asentó cerca del río Rin y luego en el centro y este
de Europa). Fue criado en la tradición familiar (aunque su madre era gentil), y
siempre manifestó estar orgulloso de su origen hebraico. De todos modos, a este
respecto declaró: “Creo en un Dios pero no tengo religión”. Fue un verdadero
gurú del metal.
Dos de los integrantes de Kiss también tienen
ancestros judíos. El bajista Gene Simmons se llamaba Chaim Witz y nació en
Haifa, Israel, pero cambió su nombre por el de Eugene Klein (luego Gene) cuando
se mudó a los Estados Unidos a los nueve años. Su madre y su tío Larry,
procedentes de Hungría, fueron los únicos
miembros de su familia que sobrevivieron a los campos de concentración nazis; su
padre, Ferenc Witz, se quedó en Israel. Asistió a una escuela judía y ello le
marcó, pues ha declarado sentirse muy cercano a su herencia: “Soy judío, soy un
extraño en Estados Unidos”. En 2011 viajó a Israel, donde conoció a sus hermanastros
y donde sorprendió a todo el mundo hablando en perfecto hebreo (también habla
alemán y húngaro). Fue nombrado ‘Hijo predilecto de Haifa’. Por su parte, Paul
Stanley, guitarrista y cantante de Kiss, se llamaba Stanley Harvey (o Bert) Eisen.
Su padre era de origen polaco y su madre había huido de la Alemania nazi. Fue
criado como judío, pero no de modo estricto, de hecho, nunca tuvo su ‘bar
mitzvah’. Una vez explicó que “cuando era chaval era el único niño judío en un
vecindario irlandés”, o sea católico. Curiosamente, otros que integraron Kiss
también tenían ancestros hebraicos, como Bruce Kulick y Eric Singer. Todos
fueron creados para amarte.
Uno de los grandes iconos del rock
estadounidense es Lou Reed, cuyo padre tenía un apellido tan judío como
Rabinowitz, de modo que al llegar a Nueva York lo cambió; o sea, Lou Reed nació
como Lewis Reed. Y parece que, a pesar de que sus padres eran judíos
conservadores y practicantes, él nunca estuvo por observar estrictamente la
religión, al revés, era un trasto, un transgresor. Cuando le preguntaba no
negaba su ascendencia judía, aunque proclamaba con orgullo que su dios siempre
fue el rock & roll. Y tal cosa se nota al escuchar sus canciones y sus
letras, su guitarra y su actitud, que siempre lo empujó a caminar por el lado
salvaje.
Ser judío o gentil, esquimal
o bosquimano no está reñido con el rock, de hecho, no se tiene conocimiento de
ninguna creencia religiosa que diga nada en contra del rock & roll.
CARLOS DEL RIEGO
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