De las canciones que más se escuchaban en aquel 1977 tal vez sea el 'Hotel California' de los Eagles la que, 40 años después, mejor mantiene su encanto. |
A
pesar de que aquello de las votaciones (además del antes y el después) era
portada y comidilla general, la gente no dejaba de escuchar las canciones que
sonaban en ocasión tan señalada. Eso sí, todo eran discos de vinilo y cintas de
casete, es decir, el formato físico era obligado. Así, quienes tengan ciertas
edades recordarán sin mayor esfuerzo algunos de los títulos que sonaron
insistentemente y que fueron algo así como la banda sonora de unos momentos
inolvidables. Por ejemplo, puede decirse que nadie que entonces tuviera uso de
razón habrá olvidado aquel ‘Libertad sin ira’ de Jarcha, uno de los temas
centrales de aquella aventura. Además, en aquel inolvidable 1977 hicieron
fortuna cantantes patrios de música ligera y melodramática como Camilo Sesto,
Miguel Gallardo, Perales, Ana y Jhonny, Pablo Abraira, Miguel Bosé o el
entrañable Demis Roussos; ¡qué fuerte sería escuchar hoy todos aquellos
éxitos!, casi siempre volcados hacia aquel fenómeno típico del primer
post-franquismo llamado ‘destape’, y cuyos títulos lo dicen todo: ‘Otro ocupa
mi lugar’, ‘Y te amaré’, ‘Gavilán o paloma’, ‘Mi buen amor’, ‘Desnúdate’,
‘Morir al lado de mi amor’. También tenían público otro tipo de grupos, como
los de temática humorística, los rumberos y los del incipiente rock andaluz con
Triana al frente. Asimismo, triunfaron
aquel año superventas mundiales como Supertramp con su aún fresco ‘Give a
little bit’, Chicago y la todavía sugerente ‘If you leave me now’, o el refrito
titulado ‘Rockollection’ que se inventó el francés Laurent Voulzy.
Afortunadamente
había mucho rock entonces, de modo que los que ya estaban en el ‘rollo’ tenían
no poco que oponer a toda aquella amalgama de cantantes de lágrima fácil, de
lamento amoroso e insinuaciones libidinosas. La música punk ya había estallado,
lo que significaba que el rock estaba rompiendo con su pasado, pero por aquí
casi nadie se enteró, al revés, los más iniciados seguían dejándose la melena
larga y desaliñada y ‘alucinando’ con el rock sinfónico, el hard-rock más
académico, el rock progresivo… Claro que casi siempre los discos de estos
géneros se editaban con retraso, de manera que cada elepé tenía una vigencia
bastante larga y se seguía escuchando después de que el grupo en cuestión
hubiera editado el siguiente.
Incluso
en aquella España del 77 se escuchaban, aunque no fueran superventas, grandes
éxitos mundiales como el imperecedero ‘Hotel California’ de los Eagles, el
delicioso ‘Living next door to Alice’ de Smokie, el irresistible ‘Go your own
way’ de Fleetwood Mac, el siempre bienvenido ‘More tan a feeling’ de Boston …,
canciones que sonaban no tanto en la radio como en los coches de choque, billares
(salas de juego con billar, ping pong, máquinas pinball) y en los bares que
tenían aquellas ‘jukebox’ o sinfonolas que, a cambio de una moneda, te permitían
escuchar un par de temas; claro que tenían que competir con Abba, Donna Summer,
Umberto Tozzi, Bonney M…
Tal
vez no muchos, pero ya había jóvenes españoles (con o sin derecho a voto) que
ya habían descubierto a Queen y que, dos años después, seguían fascinados con
las milagrosas canciones de ‘Una noche en la ópera’ e incluso del siguiente ‘Un
día en las carreras’. En este sentido también se recordará que los que ya
vivían en el universo del rock seguían escuchando los elepés históricos de
bandas históricas, como Status Quo, Jethro Tull, Pink Floyd, los Purple, los
Zepellin o los Acédecé, y nadie con tocadiscos carecía de Beatles, Stones, Who,
Creedence y otros que ya estaban ahí en los sesenta…Se sabía del cadencioso
reggae de Bob Marley y de la elegancia de Bowie, los virtuosos Yes o Emerson,
Lake & Palmer empezaban a ser vistos como el pasado aunque aún había muchos
que levitaban con sus extensos pasajes instrumentales; sólo unos pocos
iniciados habían escuchado a Patti Smith y casi nadie sabía de la existencia de
Elvis Costello o Ramones.
Y
una difícil para quienes hace cuatro décadas ya tenían un conocimiento profundo
de la cosa y una gran curiosidad por el rock español, el cual buscaba su sitio
y su estilo: ¿Alguien recuerda al grupo Azahar y su primer disco, ‘Elixir’,
editado ese año y cuyos primeros ejemplares tenían la portada impregnada en
aroma de azahar?
Era
una España abierta a novedades en todos los campos, también en el de la música,
puesto que empezaban a escucharse todas las canciones, todos los grupos que
triunfaban en el resto del mundo, y no sólo los superventas de la canción
melódica. De aquella histórica ocasión se recuerda, sobre todo, la atmósfera
campechana y el buen rollo que se respiraba, tanto en las calles como en los
barrios del rock. Y un último detalle, los grupos de entonces huían de la
política como de la peste…
CARLOS
DEL RIEGO
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