Las discográficas británicas rechazaron una y otra vez el 'Tubular bells' de Mike Oldfield, que luego salió en una compañía nueva y se convirtió en superventas
Todo el mundo comete
errores, grandes errores, y no son pocas las veces en que se dejan pasar
oportunidades claras. En este mundillo del rock & roll se pueden recordar equivocaciones
calamitosas, por ejemplo cuando una discográfica rechazó a los Beatles porque,
dijeron, este tipo de grupos no tienen futuro; como ellos, ¡cuántos fueron
despreciados y luego triunfaron! Y también están los ejecutivos que no supieron
ver el potencial de una canción, la dejaron pasar y, finalmente, se convirtió
en millonaria.
Sí, se han dado casos
en que un grupo o solista nuevo envía su grabación a la disquera pero no
convence a los productores y directivos encargados de recibirla. Ya fuera porque
no iba con las modas del momento, porque sonaba demasiado atrevida, por muy
rompedora o porque el ejecutivo en cuestión tuviera menos visión que un topo,
algunas canciones que luego alcanzaron puestos altos en las listas y ventas
millonarias no llamaron la atención en sus primeras tentativas. Lógicamente,
hubo quien sí supo ver un futuro éxito y aprovechó la oportunidad.
Un claro ejemplo es
el superventas ‘More tan a feeling’ de Boston. El compositor, guitarrista y
líder de la banda Tom Sholz tenía su propio estudio en el sótano, y allí
grababa, arreglaba, mezclaba y trabajaba minuciosamente sus canciones; tan es
así que él siempre quiso que lo que se publicara fuera exactamente lo que él
grababa en su sótano. Cuando ya tenía el mencionado ‘More than…’ y otras que
irían en su primer Lp, envió durante meses las cintas a todas las discográficas
que pudo, pero siempre recibía respuestas como “este grupo no tiene nada que
ofrecer” y similares. Hasta que alguien aceptó la propuesta, y el tema y el Lp
llegaron a lo más alto, permanecieron en listas casi 150 semanas y se vendieron
hasta que salió su siguiente álbum, años después. Cuando los que lo rechazaron
escucharan y reconocieran el tema debieron palidecer de vergüenza. Y eso que el
tema entra de inmediato.
Uno de los títulos
que nunca envejecen es el icónico ‘American pie’ de Don McLean. Este tema fue
acogido de inmediato por su discográfica, claro, pero no así su primer álbum ‘Tapestry’
(sí, como el de Carole King), que fue rechazado y devuelto al artista ¡en 72
ocasiones! Finalmente un novísimo sello, Mediarts, apostó por el joven
cantautor neoyorquino y lo lanzó, logrando un discreto pero meritorio éxito.
Poco después, esa pequeña etiqueta (con un minúsculo catálogo) fue adquirida
por una multinacional, de modo que cuando McLean presentó su segundo Lp con el
mencionado ‘American pie’, los directores aplaudieron con las orejas al que
decidió comprar aquel pequeño sello en el que estaba el germen de un eterno
superventas. Cierto que nadie rechazó nunca el ‘American pie’, pero sí
despreciaron al artista que, un año después, habría hecho rico a quien hubiera
apostado por él.
Un caso paradigmático
de la ceguera de algunos presuntos expertos es el del más que clásico ‘Tubular
Bells’ de Mike Oldfield. El multi-instrumentista realizó una primera grabación
con la sección principal que ya contenía las melodías y no pocas de las
complicaciones de esta singular pieza, una larga ‘suite’ prácticamente
instrumental. En 1971 Oldfield envió la maqueta a la mayoría de las discográficas
de Inglaterra, pero una tras otras todas rechazaron la obra sin
contemplaciones: era muy larga, instrumental, ‘rara’, no iba con la tendencia
del momento…Hasta que se topó con un tipo llamado Richard Branson que había
montado un pequeño estudio de grabación en una casona y que acababa de fundar
Virgin Records; aunque a Branson tampoco le gustó, lo dejó en manos de sus
productores, que vieron posibilidades en aquel extraño proyecto. Un año
tardaron en dar forma al ‘Tubular Bells’ que se conoce, y aunque Branson seguía
sin estar convencido, debió ver algo en una obra tan distinta, y además, su
sello aun no tenía ninguna referencia discográfica, así que se arriesgó, y
acertó de lleno. No sólo subió hasta el número dos en Inglaterra y tres en Usa,
no sólo vendió millones en todo el mundo, no sólo se convirtió en banda sonora
de una película tan emblemática como ‘El Exorcista’, sino que aquello fue el
despegue de la nueva empresa Virgin, que se expandió y diversificó sus
actividades hasta convertirse en una enorme multinacional. Y Richard Branson en
un magnate. Seguro que quienes despreciaron el trabajo de Mike Oldfield lo
mirarán con envidia mientras se dan de cabezazos contra la pared.
‘I love rock & roll’
es el tema con el que Joan Jett alcanzó el éxito millonario en 1981. Sin
embargo, la canción ya había recorrido un largo y tortuoso camino desde que la
lanzó el grupo inglés The Arrows seis años antes; el caso es que al productor
de la discográfica no le gustó y la relegó a la cara B, pero alguien le dijo
que tenía fuerza, que debería ir en el lado A del single. A regañadientes
accedieron los ejecutivos, con la mala suerte de que la prensa se declaró en
huelga, lo que, sumado a la desidia de la disquera, llevó al tema al
ostracismo. Al año siguiente Joan Jett estaba de gira por Inglaterra con sus
The Runaways, vio a The Arrows en la tele, se interesó por ellos y se topó con
el ‘I love r&r’; inmediatamente se lo propuso a sus compañeras y a sus
productores, pero no le hicieron el menor caso; ella, sin embargo, veía un
éxito en esa pieza, así que allí mismo grabó una primera versión. Ya en 1981,
cuando Joan iniciaba su carrera en solitario, tituló así su primer Lp y colocó
el tema como inicio del mismo. Resultado: número uno en medio mundo, millones
de discos vendidos, título emblemático del rock americano…, justo lo que dejaron pasar unos cuantos ‘cerebritos’.
Tom Petty ya era una
estrella cuando en 1989 inició su carrera en solitario, sin los Heartbreakers.
Su primer Lp fue ‘Full Moon fever’, pero su sello, MCA, rechazó el álbum
diciéndole a Petty ¡que no contenía ningún tema con visos de convertirse en
éxito! Desengañado, se dedicó al prometedor proyecto Travelling Wilburys junto
a tipos tan diversos como Jeff Lynne,
George Harrison, Roy Orbison y Bob Dylan. En estas, la discográfica MCA cambió
la dirección y entraron nuevos directivos, productores y ejecutivos, los cuales
escucharon el disco de Petty y les pareció sensacional, así que no le hicieron
el menor retoque y lo lanzaron tal cual estaba. Como es sabido, fue el disco de
Tom Petty de mayor éxito: cinco singles millonarios (incluyendo las
maravillosas ‘Free falling’ y ‘I wan´t back down’) y más de cinco millones de
álbumes vendidos sólo en Usa. Los que incomprensiblemente echaron para atrás canciones
como las mencionadas debían estar sordos. O dementes.
CARLOS DEL RIEGO
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