domingo, 24 de marzo de 2019

GRANDES ÉXITOS DEL ROCK CUYOS AUTORES Y VERSIONES ORIGINALES SON (CASI) DESCONOCIDOS


La primera versión del 'Twist & shout' la produjo un joven Phil Spector, pero a su autor no le gustó lo que hizo, así que se la dio a los Isley Brothers, que la hicieron tal y como luego The Beatles la populariza.

Ha ocurrido muchas veces. Alguien escribe una canción, la graba, la publica y no pasa nada, nadie se entera. Tiempo después otro toma la canción, le hace un par o un par de docenas de arreglos y, ¡enorme éxito! Lo que parece injusto es  que, a pesar de la difusión del tema y de que todo el mundo la conozca y tararee, nadie sepa a quién se le ocurrió o quién le dio forma antes. Es decir, quien tiene casi todo el mérito no consigue el mínimo reconocimiento.

La propiedad intelectual es algo muy preciado, a veces discutido y muchas otras ‘birlado’. En el caso del rock & roll, como en tantos otros, bien puede aplicarse lo de ‘el que esté libre de pecado…’. Sea como sea, hay casos en que, aun con el autor debidamente acreditado, los focos y la fama nunca se detienen en él, sino que sólo se fijan en el que tomó la idea y la adecuó a los gustos del momento. Hay abundantes muestras de grandes éxitos cuyos compositores y primeros intérpretes permanecen en una inmerecida oscuridad: y eso sin contar las muchas piezas célebres calificadas como ‘tradicional’ y, por tanto, de autor incierto, ni tampoco los no pocos blues y rythm & blues recuperados y reciclados.

Una de las canciones de éxito cuyo autor está en el olvido más injusto es el clásico ‘Jet Airliner’ de Steve Miller Band. La escribió un perfecto desconocido, Paul Pena, quien la grabó en 1973 pero no la publicó (hasta el año 2000); el productor se la mostró a Steve Miller, quien reescribió parte del texto, le añadió un par de riffs de guitarra y, en fin, la elevó al top 10 de Usa en 1977. Paul Pena era estadounidense de ascendencia caboverdiana; compositor, cantante y guitarrista de gran talento para el funk, el jazz, el blues, el flamenco (sí, sí), el rock & roll…, y se quedó ciego con 20 años, y padecía diabetes y cáncer de páncreas… Murió en 2005 y, dicen, vivió toda su vida de los derechos de autor de aquel ‘Jet Airliner’. Cuando suene ésta, justo sería acordarse de Paul Pena.

Ram Jam es uno de esos grupos que solo vieron el éxito una vez, una y nada más, en 1975 con el tema ‘Black Betty’, poderosa canción con guitarra explosiva, cambios vertiginosos y un riff perfecto para el ‘air guitar’ (tocar una invisible guitarra). Pero no es original, sino que la firma un bluesman legendario, Leadbelly (1888-1949), cuya versión puede escucharse en Youtube. Músico prodigioso, compositor brillante, innovador, mujeriego, pendenciero, presidiario, artista famoso y siempre pobre. Luego, cuando irrumpe el rock & roll se convierte en gran referencia, e incluso algunos de sus títulos le hubieran garantizado pingües ingresos…, de haber estado vivo; baste recordar dos, el irresistible y carcelario ‘Midnight special’ y el ‘Black Betty, que a veces se acredita como tradicional, pero cuya primera forma y estructura es suya, y así aparece en su grabación de 1939.

¿Quién no ha escuchado infinidad de veces el ‘Video killed the radio star’?, pero ¿quién ha escuchado alguna vez la versión original de Bruce Woolley? Sí, la de los Buggles se convirtió en éxito mundial, pero su sonido parece atrapado en su época y, en fin, siempre resultó un tanto facilona, simplona, comercial hasta el extremo. Sus autores son Trevor Horn, Geoff Downes y Bruce Wolley, pero antes de grabarla se tiraron los trastos. Woolley la grabó y la lanzó antes (por tanto ha de considerarse como la original), y luego llegó y logró el éxito la de Buggles. Cuando se escucha una y otra las diferencias son abismales. Una es techno blando, chicle, estándar, la otra es pop-rock enérgico y apasionado con potente guitarra y excelentes teclados (de Thomas Dolby). Imprescindible conocer la versión de Bruce Woolley.

Uno de los primeros temas que nunca faltaban en los primeros conciertos de Beatles es el ‘Twist & shout’ que, como es sabido, no era de su cosecha. Resulta curioso que haya quien piense que el original es el que hicieron los Isley Brothers en 1962 y que Beatles grabaron el año siguiente. Sin embargo, la primera versión la hicieron los desconocidos Top Notes. Estos la publicaron en 1961 con la producción de un primerizo Phil Spector; el compositor, Bert Berns (autor de otros muchos títulos legendarios),  detestaba lo que había hecho Spector, por lo que a la primera oportunidad hizo que la grabaran otros, los Isley Brothers, con la forma que hoy todo el mundo tiene en mente.

No poca controversia hubo con el gran éxito del soul ‘Killing me softly with his song’, que Roberta Flack llevó al número uno en 1973. Sus autores, Fox y Gimbel, trabajaban con una nueva voz del folk, Lori Lieberman, y para ella escribieron el tema, que se editó en 1971 con un melancólico tono folk y sin que hubiera mayor repercusión. Luego, Lori dijo que ella había tenido la idea del título y del contenido, pues se había inspirado en una actuación de Don McLean; sin embargo, el letrista, Gimbel, afirma que a ella sólo se le ocurrió tal cosa después de haberla grabado, y que eso de ‘suavemente me mata con su canción’ había derivado de ‘suavemente me mata con su blues’, que él tenía en una libreta donde anotaba frases, ideas, temas. Nadie se acuerda de la versión original, pero merece la pena escucharla aunque sea por simple curiosidad.

También hay algunos casos en que canciones de gran pegada comercial no se terminan de asociar a su autor a pesar de que éste sea un artista de fama mundial. Por ejemplo, el ‘Manic Monday’ (1986) que tanto dio a las chicas de Bangles fue una creación de Prince (a veces aparece con uno de sus seudónimos, Christopher); al parecer éste la escribió pensando en el grupo Apollonia 6 (Apollonia Kotero era su deslumbrante pareja) hacia 1983, pero se la dio a las californianas con el resultado conocido. Otra difícil de asociar a su autor es el pegadizo ‘I am a believer’ que llevó a The Monkeys al número uno en 1966; aunque los más iniciados ya lo sabrán, la gran mayoría de los que tararean su estribillo desconocen que su autor es el prolífico Neil Diamond, un tipo con una prodigiosa capacidad creativa.

Esta apenas es una pequeña muestra de una lista que podría alargarse y alargarse.

CARLOS DEL RIEGO

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