Se cuenta que Murry Wilson, padre de tres Beach Boys y tío de otro, dejó sordo de un oido a Brian (arriba) tras golpearlo en la cabeza con un palo. |
La grandísima mayoría de los que tienen hijos son,
más o menos, buenos padres, de esos que se limitan a repetir aquello de “¡tu
habitación está hecha una pocilga!”, o “¿cómo llegas tan tarde?” e incluso el
inútil “¡no se te ocurra beber ni fumar!”. Pero aunque minoritarios, hay padres
malvados y canallescos, algunos de los cuales nunca están en casa y otros, los
peores, se quitan el cinto a menudo para medir
las espaldas del pobre infante: aquellos son los papás ausentes, éstos los
absolutamente odiosos. La música rock (y géneros afines) ha hablado mucho del paterfamilias, ya fuera para remarcar su
bondad o para relatar la diferencia generacional, para rememorar sus enseñanzas
o para señalarlo con el dedo acusatorio. De este modo, el inventario de
canciones que tiene a papi como centro de atención resulta interminable, pero
siempre se pueden recordar unas pocas.
Una pieza recurrente al tratar el asunto es el
clásico del soul-funk ‘Papa was a rolling stone’ que popularizaron The
Temptations en 1972; es un caso extremo, pues trata del niño que nunca ha visto
a su ‘viejo’, y cuando pregunta a su madre por él, ella le explica que los
abandonó porque era un golfo, un holgazán que jamás les dio nada, un mal tipo
que se fue para siempre. Pero para papás malos, los de ‘Tommy’, la excelsa obra
de The Who publicada en 1969; en ella los progenitores cometen una maldad, el
chico lo ve y ellos se gritan que ni ha visto ni ha escuchado ni dirá nada, con
lo que el pobre se queda ciego, sordo y mudo (todo aficionado sabe de qué va
esta ópera rock). Anecdótico (por lo inusual) es lo que plantea el ‘Gonne daddy
gonne’ de Violent Femmes, pues aquí es la hija la que se va a por tabaco y…
Sin embargo, es el páter ausente el que más
describen los escritores de canciones: es el ajeno al hogar, el que nunca tiene
tiempo porque siempre estaba fuera, el que jamás pasa un rato con el chaval y,
claro, éste crece con esa espina clavada. Dos temas verdaderamente excelentes dibujan
esta situación. Una es el clásico ‘Old man’ de Neil Young, maravillosa y
sencilla composición cargada de emociones y melancolía country e incluida en el
inspirado ‘Harvest’ de 1974. Resulta que el padre del genio canadiense era
periodista deportivo, por lo que pasaba mucho tiempo fuera de casa; Neil era un
niño cuando el señor Scott Young, durante uno de sus continuos viajes, se lió
con ‘otra’ (fuera una pelandusca o una señora muy respetable), la madre se
enteró, seguro que no le sentó muy bien y se divorció; es lógico suponer que
todos esos sucesos no le hicieron mucha gracia al futuro cantante... El tema
habla de un padre (‘old man’ es un modo familiar de referirse al ‘viejo’ en
Usa) casi siempre ausente y un hijo que, paradójicamente, se va dando cuenta de
que cada día se parece más a él, y además, como él, está sólo y necesita tener
a alguien al lado.
Pero hay otro tema que refleja mejor que ninguno la
cuestión del páter ausente: el ‘Cat´s in the craddle’ del estadounidense Harry
Chapin; este poco conocido cantautor neoyorquino de folk-rock logró un enorme
éxito en 1974 con esta excelente y amarga canción; se cuenta que está basada en
un poema de su esposa (hija de un político que raramente estaba en casa), y que
Harry (muerto en 1981) la escribió pensando en su propio hijo; incluso declaró:
“esta canción me asusta mortalmente”. La letra habla de un hombre de negocios
siempre demasiado ocupado como para hacer caso a su retoño; en sus versos se
lee: ‘¿Cuándo vendrás, papa?, no sé, pero cuando vaya estaremos muy bien’; la
canción sigue y en ella pasa el tiempo hasta que llega un momento en que el
padre se jubila y nunca sale de casa, sin embargo, ahora será el hijo el que
nunca va por allí, y entonces es el viejo quien pregunta ‘¿cuándo vendrás a
verme?’, ‘no sé’, responde su vástago, ‘pero cuando vaya estaremos muy bien’.
Se cumple así una frase que el niño le decía al principio de la canción: ‘Voy a
ser como tú, papá, sabes que voy a ser como tú’. ¿Es puro resentimiento o,
simplemente, la inercia de la vida?
El progenitor pegón e iracundo es el que refleja el ‘I´m
bugged at my old man’ (algo así como ‘Estoy molesto con mi viejo’) de The Beach
Boys. Alejándose de la playa, el sol, el surf y las chicas, esta canción muestra
un padre absolutamente indeseable, un tipo malo de verdad: te encierra en tu
habitación (‘y clava tablas en mi ventana’), te deja sin comer y, peor aún, te
vende la tabla de surf y te rapa mientras duermes. Se cuenta que con esta pieza
los hermanos Wilson quisieron vengarse de su padre y manager, Murry Wilson, un
tiparraco violento, gritón y colérico que, de niños, les voceaba, humillaba y atizaba
por sistema.
Lo normal, lo más habitual es que se tengan buenos
recuerdos de papá, pero desgraciadamente siempre hay chichos y hombres que
tienen poco o nada bueno que recordar…
CARLOS DEL RIEGO
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