domingo, 14 de abril de 2019

ROCKEROS TAN JUDÍOS COMO JESUCRISTO

Cuesta ver a los estrafalarios Gene Simmons y Paul Stanley, de Kiss,ejerciendo de judíos, pero la realidad es que lo son 


El rock & roll no sabe de etnias, pueblos, creencias, culturas…, y por eso hay grandes figuras de cualquier procedencia. Por ejemplo del judaísmo. Así, no pocos rockeros de primera fila comparten orígenes con el judío más importante de la Historia, Jesús de Nazaret. Por otro lado, sin embargo, la ascendencia semítica no parece haberles influido (al menos aparentemente) en su carrera artística   

Casi todo el mundo conoce algo de la historia del judaísmo, e igualmente sería fácil mencionar a algunos de los judíos que han dejado huella en la Historia.  Entre estos están varias de las figuras del rock & roll, que serán recordados por músicos y no por hebreos.

Tal vez sea Bob Dylan el más famoso de los que reúnen la condición de semita y de gran personaje del rock. Su linaje es cien por cien judío. Sus abuelos hablaban yiddsh y sus padres eran practicantes muy activos, y de niño pasaba sus vacaciones en un campamento para judíos. No extrañará, por tanto, que en algunas de sus letras se note un profundo conocimiento de la tradición judía. Pero, como es sabido, a finales de la década de los setenta se convirtió al cristianismo, aunque pocos años después retornó a sus ancestrales creencias. Finalmente se ha definido a sí mismo como un cristiano judío comprometido. La respuesta debe estar en el viento.

Cualquier interesado en este negocio del rock & roll sabe de Ramones, aunque tal vez no sea tan conocido que su cantante era judío. Sí, Jeffrey Ross Hyman, Joey Ramone, lo era. Al parecer, sus padres se conocieron en un centro de reunión de Nueva York frecuentado por judíos solteros al término de la Segunda Guerra Mundial. No consta que Joey fuera un devoto practicante, sin embargo, tal vez en privado se pusiera el kipá y leyera la Torá, ya que en 2005 (cuatro años después de su muerte) recibió uno de los Premios de la Música Judía. Era menos judío que punk-rocker, igual que Sheena.

Otro judío triunfador en el planeta del rock es Paul Simon. Según uno de sus allegados, Simon tuvo la ‘típica infancia de un judío de Nueva York’; apasionado de la música y del béisbol, él mismo contó que escuchaba por radio los partidos de los Yakees junto a su padre (judío de ascendencia húngara, como su madre). En pocas de sus canciones hay referencias al judaísmo, y casi nunca ha manifestado abiertamente si es o no creyente (a diferencia de Dylan o Leonard Cohen). Sin embargo sí que ha cumplido con el precepto de viajar a Jerusalén; durante su más reciente visita le obsequiaron con un ‘shoffar’, un instrumento musical de los rituales judíos. Tal vez lo toque cuando cruce ese puente sobre aguas turbulentas.

Marc Bolan, líder de T-Rex y una de las grandes figuras del glam rock, era hijo de un camionero de ascendencia judía askenazi y procedencia polaco-rusa llamado Simeon Feld (la askenazi es una rama judaica que, tras la diáspora, se asentó cerca del río Rin y luego en el centro y este de Europa). Fue criado en la tradición familiar (aunque su madre era gentil), y siempre manifestó estar orgulloso de su origen hebraico. De todos modos, a este respecto declaró: “Creo en un Dios pero no tengo religión”. Fue un verdadero gurú del metal.

Dos de los integrantes de Kiss también tienen ancestros judíos. El bajista Gene Simmons se llamaba Chaim Witz y nació en Haifa, Israel, pero cambió su nombre por el de Eugene Klein (luego Gene) cuando se mudó a los Estados Unidos a los nueve años. Su madre y su tío Larry, procedentes de Hungría, fueron  los únicos miembros de su familia que sobrevivieron a los campos de concentración nazis; su padre, Ferenc Witz, se quedó en Israel. Asistió a una escuela judía y ello le marcó, pues ha declarado sentirse muy cercano a su herencia: “Soy judío, soy un extraño en Estados Unidos”. En 2011 viajó a Israel, donde conoció a sus hermanastros y donde sorprendió a todo el mundo hablando en perfecto hebreo (también habla alemán y húngaro). Fue nombrado ‘Hijo predilecto de Haifa’. Por su parte, Paul Stanley, guitarrista y cantante de Kiss, se llamaba Stanley Harvey (o Bert) Eisen. Su padre era de origen polaco y su madre había huido de la Alemania nazi. Fue criado como judío, pero no de modo estricto, de hecho, nunca tuvo su ‘bar mitzvah’. Una vez explicó que “cuando era chaval era el único niño judío en un vecindario irlandés”, o sea católico. Curiosamente, otros que integraron Kiss también tenían ancestros hebraicos, como Bruce Kulick y Eric Singer. Todos fueron creados para amarte.

Uno de los grandes iconos del rock estadounidense es Lou Reed, cuyo padre tenía un apellido tan judío como Rabinowitz, de modo que al llegar a Nueva York lo cambió; o sea, Lou Reed nació como Lewis Reed. Y parece que, a pesar de que sus padres eran judíos conservadores y practicantes, él nunca estuvo por observar estrictamente la religión, al revés, era un trasto, un transgresor. Cuando le preguntaba no negaba su ascendencia judía, aunque proclamaba con orgullo que su dios siempre fue el rock & roll. Y tal cosa se nota al escuchar sus canciones y sus letras, su guitarra y su actitud, que siempre lo empujó a caminar por el lado salvaje.

Ser judío o gentil, esquimal o bosquimano no está reñido con el rock, de hecho, no se tiene conocimiento de ninguna creencia religiosa que diga nada en contra del rock & roll.

CARLOS DEL RIEGO

No hay comentarios:

Publicar un comentario