Chorizos o butifarras |
El clan de Los Chorizos opera en Sevilla, el
producto de sus choriceos es escaso, pues roban a muy pequeña escala y de
manera burda y bruta, y tendrán que devolver lo afanado. El clan de los
Butifarras ‘trabaja’ en Cataluña, los beneficios obtenidos con sus negocios son
pingües, pues se lo montan a gran escala, sutilmente y sin quitarse la corbata,
y no devolverán un céntimo. Y ahí terminan las diferencias entre los chorizos y
los butifarras, pues en el fondo son lo mismo: personas dispuestas a llevárselo
porque sí, porque ellos son ellos, casi porque se creen legitimados para
levantarse la tele ajena o los millones públicos, sin importar a quién están
expoliando, mirando exclusivamente el beneficio propio, pasándose la ley y la
decencia por ahí. Asimismo, ambos casos tienen en común el hecho de la desidia
y dejación de funciones de las autoridades; en el caso de los gitanos, a pesar
de que se les había denunciado más de 60 veces, toda la cadena falló estrepitosamente,
desde el legislador hasta el policía, de modo que ninguna autoridad movió un
dedo hasta que los vecinos se echaron a la calle ante la indefensión en que
vivían; en el caso de los payos, los encargados de vigilar a los que mueven
tales cantidades miraban a otro lado, pues los señoritos tienen apellido que
asusta a los juristas catalanes que son más catalanes que juristas.
Y como son lo mismo, ni chorizos ni butifarras
pasarán mas de unas horas a la sombra; los primeros porque, en tanto que delincuentes
comunes que hacen pequeñas chapuzas, entran por una puerta y salen por la de
enfrente, gracias a que las leyes españolas están hechas pensando en la
protección del delincuente, al que nunca deben faltarle no sólo las preceptivas
garantías y asistencia, sino el trato exquisito y todas las comodidades; y los
segundos porque son poderosos y estarán asistidos por los mejores abogados
(esos capaces de embrollar, manipular, distorsionar, retrasar…, hasta que
consiguen ‘demostrar’ que la pasta cayó del cielo) y cuentan con la empatía y
apoyo de muchos compatriotas que piensan que sí, que son unos mangantes, pero
son ‘nuestros mangantes’.
Evidentemente, hasta que se demuestre lo contrario,
ambos clanes son sólo presuntos, pero claro, si a unos les han trincado con la
‘fregoneta’ llena de objetos robados, y a los otros con cuentas tan abultadas como
imposibles con los ingresos declarados, parece difícil creerse que éstos se
encontraron los ‘jurdós’ en un taxi y aquellos heredaron el mobiliario de la
abuela. En fin, que se diría que ambos clanes son muy, muy presuntos.
CARLOS DEL RIEGO
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