James Brown, un monstruo de la música y un monstruo en su vida personal
Es muy habitual que
la vida de las grandes estrellas de la música rock y géneros afines sea muy
intensa, con abundantes escándalos, excesos y disparates (otros artistas
también, pero menos). Igualmente sucede muchas veces que la persona dotada de
talento muestra, al mismo tiempo, un comportamiento canallesco, ruin y dañino
hacia los que lo rodean. Este es el caso del gran James Brown, gran figura de
la música y cruel persona
En escena resultaba irresistible,
hipnótico a veces, pero en el trato cercano James Brown llegaba a ser
literalmente peligroso. En su descarga podría mencionarse su problema con las
drogas (algo que siempre afecta al pensamiento y al comportamiento), pero no
excusa todo el daño que hizo.
Según los informes
médicos, James Brown nació sin respiración, y gracias a una tía que le hizo las
maniobras necesarias, el bebé comenzó a vivir. Cuando tenía cuatro años su
madre se largó de casa, siendo acogido por su tía Honey, pues su padre estaba
siempre fuera. Ésta no lo trató mal, el problema es que tenía una ‘carhouse’, o
sea, un prostíbulo en el que también se jugaba; y además, para conseguir unos
pavos más destilaba y vendía su propio alcohol ilegal. No parece un ambiente
muy educativo. Eso sí, la tía Honey se ocupó de llevarlo a la iglesia, donde el
pequeño James se encontró con la música.
Lógicamente, como
adolescente sin control, estaba dispuesto a cualquier cosa. Trabajaba unos días
aquí y luego se iba sin más, hurtaba por aquí, robaba por allá…, hasta que a
los quince años lo detuvieron por reventar coches para llevarse lo que hubiera,
por lo que lo condenaron a una pena de ocho a dieciséis años (si hubiera sido
blanco habría sido menos, seguro). El joven James aprovechó la cárcel para
cantar y mejorar sus aptitudes musicales; así, cantaba para los internos de vez
en cuando (le llamaban ‘Music Box’), mientras los funcionarios y el gobernador
de la cárcel observaban. Cuando se presentó la junta de libertad condicional,
el incipiente cantante recibió muy buenas recomendaciones, así que en apenas
tres años estaba en la calle.
Pasó por la trena
varias veces. En septiembre de 1988 estaba en libertad condicional. Empapado en
polvo de ángel (PCP) Brown irrumpió en una convención de agentes de seguros
(podía haber sido de cualquier cosa) con una pistola y una escopeta. Colocao hasta las cejas, el cantante
encañonó a todo el mundo y ordenó que salieran (¿) y luego se largó en su
furgoneta perseguido por la policía. Kilómetros después, dispararon contra las
ruedas y lo detuvieron. Los agentes declararon que antes de iniciarse la
persecución Brown había intentado atropellarlos, mientras que el músico dijo
que sólo quería entregarse a un policía negro, pero que los polis blancos le
habían tiroteado y por eso tuvo que huir. Fue condenado a seis años y medio.
El ‘Padrino del Soul’
se las tuvo con otro gran cantante de rythm & blues, Joe Tex. Los dos había
firmado con el mismo sello (King Records) y como su estilo era similar,
competían por promociones, por los mejores escenarios y ‘shows’, por
lanzamientos y ventas de discos, e incluso hicieron versiones de los mismos
temas; hasta que la competencia profesional se transformó en pura inquina
personal. Tex acusó a Brown de haberle
robado la novia, Bea Ford, y así lo contó en el tema ‘You keep her’ (‘Tú te
quedas con ella’) en el que llama Brown por su nombre. La cosa llegó al máximo
cuando, en un club de Georgia en 1966, Joe Tex se burló de la capa que entonces
llevaba James Brown en escena, imitándole y haciendo como que se enredaba con
ella. Furioso, el malhumorado cantante sacó dos escopetas y abrió fuego contra
todo lo que se moviera, incluyendo Tex; por increíble que parezca no hubo más
que rasguños. Los escoltas y ayudantes de Brown guardaron su huida repartiendo
billetes de cien pavos a los heridos y testigos para que no abrieran la boca. Y
funcionó, pues no se presentaron denuncias.
También se las vio en
las listas con Elvis Presley, pero con el rey siempre mantuvo una relación muy
amistosa, de hecho, Brown consideraba que Elvis era de los pocos que estaban a
su altura. Cuando Presley murió, el ‘soulman’ afirmó que “no sólo soy su fan,
sino su hermano; nunca discutimos sobre quién lo hacía mejor, nos admirábamos y
respetábamos”.
La relación con sus
parejas y esposas fue a veces siniestra y a veces esperpéntica. La deliciosa
Tammi Terrel (que se separó de él en 1963) dijo que la había golpeado muchas
veces, incluso con un martillo, sucesos que concuerdan con muchas otras
acusaciones que sus mujeres hicieron contra él.
A Deirdre Jenkins (su esposa del 70 al 79) la sacudía a diario y la
maltrataba sicológicamente, contó su hija. Cuando estuvo casado con Adrienne
Lois Rodríguez, el sheriff de Aiken, Georgia, recibía casi a diario llamadas de
la mujer denunciando abusos y palizas; está demostrado que, en un arrebato de
furia asesina, Brown se puso a disparar contra un abrigo de Adrienne, y cuando
estaba lleno de agujeros el cantante recargó y tiró contra todo lo que había en
el armario. Entonces él consumía cantidades industriales de PCP, y ella
también, por lo que en aquel matrimonio debió pasar de todo. Por ejemplo,
cuenta uno de los que trabajaba en casa de los Brown que una vez la Rodríguez
le puso a su marido una generosa cantidad de PCP en un helado, y en otra
ocasión apuñaló a una de las amantes de Brown. Adrienne murió en 1996 tras una
fracasada liposucción y la mezcla de medicamente y drogas.
No es muy conocido el
afán que James Brown tenía por imitar a Little Richard. Como James no era
famoso, se hizo pasar por éste varias veces, llegando a cobrar actuaciones como
si fuera Ricardito. En una ocasión empezó un concierto imitando a Richard, pero
el público se dio cuenta y lo entendió como una broma, y nadie se marchó ni
protestó, pues les encantó el show.
Curiosamente, James
Brown cuidaba mucho su aspecto y era muy exigente en escena: sus trajes, capas
y complementos, siempre de colores brillantes, estaban perfectamente planchados
y recolocados. Y lo mismo exigía a sus músicos y coristas; su saxofonista Pee
Wee Ellis declaró: “Todos estábamos amedrentados, temerosos de sus estallidos
de ira por cosas estúpidas; nos multaba y gritaba si los zapatos no brillaban
lo suficiente o si nuestros trajes o uniformes tenían alguna arruga o no nos
caían como él quería”. Sorprende el control que buscaba en escena y el
descontrol que dirigía su vida.
Con quien se deshacía
en cariños James Brown era con su caniche ‘Poojie’. Cuando el animalito murió
(una puerta cayó y le rompió la cabeza) Brown lloró desconsoladamente, organizó
un gran funeral en su casa en Georgia y lo enterró en un ataúd blanco, sin
dejar de llorar ni un momento.
Ni muerto dejó de ser
causa de escándalo. James Brown murió en 2006, desatándose entonces una guerra
por su fortuna entre amantes, esposas, ex y los hijos de todas El caso es que hubo muchas demandas de
paternidad, de manera que su cadáver fue removido hasta en 14 ocasiones. Y
cuando ya estaba embalsamado se pidió una nueva prueba de paternidad, por lo
que le amputaron las piernas para extraer médula y obtener ADN.
James Brown vivió
muchas vidas, en unas fue un genio, en otras un…
CARLOS DEL RIEGO
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