jueves, 25 de abril de 2013

LAS ABSURDAS PALABRAS DE BAN KI MOON EN EL DÍA DE LA TIERRA Hace unos días se celebró el Día de la Tierra con, sobre todo, grandilocuentes declaraciones, propósitos bienintencionados y bonitas palabras, la mayoría de las cuales vienen de auténticos peces gordos (del ámbito político, social, intelectual…), entre los que está el Secretario de la ONU, el surcoreano Ban Ki Moon, que ha largado desatinos de ignorante sin el mínimo rubor

Este sonriente personaje, que jamás ha trabajado pie a tierra y siempre ha vivido rodeado de privilegios, muestra una increíble ignorancia e hipocresía.

No deja de llamar la atención que este señor realice proclamas ecologistas cuando gasta, consume y mancha como todo gran personaje de la política internacional: calcúlese cuánto ensucia cada vez que, junto a su séquito, toma un avión (coche, tren, barco), cosa que hace casi a diario, y piénsese que seguro que conecta calefacción y aire acondicionado cuando tiene frío o calor…

Pero lo peor son los disparates que Ban Ki Moon ha tenido a bien divulgar a los cuatro vientos. El primero es afirmar que “la Tierra está en peligro”, una falsedad en toda regla, pues quien está en peligro sería el modo de vida del ser humano y, en último caso, el propio ser humano, pero no el planeta. Parece increíble que quien ocupa cargo tan importante no sepa que la Tierra ha pasado por episodios infinitamente más catastróficos que el actual, y que ha sufrido agresiones internas y externas infinitamente más perjudiciales que todos los que le pueda ocasionar el hombre.

Todo el que tenga un mínimo interés por el tema habrá oído hablar de las grandes extinciones provocadas por monstruosos meteoritos que impactaron contra la tierra causando drásticos cambios climáticos, por pavorosas glaciaciones que bajaron metros y metros el nivel del mar, por colosales erupciones volcánicas en diversos lugares del planeta que afectaron al clima general…; quien tenga inquietud por estos asuntos sabrá de la gran extinción del Pérmico (hace 250 millones de años) que acabó con el 95% de las especies marinas y el 75% de las terrestres (vertebrados, insectos, plantas), de la del Devónico (360 millones de años) que borró al 70% de lo que vivía y que, afirman los expertos, duró unos seis millones de años, de la del Cretácico (hace 65 millones de años), en la que desaparecieron las tres cuartas partes de las especies, dinosaurios incluidos… Es decir, salvo que se empiecen a fabricar y detonar miles y miles de bombas atómicas, salvo que se desvíe un meteorito de 500 kilómetros para que impacte contra la tierra o salvo que se provoquen mil o diez mil erupciones volcánicas a la vez (¡cómo se harán estas cosas!), el hombre es actualmente incapaz de causar cataclismo medioambiental que pueda compararse a alguno de los que ya han sucedido; pero a pesar de todo lo sufrido, la Tierra siempre se ha recuperado, es más, decir como ha dicho Ban Ki Moon que “estamos poniendo en peligro la Tierra” es una muestra de soberbia, de egolatría, de altivez y vanidad humana, pues la fuerza del hombre jamás podrá compararse a la del planeta. En fin, que por mucha contaminación que esté vertiendo el hombre, por mucha destrucción de hábitats, gases nocivos, deforestación, desertización, basuras…, la Tierra terminará por imponerse, pues el tiempo está de su lado, mientras que el hombre (pretencioso y engreído como siempre) apenas supondrá un par de líneas en la historia geológica del planeta.

Lo que sí se está poniendo en peligro es la supervivencia y salud de muchos seres vivos (humanos incluidos) y, en todo caso, el actual modo de vida de la especie dominante, pero en ningún caso la vida ni, por supuesto, la propia Tierra.

También resulta hilarante la propuesta de este señor de proclamar los derechos de la naturaleza…; en pocas palabras, Moon pretende otorgar derechos a las piedras y las montañas, a los ríos, a los vegetales y animales (¿incluyendo insectos, amebas o ratas?), a los volcanes, maremotos y corrientes marinas…, que todo es naturaleza. Parece difícil entender que alguien como el Secretario de la ONU no comprenda que sólo pueden tener derechos las personas, únicos seres capaces de comprender qué son los derechos y los deberes que éstos conllevan. Lo que sí es evidente es la responsabilidad y obligación que el ser humano tiene para con animales y plantas y, en fin, para con el medio ambiente en general, al que debe cuidar, proteger y mantener en buenas condiciones para transmitirlo en el mejor estado posible a las siguientes generaciones. Por cierto, uno de los grandes causantes del evidente deterioro medioambiental es la obsesiva incitación al consumo que llevan a cabo las empresas de publicidad y propaganda que, estimuladas por la industria y el comercio, machaconamente inducen (casi obligan) a comprar, a gastar, a tirar, a volver a comprar…, a manchar, a contaminar, a infectar.
 
Por otro lado, este buen hombre es de los que ha visto siempre todos los problemas desde una posición de privilegio y seguridad, ya que dice su biografía que apenas terminados sus estudios recibió su primer cargo, y desde entonces ha ido empalmando uno con otro hasta llegar a Secretario de la ONU; o sea, Moon (al igual que su predecesor, el caradura Kofi Annan, que jamás consiguió solucionar nada) no ha trabajado jamás pie a tierra, nunca ha tenido que enfrentarse a los problemas cotidianos a los que se enfrenta a diario el ciudadano de a pie, y por esta razón jamás ha alcanzado el más mínimo resultado, de hecho sólo logró que se permitiera la entrada de la ONU en Darfur…, escaso beneficio a cambio de todo lo que este hombre cobra, gasta, consume y mancha. Eso sí, tiene muchos premios y doctorados por varias universidades, todos ellos “por su intento de pacificación…”, por sus reuniones con…”, “por sus esfuerzos en pro de…”, pero nunca por haber solucionado; y es que sólo en esos ámbitos se recompensan los intentos, cosa que está al alcance de cualquiera (todo hijo de vecino puede intentar) y, por tanto, tiene escaso mérito.

Será por eso que no se ruboriza al soltar absurdos como los que manifestó el Día de la Tierra.
           
CARLOS DEL RIEGO

martes, 23 de abril de 2013

ENVIDIOSOS, CELOSOS, RESENTIDOS El éxito ajeno provoca a veces en ciertas personas sentimientos de malestar, molestia por los logros de otro. Y da igual que el triunfador sea un perfecto desconocido o que se le tenga diariamente al lado: el envidioso no soporta que otro obtenga reconocimiento.

Los envidiosos sufren con el éxito del otro

Más de una vez se ha dicho o escrito que la envidia es uno de los deportes nacionales, pero realmente se puede asegurar sin temor a error que esta especie es común en todas las sociedades y en todas las latitudes, o sea, no es exclusiva de aquí o de allí. Las respuestas del envidioso suelen ser muy parecidas en todas partes, pues esa forma retorcida de digerir el bien del otro es internacional. Así, cuando alguien lleva a cabo un trabajo meritorio que finalmente resulta distinguido con un premio, los mediocres y mezquinos que están a su alrededor (casi siempre poniendo una hipócrita buena cara) no sólo no se alegran, sino que lo sienten como el que recibe una ofensa; y para ello no es necesario que existan rencillas personales previas. Generalmente esa pelusa verdosa nace y crece cuando el mediocre comprueba día a día cómo el de al lado va progresando en su obra, pues él se siente incapaz de poner en marcha cualquier proyecto, sabe de su propia mediocridad y escasez de espíritu, sabe que su pereza se impondrá a cualquier iniciativa y, por tanto, no soporta que otro sí sea capaz, no acepta que quien está a su lado tenga decisión, preparación, ganas, ilusión; y si al final llegan el aplauso y la victoria, la inquina se agiganta y se asienta definitiva e incondicionalmente en el fondo del alma del rastrero, que tratará de menospreciar siempre que pueda el esfuerzo y los frutos que éste proporciona. Pero asombrosamente, el que alcanza sus objetivos aun puede despertar más envidia si luego comparte su suerte con los compañeros, pues el celoso del éxito ajeno entiende la generosidad del triunfador como una burla, como un gesto de altanería y menosprecio: “míralo, viene aquí a restregarnos el premio, a hacerse el chulo y a mirarnos por encima del hombro”, suele maldecir entre dientes el que se alimenta de rencor. 

Envidiosos que tuercen el gesto cuando escuchan elogios para el que ha demostrado mérito hay en todos los ámbitos, y para reconocerlos no hay más que escuchar cómo restan valor a lo que hacen los demás a pesar de que ellos jamás emprenden nada, o cómo se alegran cuando le vienen mal dadas al objeto de sus rencores. “Bah, eso lo hace cualquiera, seguro que ha plagiado casi todo, ¡cómo serían los otros participantes!…” son algunas de las ocurrencias del innoble cuando un compañero logra recompensa tras haberse esforzado para hacer algo más que su estricta obligación; igual que “ya se lo dije, eso que estás haciendo no vale nada, no sé para qué te esfuerzas” y “me alegro que no saliera ganador porque lo que quiere es sobresalir, destacar y hacernos de menos a los demás” en caso de que no haya conseguido su objetivo.

Asimismo también se da ese sucio sentimiento hacia el triunfador incluso cuando no se le conoce ni de lejos, es decir, se produce animadversión y ojeriza a pesar de no tener relación con el envidiado y, por tanto, no existe la menor posibilidad de ofensa personal. Militan en ese ejército verde quienes insultan, desprecian, subestiman a personajes célebres que jamás han levantado la voz contra nadie. En este capítulo entran las fobias irracionales hacia aquellos a quienes la vida sonríe, haciéndose muy patente en deportistas, sobre todo en el fútbol (donde abunda el fanatismo más absurdo) pero no sólo; por ejemplo, en muchos foros de la red se vierte bilis contra los que alzan trofeos, como Nadal, Fernando Alonso, Gasol, Casillas, del Bosque…, haciendo de menos sus victorias, proclamando que son inmerecidas, defendiendo que otros (los perdedores) lo han hecho mejor y, por tanto, si aquellos han vencido se debe a los jueces, a las trampas…, y son capaces de mantener esta postura ante todos los triunfos por muchos que sean y por mucho que se extiendan en el tiempo.   

La tirria hacia el que sobresale gracias a su esfuerzo y capacidad (o sea, a sus méritos) surge porque el sujeto es así, de modo que puede enfocar sus deseos perversos hacia quien está más cerca o hacia el inalcanzable. ¡Qué razón tiene el refrán que asegura que si los envidiosos volaran muchos no tocarían tierra!, igual que ese pensamiento de Napoleón que dice que “la envidia es una declaración de inferioridad”.

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 21 de abril de 2013

HEAVY BRUTAL Este género musical jamás ha sido abandonado. Desde que se inventara esto del rock, su faceta más dura y agresiva siempre ha contado con sus héroes, sus emblemas, sus riffs y, por supuesto, sus incondicionales, cada uno de los cuales tiene, eso sí, sus temas y sus grupos. Aquí van tres representantes de tres épocas bien distintas

La atmósfera que se crea en un concierto heavy es..., es para vivirla.

El heavy metal es, por así decirlo, el padre, el origen de todos los subgéneros que pueden colocarse dentro del gran cajón que es el rock duro, ya sea death metal, hard, metal core, cross over, high energy rock… Da sus primeros pasos en los años sesenta, alcanza su madurez en los setenta y comienza su expansión por diversos caminos en los ochenta; desde entonces ha permitido infinitas variantes partiendo de una base común: poderosa, sólida, maciza sección de ritmo; guitarras en primer plano y casi siempre virtuosas, cargadas de rabia o dulzura, con distorsiones endemoniadas o ligeras como bailarina, y la mayor parte de las veces enardecidas, enloquecidas, trepidantes y atiborradas de adrenalina; un órgano o cualquier otro instrumento se encarga de completar los mínimos espacios que puedan quedar; finalmente, una voz potente, más o menos aguda y a menudo exagerada, épica, incluso trágica, pone el broche final. ¿El resultado?, algo así como una locomotora de sonido, algo que penetra, arrolla, contagia, transporta, eleva, excita, apasiona, provoca… Algo así es el heavy.

Todos los adeptos (con larga melena, cuero y botas o con pelo corto y gafas) tienen sus preferencias y favoritos, sus épocas doradas y sus mitos, sus solos y sus riffs, pero raro sería que hicieran ascos a cualquier pieza que pudiera definirse como ‘heavy brutal’. Y eso que el sonido grueso y pesado es asimilado de modo diferente por cada uno, igualmente que cada época, cada momento admite el cambio hasta cierto punto, es decir, en los años sesenta el rock más duro tal vez fuera el de MC 5, en los setenta los hoy edulcorados Aerosmith manufacturaban sonido burro, violento, y en los ochenta tal vez fueran The Cult quienes dieron el siguiente paso en ese camino salvaje.



MC 5 fue un grupo de trayectoria rápida; formado a mediados de los sesenta y disuelto a principios de los setenta, lanzaron tres álbumes y dejaron para la posteridad un sonido tan cafre que bien puede decirse que abrieron dos puertas, la del heavy y derivados y la del punk. Su apabullante disco de debut, ‘Kick out the jams’, es una auténtica bandera para adeptos e iniciados, sobre todo ‘Ramblin´ Rose’ y la homónima del LP. Ésta es algo así como un compendio de los recursos, tics, maneras y manías que han sido ejecutadas miles de veces en otros tantos escenarios. En el vídeo aparecen patadas al aire, guitarrazos exagerados, desplantes, alaridos y palabrotas, sonido cafre, alardes guitarreros por los suelos…, todo ello era una novedad en su momento, como demuestran la enorme sorpresa (y rechazo) que causaron. La pieza arrolla desde el primer momento, engancha, subyuga, pincha…, piénsese que está grabada en 1968, pero si se dice que es del año pasado nadie se sorprendería, pues aparece (excepto en el capítulo del sonido) con todo lo que hay que exigirle a un grupo heavy. Tres de sus (legendarios) integrantes no volverán a subirse a un escenario, pero dejaron auténtico heavy brutal.



Aerosmith es tenido actualmente por un grupo más bien ‘light’ y con demasiada atención a la baladita melosa, sin embargo en aquellos emocionantes años setenta del siglo pasado Aerosmith regalaba energía heavy en estado puro. En escena desde hace más de cuatro décadas, el inagotable grupo de Boston se ha mantenido en primer plano casi desde sus inicios, lanzando discos con bastante regularidad (en total 15), han girado innumerables veces por todo el mundo y en todo este tiempo se han erigido en auténticos guardianes de las esencias del estilo. En su segundo álbum (‘Get your wings’, 1974) incluyeron una particular, hiperenergética, granítica versión del tema ‘Train kept a-rollin’; ésta había sido escrita ¡en 1951! por tres músicos de jazz y convertida al rock & roll por el entrañable y malogrado Johnny Burnette cinco años más tarde para su (claro) Rock & Roll Trío. Desde entonces se han hecho innumerables adaptaciones (de Led Zeppelin a Metallica), pero ninguna como la de Aerosmith. Comienza con un solo de guitarra que da paso a una cadencia pesada, compacta, sobre la que se sube la voz del bocazas de Tyler que, al poco, vuelve a dejar el protagonismo a la guitarra para, al minuto y medio, producirse un cambio escalofriante, emocionante, casi estremecedor, uno de los momentos más heavy de toda la historia del heavy, algo que hay que experimentar (sobre todo en la versión de estudio). El tema evoluciona siempre por los cánones del género y con continuos primeros planos sonoros para la Fender. El final creó escuela. Por cierto es evidente que son los años del Glam. Gran ejemplo de heavy brutal.

The Cult surgió de las cenizas del punk y el rock gótico, y durante los años ochenta del siglo XX permanecieron fieles al rock duro (estilo clásico) a pesar de que el viento soplaba de otro lado; de hecho, en esos momentos de teclados chillones, hombreras y posturitas eran considerados como unos ‘brutos sin nada de clase’ (en USA fueron mejor entendidos). Separado y reunido varias veces, The Cult siempre se ha basado en una guitarra capaz de poner patas arriba al más frío; han publicado muchísimos álbumes (de estudio, en vivo, recopilaciones mil…) y singles, siendo en este formato cuando publicaron su inmortal ‘She sells sanctuary’ en 1984. Como no podía ser de otro modo, la cosa se inicia con una guitarra tranquila pero amenazadora, y de repente, la locomotora sónica, las guitarras permanentemente rabiosas, enloquecidas, obsesivas, con una base tipo estampida de búfalos y una voz desafiante, agresiva, aguda. El tema mantiene una tensión casi insoportable de principio a fin, impidiendo el relax o el descanso. Absolutamente brutal.

Pasan los años, las décadas, las modas y tecnologías, los gustos y los usos, pero el heavy metal siempre ha tenido, tiene y tendrá legión de incondicionales que responden inevitablemente a la vibración de las seis cuerdas de acero. Algo tendrá cuando, sea el que sea el estilo que domina las listas, el rock duro y pesado mantiene ese poder de seducción sobre los que entienden esta música como algo más que música.   
  
CARLOS DEL RIEGO


jueves, 18 de abril de 2013

LA DISPARATADA TEORÍA DEL ‘AUTOATENTADO’ Cuando se produce un acto terrorista, como el reciente de Boston, siempre aparecen iluminados que sostienen que ha sido organizado por los poderes públicos para…, hacerse la víctima, promover el odio, instalar una atmósfera de miedo que justifique reducción de derechos…, ideas disparatadas que se encuentran con facilidad

Aunque parezca increíble, hay quien está convencido de que el atentado de Boston ha sido obra del gobierno de USA. Grotesco.

Un par de días después del atentado terrorista perpetrado durante el Maratón de Boston no se ha producido reivindicación del mismo, por lo que aun no se tiene idea de quiénes han sido sus autores. Lógicamente las especulaciones recorren los foros a toda velocidad, de forma que se suceden las conjeturas, hipótesis, sospechas y, por supuesto, las fabulaciones más disparatadas.

La mayor parte de quienes aventuran posibles culpables del brutal ataque piensan que han sido terroristas islamistas o fanáticos ultras del país; sin embargo también abunda la especie de que ha sido un ‘autoatentado’, es decir, hay quien está convencido de que las bombas se colocaron por orden de las más altas esferas de Estados Unidos (la Cia, el Fbi, el Pentágono) con el fin de desatar el miedo de la población, aumentar las ventas de armas, impulsar mayores presupuestos para el ejército o preparar el terreno para nuevas intervenciones armadas. Este modo de pensar no es nuevo. Cuando se produjo el atentado contra el expresidente Aznar (abril de 1995) hubo muchos que afirmaron que, dado que Eta tiene gran experiencia en este tipo de actos, el hecho de que el entonces presidente saliera casi ileso es evidencia suficiente para concluir que aquello fue un montaje urdido por el propio Aznar para hacerse pasar por víctima y justificar medidas policiales y represoras. Pero lo mejor del disparate es que aun hoy hay quien sigue manteniendo esta absurda teoría y la pone como ejemplo de que lo del Maratón de Boston ha sido un ‘autoatentado’; de nada sirve que se haya identificado el grupúsculo que ejecutó el plan (el comando Madrid) y que se haya reconstruido todo, desde el cómo se hizo hasta el plan de huida, en base a pruebas irrefutables, pero da igual, los defensores de la teoría autoconspiratoria no quieren ver la realidad. Incluso a pesar de que hoy se conoce a los autores materiales, espirituales y financieros del ataque a las Torres Gemelas, no son pocos los que continúan ‘autoencerrados’ en la cárcel del autoengaño.

Y así, este grotesco modo de pensar recorre los foros internacionales provocando airadas respuestas y encendidas muestras de indignación (tal vez sea eso, exclusivamente eso lo que deseen: que alguien les haga algún caso). Sin embargo este método tan desconcertante se ha utilizado en algunas ocasiones por líderes políticos manipuladores e indignos. Durante algunos momentos de la Revolución Francesa los políticos del partido moderado (los mal llamados girondinos) fueron perseguidos, acosados e incluso agredidos por masas enloquecidas, y cuando denunciaron tales hechos en aquel parlamento, uno de los líderes del partido jacobino, Jean Paul Marat, afirmó que ellos mismos, los moderados, habían pagado a las turbas para que los agredieran y poder así presentarse como víctimas ante la opinión pública… ¡y hubo quien se creyó a pies juntillas tan disparatada patraña! De igual modo, durante los años en que más asesinatos cometía la banda mafiosa Eta, un infausto político nacionalista llegó a declarar algo así como “¡qué bien le vienen los atentados al partido X, cuánto beneficio sacan a las bombas que les ponen!” Lo dicho, sencillamente grotesco.

Lo malo es que siempre habrá quien se trague los disparates más estrambóticos por muchos pinchos y verrugas que tengan. 
                       
CARLOS DEL RIEGO

martes, 16 de abril de 2013

REPÚBLICAS ESPAÑOLAS, DOS TRISTES HISTORIAS CON FINAL INFELIZ Se sienta uno republicano o no, hay que admitir que las dos experiencias habidas en España se desarrollaron y finalizaron entre caos y violencia, a lo que contribuyeron todos, no sólo unos

Los dibujantes de la época explicaron con exactitud cómo funcionaba
 la Primera República.

Todos los 14 de abril se producen múltiples manifestaciones que piden la instauración de la república en España, aunque en realidad se ven tricolores y proclamas a favor de la tercera a lo largo del todo el año. Lo curioso del caso es que la mayoría de los que se dicen republicanos lanzando vivas a la ‘res publica’ y mueras a la monarquía están convencidos de que el advenimiento de ese sistema equivaldría al fin de todos los problemas, creen a pies juntillas que todo cambiaría (para bien) cuando el jefe del estado sea elegido y no designado; sin embargo, lo cierto es que todo seguiría igual: los mismos partidos seguirían disputándose los mismos votos, el mismo poder y los mismos escaños, los ministros y los parlamentos no se moverían un milímetro de su estado actual y los políticos seguirían haciendo como hasta la fecha, mientras el ciudadano continuaría con sus rutinas sin que en su vida cotidiana influyera el nuevo sistema. La única diferencia consistiría en que si hubiera un presidente de la república pertenecería a uno u otro partido, o sea, miraría con unos ojos al suyo y con otros al contrario, mientras que el rey ha de ser neutral, objetivo, ajeno a la lucha partidista; respecto al coste, piénsese que en dos o tres décadas habría que pagar a cuatro, cinco, seis ex presidentes, sus sueldos, escoltas, chóferes, secretarias, oficinas, automóviles, combustibles, viajes…


Otro error en el que suelen caer quienes se dicen republicanos es pensar que república equivale a izquierdas y que las derechas no tienen cabida en la república, pero durante la Segunda (igual que en la Primera) hubo formaciones y parlamentarios de uno y otro signo, e incluso algunos de los que tomaron parte en la conjura conocida como ‘Pacto de San Sebastián’ militaron en partidos republicanos de derechas (por ejemplo Alcalá Zamora, Miguel Maura). Y por otro lado, en los países más tradicionalmente republicanos (Estados Unidos, Francia) existen, conviven, se alternan y gobiernan los de un lado y los de otro… Claro que todo esto de derechas e izquierdas no pasa del plano teórico, ya que las diferencias de acción entre unos y otros podrían superponerse sin apenas diferencias significativas, y sólo la valía y honradez (¿) personal marcaría las distancias.

Por otro lado, España ha tenido dos repúblicas con resultados calamitosos, por lo que más vale no olvidar tales experiencias, ya que el pueblo que olvida su pasado… La Primera (1873-74) duró poco más de año y medio, pero tuvo tiempo para colocar a cuatro presidentes y ocho gabinetes ministeriales (incluyendo los de la República Unitaria del general Serrano), alguno de los cuales duró un par de semanas. Se vio asolada por guerras (carlista, en Cuba) levantamientos populares (revuelta cantonal), inestabilidad política indescriptible (“… estoy hasta los cojones de todos nosotros”, dijo en catalán Figueras) y una situación general ingobernable.

La Segunda tomó el poder tras un monumental fraude electoral; como es sabido se convocaron elecciones municipales (para elegir sólo alcaldes y concejales) pero los interesados las convirtieron en generales; finalmente, en el cómputo total ganaron los monárquicos, pero como los partidos republicanos lograron mayoría en las ciudades, adujeron que quedaban anulados los resultados de los pueblos porque allí los ciudadanos estaban influenciados por los curas o los terratenientes (que es más que posible), de forma que así lograban vencer en las elecciones; como puede verse, se trata de un pucherazo, de una trampa, de algo muy cercano al clásico pronunciamiento…, es como si un equipo pierde el partido pero afirma haberlo ganado porque sus goles se consiguieron desde fuera del área, es decir, se inventa una regla muy conveniente a posteri (de hecho ni siquiera se publicaron los resultados oficiales). El caso es que el nefasto Alfonso XIII, amenazado, no quiso poner en pie de guerra a sus partidarios en el ejército y se largó. Pero lo peor fue el total desgobierno en que vivió España aquellos días, sobre todo los últimos años: había continuos enfrentamientos callejeros entre socialistas y sindicalistas, entre comunistas y anarquistas, entre falangistas y socialistas y, en fin, entre este y aquel grupo…, y asaltos a comisarías (con represiones-venganzas descontroladas) y domicilios particulares, linchamientos públicos, asesinatos, palizas, motines, huelgas y manifestaciones violentísimas, amenazas y extorsiones, asaltos a comercios, atracos, intentos de golpe de estado (‘sanjurjada’ se llamó a uno, ‘revolución’ a otro)…; y a ello se pueden añadir las quemas de iglesias y conventos (que supusieron la pérdida de edificios histórico-patrimoniales, bibliotecas valiosísimas e innumerables obras de arte). Pero lo peor era la inacción del gobierno, no se investigaba, no se detenía a nadie, es más, se permitía prácticamente todo sin intervención de los encargados de mantener el orden; cuenta Pío Baroja que él mismo vio una quema en Madrid en la que participaban activamente veinte o treinta energúmenos mientras la multitud miraba, y también que había un cuartel de la Guardia Civil a unos cuantos metros del lugar de la incineración, de modo que el escritor pensó que con que llegara media docena de civiles la cosa se terminaba en el acto, pero nadie apareció, como si hubiera órdenes de dejar hacer. En fin, impunidad absoluta, anarquía total, la ley de la selva. Luego llegaron los dos asesinatos: Castillo y Calvo Sotelo, y todo acabó en catástrofe. Como afirma el hispanista Stanley Payne, “en aquella España no había buenos y malos, todos eran malos”.

Tanto el primero como el segundo intento se desarrollaron de modo caótico, embrollado, violento, cainita, y llegaron a un final previsible. Al menos la Primera se instauró sin trampas (más o menos), y no cambió la bandera para incluir un morado cuyo origen no pone de acuerdo las opiniones republicanas.

Quien quiera ser tricolor que lo sea, igual que el que prefiera sólo dos colores, pero sin empujar, sin insultar, sin prejuzgar y sin creerse posesor de la verdad total.

Y finalmente, guste o no guste, se vea con indiferencia o con malestar, un rey siempre concitará más atención a escala internacional que un presidente de la república. ¡Qué se le va a hacer!

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 15 de abril de 2013

ALGUNAS CANCIONES (SEMI) OLVIDADAS DEL POP ESPAÑOL Cada uno tiene su lista, cada uno tiene ‘sus’ canciones, pero existen algunas melodías en las que es raro que no converjan casi todo tipo de gustos y preferencias; algunas se recuerdan siempre, pero otras apenas asoman muy de vez en cuando.

Los Brincos dejaron muchas muestras de talento.

Cada cierto tiempo se elaboran listas de ‘las mejores’ de hoy, de la década, del siglo, de ayer o de siempre, y suelen ser canciones que impactaron en su tiempo, dejaron huella y permanecen muy vívidas en el recuerdo. Sin embargo, existen otras canciones absolutamente excelentes que, sin estar olvidadas, apenas emergen de un discreto segundo plano al que las ha relegado el favor del gran público; también aquí cada uno tiene su corazoncito, su pequeño rincón para canciones que poco a poco van desapareciendo de la memoria colectiva.

Hay muchas, muchísimas piezas que el pop nacido en la España de los sesenta ha ido regalando al personal en las décadas transcurridas desde entonces, y por eso podría elaborarse un catálogo por cada aficionado al pop español, y por eso la que para unos es melodía imprescindible para otros es una desconocida. Aquí va media docena de títulos que sobreviven al paso del tiempo sin perder frescura ni capacidad de atracción, unas permanecen y otras declinan.

‘Nadie te quiere ya’, Los Brincos. Esta preciosa, genial canción es de las que todo aquel que cuente una edad mínima jamás olvidará. Escrita por un talento extraordinario como era Fernando Arbex (muerto en 2003) en 1967, es un tema verdaderamente triste y dolorido. El arreglo es muy ‘beatles’ y cuenta con sus correspondientes coros y falsetes; las guitarras marcan con profundidad, hay solo de metal y, en fin, la pieza (de apenas un par de minutos) resulta cautivadora, hechizante, con un tono descorazonador que tiende siempre hacia abajo. El grupo (uno de los más importantes en la historia de la música en España) hizo muchos otros temas de éxito y popularidad, pero este tiene algo especial, esa atmósfera que envuelve a aquella obra de arte tocada por las musas. 45 años después de su edición sigue causando impacto. Maravillosa.

‘Cerca de las estrellas’, Los Pekenikes. Formado por músicos excelentes, este emblemático grupo será recordado por sus infalibles instrumentales y por las adaptaciones que hicieron de algunos de los temas de éxito internacional de los años sesenta. La pieza es atmosférica, espacial, ligera, enigmática, instrumentalmente riquísima, cargada de magia y misterio interestelar; fina y elegante como pocas, es una canción por lo que tampoco pasa el tiempo (escrita por Alfonso Sáinz también en 1968), pues aun resultando evocadora de aquella década, sus matices psicodélicos y su ambientación general podría envolverse hoy con decoración tecno…, y seguiría funcionando a la perfección. Si se escucha con concentración te lleva de viaje.

‘Todo tiene su fin’ es tal vez el tema más recordado de Los Módulos, aunque para muchos no el mejor. Es otro de los grandes momentos musicales del pop hispano de aquellos últimos años sesenta. Muestra todas las virtudes de uno de los mejores grupos de la historia de la música española al que nunca se ha dado la importancia que sin duda tuvo: composición inspiradísima, instrumentación deliciosa y ejecución precisa y llena de virtuosismo (eran unos músicos asombrosos), parte vocal cuidadísima, arreglos eficaces y variados, matices, detalles y particularidades llenos de imaginación y talento… La canción muestra influencias tremendamente vanguardistas, pues no se queda sólo en los Beatles y el pop británico, sino que se atreve con entornos psicodélicos y de rock americano, dejando bien patente que el grupo estaba en la punta de lanza de la música. ‘Todo…’ (escrita por Pepe Robles y Juan Antonio García Reyzábal) es una gran canción, pero quien desee comprobar por sí mismo puede revisar cualquiera de sus primeros tres álbumes, inmerecidamente desconocidos (y mucha atención a sus magníficas adaptaciones). Excelente creación.    

‘Mi calle’ pertenece igualmente al final de los sesenta pero tiene poco que ver con las anteriores; si grupos como Los Módulos, Los Brincos, Los Pekenikes o Los Ángeles eran al menos tenidos en cuenta e incluso admitidos por la España de aquellos años junto a Machín, José Guardiola, Bonet de San Pedro, Joselito, Lola Flores, Antonio Molina…, los catalanes Lone Star quedaban apenas para unos cuantos iniciados en el rock más cañero y visceral. De hecho, la banda del gran Pedro Gené (autor de la pieza) puede ser considerada como la pionera del rock español en el sentido más estricto, puesto que ya estaba haciendo versiones de Los Animals o Rolling Stones desde comienzos de los sesenta. ‘Mi calle’ bien puede ser considerada una canción protesta y reivindicativa: habla de la miseria en que vivían muchos y, casi de refilón, de lo milagroso que era acercarse a las chicas. Sus cambios de ritmo (unidos por la campanita) sorprenden y aparecen modernísimos, mientras la voz de Gené (demoledora en ‘My sweet Marlene’ o en ‘Adelante’, dulce y desgarrada en ‘Lyla’) suena potente y contenida; sus coros y arreglos de cuerda y metal tienen clase y mucha fuerza. Absolutamente imprescindible.

‘El hospital’ apareció en la cara B del primer single de Alaska y Los Pegamoides; es obra de Carlos García-Berlanga (uno de los mayores talentos que ha dado la música española en toda su historia) y Nacho Canut y apareció en el último año de la década de los setenta, 1980. El texto es deprimente hasta decir basta, claustrofóbico y desmoralizador, la melancólica voz de Carlos penetra y revuelve el interior provocando intensa emoción, mientras ritmo, arreglos, coros e instrumentación son de una simpleza, de un esquematismo casi insultante, pero a la vez de una eficacia total. El tema es sencillo, crudo, directo, fácil de asimilar, ideal para cantar a voces en cualquier momento, y también exquisito, refinado y, por fin, deliciosamente decadente. ¡Ya te libraste del pentotal y de los tubos de goteo, Carlos! Irrepetible.  

‘Cena recalentada’ es una composición cien por cien adolescente: cuenta la llegada a casa (tarde) del adolescente, que ha de aguantar la reprimenda y los gritos, la hermana picajosa, las amenazas del viejo, el castigo y, por supuesto, la cena recalentada; además, como no podía ser de otro modo, se critica y ridiculiza su aspecto (“¡mirad qué facha!”). El toque de piano del comienzo da paso a un ritmo vivaracho y a la voz siempre apasionada de Germán Coppini (autor junto a Teo Cardalda) que, quejumbroso, más que cantar parece recitar, pero al tiempo evoca la ingenua y primeriza aventura amorosa; muy pulida y terminada, la canción funciona tanto en ambientes íntimos como en espacios abiertos a todo volumen. Curiosamente es un título que se suele recordar con mucho cariño, ya que a ciertas edades es facilísimo sentirse plenamente identificado con el sufrido quinceañero. ¡Aquellos años!!
           
CARLOS DEL RIEGO

jueves, 11 de abril de 2013

EL AÑO SIN VERANO, UNA CATÁSTROFE CLIMÁTICA A ESCALA PLANETARIA Todo comenzó cuando el volcán Tambora entró en erupción entre el 5 y el 15 de abril de 1815. Expulsó tantos materiales y cenizas que el año siguiente mostró insólitos desajustes meteorológicos en casi todo el planeta


Ese es el aspecto del monstruo desde el espacio..., y sólo está dormido.
Lluvias excesivas seguidas de asfixiantes sequías, nevadas fuera de tiempo o inviernos calurosos. Además de ser el tema preponderante en las conversaciones de tienda y ascensor, el tiempo y sus variaciones inciden directamente en casi todas las actividades humanas. Sin embargo, es casi seguro que ninguno de los hoy vivos verá jamás un desajuste de los fenómenos meteorológicos tan drástico como el que sufrió el planeta en el año 1816, conocido como ‘el año sin verano’ (en algún sitio se le dice ‘el año de la pobreza’).El 5 abril del año 1815 el enorme estratovolcán Tambora, en la isla indonesia de Sumbawa, entró en una monstruosa erupción que duraría unos diez días (en realidad se prolongó hasta agosto) y que afectó al clima en gran parte del planeta. El Tambora tenía una altura de 4000 metros, un cráter de 60 kilómetros de diámetro y una profundidad de kilómetro y medio. Las explosiones fueron de tal calibre que el volcán perdió 1.200 metros de altura, y en total lanzó alrededor de 30 kilómetros cúbicos de roca, cenizas, aeorosoles, polvo, gases…, la friolera de un millón y medio de toneladas, la mayor erupción de la que se tiene noticia en los últimos 10.000 años (a día de hoy se reconocen con cierta facilidad huellas de vulcanismo histórico).
Después de la erupción del Pinatubo (Filipinas) en 1991, así eran los atardeceres en Arizona, USA.
 Se afirma que las explosiones se escucharon a 5.000 kilómetros de distancia y que en Francia la capa de cenizas alcanzó un centímetro. Los cuerpos más pesados terminaron cayendo pronto, pero las partículas más volátiles (roca pulverizada, gases carbónicos y sulfurosos y cenizas formaron una inimaginable masa de polvo) ascendieron hasta la estratosfera, donde se mantuvieron y se dispersaron por toda la tierra, de hecho se asegura que esas inmensas nubes de polvo dieron la vuelta al mundo varias veces, oscureciendo el sol durante días y días y provocando una caída de temperatura de varios grados alrededor del orbe; se ha encontrado polvo del Tambora en Groenlandia y en la Antártida.

Las consecuencias fueron apocalípticas y afectaron a todo el planeta, y aunque en muchos lugares nadie tomó nota escrita de los sucesos, en otras partes del mundo se recogieron los datos con bastante precisión. Por ejemplo, los capitanes de los barcos mercantes y militares británicos habían recibido poco antes la orden de anotar todos los sucesos relacionados con el clima que se produjeran durante su singladura, de forma que durante varios años llenaron cuadernos y cuadernos de incidencias climatológicas.
El británico William Turner pintó esta puesta de sol tras ver por sí mismo los brillantes y coloridos atardeceres que produjeron las partículas expulsadas por el Tambora.
En el primer momento murieron por causa directa e inmediata alrededor de 12.000 personas y otras 50.000 de hambre a causa de la pérdida de las cosechas…, y eso sólo en Sumbawa e islas cercanas; el consiguiente maremoto barrió islas y costas a más de mil kilómetros de distancia, estimándose la cifra de pérdidas humanas cercana a las 100.000. 

Pero los efectos aterradores de tan colosal erupción se vieron precisamente durante el verano del año siguiente, el de 1816, ‘el año sin verano’, durante el que la luz del sol apenas se vio. Las cosechas se destruyeron en todo el mundo provocando hambrunas generalizadas que dieron lugar a estallidos sociales, y se registraron nevadas en el ecuador y lluvias intensas en los polos. Tormentas de nieve en julio y agosto, ríos y lagos helados en pleno verano asombraron a los habitantes de Estados Unidos, que asistían perplejos a sucesos inexplicables (lógicamente no se tenía idea de lo ocurrido) que elevaron el precio de los alimentos a niveles inasumibles para la mayoría. Algo parecido sucedió en China, que perdió casi toda su producción de arroz, lo cual condujo inevitablemente al hambre; en zonas tropicales chinas heló y nevó aquel verano. En Europa (que estaba lamiéndose las heridas de las guerras napoleónicas) la desesperación de la población ocasionó revueltas en Inglaterra y Francia, donde las temperaturas en agosto rondaban los cero grados (igual que en Alemania), provocando pérdidas enormes y retraso de la cosecha de la uva hasta finales de año; en el centro del continente se produjeron tormentas catastróficas, con precipitaciones de pedrisco jamás vistas, a lo que se sumaron destructivas riadas que arrastraron a miles de personas, animales y casas; el frío también se cobró su cuota. Además, al no haber cosecha no había comida para los animales, lo que ocasionó la muerte de millones en todo el mundo. Asimismo se produjeron sorprendentes nevadas en el sur de México y en Guatemala… y además en verano. De España apenas se tiene noticia, sólo se sabe de algunas consecuencias de la catástrofe en la zona cantábrica; no hay que olvidar que Fernando VII había prohibido casi todas las publicaciones. La temperatura, en fin, descendió varios grados de media en todas las latitudes y se producían variaciones drásticas en pocas horas.

Curiosamente, suceso de tal calibre tuvo su incidencia en otros aspectos. Por ejemplo, se sabe que Suiza sufrió las iras del Tambora más que otros lugares de Europa; y allí estaban reunidos el poeta Shelly, la que luego fue su mujer Mary Godwin, lord Byron y otros intelectuales que, ante la imposibilidad de salir de casa durante semanas, idearon poemas y novelas, como ‘Frankestein’ de Mary Shelly. Del mismo modo, el paisajista inglés William Turner (uno de los grandes pintores del romanticismo) aprovechó las coloridas puestas de sol provocadas por el polvo en suspensión para pintar del natural unos atardeceres hermosísimos (sin tener ni idea del por qué de aquel color en el aire). También se sabe que, debido a la escasez de avena para animales de tiro, el inventor alemán Karl Dreis ideó el antecedente de la bicicleta, el velocípedo. Y en Austria, ante el imposible de reparar el órgano de una iglesia del pueblo alpino de Mariapfarr debido al infernal temporal que se cernía sobre la zona desde hacía semanas, el cura (J. Mohr) escribió una canción para que la cantara el coro acompañado sólo con guitarra; esa canción fue ‘Noche de paz’ (‘Stielle Nacht’). Cataclismo de tales dimensiones hubo de producir, por fuerza, todo tipo de consecuencias…

Si una erupción de chiste como la del Eyjafjalla de Islandia provocó caos aéreo y múltiples molestias en 2010, imagínese que ocurriría si el Tambora volviera a eructar tal y como hizo por estas fechas hace 198 años. El hombre lleva un siglo vertiendo a la atmósfera gases que producen esos mismos efectos, hasta que un día las magnitudes de esos gases se acerquen a lo que vomitó aquel monstruo indonesio. Entonces la tierra ‘disfrutará’ de más años sin verano.

CARLOS DEL RIEGO

martes, 9 de abril de 2013

MARGARET THATCHER Y SARA MONTIEL, DOS MUJERES QUE NO ESPERARON A LA PARIDAD PARA CONSEGUIR SUS METAS Se han ido de la mano dos mujeres que no esperaron eso de la paridad para hacer exactamente aquello que quisieron. Margaret Thatcher y Sara Montiel demostraron decisión, firmeza, convencimiento para realizar sus sueños.

Integridad, firmeza y seguridad en sí misma son las virtudes con las que Thatcher pasará a la Historia.
Foto para que otras la envidien, James Dean parece pasárselo de miedo con Sara, y se afirma que la manchega estuvo a punto de montar en aquel Porsche aquel día fatal.

Eran casi de la misma quinta y, aunque separadas en casi todo, Thatcher y Montiel coincidieron en vida en algo esencial: una personalidad potentísima. En realidad poco tenían que ver la una con la otra en aspectos como formación, inquietudes y deseos,  preferencias y, por supuesto, en belleza. Sin embargo, esas dos mujeres que se fueron casi de la mano estaban muy cerca en cuanto a las ganas e ilusiones derrochadas para conseguir lo que se propusieron.

La Thatcher entró en algo tan masculino en aquel momento como la política con apenas 30 años alcanzando su primer cargo con sólo 34, y eso aun en la década de los cincuenta del siglo pasado, época en la que era absolutamente insólito que las mujeres salieran de la cocina (salvo como enfermeras o maestras). Pero esta señora, la fortaleza y el aplomo personificados, no se detuvo un segundo en pensar que estaba abriendo camino, sino que una década más tarde ya era ministra y un lustro después mandaba en el partido conservador (los ‘torys’), convirtiéndose en la persona más poderosa de Inglaterra. Su actuación a partir de entonces es discutible y, como casi todos los mortales, muestra claros y oscuros. Pero lo que es absolutamente incuestionable es que tomó decisiones (buenas o malas) pensando exclusivamente en su obligación, y que llevó a término esas decisiones con una fortaleza, valentía y convencimiento verdaderamente asombrosos; recibió críticas razonadas e insultos desaforados, parabienes y elogios de sus partidarios y aliados y atentados de sus enemigos y detractores. Ni unas cosas ni las otras le hicieron variar su rumbo ni un milímetro. Acertada o equivocada (sin entrar a valorar sus posturas e ideas), siempre demostró ser una persona íntegra, de una pieza, sin dobleces, fuerte e inamovible como una roca, y apoyada en sus graníticas convicciones y en la legitimidad democrática se enfrentó a los poderosos sindicatos británicos y a los dictadores argentinos venciendo en ambas contiendas, de hecho, la caída definitiva del tiránico régimen de la junta militar se inicia cuando ella recoge el guante y les acepta el reto de las Malvinas (sin juzgar esta evidente muestra de colonialismo inglés); en fin que no le temblaba el pulso ni se le corría el rimel si había que optar por posturas de fuerza. Muchas otras de sus resoluciones resultaron trascendentales en el devenir de la segunda mitrad del siglo pasado, algunas claramente acertadas (el entendimiento con Gorbachov y su perestroika) y otras más que dudosas (el apoyo al dictador chileno Pinochet, quien se había puesto de su parte en el asunto Malvinas). La Thatcher siempre actuó con mano de hierro en guante de hierro al servicio de un único objetivo: el beneficio de su país. Muchos otros con mejores intenciones se quedaron siempre a medias por falta de eso que a ella le sobraba: arrestos, riñones. 
     
Sara Montiel (María Antonia Abad Fernández) también fue una mujer decidida, pero de otro modo. Y es que había que ser especial para que una joven manchega de Campo de Criptana se pusiera el mundo por montera y se largase a Hollywood en aquellos años cincuenta del siglo XX en España, cuando aquello de ‘Jolibud’ era Babilonia y los Estados Unidos la meca del pecado (recuérdese el discurso del cura en la imprescindible película ‘Bienvenido Mr. Marshall’); y allí se codeó con los más legendarios astros del cine; por cierto, en lo más duro de la guerra fría, en 1965, tuvo los bemoles de irse a actuar al ‘infierno’, o sea, la Unión Soviética. En realidad nunca fue ni gran actriz ni gran cantante, pero eso jamás le preocupó, pues sabía que todo el mundo la tenía por lo que era, una gran estrella. Fue su actitud ante la vida, a la que miró siempre de cara y con decisión, la que la mantuvo en ese lugar al que sólo acceden los que, sin que se sepa muy bien por qué, cuentan con la merced incondicional del público. ¡Cómo le hubiera gustado a la Montiel contemplar su funeral, escuchar los aplausos y observar el cariño y las lágrimas sinceras de la gente al paso del cortejo!

Sin la menor duda fueron dos mujeres bien plantadas, con distinta raíz pero con igual fortaleza, pues las dos alcanzaron sus metas sin tener idea de paridad. Eso sí, una era de una belleza deslumbrante y llena de encanto, atractivo, gracia, y la otra no.   

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 7 de abril de 2013

AQUELLOS AÑOS DEL GLAM ROCK El glam rock supuso una visión despreocupada de la vida, fue algo divertido e intrascendente, disparatado e incluso esperpéntico, pero también tenía (o pretendía tener) un punto de sofisticación y elegancia, aunque todo ello abrillantado con el barniz del sexo y el exceso; algunos de los que protagonizaron los años dorados del glam rock (del 70 al 74) están ya en los altares del rock

David Bowie y su guitarrista Mick Ronson, cien por cien glam.j

“Te has quedado en el 73 con Bowie y T Rex”, decía una canción escrita por Carlos G. Berlanga y Nacho Canut para Alaska y Dinarama en 1983. Entonces habían pasado sólo diez años del momento dorado del glam-rock, hoy son ya cuatro décadas desde que la moda en el rock imponía plataformas, botas altas, sombreros y peinados disparatados, estampados de leopardo, lentejuelas, purpurinas y capas y capas de maquillaje, coros atipladas y falsetes, guitarras muy potentes y ritmos cadenciosos y machacones, melodías simples y directas y textos voluptuosos, sensuales, despreocupados, hedonistas…; y para completar, ambientes exagerados, puestas en escena cargadas de teatralidad y dramatismo y, por supuesto, exceso, en escena y fuera de ella. Tales fueron las directrices básicas de aquel subgénero del rock aparecido al comienzo de la prolífica década de los setenta del siglo pasado, que sigue teniendo presencia significativa en numerosas bandas de todo el mundo (puede afirmarse que el punk no hubiera existido sin el glam, que el hard rock tomó muchos de sus elementos o que rock gótico es su heredero natural).

Después de la década hippy con su aura de trascendencia y sus proclamas de amor libre, la inquieta juventud del momento da un giro total y pone de moda la intrascendencia y la alegría de la vida disipada (en la Historia del Arte se produce algo parecido cuando el despreocupado rococó aparece tras el solemne barroco), del mismo modo que suple aquel amor directo y cotidiano por la relación sofisticada y retorcida, pícara y cortesana. En fin que se cambió la meditación trascendental por la ‘dolce vita’. Esta intención se plasmó en la música con el glam rock, y a pesar de que también se decía gay power, no hay que olvidar que glam viene a significar glamour, encanto, seducción, fascinación, lo que quiere decir que la apariencia de reinona que adoptaron no pocas estrellas del género fue mucho más pose que auténtico sentimiento homo (que también lo hubo). 

Los nombres más sonoros de aquellos años de vino y rosas son, claro, David Bowie y Marc Bolan. El primero aportando varios discos verdaderamente imprescindibles, sobre todo el inigualable ‘The rise & fall o f Ziggy Stardust & the Spiders from Mars’, un trabajo magistral en el que Bowie alcanza sus máximos de talento con piezas como ‘Lady Stardust’ (dedicada al mencionado Bolan), ‘Five years’ o la propia ‘Ziggy’. El segundo, líder de T. Rex, es en realidad quien tiene la idea y quien antes la plasma, pues su primer gran éxito, ‘Ride a white swan’, aparece a finales de 1970; después, el pequeño genio crea álbumes y canciones emblemáticos, llenas de gracia, elegancia, personalidad y encanto, a veces con matices más oscuros e inquietantes, otros con tonos más románticos; son creaciones como la poderosa ‘Metal guru’, la evocadora ‘Get it on’, y ‘Hot love’, ‘Telegram Sam’, ‘Children of the revolution’, ‘20th Century boy’… Marc Bolan murió cuando su novia, Gloria Jones, estrelló el coche en el que ambos viajaban contra un árbol en septiembre de 1977, ella sufrió graves heridas, él murió en el acto con 29 años.

Otros grupos representativos de aquella época loca y multicolor fueron Slade, que alcanzaron muchísimos éxitos con una propuesta más basta y ruidosa, con las chillonas voces de Noddy Holder (y su peinado), su aspecto esperpéntico, las faltas de ortografía de sus títulos y textos, la caña de sus guitarras y sus contundentes e irresistibles estribillos; así, ‘Coz I love you’, ‘Mama we`re all crasee now’, ‘Cum on feel the noize’… The Sweet aportó temas comoCoco’, ‘Ballroom blitz’ o ‘Fox on the run’. Suzi Quatro era de Estados Unidos, pero fue en aquella Inglaterra donde formó grupo y logró el éxito gracias a piezas como ‘Can the can’ o ’48 crash’; como era chica, adoptó un aspecto andrógino, encajando perfectamente en la esencia glam. Los más elegantes Smokie, que siempre tendrán en el parnaso del rock la deliciosa ‘Living next door to Alice’. Los disparatados Kiss nacieron en aquella época, y desde entonces han seguido manteniendo gran parte de los modos del Glam. Lógicamente la lista es más amplia, pero sólo los mencionados aportaron canciones que perduran (hay otro personaje, un indeseable con iniciales G. G. que no merece ni ser nombrado).
También hubo muchos grupos y solistas que en aquel momento se subieron al carro, como The Queen, Mott The Hopple, Lou Reed, Elton John, Roxy Music o los autodestructivos The New York Dolls, y Alice Cooper, Iggy Pop, Rod Stewart e incluso The Rolling Stones adoptó poses glam cuando correspondía.

Capítulo propio merecen los productores. Tal vez los más exitosos sean Nikky Chinn y Mike Chapman, auténticos fabricantes de números uno tanto como compositores como productores, y así bien puede decirse que fueron los reyes del glam más simple y comercial y quienes estaban detrás de los éxitos de Slade, Suzie Quatro, Smokie, The Sweet… Estos dos tipos siguieron manufacturando discos de ventas millonarias posteriormente, ya que grupos como Bloondie o The Knack y solistas como Pat Benatar o la mismísima Tina Turner se beneficiaron de los conocimientos de Chinn y Chapman, ya fuera a dúo o por separado. Ellos siempre decían que para que tuvieran éxito, las canciones habían de ser simples, directas y fáciles de hacer, pero añadían que conseguir tal cosa era enormemente difícil.

Tony Visconti, productor de los mejores discos de Bowie (y que también se ha encargado de dar forma al que éste publica en 2013), es un tipo capaz de trasladar a la realidad sonora las elucubraciones de artistas y grupos tan complejos y variopintos como el susodicho o como Mar Bolan, The Moody Blues, Paul McCartney, Iggy Pop, Thin Lizzy, The Stranglers y muchísimos otros en una larga carrera que ya dura cuatro décadas y media y ha tocado casi todos los géneros, ritmos y estilos.

El glam rock, en fin, dejó su espíritu divertido y sus ganas de disfrutar de los placeres de la vida, sus poses mundanas y artificiales, sus estribillos simples y sus sentimientos retorcidos, así como una estética y unas formas que se ven hoy en numerosos grupos de todo el mundo.

Y una excelente e ilustrativa colección de canciones.  

CARLOS DEL RIEGO



jueves, 4 de abril de 2013

LAS ÚLTIMAS DICTADURAS COMUNISTAS Varios integrantes del ballet nacional de Cuba han pedido asilo político. La noticia, igual que la de las fanfarronadas del dictador de Corea del Norte, podía haber sido extraída de la prensa de hace 30 años, y viene a ser uno de los últimos estertores del régimen comunista

Idénticos, uniformes, ignorantes, sin posibilidad de salirse de la línea establecida, así viven los norcoreanos bajo la dinastía Kim.
 

Es difícil entender cómo a día de hoy pueden producirse noticias como la que señala que varios integrantes del ballet nacional de Cuba se han escapado de su país aprovechando una gira; actuaban en México y, en el momento previsto, cruzaron la frontera con USA y pidieron asilo político; son siete y son muy jóvenes, todos menores de 25 años. Parece nota del pasado, de cuando términos como guerra fría o telón de acero estaban a diario en boca de todos; sin embargo demuestra que aun hay lugares donde los ciudadanos están encerrados en su país y, por tanto, si quieren salir han de escapar; de todos modos la política castrista a este respecto ha cambiado en los últimos tiempos, aunque vaya usted a saber cómo están las cosas en realidad, en la práctica.

Naciones-prisión apenas quedan en el mundo, nada que ver con los tiempos de la Unión Soviética (el libro ‘Archipiélago Gulag’ de Aleksandr Solzhenitsyn lo explica a la perfección), pero ahí están Cuba o Corea del Norte como vestigios de aquellos tiempos. La isla que gobiernan Fidel y su hermano Raúl desde primeros de 1959 se mantiene desafiante pese al embargo con que Estados Unidos la viene castigando casi desde entonces (muchos dicen bloqueo, como si la VI Flota la rodeara impidiendo entrada y salida; el embargo, teóricamente, prohíbe el comercio entre ambos países pero permite que Cuba compre o venda en otros estados, aunque en la práctica los intercambios con USA son más habituales de lo que se cree). Los Castro llevan en el trono 54 años sin que nunca hayan preguntado al pueblo según las reglas de la democracia; tal vez Fidel Castro Ruz desee llegar a los casi 72 años de reinado de Luis XIV en Francia, o a los 66 de Ramsés II en el antiguo Egipto. En todo caso parece que la intención del dictador es traspasar el cetro a su hermano como quien dona una propiedad.

Lo de Corea del Norte es de aurora boreal. Los Kim llevan en el poder desde que se ‘inventó’ Corea del Norte. Ocupada toda la península por Japón hasta 1945, los soviéticos se ‘quedaron’ con el norte y los aliados con el sur; luego la Guerra de Corea y la separación definitiva: comunismo al norte del paralelo 38, capitalismo al sur. Kim Il Sung se hizo con el poder en 1948 y lo ostentó hasta su muerte en 1994; el trono pasó entonces a su hijo Kim Jon Il, que mantuvo la corona hasta que murió en 2011, momento en que su hijo Kim Jong Un asume el trono del país. Lo que estos dictadores sanguinarios han hecho con la nación y sus habitantes es algo que sólo se sabrá en su totalidad cuando sea derrocada la estirpe y suplida por la democracia (al igual que un día se sabrá lo ocurrido en la Unión Soviética estalinista o en la China de Mao). En total, la dinastía Kim es la propietaria del país desde hace 65 años, y desde entonces se transmite la propiedad de padres a hijos. Sea como sea, este trozo de extremo oriente parece estar ocupado por una secta, con una clase dominante coronada por el líder y un pueblo que vive en la ignorancia y el aislamiento, al margen del mundo y constreñido por la más brutal dictadura, pasando hambre y privaciones y con un ejército hipertrofiado y desafiante.

Por otro lado, no deja de asombrar que muchos que se significan como republicanos furibundos y combativos en las sociedades occidentales se muestren abiertamente partidarios de ambos regímenes, pasando por encima de un pequeño detalle: en realidad los Kim y los Castro viven y actúan como auténticos reyes, y como tales traspasan la propiedad del país a sus descendientes…  
              
Afortunadamente apenas quedan ya dictaduras, ya sean de corte capitalista o comunista, de modo que poco a poco se va imponiendo la democracia, imperfecta y manipulable, corrupta e injusta, pero la peor democracia es mejor que la mejor dictadura. Al menos te puedes marchar cuando quieras sin que te persigan por ello. En fin, son los últimos vestigios de las dictaduras comunistas, los restos de la puesta en práctica de las ideas de Marx, que con cada experiencia se evidencian más disparatadas, puesto que la esencia del comunismo es hacer de las personas seres sin deseos ni inquietudes, individuos carentes de iniciativa y personalidad, sin capacidad de decisión ni opinión, integrantes anónimos y apáticos al servicio de una comunidad-hormiguero con sus obreros, soldados y reina.

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 1 de abril de 2013

MOURINHO, UNA DE LAS PEORES PERSONAS EN LA HISTORIA DEL FÚTBOL ESPAÑOL Desde que llegó no ha dejado de meterse en todos los charcos, buscar enemigos, abrir frentes y fabricar problemas, de forma que así ha conseguido uno de sus principales fines: acaparar atención; y si para lograr ser siempre el único protagonista ha de pisar cabezas, las pisará. Este es Mourinho como persona

El entrenador y el jugador no se dirigen la palabra desde hace meses.

Tiene el entrenador de fútbol José Mourinho una personalidad digna de estudio. En los tres años que lleva en España no ha dejado de ser portada, de protagonizar enfrentamientos verbales y físicos, de mentir descaradamente, de amenazar, de manipular, de utilizar personas y entidades en su propio beneficio…, no le ha importado pasar por encima de quien fuera con tal de alcanzar su objetivo. Ahora ha dado otro paso en su camino a la ruindad al relegar a un jugador tan emblemático y contrastado, tan íntegro como Iker Casillas.

El técnico portugués está acostumbrado a mentir; por ejemplo cuando entresaca y publicita las decisiones arbitrales que le han perjudicado pero silencia las que le benefician, es decir, sólo cuenta una parte de la verdad, la mitad, y cuando sólo se dice la mitad de la verdad se está mintiendo. Además, antes de la elección del Mejor

Entrenador, al no tener claro su triunfo se negó a asistir a la gala aduciendo que tenía que quedarse a trabajar; sin embargo, unos días después de la entrega afirmó que no había acudido porque sabía de manejos para tergiversar la elección…, cosa sorprendente al no conocerse ni el ganador ni cómo se había votado; en todo caso la contradicción, el embuste, es evidente. En realidad, la pataleta de niño malcriado viene a cuento de que la federación internacional ha señalado a otro y no a él como el mejor, y eso es de imposible digestión para el envidioso soberbio.

Son muchas las mentiras contrastadas que ha largado el personaje, la más reciente decir que quitaba a Casillas porque su suplente, Adán (al que usó y manipuló), estaba mejor, pero al poco ficha a otro y sienta a Adán; y ahora, aprovechando una lesión, ha mandado al portero campeón del mundo a la grada, pues ni siquiera lo convoca como suplente ni lo piensa hacer. Sorprende que haya ponderado varias veces el trabajo del portero recién fichado, Diego López, cuando en casi tres temporadas nunca ha dicho una palabra elogiosa de Casillas, de hecho, cuando éste tuvo actuaciones sobresalientes el portugués se limitó a afirmar que ese era su trabajo, que para eso estaba, nada más. La tirria y rencor hacia el futbolista es casi escandalosa: no piensa contar con él en lo que resta de temporada, pues dice que López lo está haciendo muy bien y no hay por qué cambiar…, pero si quien se hubiera perdido varios partidos por lesión fuera Ronaldo, en cuanto estuviera sano volvería a la titularidad por más que quien le hubiera suplido se hinchara a marcar goles. La falsedad de sus argumentos es manifiesta.   

Parodiando sus propias palabras ¿por qué?, ¿por qué esa inquina hacia el futbolista madrileño? Viendo antecedentes todo apunta a los celos, a la imposibilidad de asimilar que haya alguien más querido que él en su entorno, a no soportar que en su propio equipo exista alguno que acumule más cariño que él…, y por supuesto jamás permitirá que cualquier compañero de club acapare mayor protagonismo. Por eso liquidó a Valdano, por eso menospreció a Pedro León hasta que logró su salida del club (hay que recordar que en su momento los periodistas le insistieron sobre éste, lo que significó su ostracismo); alguien dijo algo bueno de Toril y su reacción fue furibunda; Casillas viene siendo admirado desde hace años…, mientras Mourinho esperaba pacientemente su oportunidad.

También se puede recordar el episodio del periodista Antón Meana: el luso y otros cuatro lo encierran en una sala del estadio Bernabéu como si fuera una checa (lugar donde se interrogaba y torturaba en la España republicana) para amedrentarlo; o el de Vilanova: primero le niega a pesar de conocerlo perfectamente al haber trabajado con él, y más tarde le agrede a traición, volviéndose y dando inmediata y cobardemente la espalda a una posible reacción defensiva.

Además, como es sabido, no permite que nadie le contradiga, es decir, más que lealtad él ordena fanatismo, más que compañerismo reclama seguidismo ciego, más que fidelidad exige sectarismo tribal, y no soportará la mínima discrepancia o crítica (Ronaldo o Ramos dijeron una palabra más alta que otra y… ¡al banquillo!) ni que nadie de su entorno se comporte deportiva y elegantemente con un rival. Y así, culpando a los otros, a todos los demás de todo lo malo que le afecta a él y a sus intereses (que coinciden ocasionalmente con los del club), ha conseguido partidarios incondicionales, adeptos absolutos, como demuestra el hecho de que madridistas de toda la vida defienden hoy al personaje incluso por encima del equipo y sus intereses: ha captado fanáticos para la secta Mourinho (el sistema es el favorito de los dictadores) que no dudan en atacar furiosamente a quien se enfrenta o critica a su líder, a su caudillo; y además, los integrantes de la secta justifican cualquier acción del guía y niegan la evidencia, y cuando la acción del káiser es indefendible, buscarán y encontrarán disculpas y porqués. Dicen que los resultados le dan la razón, pero muchos otros antes lograron tanto o más sin usar esos modos. Este tipo quiere convertir el Real Madrid en Corea del Norte con él como Kim Jong Un; afortunadamente hay tantos madridistas sensatos como extremistas ‘mourinhistas’.

Con todo ello se puede trazar un perfil bastante aproximado del personaje y del tipo de persona que es José Mourinho: cobarde y mentiroso, manipulador y soberbio, ególatra y endiosado y, a la vez, carente del pudor necesario para no alabarse y ensalzarse pública y continuamente (no deja pasar oportunidad para destacar sus logros personales, pues siempre antepone sus objetivos a los de la entidad); pero curiosamente se siente perseguido por todos, personas y entidades, aquí y en cualquier lugar.

Es como si este hombre hubiera sufrido alguna carencia afectiva en la infancia y, por eso, ahora no soporta a nadie a su alrededor que sea más querido o acapare más atención, es como si tuviera clavada la frustración de no haber sido una estrella en el césped y, hoy, aprovecha cualquier contingencia para vengarse y descargar su irritación y rencor permanentes con el profesional que recibe elogios…, sobre todo si éste no es de los que le siguen ciegamente.

Obsérvese que José Mourinho goza de una existencia privilegiada: trabajo interesante y nada monótono, protagonismo casi a diario en los medios y reconocimiento mundial, ingresos astronómicos y millones de fans, salud para él y su familia…, y sin embargo da la impresión de estar siempre insatisfecho, de sentirse infeliz y perseguido, parece no estar nunca mínimamente contento y alegre y se muestra como un protestón profesional que quiere pasar por víctima… ¿Por qué?, ¿por qué no es feliz teniendo más que el 99’99% de los mortales? Pues sencillamente porque, por lo que sea, en el fondo no está contento consigo mismo, y por tanto no valora todo lo que tiene y todo lo que la vida le está dando.

Por sus palabras y hechos bien se puede sostener que es de las peores personas que han intervenido en el fútbol español. Y eso que ha habido muchos que han mostrado comportamientos tan indignos y vergonzosos, pero es difícil encontrar alguno que le supere en cantidad.

CARLOS DEL RIEGO