Seis décadas después de aquella iniciática canción, Chuck Berry, el Padre del rock & roll, sigue en escena y en forma con casi 90. |
Toda novedad choca. Y ese sentimiento de rechazo
debió experimentar la sociedad estadounidense cuando a mitad del siglo pasado
aparecía algo que los jóvenes llamaban música y los no tanto definían como ruido.
El rock había comenzado a girar alrededor del reloj algo antes, pero justo en
1955 un tipo del sur publicó su primer disco con una canción que señalaba el
nuevo camino. Basándose en una pieza tradicional, Chuck Berry escribió y grabó
‘Maybellene’, canción que aportó bases, modos, fondos y formas en las que se
basó todo el rock posterior, o sea, todo el rock. Un tipo que escribe sus
propias canciones (por cierto, la mencionada venía originalmente firmada por
otros dos, el periodista Alan Freed y otro, pues era esta una forma de pago por
su difusión radiofónica), alguien capaz de crear estribillos pegadizos cantados
a gran velocidad era aun algo nuevo; tan novedoso como lo que mostraba el hoy
sexagenario ‘Maybellene’: melodía y estribillo simples y pegadizos, entrada de
guitarra inconfundible y muy dinámica que se convirtió en paradigma, gran
personalidad en lo sonoro y lo rítmico, sólo instrumental perfecto para
retorcerse y dejarse llevar…, y para redondear la original oferta, la letra iba
de coches, chicas, velocidad, todo irresistible para aquellos adolescentes (por
cierto, al parecer ‘Maybellene’ era una vaca que protagonizaba canciones de
cuna que de pequeño le cantaban). Todo era fresco, diferente, atrevido, tanto que
la idea resultó irresistible para las siguientes generaciones en todo el
planeta. En fin, con ese iniciático tema, Chuck no hizo sino mostrar modelos. Fue
un momento clave, pues desde entonces no ha habido nadie que se dedicara a este
negocio que no copiara algo suyo. Claro que él también se inspiró (mucho o
menos) en lo que habían hecho otros.
Justo diez años después, en 1965, volvía a
producirse otra ocasión para recordar, y esta vez hasta con tres protagonistas,
Bob Dylan, The Beatles y The Rolling Stones, cada uno de los cuales presentó a
la cultura del siglo XX brillantes y apasionantes posibilidades con otras
tantas canciones.
Dylan lanzó en junio de ese año ‘Like a rolling
stone’, un tema excelso en el que el autor marcó la silueta de la figura del
cantautor (aunque Woodie Guthrie e incluso el desdichado Joe Hill ya habían
dado los primeros apuntes); la letra ya no se queda en disfrutar, en beber y
divertirse, en chicas y coches, nada de eso, sino que se vuelve profunda e
incluso filosófica, pues el texto se burla cruel y cínicamente de aquella que
era la reina de la fiesta y ahora no tiene ni casa: “¿Qué se siente al estar
solo, sin domicilio, como un completo desconocido, como un vagabundo?”;
asimismo, la música resulta sorprendentemente fácil de asimilar gracias a la
melodía y a su atmósfera limpia; y finalmente se atreve con una duración
inusitada, más de seis minutos. No cabe duda de que la aparición de esa pieza
marcó un antes y después.
Apenas un mes después, The Beatles publicaban otra
canción esencial, ‘Help’. Se trata de una tonada que engancha y no suelta, es
decir, hay personas que la han escuchado muchos miles de veces y, sin embargo,
agradecen y sienten algo especial cuando suenan sus primeros compases. La obra
la integran esa brillante melodía y una letra que tampoco se conforma con
explicar lo bonito que es todo, sino que representa una llamada de auxilio de
alguien que se siente agobiado, sobrepasado por todo lo que le está pasando;
Lennon escribió el texto y siempre tuvo un gran cariño por ese tema. Volvía a
ser evidente que una buena partitura entra más profundamente cuando sustenta
unos versos cargados de sentimiento sincero, y es presentada directamente y sin
artificios. Dicho así la cosa parece fácil, pero en la práctica es
extremadamente difícil…, como que hay que poseer un talento desbordante y,
además, ilusión, ganas, trabajo..., no, no está al alcance de cualquiera. El
pop y el rock giraron desde ese momento, modificándose el rumbo a la hora de
componer y escribir.
Un poco antes, en mayo de aquel señalado 1965, The
Rolling Stones proponían otra posibilidad: letra descarada, casi explícita y muy
provocativa, junto a un riff de guitarra agresivo, desafiante, y con un sonido
general más bien sucio, incluso ruidoso. Así es, ‘Satisfaction’ dice
claramente: “lo intento, lo intento, lo intento…, pero no puedo conseguir
satisfacción”; de este modo señalan que los más gamberros y protestones, los
insatisfechos y los que nos se conforman, puede decirlo mediante el rock &
roll, casi escupiendo, casi insultando. La potencia del ritmo, lo pegajoso del
riff, la personalidad de la voz hicieron de este título otro emblema que fue
como una señal que miles de jóvenes en todo el mundo comprendieron y siguieron.
No es
casualidad que todos los mencionados son y serán tenidos como los verdaderos
creadores de esa música surgida en el siglo XX que se convirtió en algo más, en
algo que modificó y dio pie a nuevos
hábitos y culturas, negocios, inquietudes y artes. Como si el primero se
hubiera encontrado con América y, gracias a ello, los otros tres dieron con el
Pacífico, el Amazonas y California. Ellos hicieron el trabajo más difícil en
esos dos momentos clave: 1955 y 1965.
CARLOS DEL RIEGO
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