jueves, 29 de agosto de 2013

CADA PERIÓDICO OFRECE SU (MANIPULADA) VISIÓN DE LA REALIDAD La libertad de prensa se basa en que cada uno puede contar las cosas tal y como las ve, aunque esa forma de mirar esté distorsionada por los intereses, ideologías o conveniencias

La prensa siempre ha sido utilizada con fines interesados.
Cuando se compara el tratamiento que de la misma noticia publican varios periódicos se comprueba que todos arriman el ascua a su sardina, quedando a la vista que todos destacan lo que conviene a su ideología y arrinconan lo que no, en fin, que todos cuentan su verdad que, inevitablemente, sólo es una parte de la verdad, o sea, algo muy cercano a la manipulación informativa, si no a la mentira.
Cualquier cosa puede ser contada de modo incluso contradictorio, esa es la libertad (limitada por la ley, que separa información de, por ejemplo, injuria); un ejemplo de máxima actualidad es el diferente prisma con que han presentado los principales diarios españoles el asunto de las nóminas y declaraciones de renta de los dos políticos más importantes de España en 2013, el presidente Rajoy y el jefe del principal partido opositor, Rubalcaba.

Si se compara lo que a este respecto dicen El Paisano, El Mundano, La Razión y El Abecilla se puede llegar a conclusiones totalmente contrapuestas, ya que los cuatro iluminan la parte que interesa y dejan a oscuras la que no se ajusta a su ideología, rencores, inquinas o deseos de venganza. Así, uno de esos se centró en las cantidades, sin más, destacando en sus titulares y textos el hecho de que el hoy presidente ingresó más, pero lo hace mezclando brutos con netos y olvidando complementos y sobresueldos. El otro aprovecha para conectar el asunto de la publicación de las declaraciones de renta con el de Bárcenas, que es (o era hasta ahora) su tema de apertura, y habla de las herencias de Rubalcaba pero no especifica las cifras. Por el contrario, un diario empieza destacando el retraso de seis meses en exhibir el balance de sus dineros y continúa con que Alfredo tiene más de un millón en su cuenta corriente y que, por tanto, es millonario; además, insinúa que esperó a que se produjera otra noticia política importante para que lo de sus declaraciones quedaran en segundo plano. Y finalmente, el siguiente diario dice que es hasta lógico que Mariano gane más, puesto que es registrador de la propiedad, profesión mucho mejor pagada que la de profesor de Química, que es lo que hubiera sido el otro; de hecho, subraya que el registrador ganaría entre cinco y diez veces más que el químico.

Es lógico, es lo esperado, es comprensible que cada uno cuente las cosas según las ve, según le parecen y según le conviene; es más, resulta divertido (si uno logra abstraerse del contenido de la noticia) ir saltando de un periódico a otro y contrastar los distintos enfoques que se pueden dar al mismo suceso, acontecimiento, declaración, publicación o confidencia; lo malo es que todos los grupos editoriales están poderosamente relacionados con clanes políticos y/o entramados empresariales; así, cualquier cosa que a los rivales y competidores se restriega por la cara, se disculpa o minimiza cuando afecta a los ‘nuestros’, y viceversa, o sea, todos los periódicos utilizan los mismos recursos, tretas y soluciones ante las mismas cuestiones.  Y esto se demuestra prácticamente con cada noticia, sobre todo si hay política de por medio.


CARLOS DEL RIEGO

2 comentarios:

  1. Y eso que comentas, particularmente al ciudadano de a pie le jod# mucho, ya que se siente manipulado por todos. Bien es cierto que yo prefiero que me manipulen unos y no otros, pero también tengo mi sentido crítico con los que me gustan y aplaudo lo que hacen bien los que no me gustan. En cualquier caso, también tiene su explicación (¿antropológica? ¿neurológica?) y es que nuestro cerebro no está preparado para escuchar lo que no quiere escuchar, o más bien requiere unas buenas dosis de energía extra que no todo el mundo está dispuesto a invertir. Yo creo que, aun costoso, este último ejercicio es muy sano. Un abrazo

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  2. Amigo Juan Diego, lo ideal es eso: leer varias versiones y tratar de apreciar lo bueno y lo malo de unos y otros aunque nos cueste admitirlo. Muy interesante eso de que nuestro cerebro no quiere escuchar (o leer) lo que no le gusta y, en todo caso, hacerlo le exige mucho desgaste; pero sólo hay que acostumbrarse, y luego no cuesta tanto.
    Gracias, un abrazo

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