Pink Floyd hizo muchas canciones con contenido inquietante, entre ellas el 'Cuidado con ese hacha, Eugene', en la que Water emites unos alaridos escalofriantes. |
Muy raro es el día en que el
ciudadano no es bombardeado con imágenes de las
desgracias que sufren sus prójimos. Por ello, porque esas calamidades
que intranquilizan son cosa cotidiana, no es de extrañar que el rock & roll
haya prestado atención especial y haya dedicado a las inquietudes que afectan a
la persona muchas canciones, algunas de las cuales son ya auténticos clásicos aún
cuando lo que cuentan resulta molesto, irritante, odioso.
Una canción que casi todo el
mundo ha escuchado y tarareado es ‘Luka’ (1987), el gran éxito de la
californiana Suzanne Vega. El tema narra un caso de abuso y maltrato infantil,
algo verdaderamente escaso en el departamento del rock. Lo curioso es que la
melodía es tremendamente pegadiza y no da sensación de tristeza…, hasta que se
conoce la letra (“te pegan hasta que lloras”). Se produce el contraste entre el
ambiente imperante y lo desagradable del texto; la propia artista contó: "Es
una canción que habla del abuso que sufren muchos niños y, por lo tanto, afecta
de modo diferente a las personas, algo que no sucede con, por ejemplo, una
canción de amor". La pieza mantiene el tipo a pesar de los años y también
su capacidad para conmover. Desgraciadamente no habla de algo extraño o de otro
tiempo.
Terriblemente desasosegante
es el contenido de ‘One’ (1989) de Metallica. Esa letra surge de la novela de
Dalton Trumbo ‘Johnny cogió su fusil’ (tan terrible como la película que sobre
ella se hizo). Cuenta los pensamientos de un soldado que pierde en la guerra
sus brazos y piernas, sus ojos, nariz, boca y oídos. Al despertar cree estar en
un sueño, pero pronto entiende lo que pasa y le invade la desesperación. Los
versos resultan espeluznantes: “Aguanto el aliento deseando la muerte (…) la
oscuridad me aprisiona (…) no puedo vivir, no puedo morir. Atrapado en mi
mismo, el cuerpo es mi prisión”. Es una gran canción (con ese vertiginoso solo
de guitarra) pero si se interioriza la letra produce un insoportable mal rollo.
Otro título con letra
sobrecogedora es el ‘Carefull with tha axe, Eugene’ (1968), o sea, ‘Cuidado con
el hacha, Eugene’, de Pink Floyd’. La atmósfera, en general, tiene mucho de un sicodélico
‘mal viaje’. El tono suave y etéreo del comienzo va tomando cuerpo hasta
desembocar en un caos sonoro coronado por unos alaridos escalofriantes de
terror, de dolor (los pone Roger Waters)…, para luego regresar a una calma que,
no obstante, sugiere que algo terrible le ha ocurrido a Eugene al manejar el
hacha…
The Beatles también supieron
hacer canciones con mensajes nada tranquilizadores. Por ejemplo el ‘She´s
leavin home’, que habla de una chica que desapareció de casa sin más, causando
tremendo dolor a sus padres. También puede ser inquietante el ‘Revolution 9’
del ‘Álbum blanco’, que parece surgir de una paranoia lisérgica y que, seguro,
sin la indeseable Ono su espacio en el disco hubiera sido utilizado para algo
muchísimo mejor. Pero tal vez sea ‘Maxwell silver hammer’ (El martillo de plata
de Maxwell), de 1969, la que produzca más inquietud; y es que, encajada en una
melodía más bien divertida y un ambiente festivo, la letra es cruel, sádica, ya
que refiere la historia de un desalmado que liquida a la gente con su martillo
de plata. Hasta para hablar de temas desagradables lo hacían con enorme estilo
y talento.
Evidentemente, Rolling
Stones no dejaron de escribir sobre asuntos escabrosos, al revés, casi podía
decirse que era una de sus especialidades. Así, su fantástico álbum ‘Sticky
fingers’ (1971) incluye el ‘Brown sugar’, uno de los mejores y más emblemáticos
rythm & blues; sin embargo el texto haba de sexo duro y violento, de drogas,
de esclavitud, de maltrato…, hasta el punto de que su autor, Mick Jagger, reconoció
a finales del siglo XX que “nunca se me hubiera ocurrido escribir esta canción
hoy, seguro que me la hubieran censurado, aunque yo mismo me hubiera censurado.
Ahora me sería imposible escribir algo parecido”. A primera vista va de un
blanco que mantiene relaciones con una mujer negra, pero el hombre es el amo,
ella la esclava y la relación es violación. Claro que también hay quien afirma
que todo es una metáfora del dominio que ejerce la droga sobre el adicto. Se
mire como se mire, el tema no es tan ligero como se piensa.
De todo aficionado es
conocido el contenido del 'Every breath you take' (1983) de Police. Hasta no
hace mucho se tenía por una canción de amor inocente en la que el enamorado le
dice a ella lo que siente cada vez que respira, cada vez que se mueve…; sin
embargo, el verso con que concluye el supuesto halago es de lo más alarmante,
pues viene a señalar que ‘hagas lo que hagas yo te estaré observando’; en otras
palabras, puro acoso. El autor, Sting, desveló cuál era su intención, la cual
poco tenia de complaciente: “es una canción siniestra”; además, también desveló
que no sólo se refiere al tiparraco que espía todo lo que hace la chica, sino
que trataba de denunciar a los gobiernos, siempre intentando averiguar lo que
hacen y dicen los ciudadanos. Hay que imaginarse a un tipo que continuamente dice:
‘sé qué haces, se dónde estás, te vigilo constantemente’. Es para preocuparse,
¿verdad?
No es que fuera lo que se
dice un gran éxito, de hecho ni siquiera es un título popular, pero el ‘Frankie
teardrop’ (1977) de los estadounidenses Suicide es de lo más siniestro y
atemorizador. En realidad no hay mucha música, sólo un ruido obsesivo, una voz
temblorosa y, repentinamente, unos alaridos que ponen los pelos de punta. La
cosa va de un tipo que pierde el trabajo y que, como no puede alimentar a su
familia, los mata a todos y luego a sí mismo (terrible, real y frecuente
suceso). Pero luego el tal Frankie aparece en el infierno, donde su principal
tormento es la desesperación. Más mal rollo. .
Claro que para repertorio
tremendista, turbador y preocupante, el de Joy Division, la mayoría de cuyas
letras (firmadas por el suicida Ian Curtis) sólo contienen ideas tétricas,
pesimistas, desesperadas. Una de sus piezas más conocidas es la póstuma ‘Love
will tea rus apart’ (1980), que viene a ser ‘El amor nos desgarrará’, una
terrible y fatal previsión que escribió pensando en su matrimonio roto. El tono
depresivo y tenebroso se palpa desde la primera nota…, como casi todo lo
publicado por Joy Division.
Sí, el rock ha reflexionado
mucho acerca de lo que inquieta a la persona.
CARLOS DEL RIEGO
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