Asombra que los líderes mundiales se postren ante una chica sin conocimiento ni experiencia como si se tratara del máximo experto mundial en medioambiente |
La adolescente sueca con expresión avinagrada, Vina-Greta, llega a Madrid como la estrella, como la cabeza de cartel del festival-cumbre del clima. También actuarán otras grandes figuras internacionales: jefes de estado, ministros y representantes de un buen número de gobiernos (incluyendo el Vaticano), expertos y especialistas en todo lo relacionado con el asunto, el Secretario de la ONU…Un festival de los grandes encabezado por la máxima atracción mundial del momento
Cierto que faltan
algunos primeros espadas, pero el cartel ha congregado a una buena
representación política, económica, social, medioambiental, oenegés…, Todos
ellos (la mayoría verdaderamente poderosos) vienen como hechizados por el
flautista de Hamelín, detrás de una joven con cierta discapacidad mental que,
por otro lado, carece de un conocimiento profundo acerca de Climatología y
materias afines, o sea, carece de la mínima autoridad científica para aportar
algo verdaderamente fiable y valioso al problema que se trata; además, tampoco
se sabe que se haya pasado días enteros recogiendo basura de una playa,
retirando plásticos del mar o limpiando bosques, o sea, tampoco tiene autoridad
moral; y, dicho sea de paso, llega contaminando como el que más en su viaje
(lanchas de apoyo, helicóptero, tren diesel…). En otras palabras, la aportación
de la adolescente sueca a la solución de la cuestión no va más allá de lo
estrictamente emocional; casi igual que el mamotreto de Al Gore, que no
contribuyó en nada y consiguió el premio Nobel…, que es, casi seguro, uno de
los objetivos de Vina-Greta. Y de sus padres, que son quienes realmente mueven
los hilos y los culpables de lo que pasará con la chica.
Esos padres (expertos
en todo lo relacionado con el escenario y el show-biz) son como los que
obsesionan, obligan y esclavizan a sus hijos e hijas con los concursos de
belleza, con los castings para cualquier espectáculo e incluso, como tantas
veces ha pasado, con trabajos de adulto que persiguen objetivos de adulto. Así
se roba la infancia a un niño. De este modo sus padres le han robado la
infancia a la niña de mirada torva y amenazante. La llevan de un sitio a otro
haciéndole creer que es algo así como la elegida, la nueva mesías, la salvadora
del planeta, pero en realidad tiene más que ver con un fenómeno de feria. Lo
malo es que eso de impedir que un niño o un adolescente viva como niño o
adolescente trae, casi irremediablemente, perversas e indeseables
consecuencias. No hay más que recordar otros niños convertidos en profesionales
de éxito y obligados por sus padres a trabajar como profesionales. Así, el
padre de Mozart llevó al niño Wolfgang por toda Europa exhibiendo su (esta vez
sí) enorme talento. Al igual que Joe Jackson, el padre del niño Michael que
debería haber pasado su infancia en clase y jugando con sus amigos, pero se la
pasó en el estudio de grabación, haciendo una y otra y cincuenta tomas de esta
melodía, ensayando pasos de baile, pasándose horas y más horas haciendo
promoción de ciudad en ciudad… Ambos se vieron obligados a trabajar como
adultos siendo niños, y ambos fueron profundamente infelices y murieron muy
pronto. Algo parecido sucedió con otros niños que trabajaron como adultos: Judy
Garland comenzó con 3 años y antes de cumplir 18 ya era drogadicta, bebía hasta
desmayarse, perseguía a todo lo que llevara pantalones, padeció varias crisis
nerviosas y más de un intento de suicidio, y murió de sobredosis con 47 años; Macaulai
Culkin debutó con gran éxito con 5 años (‘Solo en casa’) y antes de los 20 ya
había sido drogadicto, pasado por varias clínicas de desintoxicación, ingresado
en la cárcel, casado y divorciado…
Ese es, generalmente,
el destino de los niños que triunfan y trabajan como adultos; y aunque en esta
ocasión se trate de una adolescente, las consecuencias serán similares (sobre
todo teniendo en cuenta su discapacidad). Si además de la explotación a que sus
padres la están sometiendo se tiene en cuenta que sus ‘esfuerzos’ van a tener
escasos o nulos resultados (y en todo caso estos serán a muy largo plazo) es
fácil deducir que la frustración y desesperación terminarán por apoderarse de
la infeliz y manipulada niña-Greta con, seguro, desagradables resultados. Ojalá
no sea así, pero todo indica que pronto será juguete roto.
Y dicho sea de paso,
¿no hay problemas más acuciantes a los que dedicar tanto tiempo, energía,
ilusión, dinero y esfuerzo?, ¿no hay niños que va a morir mañana de
desnutrición?, ¿no hay niñas de diez o doce años que mañana van a ser obligadas
a casarse con tiparracos de cincuenta? La vida de unos y otras corre peligro
inminente, mucho más que el que corren los hijos de los que se rasgan las
vestiduras por los vertidos en tierra, mar y aire y que, además, predican lo
contrario de lo que practican.
Por último, se dice
que los padres de la infeliz Vina-Greta están adiestrando a la hermana pequeña
para convertirla en la próxima abanderada del feminismo mundial, y ello a pesar
de que los trastornos que aquejan a Beata (que así se llama) son más serios que
los de la actual lideresa del ecologismo mundial.
CARLOS DEL RIEGO
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