domingo, 17 de abril de 2016

LED ZEPPELIN Y EL ETERNO ASUNTO DEL PLAGIO En los mentideros y lugares donde se habla de rock se ha comentado, con apasionamiento pero sin sorpresa, la noticia del juicio que se va a seguir contra la canción ‘Starway to heaven’ de Led Zeppelin.

Led Zeppelin tiene ya el feo sambenito de copista, pero aunque haya tomado de unos y otros para 'inspirarse', el que esté libre de ese pecado....
Así es, un juez en California ha admitido a trámite la denuncia interpuesta contra el grupo inglés, al que se acusa de haber plagiado la entrada de su exitosa canción, que según el magistrado presenta excesivas similitudes con ‘Taurus’, pieza del grupo Spirit. Hay que recordar que éste dejó de existir hace mucho, que el autor de la canción supuestamente plagiada, Randy California, murió hace veinte años (de hecho han muerto tres de los cinco miembros originales), que Randy nunca reclamó ni exigió nada por este asunto, y que quien ha puesto en marcha el proceso ha sido el que fuera representante de Randy Wolfe (su verdadero nombre).

Que Led Zeppelin (especialmente su guitarrista Jimmi Page) cimentó su leyenda fusilando el talento de algunos de los más grandes ‘bluesmen’ estadounidenses es algo de sobra conocido por todo interesado en el mundillo del rock. Infinidad de veces se han demostrad los plagios perpetrados por el emblemático guitarrista; muchas veces tomaba frases melódicas enteras a las que sólo modifica el tempo, otras copiaba versos enteros, algunas calcaba palabra por palabra hasta el título de la obra imitada, en ocasiones se limitaba a modificar ligeramente la letra y, en fin, las más, agarraba de aquí y de allí, retocaba, redecoraba, ponía un nuevo título y ya está: tema nuevo listo. Él y su colega-cómplice Robert Plant daban una diferente ambientación a lo que achicharraban, le añadían arreglos diferentes, cambiaban el ritmo y, con sonidos diferentes, presentaban la canción como propia… En el mejor de los casos podría decirse que se trataba de algo así como una variación sobre el original, y en el peor que era poco menos que una fotocopia.   

Sí, los Led Zep atracaron a músicos y grupos de todo tipo como Moby Grape, Jake Holmes, Little Richard o Procol Harum, pero su debilidad eran las entradas, riffs y secuencias melódicas de algunos de los grandes clásicos del blues como Otis Rush, Muddy Waters, Bobby Parker, Willie Dixon …, ¡hasta se atrevieron con Robert Johnson! Claro, en su época resultaba muy difícil que alguien cayera en los parecidos (en algunos casos evidentes, y en otros, mucho más ocultos), pero con el paso del tiempo y la posibilidad de escuchar prácticamente todo en cualquier momento, los abundantes ejemplos de la apropiación indebida perpetrada por Page y Plant se han convertido en vox pópuli. Sin embargo, precisamente en el proceso de ‘Taurus’ contra ‘Starway to heaven’ la cosa se presta más a la discusión…, en fin, que las pruebas de plagio no parecen tan flagrantes, tan evidentes como en otros. Es más, se puede afirmar que, en realidad, no se parecen tanto; de las tres partes en que se estructura la ‘escalera’ sólo hay problema con la primera, con la entrada, mientras que las otras dos no presenta indicios demasiado sospechosos; y además en esos primeros compases ambas muestra una acústica y un fondo etéreo, sí, pero las similitudes terminan ahí, pues las guitarras desarrollan líneas melódicas muy distintas… Un elefante y un ratón tienen un 90% de genes similares, y sin embargo se parecen muy poco.

De todos modos el rock & roll está lleno de episodios similares más o menos evidentes: en ocasiones una gran canción se inspira en unos segundos de otra (algo aceptable), pero hay otros en que se arrasa con largos minutos del original. Así, Chuck Berry tomó un toque de piano de una pieza de Louis Jordan (de 1946) y lo trasplantó, acorde por acorde, a su ‘Johnny B Goode’ para construir esa famosa entrada de guitarra; luego  John Lennon se adueñó alguna frase de una de Chuck Berry para hacer su excelente ‘Come together’; Oasis (o sea, los hermanos Gallagher) han tomado prestados de Lennon y McCartney innumerables pasajes para otras tantas canciones…, y así sucesivamente. En otras palabras, el universo del rock está saturado de denuncias, sospechas y evidencias de robo de versos y melodías; y de las acusaciones no se libra casi nadie, desde Michael Jackson hasta George Harrison, desde The Doors hasta ZZ Top. ¡Y qué no habrán hecho los grupos españoles! ¡Y qué no se habrá hecho con las infinitas construcciones melódicas que dejaron los compositores clásicos!, ¿cuántas sinfonías, sonatas o arias han sido, seguro, cortadas y pegadas?

Afirman los eruditos que en los siglos gloriosos de la música clásica era práctica habitual tomar algún pasaje firmado por otro y desarrollarlo según ideas propias. Y al parecer, al autor original no sólo no le parecía mal, sino que se sentía halagado por el hecho de que otro quisiera basarse en su trabajo y darle nueva ambientación, perfeccionarlo, enriquecerlo, llevarlo por caminos diferentes… Más aún, algunos expertos sostienen la teoría de que Cervantes se inspiró en una obra anterior (una que hablaba de un tipo que se vuelve majara por leer demasiado) para componer el arranque de su colosal creación, y no por eso se puede hablar de plagio. Todo gran artista, de hecho, toma inspiración de otros artistas que le precedieron y da el siguiente paso.

Claro que una cosa es tomar impulso apoyándose en algo ya hecho y luego correr por propia cuenta, y otra es hacer toda la carrera subido a hombros de intelectos ajenos… En cualquier caso, y a pesar de que ya tiene el sambenito encima, la aportación de Led Zeppelin, más allá de haber dado una vuelta de tuerca (o toda la rosca) a obras de anteriores autores, queda fuera de discusión.


CARLOS DEL RIEGO

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