Cuando son ellos los objetivos del chiste, no les hace ni ... ros se ríen con esta muestra de libertad de expresión. |
Hay veces que el mismo hecho es calificado por la misma
persona de distinto modo: si afecta a sus correligionarios se considera de una
manera, y si la cosa tiene que ver con ‘los otros’ tiene diferente tratamiento.
Igualmente ocurre con ciertos hechos que se maximizan o minimizan según
interese: la cosa es una montaña o un grano de arena en función de la postura
política
Esto no ha merecido ni una palabra por parte de grupos feministas ni de políticos-as que como tales se tienen. |
Desgraciadamente, en los últimos meses están
llegando noticias escalofriantes de algunas zonas de Asia (en realidad de
cualquier región del planeta): unas adolescentes son secuestradas, violadas por
varios y finalmente asesinadas (ahorcadas); una mujer es ejecutada por su
marido (que anteriormente había liquidado a su primera esposa) y parientes de
éste a pedradas; una niña de trece años es muerta a palos por sus hermanos al
rechazar casarse con quien ellos querían… Tres simples ejemplos de una lista que
podría alargarse simplemente revisando los sucesos de las últimas semanas.
Asombrosamente, las feministas militantes europeas y estadounidenses, las
integrantes de los más combativos grupos feminazis, los partidos que siempre
están elevando la voz exigiendo ventajas para la mujer por el hecho de ser
tal…, mantienen la boca cerrada ante salvajadas semejantes. No hace mucho, un
político español se dejó decir (en campaña para las europeas) una majadería más
infantil que malintencionada, encontrando inmediatamente una respuesta airada
por parte de las mujeres del partido contrario, tanto que prácticamente
convirtieron aquella declaración en el leitmotiv de su campaña; sin embargo,
ninguna de esas mujeres que se sintieron tan ofendidas por un granito de arena
han elevado su voz para condenar aquella montaña de atrocidades que sucedieron
(suceden) en teocracias musulmanas, ninguna pidió micro para manifestar su
indignación y exigir duro castigo para los culpables. En pocas palabras, les
parece peor, infinitamente más espantoso, una declaración sin el menor
recorrido ni intención que el secuestro, tortura y asesinato de dos hermanas de
14 y 16 años. Tal desequilibrio es verdaderamente indignante, pues es una
muestra indiscutible de la catadura moral de aquellas mujeres de la política.
En las mismas están las integrantes de un grupúsculo
pretendidamente feminista pero que, en realidad, sólo busca el enfrentamiento,
la gresca, el insulto y la falta de respeto (de ahí al acto violento apenas hay
una zancada). Ciertamente estas mujeres se muestran dispuestas a casi todo
cuando el adversario es, en la práctica, inofensivo (como ha quedado
demostrado), de modo que chillan, se desnudan y piden libertad para matar bebés en los vientres de sus madres, cosa que
parece su única preocupación. Sin embargo, no sólo no se han desplazado a los
lugares donde las mujeres son tratadas peor que animales para hacer oír sus
quejas, sino que ni siquiera han organizado una manifa de protesta, una sentada
frente a la embajada correspondiente con la que condenar aquellas maldades o
una simple declaración a los medios para dejar bien claro que protestan contra
actos tan criminales como machistas; claro que para ello hay que tener coherencia
y ellas no están en eso, hay que tener valentía y coraje pero ellas sólo tienen
mala educación y zafiedad. Ellas se atreven con el más indefenso de los seres,
para el que piden pena de muerte si no interesa, pero se muestran cobardes si
tienen que enfrentarse a alguien que puede defenderse. En este caso desaparecen
de escena, como si no tuviera que ver con sus convicciones feministas, como si
lo que ocurra con las niñas de países lejanos no les afectara lo más mínimo.
¿Dónde están las aguerridas feministas y los
políticos que tanto gritaron?, ¿dónde los periódicos que los apoyan y que no
han publicado ni un comentario crítico contra la barbaridad cuando sobre el
desliz verbal vertieron ríos de palabras? Hipocresía, fariseísmo, cinismo.
Mucho menos trágico, mucho más chusco es otro caso
de ley del embudo. Resulta que unos políticos de izquierdas se han sentido
ofendidos cuando un programa de televisión (de esos de guasa y cachondeo) los
ha colocado bajo un cartel que dice ‘Trivagos’ (parodiando una empresa llamada
así pero sin la ese final). Los tales han exigido la retirada del programa y el
cese del periodista, hablan de ‘campaña’, de ‘desprestigio’, de ‘vergüenza’, de
‘difamación’. Sin embargo, cuando se han hecho idénticas chanzas con los de los
partidos de enfrente, no han visto ni campaña, ni vergüenza ni nada similar; en
fin que si hubiese sido en caso contrario hubieran reído el chiste y habrían
apelado a la libertad de expresión, pero cuando ellos son el objeto de la
burla, ésta se convierte en difamación intolerable y se olvidan de la libertad
de expresión.
Doble vara de medir, cinismo, ley del embudo,
relativismo moral: como piensan que tienen el monopolio de la verdad, ellos
deciden qué es ofensa y qué libertad, ésta si va contra los otros, aquella si
va contra ellos.
CARLOS DEL RIEGO
No hay comentarios:
Publicar un comentario