Portada original de la edición de 1955, cuando Berry desafió a un ambiente hostil y se lanzó a la aventura del rock & roll |
En mayo de 1955 el
icono de la cultura popular estadounidense Chuck Berry grababa su primer disco,
‘Maybellene’. Un humilde single que apareció en un momento de gran tensión
racial en las calles de Estados Unidos y, además, su propuesta se identificaba con una
corriente que empezaban a llamar rock & roll y que era continuamente
demonizada por los sectores y organizaciones más retrógradas de aquella
sociedad. Pero el disco y el artista superaron todo
Cuando aparece alguna
novedad hay reacción en contra. Ese sentimiento de rechazo debió experimentar
la sociedad estadounidense cuando a mitad del siglo pasado aparecía algo que
los jóvenes llamaban música y muchos definían como ruido. El rock había
comenzado a girar alrededor del reloj algo antes, pero justo en 1955 un tipo
del sur publicó su primer disco con una canción que señalaba el nuevo camino. La
situación en Usa era muy poco propicia para que un negro tuviera algo que hacer
publicando un disco de música calificada como diabólica por los más carcas; sin
embargo, con todo en contra, Chuck Berry pone marcha un movimiento que, a
partir de mayo de 1955, cambió el mundo.
Justo hace esos 65
años la economía iba bastante bien en Estados Unidos, había trabajo y dinero.
Hacía una década que la guerra había terminado y las cosas se veían con
optimismo. Eso sí, la Guerra Fría estaba de lo más caliente, y tal vez por eso
el gobierno detonaba bombas atómicas en Nevada casi cada semana. Por si fuera
poco, comenzó la Guerra de Vietnam. También en 1955 abrió el primer restaurante
de comida rápida, McDonalds.
Pero por encima de
las guerras, el principal problema de Estados Unidos sigue siendo la
discriminación racial y legal que padece. El racismo es moneda corriente desde
hace muchas décadas, sin embargo, en 1955 se producen dos hechos que pondrán en
marcha definitivamente el movimiento a favor de los derechos civiles de la
población afroamericana. El ‘Maybellene’ de Berry salió en julio; en agosto,
cuando el disco empieza a sonar, es asesinado el adolescente Emmet Till tras
ser apaleado por dos blancos (dijeron que “silbó a una blanca”), los cuales
fueron detenidos, juzgados y absueltos; y en diciembre una joven ama de casa,
la señora Rosa Parks, se niega a ceder su asiento a un blanco en el autobús, es
arrestada, pero los líderes de la población negra animan a boicotear a la compañía
de autobuses, de modo que no subieron negros al bus en un año, hasta que
cambiaron esa ‘ley’. Las cosas se iban poniendo más tensas, puesto que los
grupos racistas (K K K, Asociación de Ciudadanos Blancos y similares)
anunciaban violencia y represalias. Sin embargo no hubo marcha atrás y diez
años después quedó legalmente abolida toda discriminación racial.
En medio de aquel
clima de protestas callejeras y actos de violencia contra los negros, a Chuck
Berry no se le ocurrió otra cosa que crear, grabar y publicar rock & roll.
Y es que especialmente este género musical era tenido por ‘música de negros salvajes’
por las asociaciones y bandas racistas, con lo que era despreciado,
vilipendiado y señalado igualmente como “algo diabólico que corrompe a los
jóvenes estadounidenses”. Cualquiera hubiera dicho que lo que Berry publicaba
estaba destinado al fracaso. Pero no fue así.
El caso es que Chuck,
que nunca había grabado, viajó hasta Chicago para ver actuar a Muddy Waters,
pero aprovechó para visitar a Leonard Chess, de Chess Records, al que le
explicó que tenía canciones que tal vez le interesaran. Chess le dijo que volviera
la siguiente semana con algunas de esas piezas. Berry regresó con sus
compañeros (Johnny Johnson, piano, y Eddie Hardy, batería) y una maqueta con cuatro
canciones, incluyendo una pieza hillbilly
llamada ‘Ida Mae’. Tras escucharlas, Leonard Chess quedó encantado con
ésta, pero le pidió a Berry que cambiara el título y la letra para que no
hubiera ninguna confusión ni denuncia por derechos de autor. Berry escribió una
letra totalmente nueva, que iba de coches potentes y de chicas; tenía ya 29
años, pero entendió que este era el tipo de cosas que engancharían a los más
jóvenes. Luego, a la hora de grabarla tuvieron que ir ideando soluciones,
pensando en nuevos ritmos y sonidos, entradas,
cortes, cambios, arreglos…, por ello les costó nada menos que 36 tomas hasta
que consiguieron la buena. Berrry se esforzó en pronunciar muy correctamente,
muy claramente para que el público blanco no pensara que era una canción
exclusivamente para negros que hablaban con acento.
Chuck no tuvo más
remedio que aportar novedades en bases, modos, fondos y formas para hacer del
‘Maybellene’ algo nuevo. Y evidentemente lo logró, ya que ese fue uno de los
pilares en que se basó todo el rock posterior, o sea, todo el rock. Sabido es
que tuvo que ‘ceder’ derechos de autor para lograr una buena difusión, de modo
que originalmente ese tema venía firmado por Alan Freed (el periodista que antes
usó el término ‘rock & roll’) y otro. Pero lo que se impuso, lo que quedó
como modelo es esa inclinación por la melodía y estribillo simples y pegadizos,
esa entrada de guitarra trepidante e inconfundible que se convirtió en
paradigma para siempre, esa gran personalidad en lo sonoro y ese pulso rítmico;
además tampoco faltan el sólo de guitarra ni la letra llena de coches, chicas,
velocidad.
En medio de un entorno
con enorme tensión en las calles, con la política de segregación racial invadiendo
gran parte de la sociedad, con la paranoia de la Guerra Fría y el miedo al
comunismo, con la mitad de la población vomitando insultos contra el rock &
roll por sus movimientos, su actitud desafiante, su ruido infernal…, con todo
en contra, un negro se atrevió a salirse del camino que la sociedad le destinaba.
Desde entonces, cada generación de músicos y grupos de rock han rendido
homenaje, consciente o inconscientemente, a aquel iniciático tema, a aquel tipo
que superó todo y lanzó su música. Y tuvo éxito inmediato: Marshall Chess, hijo
del fundador de Chess Records, Leonard Chess, contó en 2008: “Alan Freed
cumplió el trato que hizo con mi padre y pinchó varias veces el ‘Maybellene’ Al
poco, mi tío llegó a casa gritando: ¿Qué está pasando? Estamos recibiendo
peticiones de ese disco por miles y miles”.
La cosa ya estaba en
marcha. A pesar de todo.
CARLOS DEL RIEGO
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