Las encuestas son el equivalente a los oráculos y adivinos de antaño (la viñeta de Astérix reproduce el cuadro 'Lección de Anatomía...' de Renbrandt) |
Las posibilidades de acierto del augur ayer son parecidas a las de los sondeos hoy |
Antiguamente los augures recurrían a sacrificar un
animal y mirar en sus entrañas para
adivinar el futuro (entre otras ‘técnicas’). Hoy las entrañas del animal
son las encuestas, y con ellas creen que predicen el futuro los adivinos de la
actualidad, que son tanto las empresas que se dedican a preguntar como los
medios de comunicación y los partidos políticos, que son los que se encargan de
‘interpretar’ los resultados.
Así, es tanta la fe que se tiene en el sondeo que, después
de interrogar a una serie de personas, los medios hablan en presente y dan por
acontecidos hechos que aun no se han producido: por ejemplo, un diario de
tirada nacional titulaba “el partido X pierde la mayoría en la comunidad Y”,
para explicar en el texto que, según una consulta llevada a cabo entre tantos
mil ciudadanos, el partido X obtendrá menos votos. Quiere decir este periodista
que, con total seguridad, los electores votarán más a este que a aquel, es más,
ya lo da por hecho, pues utiliza el presente para hablar del resultado de un
referéndum para el que faltan años. Otro escribe después de leer en ‘las
entrañas de un sondeo’: “El éxito de Z…”, dando así por cierto un resultado de
una competición que ni siquiera ha tenido lugar. Son muestras de la fe ciega
que algunos tienen en las encuestas, una fe sorprendente, pues procede de
personas que aparentan gran cultura, conocimiento, ilustración.
Del mismo modo que hay mucha gente que cree en los
adivinos y los astrólogos, en quirománticos y profetas, en los horóscopos,
cartas astrales y oráculos, también hay quien se traga a pies juntillas
cualquier profecía de un ‘estudio sociológico’, que no es otra cosa que el
resultado de las respuestas dadas por unos cuantos ciudadanos a un cuestionario,
casi siempre dirigido; los que están en centros de poder o los que hablan de él
suelen ser más crédulos que el resto, tal vez porque, al igual que los jefes de
muchos pueblos de la antigüedad, necesitan la predicción para tomar decisiones.
Y el caso es que todos estos futurólogos fallan más
que un juez, entre otras cosas porque el que responde no siempre es sincero o
puede cambiar de opinión, y también porque las respuestas de cinco mil o
treinta mil personas no tienen por qué representar a las respuestas de veinte
millones (las personas no son ovejas que reaccionan idénticamente a un mismo
estímulo). Por tanto, si se encuesta a cinco mil personas, lo único que
empíricamente se puede afirmar es que de ellas, tantas mil dijeron esto, tantas
mil aquello y tantas mil lo de más allá, y eso es todo. Quiere decirse que no
se puede (no se debe) proyectar con precisión matemática lo que han dicho unos
pocos a lo que más tarde pueden decir todos, pues tal cosa es pura y llanamente
manipulación; si así fuera, cada respuesta pasada estaría representando a
miles, decenas o cientos de miles de respuestas futuras…, un completo
disparate.
En fin, las encuestas y sondeos, las investigaciones
que buscan intenciones, la lectura de las respuestas a unos cuantos
cuestionarios, tienen tanto valor adivinatorio como los horóscopos que
diariamente publican los periódicos, como las profecías de los futurólogos,
augures, profetas, videntes y demás embaucadores y charlatanes. Y además, a las
cifras se les hace decir lo que se quiere.
Es muy oportuna (además de divertida e ilustrativa)
la lectura del episodio de Astérix titulado ‘El adivino’.
CARLOS DEL RIEGO
Totalmente de acuerdo, Carlos. Así lo ha afirmado la señora Vicepresidenta: Las encuestas son eso, encuestas.
ResponderEliminarYo creo que hay intereses detrás de las encuestas: el interés del que hace la encuesta, que quiere su renombre como encuestador. El interés del que sale favorecido en la encuesta, que quiere sacar partido del resultado. El interés de los medios de comunicación, que ya tienen de qué hablar hasta la próxima encuesta... ¡Muchos intereses!
Amigo Andrés, además de lo que dices, cada uno interpreta los números como mejor le conviene, es decir, distorsiona algo tan impreciso como una encuesta. Gracias, Un abrazo.
EliminarTotalmente de acuerdo, Carlos. Así lo ha afirmado la señora Vicepresidenta: Las encuestas son eso, encuestas.
ResponderEliminarYo creo que hay intereses detrás de las encuestas: el interés del que hace la encuesta, que quiere su renombre como encuestador. El interés del que sale favorecido en la encuesta, que quiere sacar partido del resultado. El interés de los medios de comunicación, que ya tienen de qué hablar hasta la próxima encuesta... ¡Muchos intereses!
Un saludo. Andrés Quintero.