Entre los pocos temas que hablan explícitamente de España y cuentan con arreglos cien por cien españoles está el delicioso 'Spanish caravan' de The Doors |
Por
causas afortunadas o desafortunadas, España suele estar presente en los medios
de comunicación occidentales. No extraña, por tanto, que también el continente
del rock & roll le tenga una pequeña zona reservada. Así, además de los artistas
que tienen el español como idioma materno, pueden encontrarse en el inventario
del rock internacional canciones que hablan explícitamente de la vieja
Hispania, la mayoría de las cuales tiran de tópico y muestran una idea más bien
vaga.
El
‘Spanish bombs’ (1979) de The Clash es de las primeras que acuden a la memoria.
La emblemática canción alude a asuntos
típicamente hispanos como Lorca, Granada y la Guardia Civil, la propia Guerra
Civil y las “bombas españolas en Andalucía”, en referencia a atentados etarras;
también hay referencias a las vacaciones en la disco, Incluso el malogrado Joe
Strummer intenta decir en español “yo te quiero infinito”. Su interés por esta
tierra procedía de que había leído libros de viajeros ingleses por España que
le fascinaron y, además, tuvo una novia española. Cuando la tocaron en Madrid a
principios de los 80 (a bastante mayor velocidad que en el disco) se llegó a
una especie de nirvana general.
Deliciosa
es ‘Spanish Caravan’ de The Doors. Su inicio con guitarra flamenca (¡el tío
tenía una Ramírez!) y toques cien por cien españoles, así como las referencias
musicales a Albéniz, demuestran que el guitarrista, Robbie Krieger, había
entrado en contacto íntimo con partituras tan hispánicas, de hecho, sabe
interpretar ese sentir con mucho conocimiento, pues la guitarra flamenca le
penetró desde su adolescencia (seguro que más de un especialista se hubiera
quedado de piedra al escuchar su toque). El texto habla de Andalucía, de las
montañas de España, de oro y plata y los galeones perdidos en el mar. La voz de
Morrison es ahora suave, armónica, como si acariciara la melodía. Es una
canción adictiva.
¡Cómo
no hacer referencia al entrañable ‘Spanish stroll’ de Willy DeVille! Sin
embargo, a pesar de su título, ‘Paseo español’, y del desternillante fraseado
en castellano (eso de “Rosita, ¿dónde vas con mi carro?, ya te llevaste mi
televisión y mi radio...”), el texto nada tiene que ver con el asunto. De todos
modos, siempre resulta gratificante recordar a esa figura única del rock
estadounidense con alma hispana.
Hay
otros títulos que se refieren a este país pero son bastante menos conocidos y,
en realidad, no hablan de España o de algún asunto relacionado. Así el ‘Spanish
moon’ (1974) de los angelinos Little Feat; se trata de un blues con mucho
arreglo de viento y teclados cuyo texto habla de un lugar al que llaman ‘la
luna española’, de donde vienen canciones tristes y melancólicas, pero también
donde las mujeres se quedan y donde “empeñé mi reloj y vendí mi anillo”…, en
fin, se intuye qué tipo de garito es. Igualmente el ‘Never been to Spain’
(1971) de Three Dog Night (también de Los Ángeles) que, al igual que el
anterior, coloca trompetas, saxos y trombones sobre un ritmo blues; la letra
enumera unos cuantos sitios en los que el sujeto no ha estado, empezando por
España “donde las damas son una locura” (¿), pero de algún modo, gracias a la
música, siente que conoce algo de allí. También californianos son Counting
Crows, que en 2004 publicaron su ‘Holiday in Spain’; y tampoco habla demasiado
de la cosa, pero sí que dice explícitamente “puedo ir de vacaciones a España
(…), podemos arreglar las cosas tomando un avión a Barcelona, una ciudad que
engancha”.
Hay
canciones que dan impresión de que, en uno u otro verso, se refieren a este reino,
pero no es así. Por ejemplo, Dire Straits en su ‘Tunnel of love’, que repite
varias veces “como la ciudad española para mí cuando era niño”, sin embargo, se
refiere a ‘The spanish city, que es un parque de atracciones que había (¿hay?)
en el norte de Inglaterra…, es decir, no hay referencia. E igualmente ocurre
con el ‘Spanish castle magic’ de Jimi Hendrix, que nada tiene que ver ni con
castillos ni con España, pues está aludiendo una sala de baile (llamada El
castillo español) que él frecuentaba en su adolescencia y donde había
conciertos; eso sí, es un blues-hard típicamente ‘hendrixiano’ que quita el
hipo .
Además,
existen canciones que se centran en una ciudad española concreta. Todo el mundo
conoce el ‘Barcelona’ de Freddy Mercury y Montserrat Caballé, e igualmente el
‘Indios de Barcelona’ de Manu Chao. Menos conocida es la pieza titulada
‘Cordoba’ de Brian Eno y John Cale, que cuenta una experiencia en esa ciudad y con
un cordobés generoso, fueron al teatro y todo era muy bonito…; dos auténticos
heterodoxos del rock que unieron talentos varias veces y que en 1990 publicaron
esta pieza en una línea calmada de lo que puede definirse como art-rock.
Preciosa es ‘Formentera lady’ (1971) de King Crimson; posee un encanto
misterioso, con chelos, flautas, pianos, campanillas y una voz delicada…, para
desembocar en un estribillo finísimo y apasionado; el texto expresa todo el
encanto de la isla, con frases muy descriptivas del mar, el clima, los cactos y
los pinos, los chicos que bailan al son del tambor en la calle…, incluso afirma
que esta es la isla donde la diosa Circe embrujó a Ulises, de modo que “aun se
nota su perfume y su encanto”; es un tema que, en las condiciones adecuadas,
transmite una sensación de inquietud y misterio. Y también el ‘Fiesta’ (1988)
de The Pogues está ambientado en España, concretamente en Almería, donde está
Francisco Vázquez García de fiesta, así que no faltan referencias a beber y
comer “kalamari”; en los últimos versos despotrica contra dos integrantes del
grupo que se fueron con otros músicos, pero aun así “no romperán mis cojones”,
según dice el original.
No
se puede decir que el rock & roll internacional repare demasiado en España,
de hecho, apenas se detiene en países no anglosajones. Aún así, sí que existen
abundantes referencias, aunque nada que ver con el entusiástico ‘Y viva España’
que compusieron dos belgas y que ha sido cantado en dos docenas de idiomas.
CARLOS
DEL RIEGO
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