Tina Turner y Janis Joplin en un concierto en Nueva York en 1969. |
Por edad, ha de ser nombrada en primer lugar Tina
Turner. Apaleada sin piedad y a diario por un asno de dos patas que atendía al
nombre de Ike, Tina siempre fue un torbellino en escena, explosiva y entregada
al cien por cien. Desde el tren del rock & roll Tina lanzaba al público
todas sus pasiones con una fuerza irresistible, con una voz inconfundible,
profunda, un tanto rasgada, una voz que conseguía transmitir emociones
desatadas. Anda camino de los ochenta y ya está jubilada, pero ha dejado para
los anales como legado medio siglo de puro rock. ¡Eres la Gitana, la Reina
Ácida!
Inolvidable por más años que pasen, Janis Joplin
posee (poseyó) un don, un algo especial, un carisma único. Janis fue el exceso
personificado, ya fuera en el amor, en las drogas o en la música. Su voz
doliente y emocionada es de las que enganchan, sus interpretaciones arrebatadas
hipnotizaban; el blues y el rock dio un paso hacia delante con la malograda cantante
tejana. Apenas ella y la anterior consiguieron que los ‘menea-melenas’
españoles de los setenta contaran con chicas en el Olimpo de los grandes del
rock. ¡Inténtalo, sólo un poquito más fuerte!
En los momentos en que el punk estaba gestándose,
Patti Smith estaba justo allí. Por eso llegó sin avisar, de repente,
adelantándose a todo montada en ‘caballos’. En la España de 1975 no se entendió
muy bien lo que traía: para unos era puro rock & roll, pero otros preguntaban
sarcásticos “¿esto es puro rock & roll?”. A muchos les chocaron aquellas
maneras pre-punk que lanzaba la deslenguada e inteligente Patti Smith. Por
cierto, a la hora de elegir pareja da la impresión de que le gustaban los
guitarristas cañeros, pues lo fue de dos brutotes con distorsión como Allen
Lanier, de Blue Oyster Cult, o el gran Fred ‘Sonic’ Smith, de MC5. Siempre
coherente y en su sitio, la de Chicago ha sido una importante referencia, y no
sólo para chicas. Porque la noche te pertenece.
Otra gran poderosa personalidad femenina dentro del
planeta del rock es Crissy Hinde, la líder de The Pretenders. Y al igual que la
anterior, prefería no salirse de un entorno de guitarras y baterías a la hora
de emparejarse, pues fue compañera de Ray Davis (The Kinks) y luego se casó con
el cantante de los Simple Minds, Jim Kerr, pero ella jamás fue ‘la mujer de’.
Al contrario, es todo un carácter, tanto como proclamar cosas como que el rock
exige un puntito de machismo incluso si quien está tras la guitarra es mujer…,
tal vez por ese modo de pensar jamás se dejó ver con mini, escote o ropa
insinuante. El rock en femenino fue otro tras ella, como demuestra el hecho de
que su estilo haya resultado irresistible para muchas otras que han llegado
después. Y nadie va a malinterpretarte.
Sí, hay más, muchísimas más, de antes y de ahora,
como las Bangles, que hicieron rock con laca de uñas; Joan Jet y sus Runnaways
con el eterno emblema ‘I love rock & roll; las punks de primera hornada The
Slits; la trepidante Suzie Quatro, icono del glam rock y una de las primeras
estrellas masivas con faldas y a lo loco; la sensual Deborah Harry y sus
Blondie, que fueron nexo entre rock-punk y new wave-pop; y la etérea e
inalcanzable Nico, respaldada por la Velvet Underground; y la inquietante
Siouxie Sioux y sus Banshees, y muchas otras (y sin contar a las de soul,
blues, jazz, folk…).
Con o sin faldas pero siempre a lo loco, sin ellas
el rock habría sido otra cosa y, sin duda, menos excitante y colorido.
CARLOS DEL RIEGO
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