Aquel año los Creedence publicaron dos elepés, uno de ellos el 'Cosmo´s factory'. |
Varias veces se ha
señalado que los años setenta fueron los más prolíficos y brillantes de la
historia del rock. Pero para muchos fue precisamente 1970, el último de la
década de los sesenta, el que regaló los mejores elepés que ha dado dicho
género musical. Difícil es afirmar tal cosa, sin embargo, de lo que no cabe
duda es que el 70 proporcionó discos que siguen escuchándose con gusto nada
menos que medio siglo después
La lista de álbumes
históricos que vieron la luz a lo largo de aquellos 365 días es asombrosa. En
los años anteriores los Beatles habían conseguido que la música rock se convirtiese
en un fenómeno global; a lo largo de los setenta el rock & roll vivió su
auténtica época dorada. 1970 (aun los sesenta) fue algo así como el punto de
partida para aquellos luminosos años que, sin duda, nunca han sido igualados.
Muchos de los discos que fueron lanzados aquel año permanecen en los altares del
incondicional del rock, siguen vendiéndose y escuchándose a pesar del tiempo.
Aquí va una muestra mínima pero significativa de lo que era el rock hace
cincuenta años.
Para empezar, The
Beatles. Así como otras bandas y artistas nacían para el rock o abrían una nueva
etapa, The Beatles ponían su punto final. Lanzado un mes después de que la
banda se separara oficialmente, ‘Let it be’ fue un final apropiado para su
carrera, con temas llenos de melancolía, de sentimiento, de energía vital. No
es preciso recordar las circunstancias, los títulos, las relaciones… Fue el
canto de cisne de Beatles, ¡pero qué canto!
También hace cinco
décadas salió el fabuloso ‘Bridge over troubled water’, también la despedida (de
momento) de Simon y Garfunkel. Aquel estaba en lo alto de su capacidad
compositiva, y Art seguía poseyendo una voz y gusto para el canto que aun hoy
toca la fibra sensible. Un álbum magistral con una lista de títulos a cada cual
mejor.
¡Y qué se puede decir
del extraordinario ‘Moondance’ del imprescindible cascarrabias irlandés! Tercer
Lp de Van Morrison (sin contar lo que hizo con Them). Su talento, su clase
permanecen inalterados, aunque con este Lp demostró que también sabía dar un
toque comercial que hechizara a todo tipo de público que supiera apreciar el
blues-rock, el jazz, el folk…
Otro creador por
encima de todo fue y es Neil Young. En el 70 lanzó uno de sus álbumes-cumbre,
el sensacional ‘After the gold rush’, en el que asombran las texturas
country-folk que logra, lo que combinado con unas melodías deliciosas da un
resultado inigualable, irresistible. Y en esos doce meses aun tuvo tiempo el canadiense de unirse a Crosby,
Stils y Nash y meter su talento en el imprescindible ‘Deja vu’. Talento
desbordado.
Otro americano al que
se le caían las canciones era (es) John Fogerty, que aun estaba al frente de la
Creedence. Tenía Fogerty tanto que decir que aquel año los Creedence sacaron
¡dos elepés!, ambos integrante ideados por él (salvo algunas gloriosas
versiones). Fueron ‘Cosmos factory’ y Pendulum’, cuyos temas jamás han dejado
de sonar desde entonces.
El rock duro, el
heavy ya estaba ahí aunque pocos se dieron cuenta y pocos lo nombraron. ‘Led
Zeppellin III’ fue su lanzamiento de aquel año. Tal vez menos brusco, pero aun
dentro del ‘orden zepelliniano’. Se vendió durante toda la década a pesar de lo
que salió después. Sus primeros segundos aun producen escalofríos. ¡Ah!, y ya
que se habla de heavy, los Purple sacaron su ‘In rock’, Uriah Heep el densísimo
‘Very ‘eavy, very ‘humble’…
Vovliendo a EEUU, The
Doors regaló al mundo su insuperable ‘Morrison Hotel, una de las más excitantes
muestras de rock-blues que puedan imaginarse. Bastan los primeros segundo del
tema de apertura para entender qué es eso del rock & roll.
Imposible olvidarse
de David Bowie, que en 1970 demostró que no se conformaba nunca, que siempre
estaba en movimiento. Tras un par de discos más bien acústicos, el genial
artista, que ya empezaba a convertirse en una singularidad en el universo del
rock, dio un giro (algo que será una constante en su carrera) e ‘inventó’ el
hard-rock; como queda patente escuchando la canción que abre el álbum ‘The man
who sold the world’, el cual contiene otras piezas por las que más de uno
vendería su alma al diablo sin dudar.
Sí, aquel año fue
especialmente brillante para la historia del rock & roll; algunos críticos
y especialistas afirman que 1970 fue su mejor año o, al menos, uno de los
mejores. No hay sitio para mencionar todos los discos memorables que vieron la
luz a lo largo de aquellos doce meses: el ‘Live at Leeds de The Who, el
‘Abraxas’ de Santana, el primero de Emerson Lake & Palmer, el ‘Layla &
other…’ de Dereck & Dominoes (o sea, Eric Clapton), el sinfónico ‘Time
& word’ de Yes, el primero de Kraftwerk (que abrió la puerta del techno),
el injustamente infravalorado ‘No dice’ de Badfinger (uno de cuyos temas,
‘Without yo’, significó la fortuna para otros), el ‘Jesus Christ Superstar’ en
su primera versión (con Ian Gillan de los Purple)… Y además pueden añadirse
cientos de singles memorables.
Cincuenta años
después de todo aquello, el rock está domesticado, empaquetado, sometido.
Podría decirse que sólo sigue presente gracias a aquellos años de vinilo.
CARLOS DEL RIEGO
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