El ilustrador francés Gustavo Doré vio así la figura del héroe español, padeciendo calamidades por su ansia de hacer el bien. |
El Capitán Trueno también desea hacer el bien pero, a diferencia del Hidalgo, siempre salía victorioso ante hombres y bestias. |
El primer número de El Capitán Trueno
apareció en 1956, hace ya sesenta años. Siempre dispuesto a enfrentarse a los
malos (ya fueran poderosos o no, moros o cristianos, pobres o ricos, blancos o
no) y defender las causas de los oprimidos, Trueno es una especie de Don
Quijote con buena estrella que, a diferencia del Hombre de la Mancha, conseguía
que sus aventuras tuvieran final feliz y, además, su dama es real y le
corresponde; pero es idéntico al de la Triste Figura en su integridad
incorruptible, en su intención de desfacer entuertos y favorecer a los injustamente
tratados: el propósito de ambos es hacer el bien sin esperar recompensa. Otro
nexo entre ambos es que Cervantes murió justo 500 años antes que Víctor Mora.
Las aventuras del Capitán fueron compartidas por millones de niños y jóvenes durante
varias décadas, sin embargo, muchos de los que viajaron con él por todo el
mundo ni se han enterado de la muerte del creador del héroe y sus compañeros Goliat
y Crispín. Lógicamente, su peripecia
vital no es comparable a la de Alonso Quijano ni en pervivencia, ni en
profundidad, ni en difusión, ni en… Contadas han sido las ocasiones en que
ambos paladines del bien han protagonizado partituras rock.
El Capitán Trueno es un perfecto
ejemplo de héroe de papel que hizo volar la imaginación de tantos
hispanohablantes (también tuvo mucho éxito en otros idiomas) que merecía una
mayor presencia en la cultura hispánica. El rock español le rindió un evocador
homenaje a través del grupo madrileño Asfalto con su ‘Capitán Trueno’.
Publicada en su primer disco, no dejó satisfechos a ninguno de sus integrantes,
al igual que el resto del elepé; a unos no les gustó la producción y a otros el
sonido, y con razón, pues el ambiente general resulta flojo, las guitarras
apenas se escuchan y los solos quedan como en segundo plano, las percusiones
están atenuadas y, en fin, el resultado final se antoja desangelado; por ello
se produce la desbandada. Sin embargo, el disco funciona muy bien gracias a
canciones como la mencionada o la impagable ‘Días de escuela’, piezas que casi
cuarenta años después mantienen muy bien la tensión y la intención. Los versos
de ‘Capitán Trueno’ son elocuentes y los hubiera firmado el mismísimo Víctor
Mora: “Si el C. T. pudiera venir nuestras cadenas saltarían en mil (…) el malo
siempre palma, la chica se salva”, pero también contiene un mensaje
contradictorio y de desconfianza “de él aprendimos que el bueno es el mejor,
pero al pasar el tiempo comprendemos que no”, es decir, quien pasaba por ser el
bueno no era tal, por lo que finalmente, tras suplicar “Ven Capitán Trueno, haz
que gane el bueno”, advierte de que “el mundo está al revés”, o sea, quien
parece el bueno, no lo es…
Curiosamente, aquel primer disco de
Asfalto contenía un tema titulado ‘Rocinante’, como si de algún modo
pretendieran conectar el idealismo puro que preside las acciones de uno y otro
héroe.
Evidentemente, Don Quijote es el campeón
mundial, el máximo símbolo de lo que se entiende por héroe. A pesar de ello,
tampoco han sido abundantes los grupos de rock en español que se han detenido
en la figura del pretendido caballero andante. Los madrileños Mago de Öz son la
excepción, ya que su Lp ‘La leyenda de la Mancha’ (1998) está dedicado a él
como “modesto homenaje” (de todos modos, seguro que al sobrio y estricto
hidalgo no le hubiera gustado nada que lo representaran en medio de la
parafernalia que aparece en la portada del disco). La mayoría de los temas de
este álbum conceptual poseen títulos fácilmente reconocibles incluso para
quienes no hayan leído las aventuras del Ingenioso Hidalgo; además, también hay
referencia a textos de otros escritores españoles, e incluso toman partituras
de aquí y de allá. Sin embargo, aunque aparecen reflexiones quijotescas, en
muchas ocasiones resulta difícil reconocer al flaco caballero entre los
frenéticos ritmos, las exaltadas voces y el hard con violines y flautas de Mago
de Öz; si acaso en ‘Maritornes’, cuando dice “Viéndose sumido en tales
pensamientos, Don Quijote no acertaba a ver”, versos que se sitúan en la venta,
poco antes de que, en medio de la oscuridad y la confusión, señor y escudero se
lleven una buena tunda. En realidad (y aunque aparezcan Rocinante, Sancho, El
Caballero de la Blanca Luna), los textos del disco se dispersan entre símbolos
y reflexiones que buscan conectar las idealizaciones del hidalgo manchego con
los ideales más o menos ‘hippies’ de la banda madrileña, cosa más que difícil. El
disco, en fin, muestra más voluntad y buenas intenciones que acierto, lo que no
quiere decir que no tenga su mérito.
En lo musical el cervantino personaje
ha tenido fuera de España más presencia, y se pueden recordar piezas como el ‘Don
Quixote (Spanish rain)’ de Coldplay, el ‘Don Quixote’ de Gordon Lightfoot, el
de Nick Kershaw… Y lejos del universo rock, la música clásica ha recurrido a
los valores eternos que representa Don Quijote en muchas ocasiones: Mozart,
Ravel, Strauss…, y también Falla o Guridi.
Trueno decía cosas como ‘Santiago y
cierra España’; y su ayudante Goliath solía exclamar “Por el gran batracio
verde”. El de la Triste Figura podía sorprender con el amenazador “Gente
descomunal y soberbia”, mientras que Sancho, como gran erudito del refrán
español, se despachaba con evidencias como “Más vale un toma que dos te daré”. De
todos modos, en el fondo, Don Quijote de la Mancha hubiera deseado ser El
Capitán Trueno, ya que éste tiene y hace todo lo que aquel imaginaba tener y
hacer.
CARLOS DEL RIEGO
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