Cincuenta años después el sargento no ha perdido su fuerza. |
Hace justo medio siglo llegó a las
extintas tiendas de discos (donde se vendían elepés y singles que hoy mantienen
su encanto) una pieza que llamaba la atención desde el primer vistazo. La
carátula del ‘Sgt. Pepper’ obligaba al comprador a detenerse ante él, a mirar
con curiosidad; luego se entregaba el ejemplar al dependiente y uno se iba a la
cabina de audición, donde se escuchaba durante unos minutos… Tras este proceso,
todo el mundo salía de la tienda con la bolsita, deseando llegar a casa,
colocar el recién llegado en el plato y escuchar muy atentamente, sin hacer
nada más que seguir la letra, revisar los créditos y observar cada detalle de
la portada, contraportada, interiores, hojas informativas… Era un ritual muy
satisfactorio, gratificante, placentero.
Hoy las cosas son muy diferentes, sin
embargo, lo importante, la música, las canciones, todo lo que el ‘Sgt. Pepper’ transmite,
perdura sin variación. Quien tenga un mínimo interés (y una edad) señalará de
memoria sus cinco o seis temas favoritos, y todos estarán acertados. El caso es
que aun se siguen desvelando pormenores, detalles y anécdotas en torno al
‘Sargento Pimienta’, lo que le proporciona un mayor resplandor. Por ejemplo…
El productor George Martin reconoció
que, durante las sesiones de grabación, Paul ponía continuamente el ‘Pet
sounds’ de los Beach Boys, y que sin éste, “el Sgt Pepper no hubiera sido como
es”. Es decir, el excelente álbum de los californianos tuvo una influencia
decisiva sobre el de los ingleses. Lo curioso es que el propio Brian Wilson
afirmó que su ‘Pet sounds’ había sido concebido y materializado bajo la
apabullante influencia del…’Rubber soul’ de los Beatles.
El bueno de Ringo tuvo la suerte de ser
el solista de la inolvidable ‘With a little help from my friends’, pero no le
fue fácil. En principio el tema comenzaba diciendo “¿Qué harías si cantara
desafinado?, ¿te levantarías y me tirarías tomates?”, pero este segundo verso
no le gustó al batería, pues recordaba que años antes George había declarado
que le gustaban unas golosinas y el público empezó a lanzárselas al escenario; entonces
Ringo dijo que si cantaba ese verso la gente le tiraría tomates en cada
concierto, por lo que se negó a grabarlo. Lennon y McCartney accedieron a
cambiarlo y la cosa quedó en “Qué pensarías si cantara desafinado. Te
levantarías y me dejarías solo”. También es sabido que a Ringo Starr le
preocupaba bastante hacer la voz solista en ese tema; una noche, casi al
amanecer, cansado, decidió irse a casa, pero en las escaleras oyó a Paul
diciéndole que era un buen momento para grabar la voz, su voz. Ringo dijo que estaba
hecho polvo y se iba a la cama, pero los otros tres insistieron en que se
quedara, y John le pidió con una gran sonrisa “Vuelve y canta para nosotros” (¿quién
podría resistirse a esa llamada?). Ringo volvió y cantó, con sus compañeros a
su alrededor animándole, ayudándole, y no se fueron hasta que consiguió entonar
esa última nota con la que termina la canción y que se le resistía (según
cuenta el ingeniero Geoff Emerick). Evidentemente, mereció la pena.
Paul escribió ‘She's leaving home’
después de leer la noticia de que una chica de 17 años se había largado de casa
sin decir nada, sin llevarse nada. Despareció, sin más. La prófuga había huido
con un tío que trabajaba en un club nocturno, pero regreso sólo 10 días
después. Lo que McCartney no sabía entonces es que él había conocido a esa
chica cuatro años antes, durante un concurso de imitadores en la televisión en el
que el propio Paul era juez. ¡Qué coincidencia!
Unos días antes del lanzamiento oficial
del disco (1-VI-67), la BBC ya había censurado una canción, la magistral ‘A day
in the life’, ya que, según la emisora, promovía “una actitud permisiva hacia
el consumo de drogas”; el problema estaba en que los censores entendían que la frase “encontré el camino
escaleras arriba y fumé” era una alusión explícita; asimismo, también vieron
referencias a la drogadicción en el verso “Cuatro mil agujeros en Blackburn, Lancashire”,
que podría referirse al brazo de un yonqui… Pero si en la BBC se la cogían con
papel de fumar con esa canción, en algunos países de Asia se entendió que
también incitaban a consumir drogas otras dos, ‘Con una pequeña ayuda de mis
amigos’ y, claro, ‘Lucy en el cielo con diamantes’; las tres fueron suprimidas
del álbum en las ediciones de Malasia, Hong Kong y otros lugares… Es oportuno
añadir que George Martin señaló que sí había referencias a las drogas, y citaba
como ejemplo el verso que se cierra el álbum (excepto la bromita final): ‘Id
like tu turn you on’, que más o menos es “me gustaría encenderte”.
Esta fabulosa composición, ‘A day in
the life’, fue grabada exclusivamente de noche; al parecer, durante la primera
sesión de grabación la cosa se alargó, por lo que al día siguiente se
levantaron tan tarde que la jornada de trabajo hubo de comenzar a las tantas…,
tendencia que continuó durante todo el tiempo efectivo de grabación del tema, unas
35 horas, que si se compara con las menos de 10 que requirió todo el ‘Please
please me’…
Libros de memorias, entrevistas,
reportajes, documentales…, hay infinidad de trabajos y referencias a este disco
excepcional que, ya cincuentón, sigue causando admiración. Una reedición
monumental con abundantísimo material inédito está a punto de sumarse a la
celebración de esta efeméride. Pasado tanto tiempo, sólo queda cuadrarse con un
enfático ¡A sus órdenes mi sargento!
CARLOS DEL RIEGO
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