Dylan ha escrito varias canciones sobre la muerte, la más célebre es 'Knockin´ on heaven´s door', de la película Pat Garret & Billy the Kid. |
Los protagonistas de la época gloriosa del rock han llegado
ya a esa edad en que se empieza a pensar muy en serio sobre la muerte. Aunque
no pocos de ellos llegaron a su meta siendo jóvenes, la mayoría resiste bastante
bien cerca de los ochenta…, la mayoría, pues es fácil enumerar las bajas más
recientes: Prince, Bowie, Emerson, Lemmy…, y más recientemente (VI-2016) un
fantástico secundario como el guitarrista Henry McCullough (compañero de
McCartney y muchos otros) o el español José Luis Armenteros (autor de numerosos éxitos en castellano).
Además, estos días se leen noticias como que Rick Parfitt, de Status Quo, está
asomado al más allá tras un ataque al corazón; y que el cantante tejano Meat
Loaf fue ingresado tras desmayarse durante un concierto; o que la mutante Cher
ha visto cómo la enfermedad que contrajo hace treinta años la tiene a un paso
del desenlace final.
No puede extrañar que los que escriben canciones
también le dediquen alguna al momento en que cae definitivamente el telón. Si
se habla de temas tétricos Joy Divison acude raudo a la memoria, pues muchas de
sus composiciones (a pesar de que Curtis jamás quiso explicar de qué iban)
tratan el asunto mortuorio en alguno de sus versos; ¡y qué decir de las portadas
de sus discos! Pero hay muchísimo rock & roll cuyo texto se centra
específicamente en el hecho fúnebre, ya sea en el de otros o en el propio.
Por ejemplo, resulta imposible escuchar el ‘Tears in
heaven’ de Eric Clapton sin recordar que la escribió tras la muerte accidental
de su hijo de 4 años; en realidad, ¿qué puede hacer un músico ante tal
tragedia?, la respuesta es fácil: música, una canción. Así, ‘Lágrimas en el
cielo’ contagia la tristeza infinita del padre que entierra a su niño (¿puede
haber algo peor?). El virtuosismo de ‘Mano lenta’ se vuelve aquí emoción
descarnada, sincera, profunda, pero también resignación y esperanza: “¿Sabrías
mi nombre si te viese en el cielo? (…) Más allá de la puerta hay paz, estoy
seguro (…) Debo ser fuerte y seguir adelante, porque (aun) no encajo aquí en el
cielo”. La delicada melodía, acompañada por esa acústica magistral, el bajo, el
steel guitar… Bueno, es verdaderamente difícil sujetar las emociones cuando se
escucha una obra maestra con tanto corazón. Conmovedora.
En el otro extremo está la mucho más bruta ‘Hell´s
bells’ de los eternos AC DC. Las campanas a muerto dan paso a un toque de
guitarra inconfundible para cualquier iniciado en esto del rock. Y suelta la
nueva voz, a gritos, verdades como puños: “Aun eres joven pero vas a morir (…)
no perdonaré ninguna vida, nadie se resiste (…) voy a atraparte, Satanás te
atrapará”. Da la impresión de que es como si la Parca estuviera al servicio
Pedro Botero. Ritmo y sonido son en esta pieza los constantes en toda la
trayectoria de la banda de los Young, no hay variación…, ni nadie la
espera.
El prolífico Bob Dylan ha escrito varias veces sobre
el momento postrero. Tal vez la más recordada, versioneada, canturreada y
escuchada sea la excelente ‘Knokin´ on heaven´s door’. Compuesta para una peli
del oeste, el comienzo no puede ser más elocuente, ya que el sheriff acaba de
recibir un tiro y dice: “Mamá, quítame la insignia, no puedo usarla más (…)
está muy oscuro para mí, me siento como si estuviera llamando a las puertas del
cielo”. El insistente estribillo (“llamando, llamando, llamando a las puertas
del cielo”) entra tan fácilmente que no hay modo de dejar de tararear…
Sorprendentemente elegante es el ‘Wake me up when september
ends’ de Green Day. Es una lenta melancólica en la que B. J. Armstrong recuerda
la prematura muerte de su padre cuando él tenía diez años. “Como mi padre vino
se fue (…) despiértame cuando termine septiembre”; y luego contiene versos tan
emotivos como “nunca olvidaré lo que perdí (…) empapado en mi pena otra vez”. El
autor contó, además, que como su viejo murió en septiembre, él no quiso saber
nada hasta que este mes terminara…
Neil Young rinde tributo a uno de sus músicos y a un
amigo, ambos muertos por sobredosis, en su tremendo ‘Tonight is the night’.
No puede faltar la inmortal ‘Don´t fear the Reaper’
de los inimitables Blue Oyster Cult. Alguna vez se dijo que contenía un mensaje
suicida, como si ese “no temas a la muerte” animara a darle la mano a la de la
guadaña. Sin embargo, en realidad habla de ella como inevitable, y de que, por
tanto, no hay que temer ese momento. Atípica en el sonido y ambiente de la
banda, se ha convertido en un título emblemático que se escucha con agrado en
todo momento…, incluso tal vez en ese tan indeseado.
Y tampoco puede olvidarse el ‘Show must go on’ de
Queen. Cuando Freddy estaba a unos meses de morir grabó este tema como
queriendo decir que pase lo que pase ‘el espectáculo debe continuar’. Cuentan
que, durante las sesiones, apenas podía caminar, y que nadie se explica de
dónde sacó energía suficiente para cantar. “Por dentro mi corazón se rompe (…)
pronto daré la vuelta a la esquina (…) el espectáculo debe continuar” decía
cuando ya tenía la certeza de que nada podía evitarle doblar esa esquina.
La muerte es, sin duda, uno de los temas sobre los
que más se ha escrito desde que se inventó la escritura (hace más de cinco mil
años), y en los tiempos del rock & roll no ha variado esa inclinación. Lo
mejor es hacer caso a Benjamin Franklin cuando decía “No desperdicies tu
tiempo, pues es la materia de la que está hecha la vida”.
CARLOS DEL RIEGO
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