Lou Reed y el productor Mick Ronson en aquellos años |
Con total seguridad, desde que las primeras especies
del género homo caminaron por el este de África, no ha pasado un día sin que los
bípedos implumes miren hacia arriba preguntándose qué habrá allá. Hoy, esa
fascinación por el espacio sigue tan presente en las personas como cuando
aquellos primeros hombres alzaban su vista, temerosos, a la inmensidad. De
hecho, las noticias sobre Marte o sobre posibles planetas similares al nuestro,
o las informaciones e imágenes que envían los ingenios terráqueos que viajan
por el Sistema Solar e incluso más allá ocupan lugares de privilegio en los
medios de comunicación y son tema de conversación entre todo tipo de público.
Por otro lado, precisamente tal día como hoy, 4 de octubre, de 1957 el hombre conseguía
que un artefacto terrestre, el Sputnik (ideado por el genio soviético de la
investigación espacial, Sergei Korolev), saliera por primera vez en la historia
de la atmósfera y se adentrara (aunque apenas fueran mil kilómetros) en la
oscuridad espacial.
Los músicos de rock, como no podía ser de otro modo,
tampoco podían resistirse al embeleso y fascinación que produce el universo.
Por eso, son numerosísimas las canciones que, casi desde los albores del
género, tienen el espacio y sus inmensidades, sus objetos y sus maravillas como
fuente de inspiración. Si se piensa en rock y cosmos David Bowie se presenta
con varias piezas: ‘Space odity’, ‘Starman’, ‘Is there life on Mars?’…;
asimismo, Pink Floyd con ‘Interstelar Overdrive’, Astronomy domine’ y otras; y
también Steve Miller Band (‘Serenade’, ‘Space cawboy), Rolling Stones (‘2000
light years from home), Elton John (‘Rocket man’), REM (‘Man on the moon’), Kraftwerk
(‘Spacelab’) y muchos más, incluyendo nombres de menor enjundia como los
divertidos Rezillos y su ‘Flying saucer attack’ o el alemán Peter Schilling con
su homenaje al héroe de Bowie ‘Major Tom’. Y la lista podría alargarse más y
más.
Pero si hubiera que quedarse con tres melodías espaciales,
bien podrían ser la deliciosa ‘Satellite of love’ de Lou Reed, la preciosa ‘39’
de Queen y la imperecedera ‘Across the Universe’ de (claro) The Beatles.
El neoyorquino Lou Reed es uno de los autores
imprescindibles de la historia del rock; posee discos emblemáticos y no pocas
de sus canciones han traspasado barreras temporales e incluso generacionales.
Pero además de ‘vicios’, ‘paseos por el lado salvaje’ o ‘días perfectos’, el ya
desaparecido artista dejó partituras de rara delicadeza, como esa exquisitez
titulada ‘Satellite of love’ que apareció en aquel prodigio de 1972 titulado
‘Transformer’. Con piano, guitarras discretas y unos coros muy simples, Bowie y
el genial Mick Ronson (productores) consiguen dar un brillo deslumbrante a una melodía
ya de por sí absolutamente luminosa. La letra combina el espacio: “los satélties
se fueron rumbo a Marte”, con introspecciones y filosofías ‘loureedianas’:
“cosas como esas me conducen fuera de mi mente”. De todos modos, los vuelos
espaciales de Lou Reed suelen estar muy anclados al hombre y sus pasiones y
deseos más ocultos. Sea como sea, la pieza tiene alma, cósmica o terráquea; en
todo caso es arrebatadora.
Hace nada menos que cuatro décadas Queen publicó su
álbum más aclamado, ‘A night at the
opera’. El tema ‘39’, que no es de los más célebres y tarareados del cuarteto,
fue escrito y cantado por el guitarrista Brian May (sin que falten esos coros
evocadores), y está dotado con una melodía preciosa que asombrosamente encaja
con cierto tono épico con resultados despampanantes. Dirigido por la acústica,
no faltan los elegantes toques de la exclusiva seis cuerdas de May. El texto (explicó
el propio autor) trata de alguien que vuelve tras un año de ausencia, pero al
llegar se da cuenta de que, en realidad, ha pasado mucho más tiempo, con lo que
todo lo que dejó ha cambiado o ya no está…, como en películas que todo el mundo
tiene en mente. “Nos fuimos por un tiempo, esto no puede ser, porque han pasado
muchos años y yo no he envejecido más que uno”, señala el hombre “que se
embarcó en una nave hacia el cielo”; no falta la poesía lírica y amorosa: “Los
ojos de tu madre me lloran a través de los tuyos”. Ciertamente no es de las más
recordadas de La Reina, pero todo el experto en esta monarquía la tiene como
uno de sus momentos únicos, de esos que gusta disfrutar en soledad.
Para muchos, sin embargo, la más sublime composición
con el universo como fondo la firman The Beatles: ‘Across the universe’. Idea
de John Lennon, tiene ese matiz de ingenuidad hippie tan característico en
aquella época (salió en 1970 en el álbum ‘Let it be’, aunque se grabó dos años
antes); asimismo, entrelaza el amor puro con la inmensidad espacial de un modo
indescriptible. La última estrofa es una muestra de la capacidad creativa y el
talento desbordante, incontenible, irrepetible de Lennon: “Sonidos de risas,
sombras de la Tierra vienen a mi mente incitándome e invitándome. Infinito e
inmortal amor que brilla a mi alrededor como un millón de soles que me llaman a
través del universo”…; paz y amor intergalácticos. La guitarra acústica es la
base sobre la que la voz del malogrado artista sobrevuela con una partitura
que, por increíble que parezca, sigue causando una emoción imposible de
sujetar… ¡casi medio siglo después! En cualquier caso, aseguran que el
inolvidable artista solía afirmar que esta era la composición de la que más
orgulloso se sentía. Como es sabido, la canción sí que viaja a través del
espacio, puesto que en 2008 fue transmitida hacia la estrella Polaris, que está
a 431 años luz de Liverpool, es decir, continúa atravesando el universo.
CARLOS DEL RIEGO
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