Las protestas contra este club de ricos y poderosos se producen en cada reunión, que evidentemente es cualquier cosa menos secreta |
Mucho
se habla del Club Bilderberg, generalmente para señalar las intenciones de los integrantes
de tan selecto círculo de ricos y/o poderosos, que se asegura no son otros que
el dominio y manipulación del mundo y sus habitantes. Estos días el asunto
vuelve a primera plana dado que se celebra ahora su reunión anual, y por eso los
foros arden con opiniones tremendamente beligerantes; todo el mundo habla y
opina, todo el mundo parece saber de primerísima mano los entresijos de los
asistentes, todos parecen conocer sin la menor duda de qué van a hablar (es
decir, son incluso futurólogos), cuáles son sus planes secretos y los medios
que pondrán en acción para lograr sus objetivos. Eso sí, nadie aporta la mínima
prueba, no hay quien señale datos irrefutables, no se encuentra ningún
argumento verdaderamente sólido, ninguna fuente de información (como máximo se
alude a uno de los integrantes del club que reveló esto o aquello, pero claro,
cualquiera puede tener esa fuente de información), nada de eso, todo se basa en
teorías conspiratorios a escala global, sospechas, presunciones, conjeturas,
hipótesis, suposiciones… Lo curioso del caso es que se lleva hablando años y
años de esta peña de banqueros, políticos, financieros y peces gordos en
general, hay libros (a destacar el de Daniel Estulín), artículos y reportajes
sobre el tema, pero casi ninguno es fiable, puesto que habitualmente se mezcla
lo cierto y probado con la suposición, y con el paso de los años se siguen
utilizando los mismos tópicos y leyendas, pero jamás se aportan datos fiables
más allá del dónde, cuándo y quién.
Echando
un vistazo a los comentarios de la noticia se encuentra que la gran mayoría de
los opinadores creen a pies juntillas que esos son los responsables de
prácticamente todos los males de este mundo, y defienden esa postura con uñas y
dientes, amenazando a quien se atreve a expresar opinión contraria, al que
llaman fascista asesino y a quien desearían “bolarle la cabeza” (sic)… Llama la
atención ver cómo quienes se creen dueños de la verdad total (como creían
Hitler o Stalin, Castro o Pinochet) se sienten los únicos para decidir quién
debe vivir porque piensa como ellos y quién no merece estar en este planeta por
discrepar; no atienden a ningún razonamiento ni, por supuesto, esgrimen
argumentos, sino que están tan fanatizados que, al menos de palabra, matarían a
quien no crea lo que ellos. No se dan cuenta, pero esa es la esencia del
fascismo: no soportar opinión contraria y estar dispuesto a todo para imponer
el pensamiento propio.
Volviendo
al Bilderberg, por un lado se dice que es una reunión secreta, sin embargo se
sabe dónde, cuándo y quienes se van a reunir, y los más osados adelantan de qué
se va a tratar e incluso cuáles serán las conclusiones y planes de acción a
seguir… Sea lo que sea y se hable de lo que se hable, esta reunión secreta es
poco secreta. Por otro lado, trazar conspiraciones entre 150 personas (por ahí
está la lista completa) es una imposibilidad matemática, sobre todo si es
imprescindible el silencio y el secretismo; si mantener la boca cerrada es
difícil con dos o tres en el ajo, imagínese con todos esos. Ah, el club tiene
una especie de oficina-cuartel general en Holanda, algo raro para un grupo
dedicado a urdir intrigas.
En
teoría, según lo que trasciende oficialmente, el Bilderberg es una especie de
cónclave de señorones engreídos y pagados de sí mismos procedentes de diversos
centros de poder que, lejos de sus ambientes, pueden hablar sin los
convencionalismos que impone el micrófono y sin el sometimiento que exige el
partido o consejo de administración. Seguro que hay camarillas que estarían
encantadas de imponer sus criterios en política, economía, sociedad, ideología…,
pero parece difícil que tantos se pongan de acuerdo en tanto, sobre todo
teniendo en cuenta que junto a derechistas confesos hay izquierdosos
irredentos, al lado de católicos a machamartillo se sientan ateos combativos, y
comparten mesa y mantel los partidarios del liberalismo y los que exigen más
presencia del estado. Sí, demasiada gente para trazar planes conspiratorios y
manipuladores. Es un poco como otras agrupaciones sectarias como la masonería o
el Opus Dei, que al igual que el club en cuestión sólo admiten a millonarios y
a figurones con poder de decisión (aunque casi siempre cuentan con algún ‘clase
media’ para enseñar). Cierto que a todos les gustaría imponer sus criterios y
modos de pensar, pero parecería muy tonto tratar de conspirar en público. El
Bilderberg más parece algo así como un simposio para discutir temas que (eso
sí) afectan a todo el planeta, pero pensándolo fríamente se antoja difícil de creer
que de ahí salgan líneas de actuación a imponer en todas las sociedades;
además, hay otros foros mundiales cuyo poder ejecutivo es mucho mayor.
Se
puede tener la seguridad de que existen complots, conjuras y confabulaciones con
fines manipuladores y de control de masas (sobre todo en el ámbito económico),
pero cuándo, dónde y quiénes se reúnen serán cuestiones verdaderamente secretas,
y se llevará a cabo la trama en ‘petit comité’ y sin que trascienda lo más
mínimo, sin que se entere ni el forero más enterado.
CARLOS
DEL RIEGO
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