Pink Floyd dedicaron al tiempo algunas de sus mejores canciones |
El
concepto de tiempo es variable. No se tiene la misma percepción de su
transcurrir cuando se es adolescente que cuando se supera la cuarentena, cuando
niño que cuando sesentón. El tema ha debido resultar irresistible para quienes
escriben canciones en clave rock, pop, funk…, a juzgar por la enorme cantidad
de títulos cuya letra viene a ser una reflexión en torno al tiempo, al momento
presente, al venidero, al ayer; son tantas que se puede hacer una selección
exclusiva de piezas imprescindibles, auténticos clásicos que dan vueltas
alrededor del reloj (como Bill Halley).
Si
se pregunta por una que hable del tiempo la primera que a todo el mundo se le
ocurre es ‘Time’ (1973) de Pink Floyd. Inolvidable los infinitos relojes que
resuenan al principio, la enigmática entrada, la repentina aparición de las
voces y el ritmo, los punteos, los coros…, todo interesado en esto del rock
podría reconocer la atmósfera de aquel inolvidable álbum en el acto. El texto
es una meditación sobre el tiempo, sobre lo que el joven espera que ocurra sin
darse cuenta de que todo le ocurre mientras espera. Así, sus versos son
explícitos: “Pasan los momentos de un aburrido día, desperdicias las horas sin
pensar (…), esperando algo o a alguien que te diga por dónde ir (…); eres joven
y la vida es larga (…), un día te darás cuenta de los años que has dejado atrás
(…). El sol es el mismo pero tú eres más viejo, con menos energía y un día más
cerca de la muerte (…) cada año es más corto”. La intención es evidente: más te
vale que no esperes, porque un día te darás cuenta de que el tiempo se te ha
ido esperando.
Los
Rolling Stones dieron vueltas alrededor del tiempo varias veces. Una fue con
una composición ajena, ‘Time is on my side’ (1964); la seductora melodía
encierra un mensaje simple e incluso frívolo, que viene a decir algo así como
“vete si quieres, chica, pero el tiempo está de mi parte y un día volverás,
puedo esperar”. Lo curioso es que, diez años más tarde, la idea que
transmitieron era la contraria: ‘Time waits for no one’, el tiempo no espera
por nadie, una frase que tarde o temprano todo el mundo suelta; es una pieza
bastante olvidada (injustamente) e incluida en
el ‘It´s only rock & rolll, but I like it’, un título tan celebrado
que parece oscurecer el resto de las canciones del álbum; ritmo medio y
ambiente elegante (finísima la guitarra de Mick Taylor) arropan una letra que
parece una sucesión de dichos, de sentencias: “El tiempo no espera por nadie y
no esperará por mí (…). El tiempo puede derrumbar un edificio o destruir la
cara de una mujer. Las horas son como los diamantes, no las desaproveches”. En
todo caso, no cabe duda de que ellos han aprovechado y aprovechan su tiempo…
El
trepidante ’25 or 6 to 4’ (1970) de Chicago se centra en un instante del
tiempo, concretamente en el momento de escribir una canción, pues de esto va,
del proceso creativo; se dijo que el tema se refiere a asuntos de drogas, pero
el propio autor (Robert Lamm) lo desmintió categóricamente y explicó que alude
a la hora exacta en que él consideró que ya tenía el tema hecho, en este caso
25 ó 26 minutos antes de las 4; por otro lado, luego añadió que la obra no
adquirió su verdadero cuerpo hasta que la tocó todo el grupo. Es una forma de
detener el tiempo, de volver una y otra vez al instante preciso de aquella
noche en que un compositor no sabía cómo rematar la letra y lo hizo reflejando
el minuto de la madrugada en que eso sucedía. Los dos primeros versos lo
explican: “esperando el amanecer, buscando algo que decir”.
Directa
o indirectamente el asunto del tiempo aparece o se intuye en una infinidad de
temas. Así, el imprescindible ‘Dust in the wind’ de Kansas habla de lo fugaz
del tiempo: “cierro los ojos un momento y el momento pasó (…) todos somos polvo
en el viento (…) y todo tu dinero no podrá comprar ni un solo minuto más”. Puede
mencionarse el ‘Child in time’ de Deep Purple, con su prodigiosa exhibición
vocal, pero esa criatura en el tiempo se refiere más a quien está ajeno al tiempo
y ve el bien y el mal. Y claro, el ‘Times they are a changin’ de Bob Dylan, que
tampoco trata del transcurrir de las horas y los días sino, como él mismo
explicó, va del paso de la vida a la muerte, que es el máximo cambio a que el
hombre está sujeto. Tampoco el ‘We can work it out’ de Beatles va de tiempo
exactamente, pero en un par de versos dice algo tan jugoso como “la vida es muy
corta y no hay tiempo para quejarse y pelearse”, ¡gran verdad!
Y
para terminar, el magnífico instrumental ‘Time is tight’, el tiempo apremia,
que Booker T & The MG´s publicaron en 1969.
¡Qué
estimulantes suenan estas melodías para
degustar el tiempo!
CARLOS
DEL RIEGO
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