'No pierdes nada cuando pierdes a un falso amigo', cantaba Joan Jett |
La política es una de las mayores causas de
desavenencia entre personas. Política es la decisión de alejarse del resto de
Europa que han tomado los ingleses (V-16), y también lo es la actividad de los partidos,
sobre todo con elecciones por medio. Sea como sea, la política suele provocar
el enfrentamiento que conduce a la separación. El universo del rock, siempre
dispuesto a poner ritmo a cualquier sentimiento profundo y apasionado, ha
tratado el doloroso asunto del cisma con profusión; cierto que la mayor parte
de las rupturas con partitura de este género son de índole sentimental, pero
también se ha ocupado de otros tipos de desuniones.
Abundantes autores de pop, rock y derivados han
abordado el “ya no quiero saber nade de ti” (palabras que algo más de la mitad
del Reino Unido ha dicho alto y claro) desde diversos puntos de vista; esas
canciones reflejan simplemente el fin del amor, el de la amistad o el de cualquier
relación personal. Sea como sea, parecen apropiadas para momentos en los que el
desacuerdo y el repudio han asaltado las portadas de todos los medios de
información. Se pueden seleccionar infinidad de melodías que hablan del
“márchate” o del “me voy para siempre”; aquí van algunas de las más meritorias
y reconocibles.
Como es sabido, cuando Fleetwood Mac grabó su
superventas ‘Rumours’ (1977) estaban todos sus miembros a la greña, sobre todo
entre maridos y mujeres. Por eso, el evocador y exitoso ‘Go your own way’ (algo
así como ‘vete por tu camino’) parecía de obligada composición. “Amarte no es
lo mejor que puede hacerse”, dice, y añade “¿cómo puedo hacerlo si no quieres
nada de mí?”, así que “puedes largarte por tu propio camino”. Sí, sin duda la
cosa va de tirarse los trastos a la cabeza uno a otra y otra a uno pero, bien
mirado y cambiado la palabra ‘amarte’ por ‘acompañarte’, esos versos podrían
ilustrar perfectamente la salida británica de la Unión Europea.
Lo contrario es lo que sugiere el clásico de Maurice
Williams & The Zodiacs ‘Stay, just a little big longer’, ‘Quédate, sólo un
poquito más’. Publicada en 1960, esta melodía ha traspasado décadas a través de
múltiples versiones; realmente la intención de ese ruego es muy adolescente,
pues es el chaval el que, más o menos, le dice a la chica ese juvenil: “quédate
aunque sólo sea otro ratito, lo que digan tu padre y tu madre no importa, por
favor quédate y echemos otro baile”… En este caso es difícil imaginarse a los
gerifaltes de Bruselas suplicando a los de Londres: “quedaros y sigamos
bailando juntos”.
De hecho, lo que dirían desde la UE a UK sería más
al estilo agresivo de Ramones con su despectivo ‘Glad to see you go’, o sea,
‘Encantado de verte marchar’. E incluso como el insuperable ‘Hit the road Jack’
con el que el genial Ray Charles obtuvo un enorme éxito en 1961; el texto es
explícito: “toma el camino y no vuelvas nunca más, nunca más, nunca más”, y por
si no quedara todo bien claro, luego explica que en caso contrario,
“empaquetaría mis cosas y me largaría yo”. También la rocosa cantante y
guitarrista estadounidense Joan Jett dijo algo al respecto y con intenciones
parecidas; fue en su no muy conocido ‘Fake friends’ (1983), en el que
sentenciaba “no pierdes nada cuando pierdes a un falso amigo”…, gran verdad
que, fácilmente, estarán mascullando los europeos despechados.
Una forma desconcertante de ver el abandono de la
casa común es la que cuenta McCartney en el ‘She´s leaving home’ que The
Beatles incluyeron en el prodigioso ‘Sergeant Pepper’ (1967). Basada en la
historia real de una adolescente que abandona su casa dejando una nota a sus
padres, esta maravillosa canción contiene un glorioso estribillo con un diálogo
de lo más emotivo: “Ella (le dimos lo mejor de nuestras vidas) se va (sacrificamos
nuestras vidas) de casa (le compramos todo lo que pudimos)”. Expresa la
sorpresa por la huida, la incomprensión, el no saber por qué…, un poco como la
defección británica.
Finalmente parece oportuna la amistosa ‘Why can´t we
be friends?’ (1975) de los estadounidenses War. Ese ‘¿Por qué no podemos ser
amigos?’ se repite insistentemente a lo largo de la pieza, como si el
protagonista pretendiera que su interlocutor se cansara de escuchar la
tonadilla y aceptara el ofrecimiento de amistad; asimismo afirma que “el color
de tu piel no me importa, puesto que podemos vivir en armonía”. No parece, sin
embargo, que la postura endogámica de la mitad de los hijos de Albión pudiera
cambiar tras escuchar tan afectuosas palabras.
¿Cómo hay que tomarse este infantil ‘ya no te
ajunto’ de los britis? ¿Como el raycharlesiano
‘vete y no vuelvas nunca más’? ¿Cómo el suplicante ‘quédate y echemos otro
baile juntos’? ¿O como el conciliador ‘por qué no podemos ser amigos’?
CARLOS DEL RIEGO
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