A pesar de todo, las pruebas avalan al policía y contradicen la memoria de los testigos |
La ciudad de Ferguson, en el estado de Misuri (USA),
está que arde a causa de la absolución del policía blanco que mató a tiros a un
joven negro. Dejando a un lado el hecho de que los agentes en Estados Unidos
suelen tener gatillo fácil, tal vez debido a que allí todo el mundo tira de
pipa y los uniformados prefieren disparar primero y preguntar después, la
exculpación del poli, examinando las declaraciones de los testigos, es
absolutamente correcta; y es también una perfecta muestra de que la memoria es
exclusivamente de cada uno, y no tiene que coincidir con la historia, con la
realidad.
Así, resulta que de los diez testigos oculares que
declararon, sólo dos coincidieron en el sitio donde estaban el tirador y la
víctima, incurriendo el resto en contradicciones sorprendentes. En segundo
lugar, más de la mitad afirmaron que el muchacho negro recibió tiros por la
espalda, para retractarse posteriormente al saberse que la autopsia (se han
hecho tres) demostraba de modo concluyente que las balas (media docena) entraron
sólo por delante. En tercer lugar casi todos los testigos aseguraron con total
convencimiento que el desdichado mostró actitud sumisa, y que aun así el
homicida disparó, es decir, según los testigos de vista, no existió forcejeo;
sin embargo, resulta que el uniforme del tirador presentaba restos del ADN del
finado, lo que demuestra que sí hubo lucha, o sea, que el pobre chaval se echó
encima del guardia. Y por si fuera poco, una de las manos del muerto aun tenía
restos de pólvora, evidencia de que existió pelea por el arma. Asimismo, las
autopsias y evidencias forenses desvelan que, lejos de lo que los declarantes
sostienen, el joven negro estaba en estado de gran agitación instantes antes
del tiroteo, justo como se está cuando uno se ve inmerso en una trifulca callejera. Y hay más, unos dicen que el
adolescente corrió y otros que se detuvo inmediatamente, unos que el agente
empezó a disparar nada más bajar del coche, otros que todo empezó dentro del
mismo y otros que no empezó a tirar hasta unos instantes después de salir del
automóvil. No es que todas las declaraciones hayan de ser exactamente idénticas,
pero tanto el desacuerdo evidente entre todas y cada una de ellas, como el
hecho de que todas las pruebas coincidan con la versión del de la pistola,
conducen a la conclusión del tribunal.
Sin embargo, en su mayoría, seguro que los testigos
contaron básicamente lo que recordaban, sin mala fe (al menos algunos) aunque
luego añadieran algún adorno. Este caso muestra con absoluta certeza que la
memoria es de cada uno, y que el mismo hecho puede ser recordado de modo
diferente por quienes lo presenciaron. Llegados a este punto es oportuna la
pregunta ¿existen diferencias entre la memoria de los testigos y la historia
que indican las pruebas? La respuesta está clara, y por ello, jamás puede
hablarse de memoria histórica, pues aquella es personal y subjetiva, mientras
que ésta es común y, ciñéndose a pruebas, objetiva. Tal cosa debería aplicarse
siempre a ese oxímoron, a esas palabras contradictorias en sí mismas que son ‘memoria
histórica’.
Otra cuestión es que a los agentes de las diversas
policías de Estados Unidos les cueste menos tirar contra negros o hispanos que
contra blancos, y que los tribunales también contemplan la piel del acusado...
CARLOS DEL RIEGO
Hola, Carlos. Tu relato es la primera y única referencia que tengo de los hechos que la televisión lleva ya varios días contando de Estados Unidos. Y es que por aquí ya tenemos bastante tela que cortar... Pero me da que en tu artículo se adivina un transfondo más cercano, más nuestro, a pesar del entorno psicológico que parece, a primera vista, nos quieres proponer. Me refiero a lo de la "memoria histórica".. ¿A qué me suena eso? ¡Pillín!
ResponderEliminarUn cordial saludo. Andrés Quintero.
Amigo Andrés: Sin duda sabes leer más allá. Los datos de la sentencia del juicio, autopsias, informes forenses..., los leí en un periódico mexicano (El Universal o El Sol) y también algo en El Mundo, aunque en éste, dicho artículo dejó de aparecer al día siguiente. Efectivamente, quiero subrayar la incompatibilidad de memoria e historia, sin entrar en el fondo del asunto; es como, por ejemplo, la expresión 'catástrofe humanitaria', que son dos palabras como agua y aceite, ya que su significado auténtico sería 'catástrofe solidaria, o beneficiosa, o caritativa, o preocupada por el bien del género humano...', y claro, una catástrofe es difícilmente buena. Pues bien, lo de 'memoria histórica' tiene el mismo funcionamiento. Y así, usando el suceso pude explicar... Bueno, esa es la explicación. Un abrazo y gracias.
EliminarCarlos
Sinceramente, me has sobrevalorado. No iba por ahí mi intuición. Entiendo perfectamente tu propósito, por las explicaciones que das, pero yo creía que en tu artículo querías trasladarnos a tiempos que no sé si considerar superados. Me refería a lo de la memoria histórica políticamente defendida por el PSOE con su expresidente como abanderado. Y ya veo que me equivoqué plenamente…
EliminarUn abrazo. Andrés Quintero.
P.D.: ¿Qué crees que tenemos que hacer con los correctores ortográficos de los procesadores de textos que no se han enterado de que la RAE ha decretado que las palabras con el ex deben escribirse junto a lo que se ha separado...? (expresidente no ex presidente ni ex-presidente...)
Amigo Andrés, sí sí, por ahí iba el asunto, por lo del uso interesado del lenguaje y por su utilización sectaria casi como un arma, aunque también aprovecho para mostrar otros usos mostrencos de la palabra. Ya he visto que a ti, igual que a mi, te molesta el maltrato, la distorsión, el mal uso del idioma. Lo de los correctores, hace mucho que no me fío, así que lo que hago es repasar, corregir, revisar..., y aun así a veces salen erratas. Por cierto, alguna vez te contaré cosas de Zapatero que sólo sabemos los de León con una edad parecida a la de 'Papes'. Un abrazo
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