Don Henley llevando el ritmo y cantando el tema más universal de Eagles |
Para los profanos en
la interpretación musical, una de las cosas más difíciles desde un punto de
vista puramente físico es cantar a la vez que se toca la batería; así, un brazo
hace una cosa y el otro otra, y con cada pierna lo mismo, y además hay que
entonar, entrar correctamente, no olvidar la letra, estar atento a cambios,
coros… No son mayoría, pero en la corta historia del rock sí que aparecen
algunos baterías que son también cantantes solistas, lo demuestran en directo y
en ocasiones lograron sonoros éxitos ‘escondidos’ tras bombos y timbales
Cualquiera puede
intentarlo: mover cada extremidad por separado y al mismo tiempo cantar. Es
extremadamente difícil, exige una coordinación extrema y una enorme
concentración para conseguir una eficaz disociación de movimientos. Aun así,
algunos baterías se han atrevido a ejercer también, y a la vez, de voz solista.
De hecho, enormes éxitos que han traspasado barreras temporales y culturales
tienen al percusionista como dueño del micro principal.
Uno de los primeros superventas
durante décadas cuya voz solista procedía de detrás de la batería es el
recurrente ‘I´m a believer’ de The Monkees. Escrita por Neil Diamond, la
versión de The Monkees (un grupo ‘prefabricado’) fue un bombazo instantáneo,
número 1 en Estados Unidos el último día de 1966 y más de un millón de copias
vendidas a lo largo del siguiente año; desde entonces sigue escuchándose, sigue
vendiéndose, sigue sonando. La voz es la del batería del grupo, Micky Dolenz,
quien se presentó a las pruebas que se hacían para formar un grupo que diera
réplica a los Beatles. Gustó su voz y fue elegido cantante, pero también
batería a pesar de que nunca había tomado las baquetas; el propio Dolenz lo
recordaba: “Yo me presenté para guitarrista y cantante, y toqué el ‘Johnny B
good’ de Chuck Berry, de modo que me llevé una gran sorpresa cuando vinieron y
me dijeron que me habían elegido… para batería; entonces respondí: Ok, ¿donde aprenderé?
A partir de ese momento me puse a estudiar y practicar”. Como la idea era hacer
una serie de televisión en torno al grupo, parece que buscaban imagen más que
otra cosa, sin embargo, la ocurrencia de que el cantante fuera el batería dio
resultado.
Una de las mejores
voces femeninas de la historia del pop fue la de Karen Carpenter, la excelsa
cantante de The Carpenters. Dotada con una capacidad fuera de lo común, daba
impresión de entonar sin el menor esfuerzo, con una naturalidad encantadora y
una musicalidad exquisita. Al comenzar la carrera del grupo, junto a su hermano
Richard, Karen era la solista, pero también la baterista; sin embargo, se
dieron cuenta de que apenas se la veía allí detrás, sentada y medio tapada por
los elementos de percusión, de modo que decidieron que otro tocara la batería y
ella se dedicara sólo al micrófono. Aun así no fueron pocas las veces en que
Karen demostró que no sólo poseía una voz privilegiada, un rango vocal
asombroso y un talento desbordante para el canto, sino que también tenía pulso
de gran baterista. Hal Blaine, un músico que tocó con Carpenters, decía que
ella “tenía verdadera pasión por los tambores”; tocaba desde niña y aprendió
por sí misma redobles, ritmos o secuencias concretas por muy difíciles que
fueran. Puede vérsela cantando y machacando parches en temas como ‘Dancing in
the street’.
Casi nadie discutirá
que Ringo Starr no tenía lo que se dice una bonita voz ni grandes capacidades
canoras. A pesar de ello, el batería de Los Beatles se convierte en solista en
algunos de los temas más célebres del cuarteto. Sentado en su banqueta
contribuyó decisivamente al sonido y éxito de la banda; hay que tener en cuenta
que a principios de los sesenta no existía la figura del batería de pop o rock,
es decir, Ringo no tuvo ninguna referencia dentro del género (en realidad igual
que sus tres compañeros), de modo que se vio obligado a ir aprendiendo,
inventando, probando. Al final, su estilo, su técnica han sido elogiados por
otros grandes profesionales del timbal. Él comentó: “Creo que técnicamente no
era demasiado bueno, aunque sí que hacía cosas poco convencionales para la
época y era capaz de meter cosillas divertidas… No hay que olvidar que yo soy
un zurdo que ha tocado siempre con baterías montadas para diestros”. Su voz fue
la primera que grabó la eterna ‘With a little help from my friends’ (se acepta
que Joe Coquer la cantaba mejor), y eso que durante las sesiones de grabación
estuvo a punto de abandonar, pero la ayuda de sus amigos le convenció.
‘Submarino amarillo’ o la deliciosa ‘Octopus garden’ son otros títulos
emblemáticos de Beatles en los que Ringo ejerce las dos funciones.
Don Henley sí que
tenía una voz limpia, perfectamente modulada, bonita, armónica… El batería de
los Eagles, como se demuestra en infinidad de vídeos, tocaba con gran elegancia
a la vez que entonaba a la perfección y sin que una cosa perjudicara a la otra.
Su fina textura vocal da vida a algunos de los máximos éxitos del grupo,
incluyendo el eterno ‘Hotel California’. Como baterista siempre cita a Ringo
entre sus principales influencias, y reconoce que de él aprendió que no hace
falta ser exuberante para ser bueno. Por desgracia hoy casi nunca toca, pues
padece fuertes dolores de espalda que se lo impiden. Una vez habló de la
conciliación entre el micro y las baquetas: “La batería me ha ayudado a
escribir canciones, me da un sentido del ritmo, me enseña a medir la letra.
Cuando en vivo tocaba y cantaba al tiempo, cantaba alrededor de mi forma de
tocar…, pero había veces que tocaba a partir de la melodía que cantaba”.
Gran batería y gran
cantante es Roger Taylor, de Queen. Admite influencias de Keith Moon y John
Bonham, aunque fue autodidacta. Cuando en directo hace las dos cosas no pierde
ni una nota, jamás se sale de tono ni pierde el ritmo. Tiene esa aptitud:
“Cantar y tocar la batería nunca me resultó difícil, aunque sé de baterías que
tienen problemas si hacen coros a la vez. Cuando tocaba en un grupo en el
colegio el cantante se largó justo antes de un concierto, así que no me quedó
más remedio que ocuparme de las dos cosas. Desde entonces me resulta muy
natural”.
No se puede olvidar a
Phil Collins, quien empezó a aporrear parches de niño, tratando de imitar lo
que sonaba por la radio y veía en la tele, no tiene una gran voz pero se le reconoce
en el acto; también padece problemas de salud que le imposibilitan para sentarse
a la batería. Otro gran cantante y batería es Levon Helm, de The Band, muy fino
en ambos puestos. En España pueden destacarse dos baterías cantante: Julián Hernández,
de los gallegos Siniestro Total, y Macario Pérez, inolvidable voz y toque de
los leoneses Cardiacos.
Si alguien quiere
comprobar la dificultad de cantar y dirigir el ritmo…
CARLOS DEL RIEGO
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