Según parece, el control que se hacía en Rusia no era para perseguir el dóping. |
En los tiempos del Muro de Berlín los aficionados al
deporte olímpico, sobre todo en especialidades como atletismo o natación, se
admiraban con los resultados obtenidos por la RDA, la Alemania que estaba al
este de dicho muro. Muchos de los actuales y dudosos récords de carreras,
saltos y lanzamientos siguen en poder de atletas de aquellos años, la mayoría
de países de más allá del ya desaparecido telón de acero, pero también los hay de
deportistas del bloque occidental; en todo caso lo de la RDA ya entonces saltaba
a la vista. En aquellas épocas la Unión Soviética y sus aliados eran mundos
impermeables, de modo que aunque se tuviera la sospecha, no existía ninguna
prueba; los controles, además, iban muy por detrás de los laboratorios donde se
investigaba sobre sustancias que mejoraran el rendimiento. Con el paso del
tiempo y la caída de los muros las cosas cambiaron, los atletas quedaron más
expuestos y se crearon las agencias antidopaje nacionales e internacionales.
Así, hoy es muchísimo más difícil hacer trampas, de manera que los tramposos pueden
ser señalados en el acto o avergonzados y obligados a devolver su gloria años
después.
Lo descubierto ahora en Rusia es un auténtico plan
estatal de dopaje bien organizado y dotado con fondos y recursos suficientes;
sin embargo, los conjurados no tuvieron en cuenta que toda conspiración es más
fácil de desvelar cuanta más gente haya involucrada, lo que hace suponer que el
estallido del escándalo era cuestión de tiempo.
El caso es que un abogado independiente, el
canadiense Richard McLaren (especialista en Derecho Deportivo), ha llevado a
cabo una investigación seria que ha contado con la confesión del que fuera
director de la Rusada; ésta es la agencia rusa que tenía que perseguir el dopaje,
pero en realidad se dedicaba a encubrir los positivos de los atletas con mejores
expectativas. El mencionado director ha contado cómo se producía el trasiego de
frascos de orina desde la Rusada a un edificio anejo de la FSB (el Servicio
Federal de Seguridad, heredero del KGB), donde eran convenientemente
manipulados; también se da cuenta de atletas que, al aparecer los comisarios
internacionales anti doping en sus entrenamientos, no paraban de correr hasta
salir del estadio…; ¡y qué decir de los supuestos fontaneros que tenían acceso libre
a los laboratorios que custodiaban las muestras de orina!
El informe Mclaren señala que el atletismo y la halterofilia
son los deportes con más tramposos entre los deportistas rusos (más de cien
están pringados en cada disciplina); lo que llama la atención es que también se
hayan demostrado casos de dopaje entre los paralímpicos, e incluso en el vóley playa…, aunque
lo más sorprendente es que también se hayan drogado practicantes de ¡curling! No
es que no haya embusteros y tramposos en cualquier lugar del mundo, que los
hay, sin embargo, la singularidad de este caso es que, a diferencia de la
práctica habitual, lo que se ha demostrado en los deportistas rusos es que el
dopaje ya no es cosa del deportista, su médico y su entrenador, sino que el
asunto es masivo y está perfectamente organizado y planificado. Muchos afirman
que todo es un montaje, algo así como una confabulación interplanetaria contra
Rusia (lo curioso es que algunos de quienes esto sostienen continúan pensando
en la Federación Rusa como si fuera el bastión del comunismo, cuando en la
actualidad es un auténtico paraíso del capitalismo más salvaje). Sin embargo, cuando
la Usada (la Agencia Estadounidense Antidopaje) persiguió a Lance Armstrong
hasta que confesó todos sus engaños y manipulaciones, nadie denunció conjuras
antiamericanas…; además, bueno sería recordar a otros de sus compatriotas,
atletas sobre todo, que fueron desenmascarados gracias a la agencia estadounidense,
como Marion Jones, que tuvo que devolver cinco medallas olímpicas, además de
otras de grandes campeonatos y abundantes premios y recompensas. Es necesario
recordar, además, que lo revelado por el investigador no es tan inesperado: por
un lado se venía hablando de ello desde hace años, con muchos atletas rusos
denunciados y suspendidos y otros que denunciaban el montaje; y por otro,
ninguno de los cientos de deportistas señalados por el informe ha negado.
Asimismo hay que tener presente otros factores, como
que Rusia sigue siendo una de las primeras potencias mundiales, lo que quiere
decir que si pruebas tan concluyentes acusaran a países de menor entidad,
seguro que ya estarían sancionados. Por otro lado, en caso de que haya
suspensión para la delegación rusa al completo, es fácil prever que los
dirigentes de la nación más extensa del mundo promoverán boicots a próximos
eventos deportivos… Y, por último, seguro que hay jugadores, ciclistas,
nadadores o atletas rusos limpios, por lo que castigarlos también a ellos sería
injusto e indeseable.
Conviene recordar que los Juegos Olímpicos se han
visto sacudidos por presiones de todo tipo desde hace mucho: la entrada de los
tanques soviéticos en Budapest significó la negativa de varios países (entre
ellos España, lo que impidió una medalla casi segura para el malogrado gimnasta
Joaquín Blume) a participar en Melbourne 1956 al ser admitida la URSS; tampoco
acudieron naciones árabes en protesta por la política de Francia, Inglaterra e
Israel en la zona; e incluso China rehusó acudir a causa de la admisión de
Formosa como independiente. Desde entonces y hasta Barcelona 92 hubo de todo:
boicots políticos, terrorismo, muertos en la calle, amagos y amenazas de
retirada… El caso de la trampa masiva, organizada y programada desde arriba es
otro golpe más a los juegos.
Sí, los JJ OO se han visto muy zarandeados. Y eso
que surgieron (hace más de 2.700 años) como tiempo de tregua. Ojala Río 2016 deje
un buen recuerdo.
CARLOS DEL RIEGO
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