Todo aficionado celebra la versión de Hendrix pero apenas reconocería la original de Dylan |
El libro del rock está lleno de anécdotas, curiosidades, sucesos y batallitas. Y también de canciones que cobraron más fama cuando las rehízo alguien distinto al autor. Algunas de las versiones más aclamadas por los fieles del rock & roll tienen asociadas jugosas curiosidades, como el ‘Blue suede shoes’, el ‘I faught the low’ o el ‘All along the watchtower’, que Elvis, The Clash y Jimi Hendrix reformaron y convirtieron en éxitos eternos
Esas tres piezas son,
sin duda, mucho más famosas, mucho más exitosas como versiones que como
originales, es decir, es fácil que muchos de quienes degustan la de Jimi
Hendrix apenas habrán escuchado la original de Dylan, y seguro que no pocos
conocieron antes la de The Clash que la original de The Crickets o Bobby Fuller
Four; no ocurre lo mismo con la versión que hizo Elvis del original de Carl
Perkins, tan apreciada una como la otra. En todo caso, las tres tienen mucho
que contar.
‘Zapatos de gamuza
azul’, o ‘Blue suede shoes’, es uno de los títulos imprescindibles del primer
rock & roll. Todo empezó con… Jhonny Cash y un amigo suyo de la Fuerza
Aérea estadounidense, quien se refería al calzado reglamentario como zapatos de
gamuza azul. Cash se lo dijo a Perkins añadiendo “deberías escribir una canción
sobre eso”, a lo que Carl respondió “yo no sé nada de zapatos”. Una noche de
1955 éste tocaba en un club de Mississippi y escuchó que un chico le decía a su
chica: “no me pises los zapatos”, y entonces pensó que había que ser tonto para
estar con una chica tan guapa y preocuparse por sus zapatos de ante. Y se le
encendió la bombilla. Carl Perkins se puso inmediatamente a escribir y, esa
misma noche, ya tenía su ‘Blue suede shoes’ A finales de aquel año grabó el
tema con un inconfundible aire rock & roll, y meses después estaba luchando
por el número uno con un nuevo valor llamado Elvis Presley, de quien se hizo
muy amigo. Pero en marzo de 1956 Perkins iba a participar en un ‘show’ de
televisión cuando el conductor del coche se quedó dormido al volante;
resultado: muerto en el acto el chófer, el hermano del músico sufrió heridas
gravísimas que terminarían por ser fatales, y el propio Carl terminó con
fortísimos golpes en la cabeza. Entonces, Elvis, que había trabado gran amistad
con Carl, decidió grabar su legendario tema: “fue como un tributo a su amigo”,
dijo el guitarrista de Elvis, Scotty Moore. La versión de Elvis tardó un poco
en arrancar, pero terminó superando el millón de discos vendidos, más que la
versión original. Elvis siempre tuvo palabras elogiosas para Perkins, que murió
en 1998 a los 65 años.
En 1960 The Crickets
escribieron y publicaron el tema ‘I fought the law’ (‘Luché contra la ley’),
pero pasó totalmente desapercibida. Seis años más tarde Bobby Fuller Four la
revisó con mejor suerte, ya que se situó entre las diez más vendidas del 66 en
varias listas (meses después Fuller fue encontrado muerto en circunstancias
nunca aclaradas). En 1979 la graban The Clash para su segundo Lp, lo publican
como primer single en Estados Unidos y consiguieron un éxito imprevisto. De
hecho, siempre fue uno de los temas imprescindibles del grupo de Joe Strummer
en directo, ya que eso de ‘pelear contra la ley’ era irresistiblemente punk.
Según Mick Jones, descubrieron la canción al escucharla en una máquina de
discos, aquellas que exigían una moneda para escuchar el tema seleccionado:
“Muchas de las versiones que hicimos las escuchábamos en aquellas fantásticas
máquinas”. Strummer, Jones, Simonon y Headon se basaron en la versión de Bobby
Fuller Four añadiéndole la rabia y energía de las primeras hornadas del punk.
Una de las canciones
emblemáticas del repertorio de Jimi Hendrix es el ‘All along the watchtower’
(‘Desde la atalaya’), grabado en 1968, pero es versión. Su entrada toca el
sistema nervioso instantáneamente, inconfundible, colosal, es una de las
cumbres del rock estadounidense de aquella década; sin embargo, el original de
Bob Dylan siempre ha pasado… desapercibido. Éste la había grabado unos meses antes;
el caso es que Hendrix consiguió una copia antes del lanzamiento, y le gustó
tanto que decidió grabarla y publicarla apenas dos meses después que Dylan. El
productor Eddie Kramer afirmó que cuando se empezó a grabar apenas la habían
ensayado; Hendrix toca una acústica y un bajo de seis cuerdas y Dave Mason, de
Traficc, una de doce cuerdas. El arreglo es magistral, ligero y a la vez
poderoso, sin duda mucho más atractivo que el original de Dylan, que en
comparación parece apagado, falto de la chispa, del trueno que sale de la
versión de Hendrix (ésta ha vendido millones, mientras que la original jamás
entró en lista). Desde entonces, curiosamente, cuando la interpreta Dylan lo
hace como si versionara a Hendrix: “Cuando la canto siento que es un tributo a
Jimi Hendrix. Es extraño. Y desde que murió la hago como él la hizo”, explicó
Dylan, quien desveló en 1995 lo que sintió al escucharla por primera vez:
“Quedé absolutamente abrumado. Había mucho talento en ella. Jimi podía
encontrar cosas ocultas en una canción y darles forma, vigor, nueva energía”.
Cuando pronunció su discurso de aceptación del Premio Nobel, lo recordó: “No
olvidemos a Jimi Hendrix. Tomó algunos temas míos a los que nadie prestaba la
mínima atención y los llevó a la estratosfera, convirtiéndolos en clásicos”. Por
su parte, Hendrix siempre se declaró incondicional suyo: “Nunca podré escribir
como él, pero gracias a él he sido capaz de terminar muchas canciones”, dijo el
malogrado guitarrista.
Son tres canciones,
tres versiones que tienen mucho que contar.
CARLOS DEL RIEGO
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