lunes, 18 de septiembre de 2017

LOS PRIMEROS HIMNOS DEL ROCK Aun no había terminado la década de los sesenta del siglo pasado cuando irrumpe la versión más ruidosa y sólida del rock, el heavy. Así, muy pronto surgen las piezas abanderadas del nuevo estilo, que desde entonces son consideradas himnos fundacionales

Icono del rock, Deep Purple ha aportado muchos himnos, el primero de los cuales fue 'Black night'.

Todo movimiento, asociación o idea necesita (hoy más que nunca) de símbolos para determinar su identidad, para diferenciarse, y entre esos símbolos están las banderas, los lemas, las figuras emblemáticas…, y cómo no, los himnos, piezas musicales que evocan, sugieren, identifican y, por sus adeptos, son honradas y celebradas. Dentro de la ciudad del rock & roll cada barrio tiene su propia simbología y, lógicamente, sus canciones históricas, sus títulos emblemáticos, esos que casi consiguen que el fan se ponga firme cuando suena la entrada. En la calle del rock duro (hard, metal, heavy o como se prefiera), se tiene una especial querencia por los ‘tiempos heroicos’, lo que conduce a la glorificación de ciertas canciones que se tienen por las que primero expresaron el espíritu del género y que, por su elevación a la categoría de clásicos, siempre serán aclamadas. Sin duda cada vecino de esta calle tendrá sus preferencias, pero seguro que todos coincidirán en otorgar la condición de himnos legendarios a unos cuantos títulos que, sin duda, son ya fijos en el ideario de los residentes en tan ruidosa vecindad.

Puede decirse, ciñéndose al territorio del heavy, que existe algo así como una prehistoria, unos antecedentes; así, no es disparatado señalar que el ‘You really got me’ (1964) de The Kinks empezaba a anunciar el género e incluso a esbozar alguna de sus peculiaridades; también ahí pueden caber auténticos duros como Iggy & The Stooges o MC5. Pero los temas que antes consiguieron el estatus de himno (y no lo han perdido con el paso de los años) son los que a finales de los años sesenta ya contaban con casi todos los parámetros y singularidades que hacen fácilmente reconocible al heavy metal, a la vez que lo distingue de otros estilos más o menos afines.

Por ejemplo, el riff de guitarra del ‘In a gadda da vida’ (1968) de Iron Butterfly es cien por cien heavy e igualmente muestra otros factores típicos, como los pasajes instrumentales con largos solos (de batería, de guitarra, de órgano) que obsesivamente vuelven a la machacona línea melódica; este modo de estructurar la canción será una constante en los grandes grupos de esta especie, sobre todo en directo, donde lucen más todos los excesos; puede afirmarse que se trata del primer auténtico heavy metal. Era un tema, en fin, que siempre se colocaba en el plato giradiscos cuando se trataba de impresionar a otros lunáticos del rock.

Evidentemente no puede faltar Led Zeppelin entre los pioneros del metal pesado, pues pueden presentar varias canciones que desbordan simbología para el amante del rock más musculoso, sin embargo, quizá sea ‘Communications breakdown’ (1969) la que puede situarse entre las verdaderas precursoras; no en vano el toque insistente de guitarra (no tan fácil como parece), la voz aguda, la presencia del bajo en primera línea y un golpe de batería tan poderoso como preciso, fueron considerados elementos imprescindibles para todos los que se subieron a tan ruidoso tren. Podría decirse que fue de las primerísimas canciones que provocaron la aparición del ‘air guitar’.

Otro nombre esencial en la construcción de tan sólido edificio es Deep Purple, que puede presentar también un impresionante listado de himnos, aunque el pionero no puede ser otro más que su trepidante e iniciático ‘Black night’ (1970). Banda de referencia, con este tema tomaba protagonismo en esta nueva ramificación del rock & roll; su inconfundible línea de guitarra, su prominente sección de ritmo, la voz cristalina, los cortes…, y los solos, nada ha perdido magnetismo para los más puristas. Aunque haya quien no se lo crea, esta canción sonaba en discotecas españolas en los primeros años setenta…, ¡y la gente bailaba!

Entre aquellos que abrieron camino hay que citar el ‘Paranoid’ de Black Sabbath (1970). Riff de entrada, voz en tono alto, ritmo y bajo potentes y siempre presentes…, todo encajaba, pero además, esta canción aportaba una temática sombría e inquietante. Si en los primeros momentos los himnos metálicos hablaban de relaciones y de amor, pronto empezaron a frecuentarse asuntos menos amables, como la violencia, la pasión por la carretera, las drogas o, como es el caso, los desarreglos mentales. Es curioso que en ella no se mencione el título. Igualmente sorprende que pareciera tan fuerte entonces, pues hoy se encuentran piezas pop bastante más ruidosas.

No es un tema que, en puridad, se ajuste a lo que se entiende como heavy, pero el ‘Roadhouse blues’ (1970) de The Doors siempre tendrá un sitio en el corazoncito de todo fan irredento de este invento. Y es que esa guitarra con que arranca se expresa en el lenguaje indicado, algo que casa a la perfección con lo que el incondicional del rock más brusco exige a una canción para ser considerada himno. Esa media docena de notas que la identifican eran ejercicio obligatorio de todo el que comenzaba con la guitarra…

Si se escuchan estas cinco canciones seguidas podrá uno situarse perfectamente en aquellos últimos momentos de los años sesenta del siglo pasado, cuando los más avanzados daban forma a un estilo que, tanto tiempo después, sigue usando los mismos recursos.  

Después vinieron otros temas que bien pueden tener la categoría de himnos, pero estos fueron los primeros (o están entre los primeros), los que antes delimitaron las bases y las características más específicas del metal pesado. 

CARLOS DEL RIEGO


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